Por Mario Rubén Velázquez, ruben.velazquez@gruponacion.com.py

El año que termina fue uno de los peores de la historia que recordamos. Una “pandemia” se instaló en el ADN humano y contaminó al globo. Paraguay no fue la excepción. La cuarentena causó estragos, no solo en la economía familiar y en la sociedad toda, sino en la moral y psiquis de la gente, bombardeada por los medios masivos sin contemplación ni pausa. Por eso optamos contar otra cosa que salga de ese monotema y de la paranoia instalada. Y el 17 de mayo publicamos la primera entrega de la serie #historiadelrockparaguayo, que cierra hoy su edición 2020. Pasaron 27 publicaciones de bandas de rock contadas por sus protagonistas y por testigos de una era que plantó raíces y que recién ahora rinde sus frutos. Sin aquellos polvos, hoy no tendríamos estos lodos. Y aún queda mucho que contar.

Hay tres cosas que dejaron, para quien escribe estas líneas, las investigaciones, entrevistas y reportajes sobre el rock paraguayo: 1) Siempre habrá negadores de la existencia de esta otra forma de ver las cosas y “cuestionadores profesionales” de todo lo que se haga, mientras se haga algo; 2) No todos los protagonistas del rock paraguayo quieren contar sus historias. Sigue existiendo -con o sin causas justificadas- un enorme prejuicio en torno al relato oral y escrito de cualquier tipo de memoria viva; 3) Salvo honrosas excepciones, los medios tradicionales de “comunicación” (radio, televisión, medios impresos o digitales) ignoraron olímpicamente dar a conocer lo que hacen las bandas de rock paraguayo. Tanto es así que varios de los grupos, cuyas historias publicamos, no eran siquiera conocidos por la nueva generación de rockeros paraguayos. Y, como relata el adagio: nadie ama lo que no conoce.

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En el 2020 terminamos -con esta entrega- la primera parte de los relatos de la serie Historia del Rock Paraguayo, con 27 entregas. Todavía queda mucho por contar. Tratamos de que sus propios protagonistas nos relaten sus historias, pero no siempre lo logramos. Entonces, recurrimos a los testigos de aquellos tiempos de censura, miedo y garrote en que se forjó, a fuego lento y tijerazos, la horma de hierro del rock nacional. Aquí, un breve resumen de lo que contamos en aquellas entregas.

La #historiadelrockparaguayo empezó con la irrupción de la banda Los Rebeldes en la segunda mitad de los años 60, lo que determinó el nacimiento del rock nacional, “no tanto porque ellos hayan aportado temas originales, sino por su forma de tocar, las canciones que elegían para su repertorio y el show que montaban en escenario”, cuenta Mario Ferreiro, uno de los periodistas que más conocen de la historia del rock nacional.

Sin embargo, hay otros antecedentes -aclara- como la Big-Boys Serenaders, que tuvo un gran éxito con un tema propio: “Banco de Colegio”, de aceptable difusión local, o grupos de colegios secundarios como los Toppers (con alumnos del Inter y del Goethe) o los Hobbies (formados inicialmente con alumnos del colegio alemán).

En “Los Rebeldes salen del encierro y la censura” contamos la historia del grupo que fue conformado a finales de 1960. El incipiente rock no escapaba de esta lógica. Y algunos grupos se cansaron de esperar y buscaron salir de encierro. Los Rebeldes, IODI y Los Blue Caps ya sonaban en algunas radios y los cambios de aire no se hicieron esperar: salieron para Buenos Aires o Río de Janeiro. Pero en el ambiente subterráneo, el rock urbano, ese que se viste de cuero y metal, era apenas para unos pocos elegidos que la peleaban codo a codo. Los 70 traerían el sueño de existir.

PREHISTORIA

“Ya en los 70, Alcy Rock (Alcides Alfonso Parodi), Cacho Rock Sanabria y Chester Swann fueron pioneros, al igual que Roberto Thompson, Toti Morel, Chacho Ibarrola, Justy y Chiqui Velázquez, Jorge Cáceres, Richard Albospino, Nico Espinosa y tantos otros”, dice Ferreiro, quien participó del proceso evolutivo de Pro Rock Ensamble, Faro Callejero, RH+ Positivo, Cash al Contado, Rolando Chaparro, Síntesis, Krhizya, Willy Suchard, etc. “Yo a esta generación de músicos los admiro y considero que fueron excelentes”.

En “Los primeros rebeldes de pelo largo” contamos las memorias de Alcy Rock, músico, productor, arreglador e historiador del rock paraguayo. En su búnker-estudio, Alcy atesora cassettes, CD y cintas magnetofónicas únicas en sus gavetas de madera y metal, a la espera de digitalizarlos y promover su publicación. “Acá está la historia de más de 50 años de rock que me tocó producir y grabar con casi 70 grupos”, afirma orgulloso.

MÚSICA PARA LOS PERROS. La banda Pro Rock Ensamble con Antonio Jara (voz), Saúl Gaona (2da. guitarra), Justy Velázquez (bajo), Roberto Thompson (1ra. guitarra) y Toti Morel (batería), tocan en 1980.

Luego vino Pro Rock Ensamble, la primera banda en grabar un disco en español, aún cuando el rock paraguayo era underground, en la década del 80. Las pocas radios que pasaban rock en los años 70 y 80 solo lo hacían con los vinilos que llegaban de Estados Unidos o Gran Bretaña, y casi no daban espacio al cantado en español. “La gente odiaba este estilo”, cuenta Saúl Gaona, ex Pro Rock Ensamble.

Antes, en 1969, los hermanos Jörn y Kirk Wenger conformaron un dueto que se convirtió en IODI después de firmar un contrato con EMI Odeon Argentina. El dúo -que se multiplicó con sintetizadores y consolas- ya había publicado en un disco de acetato, editado en 1968 en Nueva York, su primer tema: “Little Butterfly” (pequeña mariposa).

HERENCIA DEL JAZZ

Luego contamos una verdad de la que no se habla mucho: la de que los maestros del jazz le dieron los tonos al rock nacional. “El rock, tal como se lo conoce hoy, tuvo su origen en la fusión de la música negra, mucho antes de que entre 1954 y 1960, Bill Haley, Chuck Berry o Little Richard hayan ensayado ese rock and roll bailable como si hubiese surgido de la nada. En Paraguay, esta música llegó a través de los músicos de jazz y de las bandas que surgieron y se multiplicaron a partir de los 40. El rock estuvo siempre influenciado por el jazz: los rockeros bebieron de las aguas de aquellos maestros.

EL OTRO ROCK NACIONAL

En esta serie relatamos igualmente “el otro rock nacional”, la historia de Alberto Rodas, el cantautor insumiso que hizo de su propia vida una metáfora de la rebeldía. Alberto es autor de casi un centenar de temas, entre los que se cuentan verdaderas joyas de la poesía y la lírica: “Pequeño Adrián”, dedicado al hijo de “una mujer sin voz” que parió en el Buen Pastor, y “¿Dónde están?”, el himno sobre los desaparecidos bajo la dictadura cuyo huesos sembrados en la tierra “ya son estrellas, porque en la noche hacen latir la luz del pueblo”.

El otro rock nacional: la canción rebelde y libertaria nos llevó a editar las historias de los grupos del Nuevo Cancionero Paraguayo (NCP), desde Maneco Galeano y Sembrador, a Vocal Dos, Ñamandú, Carlos Noguera, autor de “Canto de esperanza”, y de la importancia de los Festivales Mandu’arã en la era de la represión y el miedo. “Reivindicábamos la libertad, fraternidad, esperanza y tolerancia”, dice el músico y docente José Antonio Galeano.

METAL GUARANÍ

En cuanto a las bandas metaleras, publicamos Rawhide trajo el riff satánico del thrash metal. “Corría 1984 cuando la banda Nash apareció con sus covers metaleros que despertaban a pendejos con granos en la cara y asustaba a una sociedad pacata que temía por la llegada del diablo a sus almas. Era el acabose: el fin del mundo estaba cerca. Y unos meses después aparece Rawhide en escena, desde el rincón menos esperado: un colegio chuchi de apellido alemán”.

RAWHIDE. Felipe Vallejos, Emilio Paredes, Santi Bernal y Jerry Gröehn tocan el 29 de diciembre del 2006 en el Festival Asunción Mosh II.

Otra de las publicaciones que se llenaron de historias no conocidas fue la de Batallón de thrash metal, letras rebeldes y pólvora luqueña. El integrado por Marcos “Cucho” González (guitarra), Nestor “Necho” Ferreira (bajo), Domingo “Mimpe” Pérez (guitarra) y Walter “Warrior” Barrios (batería) nació en la “república de Luque” en una calle extraña y en un bar llamado Pasatiempo. Pero, ¿quiénes son estos tipos que mezclan frases poéticas de Elvio Romero con relatos de Julio Correa, Ortiz Guerrero y Emiliano R.?. “Mimpe”, el “jefe” del Batallón, responde con los aportes de sus comandos.

HEREDEROS

No olvidamos a las Voces, guitarras y grupos femeninos en el rock nacional, desde el “setentoso” California Superstar de Catunga hasta Tribu Sonica o Evas de Belén Pinto. “El nuevo siglo trajo a grupos y solistas del rock, blues, pop y metal, los estilos más destacados en cuanto a participación femenina se refiere. Hoy -por fin-reaparecen nuevas referentes para ponerle cuernos, riff y glam a la versión aburrida del encierro por decreto”.

Y la penúltima entrega de este año le tocó a Un disparo de Revolber en el corazón del rock. La banda fundada, conformada y desarmada por Juanpa Ramírez (bajo y voces) y Patrick Altamirano (vocalista y frontman) de Revolber apareció en 1999 y se divorció en el 2019. El grupo fue uno los más importantes del rock alternativo nacional en los últimos 20 años.

Cerramos esta primera parte de la #historiadelrockparaguayo con Flou: baladas metaleras que sangran las heridas. Este grupo de rock alternativo paraguayo lleva publicando discos, cortes y videos en todas las plataformas existentes: nuevos temas, grabaciones y videos, a pesar de la interminable cuarentena instalada por Mazzoleni y sus muchachos. La banda quiso festejar sus 20 años en el 2020 con conciertos, grabaciones y homenajes, pero el miedo al virus no lo permitió.

RELATOS DE LA ROCKA

En las publicaciones de la serie de 27 entregas aparecieron, igualmente, “Willy Chávez, el heredero de ‘Goyo’ Thompson”; “Corrosión y la nación headbanger”; “Nash, la primera banda nacional de heavy metal”; “Los 80: las orquestas caen y suben las bandas de rock”; “Trío Gladys, el folk-rock paraguayo sonaba fuerte”; “Cachito Verdecchia aún suena en el más allá”; “Rolo Chaparro con Síntesis y Krhizya”.

Sigue con “La sangre hirvió con RH+ y su reggae-rock”; “Faro Callejero le sacó el brillo al pop-rock local”; “El museo rodante del rock paraguayo”; “Chester Swann: letras insolentes del rock”; “Swann y Thompson: letras insolentes y acordes que dejaron huellas” (homenaje a Chester y Roberto). “Mujeres al borde de un ataque de riff”; “Los Búfalos graban medio siglo de vida en el rock”; “Willy Suchar, el kamikaze de los discos”, entre otros. Esta serie seguirá contando historias del rock en el 2021.

ROBERTO THOMPSON. El “Goyo”, en un homenaje de Nico Espinosa.
ALCY ROCK. Alcides Alfonso Parodi (70), uno de los sobrevivientes legendarios de la generación de rockeros de los 60.

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