• Por Josías Enciso Romero

Euclides Acevedo maneja la política desde la teoría y la práctica. Desde la academia y la calle. La oratoria es su magistral herramienta. La nutrió de conocimientos, ironía, rapidez mental y sabiduría popular. Excava con insistencia en las raíces más profundas del teko Paraguay. Desde el maestro León Cadogan hasta el pa’i Saro Vera. Con parada obligatoria en el rancho de “Chivé” Mendieta, donde compartía con Helio Vera no solamente el locro mbohái del sarcasmo, sino también la militancia dentro del Partido Revolucionario Febrerista. Así que, improvisado no es. Por tanto, curtido como está con cárceles y exilios, es muy difícil que le corran con la vaina. Suele asumir como suyos los versos del perseguido Martín Fierro: “Yo soy toro en mi rodeo/y torazo en rodeo ajeno/ siempre me tuve por güeno/y si me quieren probar/salgan otros a cantar/y veremos quién es menos”.

Ya lo dijo un compañero de columnas (las de este diario, no las de la Ande): Algunos de sus adversarios, especialmente los de la Concertación Nacional opositora, están intentando afanosamente silenciar el canto del “Gallo Paloma” antes de que empiecen los debates. No le veo, sinceramente, al pobre de Efraín Alegre -quien, en un programa del domingo, sin dudar afirmó que la “ciudadanía puede estar seguro” (sic)- enfrentado en una esgrima verbal con el candidato de La Nueva República. Será para alquilar buzones, como dijo aquel correlí según la prodigiosa memoria de don Cecilio, mi vecino (cascarrabias y todo, yo le quiero mucho). Con Santiago Peña, quien también posee una buena construcción dialéctica, la cosa va a estar más pareja. Entre Santiago y Euclides, aclaro. En un cómodo rincón de intrascendencias quedará relegado Efraín, con un discurso rayado y gastado. No estoy prejuzgando, solo juzgando lo que vemos y oímos a diario. Obviamente, en los días de debates, Alegre podría ser beneficiado con el milagro que alcanzó a Zacarías, el marido de Elisabeth, padres de Juan el Bautista. Podría ser.

Con plañidera devoción se están rasgando las vestiduras las figuras principales de la Concertación y sus satélites voceros: las cadenas mediáticas de Natalia Zuccolillo y Antonio J. Vierci, y sus periodistas con ínfulas de estrellas de Hollywood. O, mínimo, del Nollywood nigeriano. O el Bollywood hindi. Lo de Bolly nada tiene que ver con “bolas”. Hacemos la precisión para lo que hubiera lugar. Pero volvamos al principio: Quienes hoy, a toda costa, quieren que Euclides descabalgue y se una a Efraín Alegre, ofreciendo una incondicional rendición, es porque nunca le tomaron en serio. En mayo del año pasado ya andaba anunciando que el 30 de abril del 2023 “tres van a ser los candidatos: Efraín Alegre, es seguro, un colorado que surgirá de las internas de diciembre y yo”. Raramente, varios ya lo hicieron notar con anterioridad, ignoró olímpicamente a la entonces precandidata del Frente Guasu, Esperanza Martínez. Quien, posteriormente, optó por pugnar nuevamente para ocupar un escaño en la Cámara de Senadores. No sabemos qué cantidad de seguidores tiene el “Gallo”, pero va cumpliendo su promesa. Promesa que nadie quería escuchar, repito, y que hoy altera el gallinero de la Concertación y sus brazos políticos mediáticos.

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Y si algo estaba esperando Euclides es que le mojen la oreja o le abofeteen con el guante. Le llevaron hacia su esquina preferida. Su rincón de golpes con definición de nocaut. En términos más populares diríamos “a su juego le llamaron”. Evidentemente, una equivocada estrategia. Sin necesidad de pensar mucho, porque el ingenio le brota espontáneamente, lanzó su primer derechazo: “A mí no me van a llevar del hocico como a un toro de galpón hacia un destino que a mí no me gusta y no me convence y tampoco voy a tolerar que me toquen la oreja. Entonces voy a reaccionar porque tengo el derecho a defenderme; no seré vasallo de nadie”. A nuestro diario le critican los medios de la competencia y los fantasmas de la Concertación en las redes sociales de que le damos excesivo espacio a Euclides Acevedo. Lo que nadie dice es que las cadenas aliadas, primero del presidente Mario Abdo Benítez, y ahora de Efraín Alegre, no le conceden unas líneas. No dejan que saque ni la nariz para respirar. Quieren sofocarlo. Dejarle sin aire. Entonces, el experto conocedor de este tipo de guerras, vuelve a las artesanales gacetillas que, de alguna manera, están llegando al electorado. Y si hace falta, señalan en su entorno, imprimirán volantes callejeros. “Evidentemente -dice una de ellas-, buscan desgastarnos y demolernos, les quebrantamos demasiado por lo visto a cierta gente”. Y embiste como toro sin argollas en el hocico: “El pensamiento democrático no se construye con la calumnia, con la difamación y la descalificación. Dicen atacar a la mafia, pero utilizan su hábito, como el chantaje, para joderle al adversario. Yo no le voy a sacar votos a nadie, voy a tenerlos por la vía de la persuasión, la convicción. Soy diferente, tolerante, pero no estúpido”. Y eso que apenas está movilizando los músculos de la lengua.

El golpetazo vapuleador dejó para el final: “Y otro más atorrante y más pelotudo dice: ‘Kóa ndorekói mba’evete’, y si no tengo nada, por qué tanto le quebranto”. Aquí, como en ningún otro lugar, cabe la expresión común: “A Euclides no le estiren de la lengua”. Será de primera fila observar esa mixtura entre el “Gallo” y el “toro sin argolla en el hocico”. Se vienen tres meses de pura diversión. Que, por supuesto, no verán la luz en los medios aliados de la Concertación.

“Se están rasgando las vestiduras las figuras principales de la Concertación y sus satélites voceros: las cadenas mediáticas de Natalia Zuccolillo y Antonio J. Vierci”.

Lo que nadie dice es que las cadenas aliadas, primero del presidente Mario Abdo Benítez, y ahora de Efraín Alegre, no le conceden unas líneas a Euclides.

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