El fin de semana, la candidata a vicepresidente de la República estuvo haciendo campaña en la ciudad de Encarnación. Más allá del hecho cada vez más frecuente de hacer campaña por su cuenta, lo cual debería de ser una llamada de atención, vayamos a lo que tiene que ver con la supuesta propuesta lanzada por la número dos de la Concertación efrainista.

Se trata de la candidata que tenía como una de sus principales misiones aportarle a la chapa presidencial cierta frescura y aire de renovación ante la enormemente desgastada imagen de Efraín Alegre. Además, si vamos a los estratos geográficos, debía sumarle penetración en el esquivo segmento de voto urbano, metropolitano y, en lo que hace a la franja etaria y las clases sociales, poner énfasis en los menores de 30 y atraer a la clase media alta y alta.

Esto, hablando políticamente, fueron algunas de las consideraciones que se tuvieron en cuenta para que sea la ungida por Efraín y su primer anillo. Además de las promesas de importantes aportantes de campaña que vendrían con ella. Todo eso pesó y tuvo como consecuencia que el 90% del músculo político del Frente Guasú salga y haga rancho aparte, dando su endoso a Euclides Acevedo.

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La propuesta, y utilizamos el concepto para mantener cierto decoro, tiene que ver con instalar oficinas de la Vicepresidencia de la República en todos los distritos del país. “El Paraguay no termina en Calle Última y queremos una vicepresidencia más cercana a la gente”, fueron los escuálidos argumentos discursivos para semejante planteamiento.

Si el aumento de la estructura del Estado en cuestiones que no son para nada necesarias es la respuesta que se tiene en la Concertación al respecto de generar empleo, es definitivamente un disparo en el pie contra todas las expectativas que el propio equipo de Efraín tenía sobre los aportes que haría su dupla y por lo que nos dicen algunas fuentes, no es la primera y al parecer no será la última.

Si la Concertación efrainista cree que con más burocracia, más gasto en salarios, alimentando cada vez más al ya de por sí pantagruélico Estado paraguayo, podrá solucionar el reclamo de la ciudadanía que por el contrario exige un Estado más ágil, que actúe con eficiencia, estamos ante todo lo contrario a lo que podría ser considerado el tan cacareado “modelo de cambio”.

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Esto puede ser muchas cosas, muchísimas, pero no es definitivamente un cambio que los paraguayos reclamamos. Si la señora que tenía que aportarle modernidad a la chapa sigue optando por lo presencial y lo físico, es que nadie le dijo lo que espera de ella el electorado.

Por último, otro de los motivos por los cuales Efraín y Antonio Solá pusieron la espada consagratoria sobre sus hombros, es que era alguien que en el hipotético caso de al fin alzarse con la victoria, no conspiraría a Efraín desde el día uno. Al parecer, si nos basamos en las propuestas de la candidata, la conspiración contra Alegre no solo empezó, sino que se intensifica en la medida que se siente lo inevitable: la tercera y definitiva derrota de Efraín Alegre.

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