Durante la homilía en el marco del séptimo día del novenario a la Virgen de Caacupé se abordó como tema central “Los laicos comprometidos a vivir la mise­ricordia con los más vulnera­bles”, la reflexión del actual vicario del Pilcomayo, el padre Miguel Fritz, se centró en los pueblos nativos del Paraguay y la precaria situación en la que viven en la actualidad.

De la misa participaron representantes nativos de diferentes comunidades indígenas del país, conme­morando así los 35 años en que estas comunidades acu­den durante el novenario de la Virgen de Caacupé en representación de más de 120.000 nativos que habi­tan suelo guaraní y que en muchos casos no pueden lle­gar hasta la basílica.

El sacerdote destacó que los indígenas son parte impor­tante del grupo de personas que se encuentran en estado de vulnerabilidad. “Den­tro del tema de hoy está la defensa de los pueblos origi­narios y escucha del clamor de los pobres excluidos y des­cartados, nos habla entonces de los más vulnerables, y son muchos en los que podemos pensar”, manifestó.

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El vicario del Pilcomayo hizo fuerte énfasis en las denomi­nadas tres T del sumo pon­tífice, el papa Francisco, que consisten en techo, tie­rra y trabajo, y de las cuales las comunidades indígenas carecen, recordando ade­más que son los pueblos ori­ginarios los que han perdido sus bosques y tierras donde habitaban a raíz del auge de la producción de soja y la alta demanda de bosques para la tala y comercialización de árboles.

“Dónde queda el compromiso del Estado de asegurar tierras para los indígenas como reza nuestra Constitución Nacio­nal; no es solución llevar a las familias a tierras alquiladas como si fueran vacas”, senten­ció de manera tajante el sacer­dote, al tiempo de exhortar a los representantes del pue­blo a que cumplan sus funcio­nes de defender a los nativos, parte importante de nuestra identidad como paraguayos.

Además de los indígenas, el sacerdote mencionó a las ancianas y ancianos cada vez más abandonados, a los niños y niñas, sobre todo los que no pueden crecer en familias bien constituidas y más todavía a los que son abu­sados, remarcando el gran compromiso de los laicos en buscar maneras de ayudar a estas personas en nombre de la misericordia divina del Padre. “Isaías nos presenta el sueño de una convivencia pacífica donde pueden con­vivir pacíficamente terrate­nientes e indígenas, patro­nes y empleados, policías y campesinos y gracias a Dios tenemos ejemplo de que esto es posible”, remarcó en otro momento el vicario del Pil­comayo.

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