Alexandro dos Santos Silva, de 34 años, murió acribi­llado por la policía brasileña de la localidad de Punta Porá, fronteriza con Pedro Juan Caballero, señala hoy.com/Nación Media.

Fichado con frondosos ante­cedentes como sicariato y otros ítems delincuenciales, el mismo tenía la misión de perpetrar un ataque a balazos a una vivienda propiedad de una persona que “falló” con un grupo mafioso de la zona.

El ataque lo concretó el vier­nes último, pero su retirada no fue exitosa, ya que tras balear la fachada de la resi­dencia, fue perseguido por la policía militar brasileña. Mientras corría el delin­cuente, intentó cubrir su reti­rada con otros balazos.

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La respuesta a su acción fue contundente. Le hicieron “llover” balas, varias de las cuales acabaron con la vida del malandro.

Fue en la revisión del escenario fatal, cuando los intervinien­tes comprobaron que el arma pesada que llevaba consigo pertenecía a la Policía Nacio­nal de Paraguay. El fusil había sido robado la noche de Navi­dad del 2019 de la Comisaría 16 de Loreto, departamento de Concepción. El responsable de aquella comisaría era el sub­oficial Derlis Javier Villalba, quien dijo que el día de la sus­tracción estaba durmiendo.

En el departamento de Patri­monio de la Policía emitie­ron un informe poco des­pués de que el arma había sido repuesta. Sin embargo, ahora, con la prueba física se demuestra que no. A primera vista salta al tapete que tras este episodio rodarán cabe­zas en la institución policial.

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