POR CAMILO CANTERO, magistrado Judicial, periodista.
Era otro Viernes Santo en silencio. Tañarandy por segundo año parecía haberse rendido ante la inmensidad del silencio. El Yvága Rape más solitario que nunca con su reconocida silueta solo mostraba la inmensidad de su viaje hacia un implacable destino, bordeado por el verdor de la naturaleza y del bosque que servían de refugio a los irreductibles hace 412 años.
De repente, un posteo de Koki Ruiz al mediodía cambió la historia. “En soledad, hoy prendimos cada apepu por quienes se fueron a causa del covid” era la primera estrofa de un mensaje emotivo de dos párrafos para encender la mecha y la participación de una impresionante cantidad de seguidores.
En puridad, el candil nunca se apagó. Estaba ahí. En el corazón de cada uno de los “tañarandyenses” que cada año acuden a su fiesta para descubrir los encantos, misterios y la magia propia del evento de religiosidad popular más importante de Latinoamérica. “Eladio Valenzuela. 21-08-2020”, rezaba el primer candil. Y la emoción impactó en el corazón de cada uno de los ignacianos, la antigua Jaguaracamigta, la tierra del Cacique Arapysandu, ya que se trataba de un muy querido componente de la sociedad que se erigió en el primer paraguayo fallecido a causa del virus en Europa.
Posteriormente los internautas hicieron lo suyo. Cientos de pedidos de los cuatro puntos cardinales del país y de todo el mundo. Fue un fenómeno similar a la grabación del nombre de miles de fieles en los cocos que formaban parte, del admirado Altar de Maíz, construido en los talleres de El Molino del mismo equipo de trabajo del reconocido artista durante la última visita del papa Francisco a nuestro país.
Tañarandy 2021 no pasó desapercibido. Se adaptó a los tiempos de la pandemia. Quedaron los ecos de los lastimeros cánticos de los estacioneros en aquel inmenso anfiteatro natural, conocido como La Barraca, los recuerdos de la procesión de La Dolorosa, alumbrado por los candiles de apepu que volverán a estar en el mismo trayecto y las antorchas que dan una dimensión única al emprendimiento.
Hoy se celebra con el candil encendido en el corazón de cada uno de los compatriotas quienes vieron partir a sus seres queridos, en el testimonio de vida y militancia por la salud de los héroes de blanco, en las polvorientas calles internas de Tañarandy con sus atractivos barrios y recovecos como la “calle amorcito”, en los carteles identificatorios de cada familia y su ocupación, en el estacionar del objeto volador no identificado ante la mirada de dos jóvenes enamorados que luego testimonian por las radios de la zona dando certeza al fenómeno nunca bien explicado, pero principalmente se celebra en la faceta identitaria única e irrepetible del “tañarandygua”.
Volverá Tañarandy alguna vez, como años atrás, hasta el 2019, cuando los candiles adornaban la vera del Yvága Rape, se hacía el Tupãsy ñuguãitî y la sixtina capilla acobijaba a sorprendidos visitantes quienes admiraban los frescos de sus talentosos artistas.
Tañarandy volverá y lo hará con creces porque el “candil”, ese mismo “candil” hecho a mano y con frutos de la zona, como el apepu, la arcilla y otros menesteres, “nunca se apagó”.
El pasado Viernes Santo se realizó otra edición más del tradicional viacrucis de la comunidad de Tañarandy, ubicada en la ciudad de San Ignacio Guasu, departamento de Misiones. Un equipo de La Nación/Nación Media tomó parte de todo el recorrido para acercarte detalles de la emotiva jornada religiosa junto con instantáneas de los momentos más destacados de la actividad, que conjuga arte y fe en su máxima expresión.
Llegamos poco antes del mediodía, cuando ya se observaba un importante movimiento en el entorno de la capilla Santa Cruz Tañarandy, donde los fieles acudían para la veneración a la Virgen de los Dolores, conocida como la Dolorosa, antes del inicio de la procesión. El operativo de seguridad se encontraba en pleno despliegue y las calles por donde se realizaría el recorrido ya estaban valladas y destinadas exclusivamente para el paso peatonal.
A lo largo de los caminos vecinales de la comunidad se aprecia un detalle curioso. Al lado del portón de entrada de cada casa luce un cartel con los apellidos de las cabezas de familia y un dibujo alusivo a la profesión que desempeñan los jefes de hogar, ya sea agricultor, comerciante, docente, etc.
En las primeras horas de la tarde terminan de acomodarse los últimos puestos de venta de la más diversa serie de artículos, ya sean algodones de azúcar, el tradicional chorizo misionero, chipas, bebidas, sombreros, quepis, suvenires, entre otros.
El movimiento de gente es tranquilo pero incesante en todas direcciones. El puesto de bomberos y de primeros auxilios se ubica en el cruce del trayecto que va de la capilla a la barraca, donde ya está puesto el retablo y los primeros adelantados ya buscan con sus sillas a cuestas ubicarse en el mejor lugar en la cúspide de la pequeña elevación que rodea la laguna en uno de sus flancos.
LOS CANDILES
Puntualmente a las cuatro de la tarde, cuando el sol aún fulgura con fuerza, los voluntarios inician la instalación de los candiles de apepu rellenos con cera de vela y una gruesa mecha de hilo en cuatro hileras y a dos pasos de distancia cada uno a lo largo del camino. “Enoheve, emoingueve (sacá un poco más, meté un poco más)”, dirige un hombre desde un motocarro buscando que las velas queden lo más alineadas posibles, lo cual a pulso directo nunca es una tarea fácil.
Seguimos el rastro hasta llegar a la estancia La Gloria, de la familia Riveros Acosta, donde aguarda la imagen lacrimosa de la Dolorosa envuelta en una capa negra con lentejuelas y mostacillas montada en una carroza adornada con crisantemos y trece velas.
Avanzamos hasta la casa para pedir un poco de agua. Por el camino nos recibe con alegría Negrito, el perro de la familia, y amablemente doña Gloria y su esposo nos convidan unas chipitas y nos ofrecen asiento para descansar un poco antes del inicio de la peregrinación.
Cuando le consulto a qué hora es traída la imagen de la Virgen desde la capilla, me cuenta que se trata de otra escultura, que es la original y cuya réplica fue solicitada por la comunidad al artista Koki Ruiz, ideólogo y líder del evento anual, para ser instalada en la iglesia debido a que durante todo el año hay visitantes de todos los puntos del país que desean venerar a la santa protectora de la localidad.
Sobre el trayecto previsto para el día, explica que el antiguo yvága rape (camino al cielo), como se llama al tramo de la procesión, fue reducida a un kilómetro debido a la entrada del empedrado sobre parte del viejo itinerario. Este cambio, que además posibilita la participación de más personas, se realizó con el fin de que el recorrido se realice íntegramente sobre caminos de tierra roja conservando la esencia de la Semana Santa a lo ymaguare (a la vieja usanza).
EL PURAHÉI JAHE’O
Respecto a la hora de salida, explica que se da cuando empieza a declinar el sol para que luzcan más los candiles. A medida que cae la tarde se empieza a escuchar a lo lejos el purahéi jahe’o (canto lastimero) de los estacioneros, que están conformados por tres grupos que provienen de las ciudades de Luque, Areguá y Capiatá. La fiesta está a punto de iniciarse. De pronto hay una invasión de libélulas danzantes que animan la tarde entre el vuelo rasante los ypaka’a.
A las cinco de la tarde llega el grupo de los estacioneros de Luque hasta el punto donde está la Virgen y desde donde partirá la procesión. “Señor mío Jesucristo, rojerure nde bendición (pedimos tu bendición/ Roipota orerovasami (queremos que nos bendigas)/Rojerure nde bendición/La Virgen de los siete dolores eĝuahemi orerehe (llega por nosotros)/ y los cuatro ángeles del cielo a Jesús oacompaña hare (y los cuatro ángeles del cielo que acompañaron a Jesús). Señores oreoyente (nuestros oyentes) /atendeme un poquitito/quiero publicar en verso la grandeza de Jesucristo”, cantan en su característico tono mientras se inicia la marcha.
Al cabo de unos 200 metros, sale al encuentro otro grupo de estacioneros que, unos de espalda y otros mirando al sol, cruzan sus cantos como en una payada de veneración.
“Ya hubo el saludo a la Virgen. Una vez que se ponga el sol vamos de acá a la barraca acompañando a la Virgen al encuentro con su hijo. Su hijo está en la cruz. Ahí se va a realizar el descenso de Cristo y a partir de ahí van a empezar todos los cuadros vivientes”, nos explica durante una de las paradas Almudena Ruiz, hija menor de Koki Ruiz.
TURISMO RELIGIOSO
Entre la numerosa concurrencia que participa de la actividad hay una gran cantidad de turistas de varios países del mundo deseosos de conocer más y tomar parte de una de las actividades más tradicionales y destacadas a nivel nacional.
Entre estas personas pudimos hablar brevemente con Cristina Länke, una estudiante noruega de 17 años que se encuentra en nuestro país como parte de un programa de intercambio y que vino a Tañarandy acompañada de su “mamá” de Paraguay, en referencia a la familia anfitriona que la acogió en su hogar. “Estoy en un colegio normal de secundaria aprendiendo la cultura. La verdad que es muy lindo todo, muy diferente de mi país”, valoró la joven.
Por su parte, la embajadora de España en Paraguay, Carmen Castilla, señaló que “es un placer poder estar participando de la Semana Santa paraguaya, que me parece se vive con enorme emoción y espiritualidad, que aúna la tradición y el arte popular poniendo de manifiesto el enorme talento que hay en este país y hasta qué punto todos nos sentimos conmovidos en una fecha como esta tan linda que también se celebra en mi país, pero acá los cantos son en guaraní, lo cual le da un sabor mucho más auténtico”.
Cuando las últimas luces del día se disipan se encienden las antorchas apostadas a ambos lados del camino. Al atravesar el puente se hace completamente de noche. Cerca de las 6 y media de la tarde llegan a la barraca la Virgen y su cortejo encabezado por los estacioneros, que son recibidos con sentidos aplausos.
CUADROS VIVIENTES
Tras el descenso de Cristo de la cruz, se realiza la representación de los cuadros vivientes basados en obras de renombrados artistas universales que recrean pasajes de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Estos son “La última cena”, de Leonardo da Vinci; “El expolio, de El Greco, y “La conducción de Cristo al sepulcro”, de Antonio Ciseri.
Acto seguido, la Virgen y su séquito se retiraron de la barraca entre los aplausos de los concurrentes rumbo a la capilla, donde la actividad del día finalizó con un concierto fúnebre que contó con la participación de varios músicos que al son de violines, violonchelos y bajos ofrecieron al público un recital en el marco de la vigilia pascual.
Miles de personas participaron de la tradicional procesión acompañando a la imagen de la Dolorosa que finalizó con la puesta en escena de los cuadros vivientes expuestos en el retablo. Foto: Jorge Jara
Unas 30.000 personas participaron de las celebraciones de Tañarandy
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La cúspide de la religiosidad y fe católica del pueblo paraguayo se vio reflejada una vez más en la gran concurrencia que se dio en la barraca de Tañarandy en San Ignacio, Misiones, donde miles de personas participaron de la tradicional procesión acompañando a la imagen de la Dolorosa que finalizó con la puesta en escena de los cuadros vivientes expuestos en el retablo.
Según el reporte de Paulo López, enviado del diario La Nación/Nación Media, durante las festividades de este año en Tañarandy llegaron unas 30.000 personas de diferentes puntos del país e inclusive del extranjero, llamados una vez más por esta experiencia que mezcla la religiosidad, el arte y la fe del pueblo paraguayo.
Como cada Viernes Santo con la llegada del ocaso se inició la procesión de la Virgen Dolorosa desde la capilla Santa Cruz de Tañarandy rumbo a la barraca, el recorrido estuvo guiado por el grupo de estacioneros provenientes de la ciudad de Luque, Capiatá y Areguá. Los mismos eran escoltados por las personas que llevaban los faroles ya encendidos con los cuales se iban prendiendo a su vez las antorchas dispuestas en todo el camino.
La procesión se llevó a cabo por un kilómetro a diferencia de otros años, donde incluso se llegó a los 8 kilómetros, esto pensado en permitir que todas las personas puedan participar del recorrido y generar aún mayor impacto visual con el encendido de luces hasta la parada final.
Como cada Viernes Santo, con la llegada del ocaso se inició la procesión de la Virgen Dolorosa desde la capilla Santa Cruz de Tañarandy. Foto: Jorge Jara
Para el camino de luces se prepararon 20.000 velas tradicionales hechas con la cáscara del apepú, rellenas de grasa de vaca y el pabilo, así también se prepararon más de 300 antorchas y 2.000 faroles. Todo el trayecto se fue iluminando en minutos, generando una atmósfera ideal para la velada.
La procesión finalizó con el inicio de la puesta en escena de los actores que representaron cuando Jesús era bajado de la cruz, momento álgido de la presentación que fue acompañada con cánticos y alabanzas. Tras este momento se iluminaron los diferentes cuadros vivos en el retablo, donde se escenificaban los pasajes alusivos a los últimos días de la vida terrenal de Jesús, incluyendo la última cena.
La procesión fue finalizada con el inicio de la puesta en escena de los actores que representaron el momento en que Jesús era bajado de la cruz. Foto: Jorge Jara
Vigilia pascual
La Virgen Dolorosa y todo el grupo de estacioneros y fieles que la acompañaron se retiraron una vez finalizada la representación en el retablo rumbo nuevamente a la capilla Santa Cruz de Tañarandy donde se dio inicio a la celebración como cada año de la vigilia pascual.
Una de las actividades que este año se llevará a cabo es el concierto fúnebre en la capilla de Tañarandy, esto luego de la finalización de las actividades en la barraca, de este concierto serán parte varios músicos que ejecutarán, violines, violonchelos y bajos en un recital en el marco de lo que ya sería la vigilia pascual.
La conocida barraca de Tañarandy será el punto central de la reunión de miles de fieles que llegan hasta San Ignacio para vivir una experiencia religiosa marcada por el arte y el empeño de artistas para rememorar la pasión y muerte de Jesucristo. Foto: Jorge Jara
Tañarandy se alista para iniciar la tradicional procesión y encendido del retablo
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Como ya es una tradición instalada cada Viernes Santo, la conocida barraca de Tañarandy será el punto central de la reunión de miles de fieles que llegan hasta San Ignacio, departamento de Misiones, para vivir una experiencia religiosa marcada por el arte y por sobre todo el empeño de cientos de artistas que han logrado inmortalizar a través de retablos, teatro y la popular marcha de los estacioneros la pasión y muerte de Jesucristo.
Desde las primeras horas de la mañana antes de la procesión los fieles se congregan en la capilla Santa Cruz para la veneración a la Virgen de los Dolores, conocida como la Dolorosa. El artista y coordinador de esta gran puesta en escena el arquitecto Delfín Roque “Koki” Ruiz, en entrevista con Unicanal, destacó que este año volverán a estar presentes los mejores cuadros vivientes, que retratan momentos claves como la última cena y el beso de Judas a Jesús, ya que esto es uno de los atractivos más aclamados por los visitantes.
“Como años anteriores también tenemos la procesión de la Virgen Dolorosa como siempre con el acompañamiento de los estacioneros, en este caso serán tres grupos diferentes que vienen desde Luque, Capiatá y Areguá, y transitaremos lo que nosotros llamamos el camino al cielo que estará completamente iluminado”, remarcó Ruiz.
La procesión de la Virgen Dolorosa contará con el acompañamiento de tres grupos diferentes de estacioneros. Foto: Jorge Jara
Ruiz señaló que este año la procesión constará de un kilómetro de extensión a diferencia de otros años, donde incluso se llegó a los 8 kilómetros, esperando contar con el distintivo de una iluminación mucho mayor y con mucho más impacto espiritual teniendo en cuenta que todas las personas podrán recorrer este camino debido a que no es una distancia tan amplia.
En este caso, para el camino de luces se han preparado 20.000 velas tradicionales hechas con la cáscara del apepú, rellenadas de grasa de vaca y el pabilo, así también se prepararon más de 300 antorchas y 2.000 faroles que se irán encendiendo conforme avance la procesión que culminará en la barraca.
Para el camino de luces se han preparado 20.000 velas. Foto: Archivo
“Todos los años arrancamos cuando el sol toca el horizonte, esta vez creo que eso va a ser un poco antes de las 18:00, por el cambio de horario, por eso siempre recomendamos a la gente que llegue antes para poder participar desde el inicio de esta procesión”, indicó Ruiz.
Remarcó que cuando culmine la procesión y la virgen llegue hasta la barraca, se encenderá el retablo mostrando los cuadros vivientes y las estampas ya previamente organizadas. Aseguró que este año este momento contará también con el agregado de que muchos de los que participaron de los icónicos cuadros durante años anteriores, volverán a formarlos y las alegorías estarán acompañadas de canto.
Concierto fúnebre
Otra de las actividades que este año se llevará a cabo es el concierto fúnebre en la capilla de Tañarandy, esto luego de la finalización de las actividades en la barraca, de este concierto serán parte varios músicos que ejecutarán, violines, violonchelos y bajos en un recital en el marco de lo que ya sería la vigilia pascual.
Muchos fieles se congregan desde la mañana en la capilla Santa Cruz para la veneración a la Virgen de los Dolores, conocida como la Dolorosa. Foto: Jorge Jara