A mediados de diciembre se conocía la historia de don Francisco Montanía (71), viudo desde hace 8 años, quien vive con su hija y sus nietos en una humilde vivienda del Bañado Sur. Él prepara todos los días 20 sandwiches que lleva para vender cerca del edificio de Aduanas.
Enrique López Arce, director de la Oficina de Empleos de la ANR, publicó en su cuenta de Twitter que, luego de haberse hecho conocido el caso a través de las redes sociales, varias empresas de diferentes rubros se solidarizaron con don Francisco y su familia, así como un grupo de personas que se acercó hasta su hogar para entregar su ayuda solidaria y voluntaria.
Dos importantes empresas del rubro de los medicamentos y dos más del sector gastronómico ya lo están ayudando. En Navidad La Tarantella se hizo cargo de los preparativos y llevó comida para que la familia no pase hambre y la cena de fin de año de don Francisco fue llevada por O’Hara Gastronomía. López Arce agradeció el gesto.
Aramí O’Hara comentó que la cena de Año Nuevo fue entregada a don Francisco y familia. “Me mostró feliz el cimiento de su casita, me contó de su salud y sigue entusiasmado por su emprendimiento. Paraguay está lleno de gente buena y trabajadora”, resaltó en Twitter.
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Sebastián Llano: “Hacer imitaciones es una virtud, un don que la vida me dio”
En el ámbito humorístico Sebastián Llano (32) es hoy uno de los imitadores más talentosos por el extraordinario parecido que logra al caracterizar las voces de los famosos. Figura de Nación Media, del team “Arriba hoy”, del canal GEN y del programa radial “Animales de radio” de Montecarlo, el también actor y locutor nos abre las puertas de su hogar, de su historia y de sus emociones.
- Por Paz Godoy
- paz.godoy@nacionmedia.com
- Fotos: Cristóbal Núñez
La Nación del Finde estuvo de visita en la casa del humorista, actor y comunicador Sebastián Llano, uno de los jóvenes referentes de la comunicación paraguaya en la actualidad. Paso a paso fue ganándose un lugar en los medios gracias a sus divertidas imitaciones y se ganó el corazón del público por su talento, el estilo humorístico particular que tiene, la energía y buena onda que lo caracterizan. Hizo la carrera de Periodismo y el año pasado también se recibió de actor en TIA (Taller Integral de Actuación) de la mano de Tana Schémbori y Juan Carlos Maneglia.
Padre de un niño de 10 años llamado Facundo, Sebastián contó que además de prestar su tiempo para la comunicación le gusta dedicarse a su familia, y en especial, pasar tiempo con sus abuelos. Asimismo, siempre está presto para compartir un asado con amigos o ser público de alguna obra de teatro local. Es un amante de las flores y de las buenas películas.
En esta nota te revelamos cómo Llano crea a sus personajes, cuál es su favorito e incluso qué piensa el expresidente de la República Horacio Cartes, sobre la imitación que realiza de él en los programas de TV y radio en los que sale al aire.
–¿Te considerás humorista o comunicador?
–Yo me considero humorista, principalmente humorista. Hay muy pocas personas que hacen imitaciones acá en Paraguay, creo que es una virtud, un don que la vida me dio, por lo que me siento muy agradecido por poder hacer tantas imitaciones, creo que es una gran virtud. Entonces me considero humorista más que comunicador. Si bien hay veces que soy comunicador también porque trabajo en la tele y trabajo en la radio también doy información, también comunico noticias, me considero humorista más que comunicador.
–¿Cómo fueron tus primeras incursiones en la comunicación?
–La verdad que yo empecé haciendo radio en Rockero, un bar muy conocido de la zona céntrica de Asunción. Ahí había una radio y ahí fue la primera vez que me animé a hacer radio. Te estoy hablando de allá por el 2016, había una radio online y fue esa la primera vez. Después, en el 2017 tuve un programa de deportes en Radio Venus los fines de semana.
Luego en el año 2018 ahí se da el boom donde empiezo a hacer radio en la Rock and Pop con Leti Medina y con Carlos Turrini en un programa que actualmente sigue. En ese momento lo hacían ellos y yo entraba haciendo imitaciones en “Rompiendo las horas”, un programa de 9:00 a 12:00, donde pasaron también otras compañeras, Gaby Sosa, la última parte del programa estuvo también Luchi García Rubin, en donde compartí realmente con gente muy preparada, muy talentosa.
Ahí estuve casi 4 años, de 2018 hasta el 2021, realmente ahí fue el disparador. Empecé haciendo un bloque donde hablaba de deportes raros y me acuerdo de que los oyentes me reputeaban y después empecé con el tema de las imitaciones.
–¿Cuándo te diste cuenta de que tenías el talento para imitar?
–Ya desde chiquitito yo hacía las imitaciones en el colegio, siempre imitaba a mis profesores, a mis compañeros (Colegio del Sol). Después empecé a relatar partidos de fútbol como Arturo Máximo Rubin. Y cuando terminé el colegio opté por seguir Derecho. Incursioné en la política también un tiempo, intenté ahí seguir los pasos de mi papá (Blas Llano), pero claramente no era lo mío y después de unos años dejé la carrera de Derecho.
–¿Tenés formación en comunicación también?
–Empecé a estudiar Periodismo en el 2018, coincidentemente cuando comencé a hacer radio también en la Rock and Pop. Y básicamente estoy en eso hace rato. Después de dejar la Rock and Pop, estuve en “Tercer tiempo”, en el Trece, con Malala y con Dani Rosa y con un gran equipo también ahí de humoristas. Estuve desde el 2021 hasta el 2023; fueron tres años de hacer televisión donde aprendí muchísimas cosas. Aprendí también el timing televisivo de un programa con un ritmo muy frenético, un programa que se ve muchísimo como “Tercer tiempo” y que me dio también muchísimo aprendizaje.
Actualmente estoy en el canal GEN de Nación Media, en un programa que se llama “Arriba hoy”, de 7:00 a 10:00, y había estado también en un programa que se llamaba “Duro de callar”. También estoy en la radio, en Montecarlo tengo participación en el programa “Animales de radio” con Carlos Turrini y Mazizo Torres.
–Sí, en la radio te escuchamos imitando a varias personalidades nacionales e internacionales, entre ellas al expresidente Horacio Cartes.
–El personaje de Horacio Cartes se dio en el año 2018, justamente cuando él deja la Presidencia, y nació en el programa en el que yo estaba en ese momento, en “Rompiendo las horas”. La verdad que no hay una poción mágica para la creación de los personajes. Evidentemente que hay un estudio donde yo miro mucho al personaje que voy a imitar, pero también tiene que salir la voz, porque hay personajes que capaz la voz no salga tan bien, pero de repente los gestos o la manera de hablar sí lo tengo bien estudiado. Lo de Cartes se dio coincidentemente que me salió también muy bien la voz.
–También te sale bien la imitación al presidente Santiago Peña ¿Con cuál de los dos te sentís más cómodo en el momento de la caracterización?
–Y yo creo que el personaje Horacio. No sé si prefiero hacer más que el personaje de Santi, pero me siento más cómodo en el sentido de que puedo jugar más. Siempre Horacio trata de que todos estemos unidos, de que no haya diferencias. En realidad una imitación un poco de lo que es él, ¿verdad? Pero es un Horacio muy abierto, muy, muy respetuoso de las opiniones de todos. Y eso es algo que valoro mucho, porque nunca, nunca el expresidente me dijo nada, nunca me llamó la atención.
Si hay algo que me gustaría puntualizar en esta entrevista es que en el grupo Nación Media hay una diversidad de pensamientos, hay una diversidad de ideologías donde acá se respeta y donde acá nadie baja una línea para decir tal o cual cosa. Por lo menos dentro del humor. El humor es un mundo donde prácticamente no hay límites porque justamente es humor. Que él, como dueño de la empresa o como cabeza de la empresa, nunca, nunca me hizo ningún llamado de atención, siempre me da la libertad de decir lo que yo quiera. De todas maneras, yo cuido también ciertas cosas.
Creo que si bien el humor no tiene límites, uno tiene que ser responsable y saber qué decir. Aunque hay veces que uno se puede ir de boca o decir algo que de repente se tome mal o se malinterprete, pero siempre dentro del rango del humor y la risa. Y eso tiene el personaje de HC, porque él siempre entra a conciliar y a decir que la familia paraguaya debe estar unida.
–El público paraguayo y el humor, ¿cómo lo ves?
–Es importante empezar a deconstruir un poco el humor y a entender que tenemos que reírnos de nosotros mismos. Es muy importante entender que primero tenemos que reírnos de nosotros para poder reírnos de los demás y poder aceptar también eso. Muchas veces nos equivocamos, muchas veces pasan cosas que hacen que uno se equivoque, y que no lo haga con mala intención, pero uno se equivoca. Es importante reconocer eso.
Y me parece que nos falta mucho de eso a los paraguayos. De poder reírnos también de nosotros mismos, para después poder reírnos todos juntos. Me parece clave eso. Entonces también, de alguna manera, me gustaría imponer una nueva forma de hacer humor, y no solamente reírnos de lo mismo siempre, el famoso nos reímos del travesti, del gay, del cornudo. Tenemos que aprender a reírnos también de otras cosas. Es muy importante esa deconstrucción del humor y de poder justamente explorar otras cuestiones.
–¿Hay algún proyecto de hacer teatro este año?
–Sí. En mayo presentamos de nuevo una obra que ya presentamos el año pasado con mis compañeros del TIA. Es teatro experimental, una obra que habla sobre el cuerpo humano, las cicatrices, las heridas…, todo lo que atraviesa el cuerpo humano en la vida en sí.
“Me gustaría imponer una nueva forma de hacer humor y no solamente reírnos de lo mismo siempre, el famoso nos reímos del travesti, del gay, del cornudo... Tenemos que aprender a reírnos también de otras cosas. Es muy importante esa deconstrucción del humor”.
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Así como el papa Francisco, Elon Musk cree que Ucrania perderá la guerra
Son pocas las áreas en las que Elon Musk no haya mostrado interés, puesto que sus campos de acción abarcan desde la inteligencia artificial, comunicación, hasta la aerodinámica, incluso poblar planetas con sus propias naves espaciales.
Esta vez, el director general de Tesla y Space X volvió a opinar sobre geopolítica y más específicamente sobre la guerra que desde hace años mantiene desgastando a los ejércitos de Rusia y de Ucrania y que absorbe grandes cantidades de material bélico y financiero de Europa y Estados Unidos.
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“Ucrania corre el riesgo de perder más ciudadanos y más territorio si sigue negándose a entablar conversaciones de paz”, advirtió el mutimillonario dueño de la red social X, antes conocida como Twitter. Esta misma visión había expresado semanas antes el propio papa Francisco, opinión que le valió el enfado del presidente Ucraniano Volodímir Zelenski, quien aseguró que Ucrania nunca alzaría la bandera blanca ante Rusia.
“Cuanto más tiempo no haya paz, peor para el pueblo de Ucrania: morirán más personas y se perderán más tierras”, escribió el propietario de X en su cuenta de la red social.
En otro momento, las palabras del popular magnate sudafricano-estadounidense fueron aún más severas al opinar que los ucranianos son “enviados a morir en trincheras por nada”.
Según fuentes recogidas por el medio RT en español, Musk expresa periódicamente sus opiniones sobre el conflicto ucraniano, lanzando críticas a Occidente por seguir apoyando militarmente a Kiev, en lugar de optar por vías diplomáticas de resolución del conflicto.
En esta misma línea, hace una semana condenó los métodos de reclutamiento forzoso empleados por el Gobierno de Ucrania.
Sabotaje en Alemania
Según la Agencia France-Presse, el director de Tesla, visitó el martes a los empleados de la planta de la marca de vehículos eléctricos cerca de Berlín para darles apoyo, una semana después de un sabotaje que obligó a detener la producción.
El multimillonario estadounidense, que llegó a bordo de su jet privado, subió al escenario de una carpa donde se congregaban entre mil y dos mil personas, y fue recibido con fuertes aplausos, indicó un periodista de la AFP en el lugar.
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“Estoy aquí para apoyaros”, dijo a los empleados de esta gran planta situada en el municipio de Grünheide.
La semana pasada el incendio de una torre eléctrica reivindicado por un grupo de extrema izquierda paralizó la fábrica durante varios días, el único centro de producción de Tesla en Europa.
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De Oppenheimer, Einstein, Francisco, Putin, Stoltenberg, la bomba, la guerra y la paz
¿Puede y/o debe decir o abogar por algo que no sea la paz un líder religioso, aunque sea también un jefe de Estado? ¿Puede y/o debe decir o abogar por algo que no sea la guerra un funcionario político y administrativo de una alianza militar?
- Por Ricardo Rivas
- Periodista X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza / AFP
En 1991 llegué a Berlín. Dieciocho meses antes había caído la medianera que partía en dos aquella ciudad. Los debates aturdían. ¿Para qué lado cayeron los escombros? ¿Desde qué lugar llegó el impulso final? Los relatos conspiranoicos se multiplicaban. El canciller Helmut Köll rápidamente decidió la reunificación de Alemania sin atender a quienes lo objetaban por razones económicas y financieras. La capital alemana todavía estaba en Bonn.
En el lugar donde desde agosto de 1961 estuvo emplazado “checkpoint charlie” entre 1945 y 1990, quienes parecían ser exsoldados del otrora poderosísimo Ejército Rojo, allí mismo vendían completas o en parte la indumentaria con la que se constituían sus uniformes. Capotes, botones, jinetas de grado. Todo estaba en venta.
Caminar por los pocos espacios libres en medio de cientos de visitantes que andaban por allí obligaba a la lentitud. La mayor demanda en aquel lejano mes de abril eran los ushanka (sombrero de piel con orejeras) grises con la estrella roja incrustada al frente de los que se despojaban quienes aseguraban ser militares desmovilizados y no tener para comer.
Algunos, unos pocos –muy pocos– también ofrecían uniformes norteamericanos, británicos y hasta algunos cascos franceses. Todo para mirar. Todo para ofrecer. Todo para comprar. Todo para llevar como recuerdos de una época que se significaba como el inicio del pacifismo real.
Parado exactamente debajo de las majestuosas Puertas de Brandeburgo los contrastes visuales eran intensos. A un lado las construcciones modélicas de una sociedad capitalista renana –sin exagerados lujos consumistas– pujante, en movimiento intenso y con colores vivos en todas partes. Al otro lado, enormes bloques con apartamentos pintados en la gama de los grises, con las calles casi vacías y las plazas públicas desiertas. El movimiento era escaso. Escenarios bien distintos, por cierto.
Estuve allí solo un par de días. Con un nutrido grupo de compañeros becarios con los que estudiábamos y nos formábamos sobre el proceso de reunificación viajamos unos 610 kilómetros hacia el sudeste para instalarnos en Koblenz (Coblenza), cortada al medio por el Rin en el punto exacto en que confluye con el Mosela, rodeada de viñedos.
BIPOLARIDAD EXTREMA
Corazón del estado federado de Renania-Palatinato, nos explicaron que esa belleza natural en tiempos de bipolaridad extrema era el espacio en donde –según las hipótesis de conflicto políticas y militares– podrían haber llegado cargados de muerte los misiles de corto alcance de las tropas del Pacto de Varsovia que nunca fueron (afortunadamente) disparados.
Allí supimos que miles de soldados alemanes en algunos casos subordinados a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), con motivo de la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), fueron desmovilizados. No eran profesionales de ninguna otra especialidad que la de hacer la guerra.
En Koblenz se vivía en paz “después de casi 40 años de preocuparnos por ser el campo de batalla inmediato de una posible guerra nuclear”, nos dijeron grupos de residentes. En los hoteles en donde nos alojábamos también lo hacían militares que se formaban en la protección del medioambiente. El Estado alemán intentaba reciclarlos para reinsertarlos en la sociedad civil pacificada.
Regresar a Berlín fue diferente. Sabíamos mucho más sobre los efectos políticos y sociales del fin de la Segunda Guerra Mundial, sobre el devenir de la Guerra Fría y pensábamos en las posibilidades reales de la paz, que no imaginábamos ni veíamos con claridad.
Recuerdo que por esos días llegué hasta el punto medio del puente Glienicke, con el que se cruza el río Havel, para viajar desde Berlín hacia Postdam y allí detuve mi andar. En silencio miré hacia ambos lados de esa construcción a la que Steven Spielberg, cuando finalizaba 2015, llamó el Puente de los Espías. No había puestos de vigilancia ni reflectores. Tampoco alambres con púas, soldados soviéticos ni de la NATO armados hasta los dientes. Se circulaba sin limitaciones. Sin peligros.
Durante casi una hora caminé de regreso al punto de encuentro muy cercano al que fuera el búnker donde Adolf Hitler y su estado mayor se convencieron de la derrota y entraron en pánico por la llegada del Ejército ruso hasta el escondite del dictador genocida.
“DISUASIÓN”
En aquella caminata silenciosa creí comprender (e imaginé, como los habitantes de Koblenz) que los líderes de entonces planificaban y construían por y para la paz. Pensé que el modelo geopolítico de posguerra para disuadir y persuadir a partir de la exhibición obscena de los arsenales nucleares que las partes poseían para convencer al adversario de la inviabilidad de una guerra atómica que destruiría a la humanidad se había derrumbado para siempre. ¿Soñé demás cuando tenía 40 años? Tal vez, sí. ¿Se iniciaban los tiempos de la multipolaridad? Quizás.
Alguna vez Albert Einstein sostuvo que “el tiempo no puede definirse en términos absolutos” porque “es relativo” y, en consecuencia, “se estira y se encoge”. Mucho de lo que tiene que ver con Einstein llega desde la historia. Nació el 14 de marzo de 1879 en Alemania, desde donde partió cuando vislumbró que comenzaba la persecución de los judíos que devendría en exterminio. Pero, como él mismo lo probó y explicó, esos larguísimos 145 años que corren desde su nacimiento son poco relevantes.
“En nuestro lenguaje terrestre, una hora nuestra puede ser un siglo en otro planeta y viceversa (porque) no hay un tictac audible en todo el mundo”. Es palabra de Albert Einstein. Sin vueltas, el padre de la teoría de la relatividad general (1915) enseñó a quien quisiera aprenderlo que “el pasado, el presente y el futuro son solo una ilusión”.
Pero en el tránsito de esa ilusión con frecuencia está agazapada la tragedia. Categorizar así la temporalidad y hasta la propia ilusión es ilusorio. Para nada sorprendente que así se exprese un físico, si se quiere. La física –ciencia categorizada como “dura”– desde alguna perspectiva también puede presentarse ante la persona lega como sutil. Y hasta poética como para algunas personas lo es pensar en la infinitud, en el universo, en los misteriosos agujeros negros o en el big bang, por mencionar solo algunos ejemplos caprichosos.
ESPÍRITU POÉTICO
Al parecer, Einstein pensaba así. De hecho, en el fin de una tarde cualquiera cuando se iniciaban los años 70 en el siglo pasado, sentados en torno de una mesa de mármol del inmortal Café Tortoni en el 825 de la avenida Mayo de Buenos Aires, al parecer inaugurado no muy lejos de allí en el 1858, un viejo colega periodista cuyo nombre prefiero preservar –también escritor, guionista cinematográfico, dramaturgo– y viajero incorregible con el que supe compartir algunos años de vida y aprendizajes antes de llegar a mi treintena, sostuvo que “la física y las matemáticas se constituyen además con el espíritu poético que siempre encierran las investigaciones científicas”.
Recuerdo que su palabra –aunque en tono bajo– asemejaba una homilía. Sin que nadie pudiera comprobarlo fehacientemente, sostenía que aquella percepción, cuando estaba cerca de finalizar el mes de marzo en 1925, la había escuchado del mismísimo Albert Einstein. Desde su muy buena memoria, aquel viejo amigo y sabio colega dejó caer en el seno mismo de su acotado auditorio el detalle preciso de que el ingeniero Jorge Duclout, un académico francés radicado en la Argentina poco antes de que finalizara el siglo XIX, “fue quien invitó a Einstein para que visitara este país y quien lo recibió en el puerto junto con una multitud”.
Con un lento trago de coñac desató nuestra ansiedad por saber más. “Le encantaba al alemán (así categorizó al científico visitante) venir al Tortoni y sostener tertulias con otros académicos, siempre acompañado de Duclot”, agregó. Detalló luego con algo de nostalgia que él “era un pibe de apenas 18 años cuando el genio estuvo aquí”. Precisó que cuando el uruguayo Máximo Sáenz entrevistó al físico para (el diario) Crítica en una casona de Belgrano –mi pueblo natal en Buenos Aires, unos 1.160 kilómetros al sur de mi querida Asunción– “lo escuché sorprendido cuando reflexivamente vinculó la física con la poesía”.
Ninguno de los presentes se atrevió a responder ni confrontar aquellos recuerdos puestos en común. Esta noche de viernes emerge como diferente de muchas otras. De hecho, este encuentro parece haber trocado en una cofradía de devotos de la paz con el deseo –y la esperanza profunda– de impulsar y alcanzar el fin de todas las violencias.
Sentado en la vieja mecedora descorché un Pinot Noir Romanée-St-Vivant Marey - Monge del 1995. ¡Fiesta en los copones! Alguna vez, muchos años atrás, mientras recorría la campiña de la región de Côte de Nuits en Borgoña, cerca de Lyon y de la frontera con Suiza, me hice de tres botellas que celosamente mantuve en guarda hasta hoy. Brindamos por la vida. Un breve silencio nos envuelve después de hacerlo.
PERSONAJE
“¡Arrasó ‘Oppenheimer’!”, dijo DG con indisimulado orgullo. La veterana profesora con un Whatsapp aventuró que sería la producción más reconocida. “Enorme ganadora con siete Óscar”, añadió. “¡Qué personaje Oppenheimer. Inventar la bomba que destruyó Hiroshima y Nagasaki y pretender después exhortar al Gobierno norteamericano para que no la use o la use poco... ingenuo o inocente!”, expresó AF en tono de crítica.
Tanto Oppenheimer como Einstein, las dos producciones en las que convergen biografías y creaciones en algunos casos bien fundadas, dan cuenta además de climas epocales. De profundos debates sociales. De pugnas ideológicas. De batallas políticas y personales. De sospechas, sospechados y sospechosos. De amor y desamor. De la libertad y la falta de ella. De pobreza y riquezas. De autoritarios, autoritarismos, desempleos, derrumbes económicos, hambrunas, armamentismo, racismo. Nada queda afuera si a esas atrocidades les añadimos rearmes, expansionismos y los desafortunados resurgimientos de múltiples voluntades supremacistas y fundamentalismos cuyos líderes sustentan sobre falsos discursos religiosos.
El norte europeo sangra. El presidente Vlamidir Putin advierte amenazante a Europa y a la NATO. “Tienen que entender que nosotros también tenemos armas que pueden atacar objetivos en su territorio”; que disponemos de armamento “para golpear a los países occidentales” y hace referencia clara a la eventual utilización del arsenal nuclear ruso que dispone de sistemas “capaces de destruir a la civilización”. El miércoles último fue más allá sin metáforas ni eufemismos: “Rusia está dispuesta a utilizar armas nucleares si existe una amenaza”.
El papa Francisco semanas atrás hizo suyas las palabras de la encíclica Pacem in Terris (1963), en la que Juan XXIII, el pontífice de entonces, consignó que “la posesión de armas atómicas es inmoral” porque “no se excluye que un acontecimiento imprevisible ponga en marcha el aparato de la guerra”. ¿Qué es lo que no se entiende? ¿De esto mismo hablaba Oppenheimer cuando procuraba concienciar a los líderes norteamericanos sobre el peligro que supone disponer de la bomba que él mismo creó? Tal vez. Pero nada lo detuvo en el desarrollo de ese sistema de armas que incineró a quienes habitaban Hiroshima y Nagasaki “para terminar con la guerra”.
La utilización bélica de la Bomba H (como se la llamó popularmente por algunos años) que inventó le pesó por el resto de sus días. “Ahora me he convertido en muerte, el destructor de mundos”, pronunció alguna vez después de las masacres en Japón. La ganadora de siete Óscar relata que Robert Oppenheimer se opuso a un mayor desarrollo nuclear y, por esa intención fue acusado de comunista e investigado por ello. Genio y sospechoso de traición.
En 1963, pese a aquellas acusaciones más cercanas a los códigos de la vanidad de sus Salieris que a su ideología, Oppenheimer fue rehabilitado políticamente por el presidente Lyndon Johnson, quien en 1963 lo galardonó con el premio Enrico Fermi.
Por su parte, Einstein, según cuenta la producción de Netflix, al parecer también se arrepintió de haber enviado una carta al presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt el 2 de agosto de 1939 instándolo a prestar atención a los desarrollos nucleares de los científicos nazis para enriquecer el uranio. Tenía la convicción de haber acelerado el proceso de investigación y desarrollo que la historia conoce como Proyecto Manhattan. Einstein sentía culpa por “la bomba”.
LA GUERRA Y LA PAZ
Tal vez por ello el papa Francisco destaca por su fortaleza a quien en la guerra “tiene el valor de la bandera blanca y negociar” porque “negociar es una palabra valiente” y sostiene que “no (hay) que avergonzarse de negociar antes de que las cosas empeoren”. ¿Puede y/o debe decir o abogar por algo que no sea la paz un líder religioso, aunque sea también un jefe de Estado?
“Ucrania necesita armas, no banderas blancas”, respondió casi de inmediato Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, quien agregó que “si queremos una solución pacífica duradera negociada, la forma de llegar a ella es proporcionar apoyo militar a Ucrania”. ¿Puede y/o debe decir o abogar por algo que no sea la guerra un funcionario político y administrativo designado por un conjunto de 29 países convergentes en una alianza militar?
La madrugada del sábado comienza a clarear. Los silencios son varios y superpuestos. JT, historiador y académico, escuchó más de lo que habló. “Ningún hombre es tan tonto como para desear la guerra y no la paz; pues en la paz los hijos llevan a sus padres a la tumba, en la guerra son los padres quienes llevan a los hijos a la tumba. Es palabra del griego Heródoto de Halicarnaso, al que muchos consideran como el padre de la historia occidental”, dijo con estudiado tono doctoral y su nariz casi apoyada sobre la pantalla del smartphone.
La presbicia no perdona después de los 50. “Cómo construir la paz es complejo, por cierto. Pero, si de arsenales nucleares se trata, me quedo con la respuesta de Einstein a Oppenheimer: ‘Ahora es tu turno de lidiar con las consecuencias de tu logro’”, dijo DG.
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Cenando con Jesús: invitan a compartir la cena en Navidad con personas que pasarán solas
La organización Cenando con Jesús celebra 20 años de solidaridad e invita a la ciudadanía a compartir la cena navideña con personas que pasan la Nochebuena solas. La idea es llevar la cena a los hogares de ancianos, de niños, en los hospitales, en las penitenciarías o en los lugares donde las personas van a pasar solas estas fiestas, a fin de brindarles un poco de compañía, el próximo domingo 24 de diciembre.
Según el vocero de la organización, Sasha Evreinoff, hace 20 años nació esta organización bajo la idea de ofrecer una verdadera noche buena a las personas que necesitan llevar un plato de comida y compañía. “La idea es llevar la cena a la gente que de alguna u otra manera pasará sola. Lo que pedimos es que vayan a compartir y estar con estas personas”, explicó en entrevista con canal Trece.
Hasta el momento, tienen cubierta gran parte de las cenas, pero que las personas que quieren ayudar pueden contactar al (0971) 771-475 para sumarse con lo que haga falta. “Nosotros les vamos a guiar cuáles son los hogares en los que faltan cosas. Si ya se completó el pollo les pedimos las gaseosas, o si ya se tiene la cena y bebida les pedimos algunos obsequios para los niños o los abuelos”, confirmó.
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Agregó que visitarán lugares con mucha cantidad de personas como la Penitenciaría Nacional de Tacumbú, la Chacarita y otros sitios. “Ese día vamos a estar frente a la Catedral de Asunción, esperamos a los chicos y les preparamos juegos, para luego cenar una porción de pollo con sopa y gaseosa, para que puedan tener una Noche Buena digna como todos”, confirmó.
Las visitas se desarrollarán el 24 de diciembre de 16:00 a 21:00, no hace falta que se queden por todo ese tiempo, estas personas solo necesitan de 2 a 3 minutos para ser felices en estas fiestas. “La visión de Cenando con Jesús es un mundo transformado mediante la poderosa fuerza del amor, que transforma la vida de las personas que ayudan finalmente”, puntualizó.
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