El pasado 24 de mayo, a las 10:34, en el Hospital del Instituto de Previsión Social (IPS) de Ciudad del Este llegó al mundo Milagros María Auxiliadora Gallardo Toledo, con apenas cinco meses de gestación y 780 gramos, a través de un parto por cesárea de urgencia.

Su nacimiento fue prematuro debido a que querían salvar la vida de su madre con COVID-19 positivo, quien presentaba dificultad respiratoria por el embarazo, mientras que la posibilidad de vida era de 0% para Milagros, por su edad y peso, pero hoy está cerca de cumplir los seis primeros meses.

En ese sentido, la ciencia, la fe y la buena voluntad se aliaron para salvar a Milagros. Su historia está cargada de emociones. Poco tiempo después de dar a luz, la madre de la niña fue intubada y lastimosamente falleció a causa del COVID-19.

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“Ella tenía cinco meses y dos semanas, cuando el domingo 23 de mayo mi señora, que ya estaba internada por COVID-19 positivo en el Hospital de Contingencia del IPS. Como le costaba mucho respirar (a la madre de Milagros) y ella era muy chiquita, los profesionales optaron por sacarle a Milagros para que mi señora pueda respirar mejor, intubarla y mandarla a terapia. Las posibilidades de vida era de 0% para mi bebé, porque era imposible que ella sobreviva”, relató Édgar Andrés Gallardo, papá de Milagros.

Según cuenta el hombre, la cesárea de urgencia tenía como objetivo salvar la vida de su esposa María Mercedes Toledo Benítez, atendiendo a que la beba, en esas circunstancias no tenía posibilidad de vida, pero al final la que sobrevivió fue Milagros e hizo honor a su nombre. Lamentablemente a su madre, tras 16 días de internación en terapia, le quitaron los tubos para practicarle una traqueotomía, pero no aguantó y falleció.

Milagros, la gran guerrera de la vida, el próximo 24 de noviembre cumplirá sus primeros seis meses de vida. Foto: Gentileza.

“La beba nació llena de vida, es una guerrera de la vida, si bien tiene secuelas y sigue con su tratamiento en el IPS Central, cada 15 días le llevo; dentro de todo ella está muy bien. La principal secuela que quedó es en la vista, todavía no recibió su alta médica en oftalmología”, señaló Gallardo.

La pequeña, luego de nacer necesitó neoterapia, que es un tratamiento para los bebés que no llegaron al término de la gestación; luego de 24 horas de buscar este servicio en todo el país, finalmente consiguieron un lugar en IPS Central, donde estuvo internada por cuatro meses en incubadora, que hacía del vientre de su madre para completar su desarrollo.

“Nos quedamos allá cuatro meses, en ese tiempo ella pasó por muchas cosas, infecciones hospitalarias, hubo perforación del pulmón a consecuencia del uso excesivo del respirador y logró superar todo eso. Milagros es una guerrera, no se dejó vencer por nada. Ahora llego y ella me balbucea, reconoce mi voz, es muy viva y eso me llena de fuerzas para ella, para su hermanita y su otro hermano, porque me quedé solo con ellos, ya que mi señora esposa se me fue, hasta ahora eso no puedo creer”, relató.

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