La fortaleza, la perseverancia y el amor son solamente tres de las tantas cualidades que podemos hallar en Catalina “Caty” Fernández y Aníbal Ayala, quienes decidieron unir sus vidas en 1976, hace 45 años, cuando ella contaba con 21 años y él con 29.

Hasta aquí bien puede ser la historia de vida de varias parejas que han tomado la misma decisión, pero lo que diferencia a estas dos personas, casi almas gemelas, es que ambos son pacientes oncológicos desde hace más de dos años y juntos han decidido emprender una lucha contra este terrible mal.

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Caty y Aníbal decidieron renovar sus votos matrimoniales para continuar superando juntos el duro camino que la vida les ha marcado. Foto: Pánfilo Leguizamón

Trece días en UTI

Como si batallar contra el cáncer no fuera suficiente, ambos contrajeron COVID-19 al mismo tiempo, pero quien se llevó la peor parte fue Caty, a quien tuvieron que ingresar a la Unidad de Terapia Intensiva en el Hospital de IPS Ingavi, donde permaneció internada durante 13 días hasta que juntos lograron vencer al virus.

Fueron días muy duros para la familia y sobre todo para la pareja, que ya había perdido a su hija mayor, Cinthya Karina, cuando ella contaba con 30 años de edad.

El día en que Caty fue dada de alta, tras vencer a la enfermedad que ha puesto de rodillas al mundo entero, ella salió sonriente a buscar el abrazo de sus hijas y sus nietos, pero, sobre todo, encontrarse con su alma gemela, Aníbal, quien no paraba de sonreír, demostrando su alegría por haber superado juntos otra dura prueba que les ponía la vida.

El mejor homenaje al amor

Aníbal decidió que el mejor homenaje que podría realizar a la vida y al amor era pedirle matrimonio otra vez a Caty, y así, tras esos golpes recibidos y que hasta al más valiente y fuerte guerrero podría haber hecho rendirse, la pareja celebró la renovación de sus votos matrimoniales el mismo día en que cumplían 45 años de casados.

Una sencilla pero muy emotiva ceremonia reunió en torno a la pareja en la Catedral Metropolitana a las dos hijas que le sobreviven, Laura y Mónica, además de los nietos Cathia Cecilia, el pequeño Roger y la viajera Candela Nicol, quien dio la vuelta al mundo desde la República de China (Taiwán) para llegar a celebrar junto con sus abuelos este gran homenaje a la vida y al amor.

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Rodeado de sus seres queridos

Caty y Aníbal decidieron renovar sus votos matrimoniales para continuar superando juntos el duro camino que la vida les ha marcado. Foto: Pánfilo Leguizamón

La ceremonia fue presidida por el arzobispo de la ciudad de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, quien inició la misma con estas palabras:

“Para seguir adelante por muchos aniversarios más, con la misma fuerza y amor, les invito a renovar sus votos matrimoniales. Esperamos que don Aníbal y doña Catalina experimenten otra vez la gracia recibida el día de su boda, cuando dieron testimonio de la unión de Cristo y la Iglesia. Oramos porque su matrimonio continúe siendo fortalecido por el ejemplo de la Sagrada familia y el amor que viene de Cristo”.

Catalina y Aníbal renovaron sus votos matrimoniales, como un compromiso para continuar recorriendo, más unidos que nunca, ese camino que hace 45 años eligieron hacerlo juntos.

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