Hace 2 años se fue para estudiar ingeniería en biomedicina y cuenta que quiere volver a Paraguay cuando termine su formación para aportar su granito de arena a nuestro país.

Candela Solís Ayala es de Luque y está hace 2 años en Taiwán. Tiene 19 años y se fue a los 17, luego de terminar el colegio a los 16, y actualmente vive en la ciudad de Tainan, que se encuentra al sur de Taiwán.

Viajó mediante las becas ofrecidas por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Taiwán, que ofrece a los países con quienes mantiene relación diplomática. Comentó que el programa se llama MOFA, por sus siglas en inglés, y su programa en específico –que no es el único– consta de 5 años, de los cuales 1 año es de chino mandarín y 4 años de facultad.

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“Yo ahora estoy cursando mi grado en la facultad. Los períodos son diferentes de acuerdo a cuál sea tu programa. Llegué a fines de agosto del 2018 y vine con un grupo de 40 estudiantes. En la misma semana que llegamos ya empezamos con las clases de chino mandarín y esa época estuvo un poco complicada porque a la par de que íbamos teniendo responsabilidades académicas, también teníamos que estar adaptándonos a todo el ambiente, comida, cultura, que es completamente diferente al de nuestro país”, empezó contando a La Nación.

La joven luqueña posó con su bandera paraguaya cuando visitó el Caoling Historic Trail, en Toucheng. Foto: Gentileza.

Requisitos para mantener la beca

Candela dijo que el año de estudio de chino se dividió en 4 trimestres, en los que tenían exámenes y tareas todos los días, y antes de que se acabe el primer año tenían que cumplir con 2 requisitos para seguir con la beca. Mencionó que uno era haber alcanzado el nivel A2 en el test del idioma chino mandarín y ese nivel tenían que haber alcanzado antes de junio del 2018. El otro requisito era que una de las universidades a las que aplicó le acepte para poder continuar recibiendo la beca.

“El examen yo pasé en marzo del 2018 con B1 incluso y para mayo ya tenía la carta de admisión de la universidad a la que había aplicado, que es la National Cheng Kung University, que es una de las 3 mejores universidades de acá, la mejor y más antigua en ingeniería”, explicó.

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La joven indicó que está siguiendo la carrera de ingeniería en biomedicina, que ya terminó su primer año de universidad y que en setiembre se inicia el segundo año, donde va a empezar con énfasis en bioelectrónica.

Manifestó que una de las principales razones por las que decidió estudiar afuera es porque actualmente no se cuenta con esa carrera en el país e incluso en la región hay muy pocos países que cuentan con la misma. Empezó a aplicar a becas y no solo a la de Taiwán, sino también para Corea y Estados Unidos, pero de la que recibió respuesta antes fue de Taiwán, por lo que se decidió por esa opción.

La universidad y la seguridad

Habló acerca de sus clases, sus materias y que todas ellas están en chino. “Hay universidades que imparten clases en inglés, pero no es mi caso y eso dificulta un poco porque a veces el nivel de chino que tenés no es suficiente como para poder entender el vocabulario técnico con el que te enseñan en la universidad, pero igual hay que encontrar la forma. Me acerco a los profesores, pido ayuda a mis compañeros, no dudo en pedir ayuda si necesito porque es bastante difícil intentar hacer todo sola”, aseguró.

La joven además de estudiar tiene la posibilidad de visitar otras ciudades. Viajó a Taipei donde conoció la montaña elefante. Foto: Gentileza.

Comentó además que es impresionante el nivel de seguridad en el lugar, ya que podés olvidarte de cualquier cosa de mucho valor y al buscarlas las encontrás intactas, como su caso, la billetera. “Podés salir a la noche, a la madrugada y tener la completa tranquilidad de que vas a volver sana y salva a tu casa”, afirmó.

La parte difícil

La joven se refirió además a los momentos difíciles y contó que una de las cosas que extraña es la comida, ya que los sabores son demasiado diferentes, pero que trata de salir adelante para poder cumplir con su objetivo. “También tuve momentos en los cuales las cosas se me complicaron bastante acá en la universidad con las materias, los exámenes a veces. Sí o sí extrañas cosas, comida, tu familia, pero yo personalmente vine con el objetivo que es volver a Paraguay en algún momento, pero volver para tratar de contribuir con lo que aprendí acá y tratar de aplicar allá”, sostuvo.

La vez que Candela visitó el Lover’s Bridge, en Tamsui. Foto: Gentileza.

“Todos los días veo las noticias de Paraguay y veo cuáles son las situaciones y cuál es la realidad de ahí, la cual es muy diferente a la que vivo acá y eso prácticamente me motiva más a seguir. Acá somos sumamente privilegiados porque la vida es superconveniente. Por ejemplo, mi única responsabilidad es estudiar, yo no me tengo que preocupar por los medios de transporte, por cómo volver a mi casa de la universidad, por mi seguridad. Si es que me falta algo para estudiar o no cuento con los materiales, la universidad se encarga de brindarme todo”, agregó.

La joven expresó que su objetivo es tratar de contribuir algún día en nuestro país, por lo que se quedará hasta terminar y verá además qué otras oportunidades tiene al terminar porque quiere realizar algún tipo de especialización y después volver.

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Cumplir los sueños aunque parezcan inalcanzables

Finalmente, Candela dejó un mensaje importante, sobre todo a los jóvenes que tienen la oportunidad de superarse. Afirmó que en su momento también para ella el hecho de salir a estudiar y prepararse fuera del país era solo un sueño y sonaba medio inalcanzable, pero se animó a buscar oportunidades y a intentar.

“A veces nosotros mismos nos autolimitamos tanto que ni nos animamos a intentar cuando en realidad no es tan difícil. Igual no quiero decir tampoco que ‘todos tenemos las mismas oportunidades’ porque esa aún no es una realidad en Paraguay. Yo sé que hay gente que sueña con tener una buena formación y ser elegible para alguna beca, pero lamentablemente el mismo sistema educativo limita bastante”, puntualizó.

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