Por Robert Bourgoing (@robertb_py).

Una de las principales desventajas de las criptomonedas es que tanto su emisión (minería) como su circulación no tienen ningún control por parte de un gobierno o banco central. Por ello, su utilización se da sin existir ningún marco legal que lo regule, quedando todo a criterio de sus mismos usuarios.

Por ello, ninguna persona podrá hacer una reclamación o presentar algún tipo de denuncia ante una institución porque, en otras palabras, “nadie podrá hacerse cargo”.

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Desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) han advertido que uno de los problemas que tienen las criptomonedas es “la falta de prácticas operativas, de gobernanza y de riesgo sólidas” a la hora de ser comercializadas por parte de personas e instituciones financieras.

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Son varios los países que aún analizan la creación de un marco legal para respaldar el uso del bitcóin y cualquier otro tipo de criptodivisas para efectuar transacciones en sus respectivos territorios, aunque eso aún queda por definirse.

La calificadora de riesgos Fitch apuntó que la adopción del bitcóin puede incrementar los riesgos regulatorios para instituciones financieras, incluyendo la posibilidad de violar leyes contra el blanqueo de capitales y la “financiación del terrorismo”.

Moneda legal de El Salvador

El setiembre de 2021, El Salvador daba un paso trascendental al convertirse en el primer país del mundo en adoptar el bitcóin como una divisa de curso legal. Esta decisión fue tomada con asombro y escepticismo en el mercado mundial, sobre todo por los riesgos que implica manejarse con criptomonedas. La pregunta que muchos se hacen es ¿podrán otros países seguir ese mismo camino en algún momento o sería un paso muy arriesgado?

La decisión adoptada por el gobierno de Nayib Bukele de adoptar al bitcóin como moneda de curso legal, además de causar sorpresa, también fue objeto de análisis en todo el mundo, principalmente por parte de organismos internacionales y expertos en economía que vieron con cierto recelo la medida.

Si bien el bitcóin y las criptomonedas en general han ido ganando terreno en los últimos años, siendo ampliamente utilizadas para todo tipo de transacciones digitales, aún nadie se ha arriesgado a tomar una determinación tan drástica como la de El Salvador, puesto que detrás de la misma existen también muchos aspectos que deben ser tenidos en cuenta.

El presidente salvadoreño Nayib Bukele anunció la construcción de la "Ciudad Bitcóin". Foto: Gentileza.

Alta volatilidad

Días atrás, el Banco Central del Paraguay (BCP) emitió un comunicado en el que reiteró algunas advertencias sobre las criptomonedas -también conocidas como “criptodivisas”- y los riesgos que implica realizar transacciones con las mismas.

En tal sentido, advirtió a los inversionistas y al público en general que las criptomonedas, al no ser emitidas por un banco central, no tienen curso legal ni fuerza cancelatoria, haciendo énfasis en que el valor de las mismas está basado principalmente “en la confianza que las personas dan a la misma”, por lo que su precio fluctúa de acuerdo a la oferta y la demanda”.

Justamente uno de los principales aspectos en contra de estas “monedas virtuales” es la constante volatilidad que tienen, ya que sus precios varían constantemente sin que nadie pueda tomar intervención como sí pudiera ocurrir con otro tipo de divisas.

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Por dar un ejemplo: la criptomoneda pasó de costar alrededor de US$ 10.000 en septiembre de 2020 a un máximo de US$ 63.000 en abril del 2021. Posteriormente, cayó a US$ 30.000 en julio de este año.

Así también, existen momentos en los que la fluctuación puede ir de un extremo a otro, sin que se puedan tomar medidas que permitan generar una estabilidad en la situación. Por ello, los inversionistas que se manejan con criptomonedas apuestan prácticamente “al todo o nada” al momento de operar con estas divisas digitales.

Falta de aceptación

A pesar del boom que han tenido las criptomonedas de un tiempo a esta parte, aún existe un gran sector comercial donde todavía no son aceptadas, lo cual impide que muchos usuarios las puedan utilizar para transacciones comerciales.

Son varias las tiendas, empresas, negocios o prestadores de servicios en el mundo que no conocen o no están en capacidad de aceptar los pagos en este tipo de divisas virtuales. Además, la cantidad de sitios web y empresas que comercian con monedas digitales no es lo suficientemente grande.

Un cajero automático de bitcóin dentro de la tienda de tabaco Big Apple en la ciudad de Nueva York. Foto: AFP.

Exposición a estafas

Según señala el portal Economía3, el uso de las criptomonedas está asociado a ser víctima de robos o estafas, pues pese a que la tecnología llamada “blockchain” es considerada la más segura hasta ahora, no puede adelantarse o prevenir la comisión de errores por parte de sus usuarios.

Un dato a mencionar es que, si la clave privada de un usuario se encuentra accidentalmente en posesión de otra persona, podría utilizarse para el robo o estafa. Otro caso donde la pérdida de capital del titular es definitiva.

Falta de valoración

A diferencia de otros tipos de activos como las acciones y los bonos, en el caso de las criptomonedas la valoración va a depender de varios factores como la oferta y la demanda, el sentimiento de los usuarios y, en muchos casos, la opinión de líderes del mercado financiero que influyen de manera determinante en su precio.

Un claro ejemplo es el de China, cuyo gobierno influyó recientemente en el desplome de la divisa tras la declaración emanada por el Banco Popular de China en la que prohíbe expresamente a los bancos y a las plataformas de pago del país realizar transacciones y participar en actividades empresariales relacionadas con el comercio de criptomonedas bajo el argumento de “combatir la especulación del bitcóin y otras monedas digitales”, así como “garantizar la seguridad de los ciudadanos y mantener la seguridad y estabilidad financiera”.

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