Araceli Sosa es la joven que estuvo involucrada en el quíntuple asesinato, por el que fue condenado a 40 años de prisión Bruno Marabel. Ella también fue investigada por la Fiscalía y estuvo presa, acusada de haber participado del crimen ocurrido en la casa del horror en Asunción.

Sin embargo, en el marco del juicio oral y público, el Tribunal de Sentencia la absolvió por falta de pruebas. “Estoy muy feliz, siempre estuve tranquila, pero hoy estoy feliz”, aseguró, Sosa en entrevista con la radio Monumental, un día luego de haber sido absuelta por orfandad probatoria. “El Bruno que conocíamos era bueno, muy atento, dispuesto a ayudar a los demás”, recordó.

La exprocesada aseguró que siempre estuvo convencida que la justicia iba a escucharla, pese a que hasta ahora la Fiscalía asegura que ella sí cometió los delitos de omisión, por no avisar de un hecho punible, reducción y frustración de la persecución penal. Ella, sin embargo, desmintió que haya estado al tanto de lo ocurrido.

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Aseguró que desde el principio colaboró con la Policía para la detención de Bruno Marabel, cuando este pretendía fugarse del país. Cuestionó que la Fiscalía nunca allanó su vivienda en busca de alguna evidencia y aseguró que no ocultó el celular que Bruno le vendió y que ella desconocía que pertenecía a la asesinada Dalma Rojas.

De acuerdo a su relato, con sus compañeros de trabajo siempre creyeron que Marabel vivía solo en la ahora conocida como la casa del horror y que durante un karaoke realizado en la vivienda no percibieron olor alguno de los cadáveres que estaban enterrados, ya que solamente se quedaron en la sala y en ningún momento de las dos horas que estuvieron en el sitio fueron hasta el baño.

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“Era entrar por la rampa del estacionamiento y nos mantuvimos en una pieza, que era la sala. Si bien era raro que Bruno ponía desodorante de ambiente cada rato, en Burger King (donde todos trabajaban) él era el encargado de la limpieza del baño y siempre se pasaba con el desodorante en la mano, entonces le dijimos que no estábamos en BK en forma de broma pero nos dijo que debía estar limpio todo”, recordó sobre la noche del encuentro.

Areceli Sosa. Foto: Gentileza.

Día del hallazgo

Araceli comentó que su hermano Marcelo Gabriel estaba pasando por el lugar el día que se produjo el macabro hallazgo. Agregó que “de simple curioso” se quedó a averiguar qué pasaba porque conocía a Bruno. El oficial interviniente le mencionó que no era un joven el fallecido sino más bien una persona más grande, era el suegro de Marabel.

“Cuando surgió la noticia mi hermano me llamó, se hablaba del hallazgo de un cadáver, nosotros pensamos que el muerto era Bruno. De simple curioso se acercó. Me llama y yo estaba trabajando. Me dice que estaba en la casa y me pasa con el policía. Yo le dije que dé todos mis datos y pedí retirarme del local, pero como no estaba la gerente no pude, entonces la policía vino”, relató.

Siguió contando que en ese momento su compañera de trabajo Alba, la novia de Bruno cuando eso, recibió la llamada de un contacto guardado como Brenda. “Los oficiales le preguntaron si era Bruno y ella dudó pero luego dijo que sí, entonces le dijeron que atienda pero no avise que estaba la policía. Bruno le dijo que estaba pensando pasar Nanawa y que volvería en unos meses. El oficial le pidió que le diga que se quería ir con él. Ella le dijo que quería ir y entonces él le dijo que se suba a un taxi y que sobre Mariscal López le avise para encontrarse”.

Araceli recuerda que este oficial interviniente les pidió acompañarlo a la trampa que se le tendió al principal sospechoso y les prometió a ambas que luego regresarían a su lugar de trabajo. “Nos fuimos, hubo balacera y todo sobre Eusebio Ayala. Cuando llegamos al Departamento de Investigaciones, el comisario le dice a mamá que teníamos que pasar la noche ahí por medida de seguridad por orden de la Fiscalía, pero no como detenidas, el argumento era solo por seguridad. Al día siguiente ya nos sacaron esposadas y recién allí nos avisaron que estábamos detenidas por orden de la Fiscalía. Como dijeron los propios policías, si Marcelo (su hermano) no llegaba de curioso, otra iba a ser la historia, Bruno ya iba a estar en Argentina”, comentó.

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Respecto a las pertenencias de los fallecidos, Araceli indicó que en las cámaras de seguridad se puede ver que el teléfono -que ella desconocía que pertenecía a Dalma Rojas- se le había caído y roto el cristal, por lo que decidió guardarlo en su cartera que estaba en el casillero de su trabajo, esto tras haber comprado el aparato tecnológico de Bruno. “La Fiscalía nunca se fue a buscar nada, ni siquiera allanó mi casa. Además los fiscales se enteraron de la heladera porque yo misma conté que Bruno había vendido a una tía que estaba equipando su casa tras conseguir un nuevo trabajo”, dijo sobra la otra pertenencia de la familia asesinada.

Su vida en el Buen Pastor

“Mi hija siendo tan pequeña sufrió mucho, tenía miedo de que nos vuelvan a separar. En el Buen Pastor me tuvieron aislada, por seguridad. Las guardiacárceles se encargaron de hablar con las demás, explicando que no soy esa que decían de mí”, recordó sobre su paso por el Buen Pastor tras haber sido imputada por complicidad en este caso.

“Yo antes ni siquiera de visita fui a una cárcel. Yo decía que estaba en una jaula, yo pensaba: ‘acá me van a matar’. Pero muchas de mis compañeras de celda tenían miedo de mí, cuando yo iba al baño se esparcían todo. Mis propias compañeras tenían miedo pero con el tiempo se dieron cuenta que no era cierto lo que decían de mí. Nunca intentaron atacarme”, dijo.

Recordó con aprecio a las guardiacárceles, quienes la ayudaron para que pueda consultar tras sufrir una hemorragia durante su privación de libertad y siempre recibían con mucho cariño a su hija.

También rememoró que pese a que intentó proteger a su pequeña hija, esta terminó enterándose de lo sucedido. “Un día mi hija me visitó y me dijo que su compañera le contó que yo estaba en una cárcel porque le maté a un nene. Se me cayó el mundo porque lo único que quería era protegerla. Grande fue mi sorpresa cuando me enteré que en la escuela le dijeron y que le hicieron mucho bullying. Le tuvimos que sacarle de la escuela por eso”.

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Sosa lamentó que tanto él como su hermano quedaron sin trabajo por haber sido involucrados en el macabro crimen y deseó que ahora una persona de buen corazón se apiade de ellos y los ayude a comenzar de cero.

“Me dolió mucho como los medios hablaron de mí sin conocerme o sentarse a hablar con mi familia o vecinos para saber cómo era mi vida”, refirió por último, al momento de insistir en que se cumpla la figura de la presunción de inocencia para evitar que otra persona inocente tenga que afrontar lo mismo que ella.

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