A 110 años de la muerte del político militar paraguayo general Bernardino Caballero Melgarejo, los historiadores Saúl Zaputovich Zacarías y Fabián Chamorro Torres presentarán el libro “Bernardino Caballero, el gran iniciado” este sábado 26 de febrero, a las 11:00, en la Academia Paraguaya de la Historia, ubicada en la calle Dr. Andrés Barbero esquina Artigas, en el edificio La Piedad de la ciudad de Asunción.
En la presentación del libro actuará como presentador el canciller nacional Euclides Acevedo. El libro estará disponible en librerías y otros puntos de venta, pero en el día de la presentación tendrá un costo promocional de solo G. 70.000 y los aficionados a la historia paraguaya están invitados a participar de este importante lanzamiento.
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El material de autoría de Zaputovich y Chamorro consta de al menos 150 hojas, tiene una tapa plastificada con la imagen en blanco y negro del general Bernardino Caballero, además de ilustraciones y documentos inéditos al que accedieron estos historiadores.
“Se trata ya de una segunda edición, esta vez con la colaboración del historiador Fabián Chamorro Torres. En el material se plasma toda la información en referencia al general Bernardino Caballero desde que se enroló al ejército, pasando por todas las revoluciones internas antes de ser presidente y después de asumir la Presidencia hasta su paso a la inmortalidad”, señaló a La Nación el historiador Saúl Zaputovich.
En la ocasión, invitó a la gente a participar del lanzamiento y refirió que el material será una importante fuente para la academia.
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“Los héroes son un elemento de cohesión e identidad en la sociedad”
Con motivo del Día de los Héroes, que se celebró el pasado 1 de marzo en conmemoración de la muerte en batalla del mariscal Francisco Solano López durante la guerra contra la Triple Alianza, Augusto dos Santos recibió en su programa “Expresso”, transmitido por GEN/Nación Media, al historiador Fabián Chamorro para hablar sobre la construcción de la figura del héroe en la historia paraguaya, así como de otras personalidades y hechos relevantes de nuestro pasado.
Fotos: Eduardo Velázquez
–ADS: La historia quizás tuvo su salud en el hecho de que estuvo revisándose, ¿verdad?
–FC: Hasta ahora se revisa la historia. Luego de la guerra del Chaco, con el militarismo se instala también el nacionalismo paraguayo en el sistema educativo. Y eso el paraguayo tuvo durante décadas, hasta el 93, 94, que fue la reforma. Y ahí empeoró porque ahí se dejó de enseñar historia.
–¿Cuándo se dejó de enseñar?
–Se enseña, pero con muy mala calidad. El revisionismo histórico hablaba de que el guaraní es como que desapareció en el siglo XVI. Se mestizó con el español y dejó de existir. “El alma de la raza”, un libro muy interesante de Manuel Domínguez, que es importante para entender el principio del siglo XX, habla de un mestizo blanco, pero que se quedó con la bravura del guaraní.
–Esa es la eterna negación también.
–Se invisibilizó al indígena en la historia del paraguayo. Por eso es que no tenemos héroes indígenas. No recordamos ninguno. Porque se mestizó totalmente en el siglo XVI con esos españoles, con el mito de la doncella guaraní y el gallardo español. Ese fue un proceso violento. Pero eso es lo que se enseñó a partir de ese momento. Entonces, por eso es que nosotros no tenemos héroes guaraníes. Tampoco tenemos una población muy grande de estos originarios como para que ellos recuperen esos nombres. El 2 % de Paraguay nada más hoy ya es indígena. O sea, estamos hablando de un porcentaje pequeño. Y otra vez, ese porcentaje, un poco más de la mitad creo que son guaraníes. El resto ya no. Entonces, por esas dos razones es que hoy en día nosotros no tenemos un héroe guaraní. Guambaré de repente suena, que por una cuestión de la grafía de la época se quedó como Lambaré, pero hasta ahí.
MESTIZAJE
–Si le minimizamos a los héroes indígenas, mirá la negación y la invisibilización de los negros en nuestra historia.
–Y también se mestizaron. Todos nosotros somos un proceso de mestizaje porque somos blancos. Es un mestizaje que perdió el color de los otros, por decirlo de alguna manera. Y se quedó blanco y se quedó con la mejor parte de todos. Y el negro sí que hasta hoy en día, si vos ves los grandes debates de redes sociales, los muchachos niegan que existió esclavitud en Paraguay. Y existió esclavitud y fue una población muy importante. Desapareció prácticamente durante la guerra contra la Triple Alianza y también se mestizaron.
–Hay una crónica que hace una comparación de los ejércitos paraguayos y bolivianos y en la que se señala que en este ejército no hay ningún rasgo indígena.
–Sí. Los cruceños también usaban ese discurso contra los paraguayos y los paraguayos abiertamente. Los dos se trataban de indios despectivamente. Y los dos tenemos elementos. Ellos más porque ellos sí vinieron parcialidades, sobre todo los de la zona de La Paz y demás, donde eran cholos. Sin embargo, Paraguay no llevó contingentes indígenas. Servían como baquianos ya en el Chaco, pero no eran enrolados como sí ocurría en Bolivia.
–Hubo un payaguá célebre de la época de la guerra contra la Triple Alianza.
–José Ortigoza. El sargento Coatí. (Juan E.) O’Leary lo recupera porque él le salva a (José Eduvigis) Díaz una vez que fue herido . Él es el más famoso probablemente.
–¿Y a los próceres de mayo dónde los ponemos?
–Volvemos al discurso nacionalista. El discurso nacionalista tiene tres pilares. José Gaspar Rodríguez de Francia, Carlos Antonio López y Francisco Solano López. El primero se apropia de toda la independencia. O sea, Francia es la independencia. Estos eran terratenientes que llegan a ser héroes por el hecho de que lograron la independencia nacional. Fijate que no hay tampoco ahí ni un campesino. Por más de que se le trate de dar el cariz o que se le quiera arropar de pueblo, son las élites. Es una élite económica y de terratenientes los que lograron la independencia del Paraguay.
–Y en general en los héroes también hay una situación parecida.
–La mayoría de los héroes son gente con un poder económico y político muy importante.
–Salvo Yacaré Valija y otros.
–Ellos trascendieron gracias a proezas increíbles. José Félix Estigarribia era un campesino. Vino de la zona de Caraguatay, pero también fue de la élite. Todos se convierten en élite una vez que van llegando. El novecentismo puede ser, pero para nuestra crónica nacionalista ellos no son héroes, son intelectuales.
COHESIÓN
–¿Para qué sirven los héroes?
–Es un elemento de cohesión y de identidad. Hoy en día podemos discutir quiénes deberían ser tomados como héroes. Nosotros estamos llenos de estatuas militares porque vivimos dos guerras. Una de ellas casi nos hizo desaparecer. Después vino otra guerra internacional importante. El discurso nacionalista que se instala es militarista. Entonces, recuerda esos héroes militares. La creación del héroe máximo, que es un proceso que se inicia a fines del siglo XIX hasta 1925, 1926, que es la reivindicación de Francisco Solano López, es justamente crear un héroe que cohesiona a una sociedad que se iba a ir nuevamente a la guerra. Entonces se hace todo un trabajo para convencerles desde chicos de que vos tenés que irte a la guerra a defender el Chaco y este es tu héroe. Esta es tu imagen, este tenés que ser vos, de este tenés que sentirte orgulloso. Y ese era López y así se crea la figura del héroe máximo para Paraguay. López al terminar la guerra contra la Triple Alianza era el villano. Fue proscripto y pasaron más de 60 años para que él se convierta en héroe máximo en la República del Paraguay. Entonces, ese es el trabajo del héroe. En esa época cohesionar y hoy en día es una parte de nuestro rasgo identitario, de nuestra identidad.
–¿Cómo se construyen los héroes en nuestra sociedad?
–Lo que siempre se encontró a lo largo de décadas es el héroe guerrero, el que pelea por la patria, el que pelea por la sociedad. Ese que toma las armas ese es el héroe y eso fue migrando con el correr de los tiempos. Hoy día las sociedades tratan de valorar otra cosa, otras profesiones, otros rasgos. Los bomberos del Ycuá Bolaños, el policía que le salva al bebé, en la pandemia los doctores, pero no se creó aún un relato en torno a ellos.
MASONERÍA
–Hay mucha historia de la masonería detrás de algunos monumentos, ¿verdad?
–El monumento más antiguo de Asunción y de Paraguay es masónico, que es el de la Constitución Nacional. Es una columna y encima está la patria. La mujer representa la patria. Al lado está el escudo nacional y ella con el preámbulo de la Constitución en las manos mostrando al oriente. Los masones son quienes redactan la Constitución Nacional de 1870. Y también son quienes después juntan los fondos para hacer ese primer monumento.
–¿Era o no masón el mariscal López?
–No. Definitivamente no hay documentos. Durante la guerra contra la Triple Alianza en los procesos de San Fernando se les persiguió a los masones. De hecho, tenemos un caso documentado de un italiano que hacía iniciaciones, de nombre Enrico Tuba, que fue fusilado en San Fernando por el solo hecho de ser masón.
–¿Y el mariscal Estigarribia?
–Él sí. Él llegó a ser grado 24. Se alejó de la masonería porque la guerra se acercaba y él fue enviado al Chaco tres años antes de la guerra prácticamente como para que comience a conocer toda esa zona y se tuvo que alejar de las logias masónicas. Se había cerrado la logia masónica en Concepción, donde él residió mucho tiempo. Y cuando él llega a ser presidente de la República él vuelve a entablar relacionamiento con la masonería paraguaya y estuvo ligado a la masonería hasta el fin de sus días.
–¿Y los enfrentados a Paraguay en Argentina o en Brasil que estuvieran ligados a la masonería durante la Guerra Grande?
–Tanto los líderes militares como la élite eran todos masones. En Argentina (Bartolomé) Mitre y los generales, lo mismo que los brasileños, el duque de Caxias y todo su entorno eran masones.
–¿Y Bernardino Caballero?
–Ya vino iniciado de Brasil, pero fue como prisionero de guerra. Aquí la masonería se instala con la ocupación aliada. No fue algo anterior, no fue algo de la época de López. Cuando López estaba peleando todavía hacia la zona del norte del país, la masonería se instala en Asunción.
EL HECHO CENTRAL
–¿Por qué el mariscal López es el gran héroe indiscutido de Paraguay?
–Porque él es el que tiene que enfrentar el episodio histórico más importante del Paraguay, que es la guerra contra la Triple Alianza. La guerra contra la Triple Alianza es un evento que cambia para siempre nuestra historia. Vos podés decir “pasaron 150 años”, pero Paraguay nunca se recuperó, por ejemplo, demográficamente de esa guerra. Porque Paraguay no tuvo ese flujo migratorio que sí tuvieron Brasil, Argentina y Uruguay en su momento. Tiene que ver también con problemas estructurales que empiezan con esa ocupación aliada y que nunca más se terminan. Él tuvo que enfrentar a la Triple Alianza, tuvo que enfrentar el Tratado Secreto de la Triple Alianza, que era un tratado que destruía Paraguay. Y fue fácil para los novecentistas que ensalzaron su memoria arroparle de la causa nacional porque cumplió su palabra de morir con sus últimos hombres en la última batalla. El relato perfecto construyeron para poder hacerlo el héroe máximo, pero no fue rápido.
–¿Cuándo López se convierte en héroe consensuado nacionalmente?
–Y consensuado yo creo que posterior a la guerra del Chaco porque había todavía un segmento importante, especialmente del Partido Liberal, que reñía con la figura de Francisco Solano López y eso hizo que el debate no se termine hasta la guerra. ¿Por qué siempre la guerra es importante para la figura de López? Porque él fue el elemento que tenía que cohesionar al Paraguay. Él y los héroes del 70. Por eso es que, por ejemplo, un Cecilio Báez termina reconociendo la figura de José Gaspar Rodríguez Francia, por ejemplo, ya cerca de la guerra. ¿Por qué? Porque era el elemento que terminaba cohesionando al Paraguay.
–Y un típico antihéroe fueron los legionarios.
–Y justamente con la construcción de ese relato del héroe máximo, tenía que haber un antihéroe. Esos son los legionarios. Y después hubo elementos que le pudieron dar fuerza a eso. Cuando Benigno Ferreira, presidente de la República, legionario, prohíbe que el paraguayo use poncho, prohíbe que la paraguaya fume cigarro en espacios públicos, era atacar la identidad del paraguayo. Y también eso hizo que el Partido Colorado rápidamente se vuelva nacionalista. Todo se dio para que en 1926, que era el centenario de su cumpleaños, fuera apoteósico.
–¿Qué pasó en 1926?
–Y fueron los 100 años del mariscal y fue una fiesta nacional. 40.000 personas en el centro de Asunción, miles de personas en todos los poblados más importantes de Paraguay. A partir de ahí yo creo que ya no había mucho que hacer con la figura de López. Los que estaban en contra de la reivindicación de López sacaron un libro que se llamaba “El mariscal López”, que eran artículos que hablaban, por ejemplo, del tema de las destinadas, el sufrimiento de las mujeres, los ajusticiamientos y amenazas, pero se quedó en el ámbito intelectual y de ahí ya no salió.
–Los últimos gobiernos progresistas de Argentina dieron su lugar a López pese a haber sido el héroe con el que se enfrentaron. ¿A qué responde esa corriente?
–En la década de 1970 aparecieron muchos escritores marxistas como (Eduardo) Galeano, como (Julio José) Chiavenato, como (José María) Rosa. Eran antiimperio y entonces le tomaron a López como un adalid contra el imperio. En esa época, por supuesto, hablábamos del Imperio norteamericano, pero ellos se fueron contra el Imperio inglés diciendo que ellos son el cuarto aliado que trajeron la guerra. Es un relato que se construyó a partir de historiadores de la izquierda tratando de traer un cuarto aliado a la guerra.
–O sea, ya tenemos un héroe y construyamos un enemigo funcional a la época.
–En Argentina (Juan Domingo) Perón devuelve los trofeos de guerra. (Carlos) Menem devuelve el mobiliario cuando era gobernador de La Rioja. Después hubo varias reivindicaciones. Cristina (Fernández) nombra una unidad mecanizada de artillería como Francisco Solano López. Los nombres de las calles en Argentina vas a encontrar Antonio López, Francisco Solano López, van a encontrar héroes de la guerra contra la Triple Alianza. Entonces, también fue un proceso latinoamericano de compartir héroes.
SECRETISMO
–Al que le resulta un poco más difícil ese rol reivindicador, sumido más en el secretismo de sus reliquias y documentos, es Brasil.
–Brasil es una república que tiene todavía esos aires de imperio, sobre todo cuando se trata de la cuestión de las relaciones exteriores. Yo he visto intelectuales brasileños cambiar totalmente la fisonomía cuando vos hablás de López y querés hablar de Acosta Ñu, querés hablar de Piribebuy. Todo es negación. Ellos hablan de que López quería expandir territorio. Teníamos un barco de guerra, teníamos 500.000 habitantes, Brasil tenía 10 millones de habitantes, tenía 40 barcos de guerra. O sea, ¿dónde queríamos expandir? ¿Con qué? Pero el relato quedó ahí y es algo que ellos repiten y que hoy en día, por ejemplo, ¿quiénes guardan esas reliquias que no quieren devolver? El cañón Cristiano es el elemento para mí más importante de lo que está en Brasil hoy en día.
–No hay que olvidarse de la ocupación de Asunción.
–Durante la ocupación de Asunción llevaron todo. Gran parte de lo que se saqueó, lo que no se vendió en Buenos Aires fue a parar a Río de Janeiro. Y ahí están el cañón Cristiano y decenas de otros cañones paraguayos más que tiene Brasil. O sea, de parte de Brasil no hay un gesto para cerrar definitivamente el tema de la guerra.
–¿Y en cuanto al aspecto documental también hay un cierre de los archivos?
–Ellos lo que están tratando de ocultar es el tema del tratado de límites con Paraguay. Yo creo que hubo coimas para los parlamentarios paraguayos, que votaron 23 contra 3 ese día a favor del tratado de límites con Brasil.
–¿En qué año fue eso?
–El 9 de enero de 1872, en plena ocupación militar le dicen “es de ustedes y quédense si quieren más en Asunción”. Se quedaron cuatro años más. Hay otros periodos de la historia en común entre Brasil y Paraguay en que Brasil reconoce que hubo coimas para parlamentarios paraguayos en épocas específicas. Entonces, si coimeaban en 1880, 1890, en el año 1900, no había problema de coimear 10 años antes. Y ahí se puede demostrar no solamente que se llegó a un acuerdo de límites bajo ocupación militar, sino que encima se sobornó a los parlamentarios para aceptar el tratado. Y es grave. Eso no prescribe. Yo creo que para evitarse ese problema diplomático que podría generar incomodidad.
–Hay volumen para temer por parte de Brasil de que a consecuencia de estos secretos se pueda plantear algún tipo de reivindicación histórica.
–Sí, categórico. Los saltos de Guairá están enteramente en territorio paraguayo. Cuando ellos se dieron cuenta, abandonaron 30 años de trabajo de delimitación en común para decir “ese siempre fue Brasil”. Se instalaron militarmente y después para evitar una guerra Estados Unidos, en plena Guerra Fría, dice “no. Mis dos aliados de acá no se van a pelear, solucionen”. Esto es un condominio, porque esos son hoy en día los saltos de Guairá, no es la mitad Paraguay y la mitad Brasil. Todo es de los dos. ¿Cómo delimitás eso cuando termine el tratado? Porque alguna vez Itaipú seguramente va a dejar de funcionar, dentro de 50, 60, 70 años. Ahí vamos a quedarnos nuevamente con el tema de los saltos de quién son. Hay mucha historia que le puede llegar a incomodar a Brasil a la hora de tener que negociar.
HÉROES DESTACADOS
–¿Cuáles son cinco vidas imprescindibles para entender lo que fue Paraguay en esa guerra en la categoría héroe o destacado?
–Paraguay tuvo tres estrategas en toda la guerra y lastimosamente se fueron perdiendo muy rápido, menos el último. El primero era Elizardo Aquino, el luqueño, que termina muriendo en julio de 1866. El segundo era el general José María Bruguez, artillero, un hombre muy informado a pesar de salir muy poco de Paraguay. Fue un muy buen estratega y muere ajusticiado durante los procesos de San Fernando en junio del año 1868. Y tercero es Bernardino Caballero, que es el estratega que le quedó a López para tratar de parar el aluvión aliado en esa época, que ya era imposible. Ellos tres para mí son fundamentales para entender la dinámica de una guerra que es totalmente diferente a la que conocemos hoy en día y totalmente diferente a lo que fue la guerra del Chaco. Después tenemos dos que no podemos evitar que son José Eduvigis Díaz, por lo que representa para la memoria del Paraguay, y después por supuesto Francisco Solano López, que para mí es el personaje histórico más importante del Paraguay hasta hoy en día
–¿Y EN LA GUERRA DEL CHACO?
–Ahí voy a agregar a una mujer. Primero el mariscal (José Félix Estigarribia) porque tuvo una visión estratégica fenomenal diferente y el hombre pudo llevarlo a cabo en gran parte. Él no dejó de pensar un solo día en cómo destruir en una sola batalla a todo el Ejército boliviano y no lo pudo hacer, pero en diferentes batallas fue tomando divisiones enteras del Ejército boliviano. El segundo es Alejandrino Garay, un hombre que ya estaba jubilado y prácticamente anciano se convierte en patrono de la infantería paraguaya después de caminar más de 60 kilómetros con un ejército que no tenía prácticamente agua, sale detrás del Ejército boliviano y logra una victoria fundamental en Yrendagué. Tercero José Bozzano Baglietto, que es un hombre que hay que recordarlo porque lo que fue Estigarribia en la vanguardia Bozzano fue en la retaguardia. Rafael Franco, que fue nuestro gran valiente y, por último, quiero rescatar a una mujer, María Victoria Candia, que fue la jefa de enfermeras de Paraguay durante la guerra del Chaco.
–Contanos un poco más de ella.
–Ella se fue a Inglaterra sin hablar inglés, entró en una escuela de enfermería durísima, militar, donde la maltrataron, donde ella sufrió todo tipo de cuestiones, pero igual prevaleció. Gracias a sus méritos académicos pudo irse a Francia, pudo irse a Estados Unidos y cuando Paraguay le necesitó vino porque ella pudo haberse quedado a vivir bien, pero vino a Paraguay y ella se encargó del entrenamiento de las mujeres y cuando la guerra la necesitó también se fue hasta donde le permitieron llegar al frente para ayudar al soldado paraguayo. Ella es una mujer de nuestras olvidadas que merece el reconocimiento por lo que hizo.
–¿Y LOS CIVILES?
–Andrés Barbero, que le sirvió a Paraguay en la pandemia, le sirvió a Paraguay en la guerra del Chaco y cuando se sintió morir dejó toda su fortuna para Paraguay. La Sociedad Científica del Paraguay y la Academia Paraguaya de la Historia funcionan gracias a los recursos que él dejó ya hace más de 70 años. Él sigue aportando a Paraguay de esa manera a través de la ciencia, a través de la historia y para mí es un reconocimiento para un gran hombre. Después yo le agrego a todo el novecentismo paraguayo, que fue la generación intelectual más importante que tuvo el Paraguay.
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“La guerra del Chaco se está olvidando”
En este “Expresso” veraniego de GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe al historiador Fabián Chamorro, con quien entre brindis abordan algunos mitos, curiosidades y enigmas de la historia paraguaya al tiempo que problematizan ciertos lugares comunes que han quedado impregnados en el imaginario colectivo.
Fotos: Emilio Bazán
ADS: Eso del hueso perdido es muy curioso, una primera pintura del ser paraguayo, con calidad, con prejuicio o como sea.
–FC: Gaspar Rodríguez de Francia le pide a un científico suizo que había sido tomado prisionero, que estuvo por la fuerza en Paraguay de 1818 a 1825 y fungía de médico de Francia. Este una vez le pidió una autopsia de un paraguayo, porque decía que al paraguayo le faltaba un hueso porque no le miraba a la cara cuando le hablaba. Francia lo que se olvidaba es que su gobierno a partir de 1820 fue mucho más duro que el principio de su dictadura y había un miedo.
–No faltaba un hueso, sobraba sumisión.
–Y esto rescata genialmente Helio Vera, que sí hace una radiografía del paraguayo. También rescata el trabajo de un sacerdote que trabajó muchos años en el interior, que decía que el paraguayo tenía tres defectos: ñembotavy, vaivai y mbarete.
–Francia, aparte de saberse superior, tenía todo el poder. Eso supone una inmensa soledad, ¿no?
–Sí, mucha soledad. De hecho, no se le conocen hijos a Francia más allá de que hay trabajos de historiadores muy importantes que por lo menos le atribuyen una hija. Y también hay dos que medio le hicieron sombra, que era Fernando de la Mora y Mariano Antonio Molas, que se alió a él en un momento.
–Paradójicamente es Augusto Roa Bastos el que nos lleva a conocer mejor con toda la fantasía que puede tener su texto, ¿no?
–Y es impresionante ese libro. Es un libro pesado. O sea, la forma en que redactó Roa Bastos. Es fantástica la forma, cómo lo describe a Francia. Evidentemente, se tomó la labor de conocer bien el personaje y rescata hasta al perro de Francia, que es un personaje importante para la obra. Y creo que quien quiere conocer a Francia, por más que muchos historiadores me van a criticar, lean “Yo el supremo”. Es un personaje que genera mucha división, pero no llega al extremo del mariscal López. Yo creo que lo que se le podría criticar a Francia, ya estamos hablando de 200 años prácticamente, es el hecho de no haber roto ese aislamiento en el que nos metió, yo creo que de manera adecuada, porque teníamos un problema muy grave con Buenos Aires, una guerra civil que nunca terminaba, peleas con Portugal.
–¿Esas peleas eran por los puertos, navegación, económicas?
–Las peleas de siempre. Eran también cuestiones territoriales que no estaban bien delimitadas en aquel momento, la libre circulación de los ríos. Y todo eso hizo que Francia tome la medida de cerrar el país, pero esa amenaza creo que se acabó por lo menos 15 años antes de que él se muera y eso le condenó a Paraguay a mucho atraso en la época.
–¿Cómo es que se armó esa selección de 1811? ¿Por qué funcionó tan bien ese equipo?
–Yo no sé si funcionó bien. Lo que ocurrió es que se dieron una serie de circunstancias. El que estaba armando el equipo era Fulgencio Yegros. Y cuando Bernardo de Velasco se dio cuenta, que era el último gobernador español en Paraguay, que estaba armando el equipo, le envió a Itapúa. En aquella época vos llegabas a Itapúa en tres días. Entonces, le envió bien lejos. Y eso también hizo que los muchachos, cuando apeligraba la independencia, tomaran la decisión de apurar el golpe y hacer una revolución que terminó siendo un golpe cuartelero. Y yo no sé si estaba bien armado el equipo, pero Yegros intentó hacerlo. Y de todas maneras, quienes toman el poder eran parte de ese equipo, especialmente Pedro Juan Caballero y Vicente Ignacio Iturbe.
EL NOVECENTISMO
–¿Me podrías hablar un poco del novecentismo?
–El novecentismo paraguayo es la generación intelectual más importante. Esa generación nace de la guerra. Niños de familias paraguayas en el sentido de que eran hijos de madre y el padre ausente. Del Paraguay profundo, del interior. Imagínate en Mbuyapey, Barrero Grande. Los Garay, héroes de la guerra del Chaco, ellos estaban en Pirayú. Fueron criados por los abuelos. Ellos tuvieron buenas notas en las escuelitas de sus pueblos y así se ganaron la beca del Colegio Nacional. Con el Colegio Nacional empieza a levantarse el Paraguay, que estaba destruido por la guerra. El Colegio Nacional fue la política social de Estado más importante de nuestro país. Y todos esos jóvenes que tuvieron la oportunidad de venir con esas becas nacieron en chacras. Prácticamente vivieron de la economía de subsistencia. Y vos le ves 30 años después siendo grandes intelectuales y presidentes de la República.
–Era el Paraguay sobreviviente de la guerra.
–Así mismo. Ahí tenés a Eligio Ayala, Eusebio Ayala, Blas Garay, Fulgencio R. Moreno, Manuel Domínguez, Ignacio A. Pane. O sea una generación que brilló en periodismo, sociología, poesía. En todo lo que a vos se te ocurra ellos eran buenos.
–¿Qué más podemos hablar del novecentismo al respecto de quiénes fueron?
–Y a mí lo que me llama la atención es que mucho del trabajo intelectual que ellos dejaron se fue opacando por culpa de la política. Casi todos se metieron en política. Cecilio Báez fue presidente de la República. Él tenía prácticamente la misma edad de ellos y él fue maestro de ellos. Era idolatrado por esa generación. Porque una persona que si vos leés sus artículos una pulcritud y una lucidez que algunas de sus teorías económicas vos podés aplicar tranquilamente hoy en día. Lo mismo Eligio Ayala.
–Cuando pasaba eso ¿ya habían terminado la universidad o salían del colegio?
–Algunos ni habían empezado la universidad. Manuel Gondra, quien escribió una convención fabulosa para evitar los conflictos entre países americanos, no terminó la facultad. Juan E. O’Leary no terminó la facultad. Algunos murieron muy jóvenes. Ignacio A. Pane muere a los 40 años. Ricardo Brugada también muere a los 40 años. La mitad eran colorados y la mitad liberales. Y había mucho respeto entre ellos. Trabajaban juntos. Emprendieron cuestiones juntos. Entendieron el país de otra manera. Lastimosamente les tocó un periodo muy inestable.
–Además estaban en una etapa fundacional de los partidos políticos.
–La consolidación de algunas figuras también. Por ahí estuvo Albino Jara, que de alguna manera tuvo amistad también con muchos de ellos.
–¿Albino Jara era solo eso que se describe con frecuencia?
–Yo creo que era más que eso. Pero se dejó ganar por lo impetuoso. Tenía otras virtudes. Una persona también que vino de abajo. Él vivía en una especie de inquilinato con Adolfo Riquelme, que era un intelectual muy importante de esa época. Fundador de la Liga Paraguaya de Fútbol y del periódico El Diario, que tuvo muy larga existencia. Se criaron juntos. Eran lustrabotas. Juntaban su plata para poder estudiar. Y llegaron a ser políticos muy importantes. Y lastimosamente se terminaron enfrentando por la impetuosidad de Albino Jara. Y el que termina muriendo ahí es Adolfo Riquelme, que termina fusilado luego en una revolución en la cual se enfrentan los dos. Así terminan dos amigos que comenzaron en un inquilinato teniendo sueños juntos y llegaron. Porque los dos eran poder en el momento en que se pelean. Los dos eran ministros del gobierno de aquella época.
LOPISMO-ANTILOPISMO
–¿Fue en esa época también en que se da la famosa polémica lopismo-antilopismo?
–Es un poco anterior. Pero en el momento en que se da la famosa polémica, el novecentismo gana fuerza porque ahí chocan justamente figuras del novecentismo. En este caso, el maestro Cecilio Báez y el alumno Juan E. O’Leary. Y a partir de ese choque empieza el discurso nacionalista que se va fortaleciendo con el tiempo. Tenía las de perder cuando empezó O’Leary. Tanto es así que él pierde su trabajo en el Colegio Nacional. Se fue a San Lorenzo a vivir porque necesitaba recursos económicos. Y para 1926, eso que había iniciado en 1902, había triunfado el discurso nacionalista. O sea, se dio vuelta completamente la situación. Y para 1936, Rafael Franco, presidente de la República, nombra héroe máximo sin ejemplar al mariscal López.
–Hablaste de la fundación de Olimpia y Cerro por ahí también, ¿no?
–Olimpia y Guaraní son clubes que nacieron de la elite económica. Y el Club Guaraní es una pelea entre dirigentes de Olimpia, se van y fundan otro club. Después Nacional es de una elite intelectual. Ellos fundan a partir del Colegio Nacional. La mayoría de esos chicos después terminan siendo grandes abogados, sobre todo. Y después ya empiezan a fundarse los clubes populares, que son de los barrios. Y entre esos clubes populares nace Cerro Porteño, que nace de sectores no voy a decir pobres, porque tampoco eran pobres, quizás una clase media baja y luego permeó a todos los sectores. El fútbol hasta la década de 1960 era una época donde Guaraní, Nacional, Libertad y Sol de América tenían una masa importante de seguidores. Y Cerro y Olimpia se disputan esa hegemonía a partir de la década del 50 quizás. Pero ya se hablaba de clásicos anteriormente.
–¿Es solo un mito o hay forma de encontrar documentalmente que Cerro combinaba los colores rojo y azul porque representaba un signo de unidad?
–Una de las fundadoras del club, Susana Núñez, une los dos colores porque ese año fue la revolución en la que muere Albino Jara. Y hubo un combate en la zona de Paraguarí, en cerro Porteño, el lugar donde se libró la batalla del 19 de enero de 1811, antes de nuestra independencia, el cerro Mba’e. Y en el cerro de los Porteños, en 1912, pelean tropas liberales combinadas con colorados contra tropas liberales de otro sector. Y Susana tenía parientes dentro de esos contingentes que estaban combatiendo, eso fue en mayo, cuando murió Albino Jara. Para octubre se funda el club. Entonces ella, tratando de olvidarse de esas rencillas, une los dos colores.
LA GUERRA OLVIDADA
–La guerra del Chaco es quizás una guerra bastante reflejada en obras que nos resistimos a leer siempre.
–Yo le llamo la guerra que se está olvidando, porque el 90 % de la producción de libros de historia tiene que ver con la guerra de la Triple Alianza.
–¿Por qué?
–Y porque es una guerra que destruyó al Paraguay. Y que hubo todo un discurso tratando de revalorizar al soldado paraguayo y después revalorizar la figura del mariscal Francisco Solano López.
–Porque hubo una guerra de relatos.
–Sí, hubo una guerra de relatos que no duró poco tiempo. En la guerra del Chaco, no. También hubo mucho discurso político. Pero era discurso político de partidos contra partidos. No estuvo en juego la existencia como nación, como sí ocurrió en la guerra de la Triple Alianza en la que Paraguay pierde más de la mitad de su población, donde pierde territorio y que alcanzó a la población civil. La guerra del Chaco no, que se disputó en un territorio inhóspito, lejos de las grandes poblaciones de Paraguay y las grandes poblaciones de Bolivia. Entonces es una guerra que, a pesar de que la mayoría de nosotros tenemos padres o abuelos que fueron combatientes, es una guerra que se está olvidando.
–¿Cuál es el relato que tiene históricamente Bolivia con relación a la guerra del Chaco?
–Nosotros tenemos relatos nacionalistas que instalan los gobiernos militares tanto en Bolivia como en Paraguay y después está un relato más científico. Pero para Bolivia ellos ganaron la guerra. Y vos tratás de entender. 150.000 kilómetros cuadrados le hizo retroceder el Ejército paraguayo. Y dicen “nos quedamos con el petróleo”. Pero Paraguay no quería quedarse con esa zona, ya que estaba encima del río que nosotros decíamos que era nuestro límite histórico. Bolivia, ese territorio que le hicimos retroceder, ya había ocupado desde 1905 para adelante.
–¿Cuáles son algunos mitos de la guerra del Chaco?
–La indefensión del Chaco, por ejemplo. Vos no podías sacar en los periódicos “nos estamos armando, nos estamos preparando, compramos armas”. Y eso fue un mito que lastimosamente después lo usan políticamente primero el partido que hoy llamamos Febrerista. Y después, por supuesto, el Partido Colorado agarra también porque los que gobernaron durante la guerra fueron liberales. Hay que decir también que la victoria paraguaya del Chaco fue una victoria colectiva. Todos los paraguayos participaron. Y José Félix Estigarribia tuvo tan buen tino que a políticos hegemónicos colorados muy importantes les dio visibilidad y les dio espacio en ese ejército. La inteligencia paraguaya la manejaba Tomás Romero Pereira. Un referente del Partido Colorado. O’Leary fue llevado al Chaco. Estigarriba entendió que esta era una guerra de todos. El hijo de Bernardino Caballero fue uno de los héroes en Nanawa.
–¿Algún otro mito?
–El relato político trató de manchar eso con el tema de la indefensión. Los dos barcos, el Paraguay y el Humaitá, eran los barcos para guerra en el río más modernos de aquella época. Y llegaron en mayo de 1931. Y eso fue una fiesta. O sea, evidentemente se estaba preparando. Igual después ocurrieron hechos lamentables, como fue lo del 23 de octubre, donde se terminó asesinando a jóvenes que fueron a manifestarse contra esa indefensión del Chaco. Después está el mito de la entrega. Paraguay llegó a tres tratados con Bolivia en el siglo XIX y a un protocolo en el siglo XX. Si ustedes ven los mapas de esos tres tratados, de 1879, 1887 y creo que 1894, 95, en todos Paraguay cedía mucho más Chaco del que hoy tenemos. En ninguno de esos tratados se metieron documentos. Todo era transacción. Si ustedes ven lo que es hoy nuestro Chaco en comparación con esos mapas, nosotros ganamos muchísimo territorio. Entonces, no hubo tal entrega. Se hizo lo que se tenía que hacer en la mesa de negociaciones. Se llegó a un acuerdo cuando se tenía que llegar. ¿Qué nos esperaba si la guerra continuaba? Bolivia tenía una población tres veces más grande que la de Paraguay, que estaba al límite de sus recursos. Los bolivianos podían levantar tres ejércitos más sin ningún problema. De hecho, en la última etapa de la guerra, ellos tenían como 50.000 hombres. Nosotros teníamos 15.000. Entonces, llegamos a la paz cuando teníamos que llegar, porque si continuábamos eso podía ser catastrófico para Paraguay.
LOS NAZIS EN PARAGUAY
–Hablemos de los nazis en Paraguay. ¿Qué de mito y qué de realidad hay al respecto?
–Llegaron muchos. Primero hay que decir que en Paraguay había una comunidad alemana muy grande, de alemanes y de descendientes, en varios lugares del país, Independencia, San Bernardino, lo que hoy conocemos como las Colonias Unidas de Itapúa. También había importantes núcleos entre los menonitas. O sea, teníamos dispersos en el país comunidades alemanas muy importantes. La mayoría de ellos se habían unido al discurso nazi. Hay que entender que esta gente se unió a un discurso que estaba muy lejos de aquí. Ellos quizás lo hicieron por el hecho de sentirse todavía parte de Alemania. El primer partido nazi fuera de Alemania que se reconoce es el Partido Nazi Paraguayo, que se crea en lo que era la Colonia Independencia en el Guairá en 1929. Después eso va floreciendo. En Hohenau, en Cambyretá, cerca de Encarnación, el Colegio Alemán tenía las esvásticas. Se festejaban los cumpleaños de Hitler. Los militares paraguayos estaban enamorados del nazismo, menos Estigarribia. ¿Y por qué? Los uniformes, los grandes desfiles, todo el marketing que vendió el nazismo, eso querían.
–Y además era una especie de paradigma del ave fénix, del renacimiento.
–Todo eso le gustaba a la gente, evidentemente. Y permeó en parte la sociedad paraguaya, que fue antisemita. La Iglesia católica paraguaya fue muy antisemita también. Políticos paraguayos ya por el año 1936, 1937 trataban de hacer leyes para evitar que entren judíos. Cuando se dieron cuenta de que iban a tener algún tipo de problema con las comunidades, entonces adecuaron algunas leyes como para evitar que entren masivamente. Pero hay que decir que igual entraron.
–En términos de los enclaves pronazis que había, Paraguay no era un territorio muy hospitalario para los judíos.
–No, para nada. En ese contexto, cuando Paraguay adhiere a la guerra, era un apéndice de Brasil. Y Brasil era la potencia regional más importante unida a Estados Unidos. ¿Por qué? Porque Argentina siempre estuvo más neutral durante la Segunda Guerra Mundial, pero Brasil adhería automáticamente a Estados Unidos. Cuando ocurre lo de Pearl Harbor, en diciembre de 1941, se realiza una conferencia de cancilleres en Río de Janeiro y en esa conferencia Estados Unidos le obliga a sus aliados a que rompan relaciones con el Eje. Y eso ocurre con Paraguay en 1942. Y a partir de ahí, nunca hubo persecución en Paraguay. Acá el hecho más violento que hubo contra los alemanes fue cuando se declara la guerra a Alemania tres meses antes de que termine la guerra, se saqueó la legación alemana. Pero cuando termina la guerra, comienza la famosa ruta de las ratas que le llaman, que era la ruta que unía los sectores de Europa hasta llegar a los puertos de Italia para huir para esta zona. Increíblemente los pasaportes eran dados por la Cruz Roja y validados por el Vaticano. Y como para ellos era imposible determinar quién era nazi y quién no, así Josef Mengele adquirió su pasaporte.
–Era un caso paradójicamente humanitario.
–Ellos salieron así y todos se radicaron primero en Buenos Aires. Acá llegan contingentes de soldados de la SS, que son los soldados más fanáticos del nazismo. Y muchos se convirtieron en florecientes empresarios en Paraguay. Tuvieron hoteles, pero ellos no habían cometido crímenes de guerra. Los dos más importantes, por supuesto que probablemente hayan llegado otros más. Los dos más importantes que cometieron crímenes de guerra y que estaban siendo perseguidos por la Mossad también ya en aquella época, por los cazadores de nazis, fueron Josef Mengele y Eduard Roshman.
CONTACTOS
–Hablemos primero de Mengele.
–Mengele llega primero a Buenos Aires porque quien facilita la llegada de los nazis a esta región sudamericana es Juan Domingo Perón, quien les da la bienvenida y el que articulaba todo, a través de Perón, era el aviador Hans Rudel, que era un héroe de guerra muy respetado por los aliados también. Entonces, él viene a vivir a Buenos Aires cuando sabe de una comunidad muy importante de alemanes y él es el que facilita la entrada de los nazis. Y así ocurrió con Mengele. Hans Rudel es el que le abre el comercio allí en Buenos Aires y cuando comienzan a aparecer estos grupos que van secuestrando jerarcas nazis, entonces le dice Rudel, que tenía muy buena relación con Alfredo Stroessner, “andá a vivir a Paraguay”.
Y con tanta impunidad los dos primeros meses que llega a Paraguay reside en donde hoy es la Cancillería Nacional, que era un hotel, con su nombre y su apellido sin ningún problema. Mengele y su familia se dedicaban a la venta de vehículos para temas agrícolas y recorrió todo el país. Entonces vas a conocer muchos relatos de gente que le vio a Mengele en alguna parte del país y así vivió un tiempo en Altos.
–¿Y nunca más ejerció su profesión de médico?
–Se dice que le curó al hijo de un héroe de la guerra del Chaco, que es uno de los que le termina reconociendo para que él saque cédula paraguaya. Creo que es el único relato que tenemos así de ese tipo, pero él se dedicó al tema de la venta. Vivió mucho tiempo en la casa un soldado de la SS en Hohenau de nombre Alban Krug y allí tuvo más vida social porque casi todos eran alemanes, casi todos hablaban también alemán y después cuando lo tratan de secuestrar él comienza a ver qué podía hacer para irse, pero él tenía su cédula paraguaya con el nombre de José Mengele con su foto. Él saca la ciudadanía paraguaya y uno de los que sale como testigo es este héroe de la guerra del Chaco. Había un alemán que era dueño de la Ferretería Alemana, que era el que recibía a la gente acá y le daba los recursos para que se vayan moviendo. Y después se va a Brasil allá por 1967 o 69 y se pierde. Se pierde 11 años. Él muere en el 79 ahogado en Sao Paulo en una localidad lejana de la ciudad y reconocen su cuerpo recién allá por la década de 1990. Entonces viene una cazadora de nazis acá con carteles “No mientas Stroessner”, “Sé que vos sabés dónde vive Mengele”, “Dejá de proteger a Mengele”.
Mengele ya había muerto hace años. Cuando una delegación de una cadena europea que vino detrás de la mujer se enteró de la historia de la casa donde vivió Mengele, se fueron a Hohenau y Krug le dice “déjenle en paz, él ya murió”. Entonces él es el que les cuenta que murió en Brasil, no sé si les cuenta el lugar, pero él sabía perfectamente porque él fue su cuidador durante el tiempo que vivió en Hohenau.
–¿Y el caso de Eduard Roschmann?
–Es más increíble aún. Él se tuvo que escapar de Argentina, donde vivió con otro nombre. Él fue operario de una empresa automovilística, de ensambles de piezas, tranquilamente, hasta que en la década de 1970 salió la famosa película, primero el libro sobre Odesa. ¿Y quién era el personaje? Eduard Roschmann. Él se había escapado y hace el camino de las ratas y llega a Buenos Aires y vivió tranquilo hasta que salió esta película, que le hace tan famoso que los servicios secretos le comenzaron a buscar.
Y en Argentina le apresan por bígamo. Ni siquiera porque era un jerarca nazi. Cuando se enteran quién era, la misma policía le ayuda a escapar. Y él entra a Paraguay, donde vivió muy poco tiempo en una pensión en el centro. Todos hablaban muy bien de él, que era muy buena persona. Le agarra un infarto. Dicen que él desaparecía todo el día con un maletín. ¿Qué hizo el tipo? Se evantó un día, se fue de Clínicas de Sajonia hasta el inquilinato y nadie sabe dónde llevó su maletín ni qué tenía. Después se va y se interna otra vez. Muere dos o tres días después. Entonces ahí se pierde la documentación.
Deja un papel donde dice que, en caso de que se muera, llamar a fulana en Acassuso, en Argentina, donde él vivía.
–¿Por qué persistió por tanto tiempo el mito de Adolf Hitler en América y hasta en Paraguay?
–Eso es parte de un relato fantasioso que empieza ya por la década de 1960, cuando a Hitler le comienzan a ganar en todas partes. Los rusos son los que tomaron el búnker. Ellos tomaron las piezas. O sea, los cuerpos que encontraron ahí. Creo que se hicieron también autopsias por la década del 90 o 2000 que arrojaron que era él. Pero bueno, la fantasía ya creció y algunos autores ya comenzaron a escribir sobre dónde estaba, que estaba en el Gran Hotel del Paraguay. Es todo un mito. Cuando Hitler muere, él ya estaba destruido en todos los sentidos y cuánto tiempo más iba a vivir en esas condiciones? ¿Y dónde? ¿Cómo?
–Además era imposible que cruzara el Atlántico en un submarino.
–Un tipo perfectamente reconocible por todo el mundo. Una foto que sí todo el mundo vio. O sea, Mengele y Roschmann eran tipos que para el 90 % de la población del mundo eran desconocidos por el tema que no había fotos. Pero Hitler era una figura que aparecía en todos lados. Vos podés ver los periódicos paraguayos de la década de 1930. A partir de 1933 vos ves cada mes por lo menos una foto de Hitler.
CAMPOS DE CONCENTRACIÓN
–¿Es cierto que hubo un campo de concentración en Paraguay en los tiempos de Higinio Morínigo?
–Sí. Hubo un campo de concentración en el kilómetro 180, que es donde terminaba la vía del tren en el Chaco. Cuando empieza la guerra del Chaco, los soldados iban de esta manera. Salían del puerto de Asunción en los cañoneros e iban hasta Puerto Casado, que se hacía 16 horas lo mínimo y 24 horas lo máximo. Y te bajabas en Puerto Casado, donde se tomaba un tren que te llevaba 145 kilómetros al corazón del Chaco para llegar hasta Isla Po’i. Durante la guerra, el Ejército siguió construyendo justamente para que sea menos la caminata o el trecho que había que hacer por camión por el tema de los soldados y que eran destruidos.
Entonces, seguía la vía del tren, que casi llega al kilómetro 180. Y ahí Morínigo instala su campo de concentración. Se crea la Denapro (Departamento Nacional de Prensa y Propaganda) en 1942, que era una especie de Gestapo. Le vigilaba a todo el mundo, controlaba todo. Censura para todo. Todo lo que entraba a Paraguay, revistas, diarios, cartas pasaba todo por la Denapro. Y toda esa enseñanza viene de Brasil y Brasil de ¿quién aprende?, de Estados Unidos. En 1944 hubo una manifestación grande en la entonces Facultad de Medicina que terminó en una represión muy grande.
Entonces se plegaron obreros. Y esos fueron los primeros en llegar al campo de concentración. Muchos mueren ahí. Según el relato de los sobrevivientes, su alimento en el día era cocido. Le daban tres o cuatro veces agua para que tomen. Si querían lavarse, tenían que usar el agua para tomar.
–¿Cómo se hizo público?
Un estudiante de medicina se escapa del campo de concentración, llega a Formosa y de ahí se va a Montevideo y denuncia. El País de Montevideo es el que empieza una campaña contra Morínigo por el tema de los campos de concentración. Y justo en Uruguay estaba como embajador Natalicio González, que en esa época adhería a Morínigo.
Natalicio le defiende a Morínigo. Un periodista de El País le dice “yo me quiero ir”. Como la sociedad paraguaya era pequeña, él sabe dónde ir a preguntar. Por supuesto, a grupos que estuvieron metidos en esa represión y da con los campos de concentración. Según el relato que él cuenta en El País, había tres campos en esa zona. Y la mayoría moría por las penurias porque ellos hacían trabajos forzados en el mantenimiento y ampliación de la trocha del tren.
Increíblemente, durante la revolución del 47 ese campo de concentración es usado por los revolucionarios, que fueron los liberales, el febrerismo y el comunismo. O sea, todas las fuerzas contra el Partido Colorado. Y como ellos toman Concepción, le apresan a todos los colorados y le envían a ese campo de concentración. Eso sí, no le hacen realizar trabajos forzados. Pero ahí fueron confinados. No sé si te suena el nombre de Darío Gómez Serrato.
–Sí. Un gran poeta.
–Un poeta. Él era el vigilante. Sí, porque él era febrerista. Él había sido colorado cuando empieza la revolución de Franco, pero luego adhiere a Franco. Y como era un febrerista convencido, fanático, él se encargaba de vigilarle a los colorados en el kilómetro 180.
–Poeta y vigilante.
–Y Stroessner le perdona. Eso también hay que decir. Después de la revolución del 47, por supuesto ocurren más cosas. Cuando viene Stroessner, le va perdonando a algunos de ellos. De hecho a Franco mismo, que le permite volver al país. Y lo mismo pasó con Darío Gómez Serrato, que después comienza su producción y nadie se acordó de su pasado de vigilante en un campo de concentración.
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El show “Birras con Historia” tendrá la participación del Grupo Generación
El evento Birras con Historia edición “Sonidos del Paraguay” tendrá como invitados al Grupo Generación, el show será el próximo 27 de septiembre, en la Quinta del Doctor Francia, más conocido como el Caserón de Ubalda, ubicado en Santísima Trinidad de Asunción. Las entradas están a la venta en la web Tuti.com.py.
“Birras con Historia es un formato que suele tratar de temas específicos sobre la historia de Paraguay, desde temas generales a curiosidades. En esta edición, como en septiembre se conmemoran dos fechas muy importantes, una de la Guerra del Chaco y otra de la Guerra de la Triple Alianza, entonces decidimos ver la posibilidad de hacer algún musical”, explicó Fabián Chamorro, uno de los organizadores, para La Nación/Nación Media.
El organizador indicó que se expondrá la importancia de la música durante las mencionadas guerras, se escuchará además repertorio musical referente a estos eventos bélicos. “Va a escuchar la historia de cómo era la música durante las contiendas y también, de paso, escuchar la música del Grupo Generación”, subrayó Chamorro.
Según el organizador del evento, el Grupo Generación fue invitado al show “Birras con Historia” para la edición de septiembre, invitación que los músicos aceptaron por la amistad que comparten con la organización del espectáculo. “El evento siempre dura una hora, o sea, después la gente comparte con nosotros, cuando yo hablo de historia o se va un grupo a cantar, después se quedan a compartir ahí con la gente que va al evento”, relató el organizador.
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Historias a relatar
El organizador indicó qué fragmentos de la historia se contará durante el show. “Por ejemplo, en la guerra de la Triple Alianza, la importancia que tenían las bandas musicales durante las batallas, cómo eran esas bandas musicales, qué tipo de música tocaban; después, durante la guerra del Chaco, también la importancia de las bandas, ya no en la batalla, pero sí para elevar el espíritu de los combatientes en los campos militares”, adelantó Chamorro.
El historiador invitó a la ciudadanía a ser público de este evento único: “Participen de algo diferente a lo que generalmente se hace en una historia del Paraguay. Van a aprender sobre una parte importante de nuestra historia nacional y también van a disfrutar de muy buena música, con el que yo considero uno de los mejores grupos paraguayos de estos tiempos”, dijo el organizador.
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Celebridades hicieron honor al 1 de agosto bebiendo el popular carrulim
Como cada año, el 1 de agosto en nuestro país no pasa desapercibido porque la tradicional bebida carrulim es consumida bajo la idea de una protección contra las “vacas flacas” y todo “lo negativo” que pueda traer este mes consigo.
En ese sentido, figuras de diferentes ámbitos compartieron a través de sus redes sociales la ingesta del carrulim como, por ejemplo, el precandidato a la Presidencia de la República Santiago Peña, quien expresó: “¡El infaltable carrulim! para arrancar agosto, fiel a nuestras tradiciones”.
Así también, el embajador británico en Paraguay, Ramin Navai, mostró cómo consumió los 7 tragos de esta bebida. “Ups, pensé que tragos = shots. Bueno, estoy re listo agosto”, escribió Navai.
Por otro lado, la conductora de radio y TV Bibi Landó, más conocida como Tía Bibi, aseguró que el carrulim preparado por sus propias manos es el mejor de todos. “Quiero contarles que el carrulim que preparo es el más rico de la comarca”, afirmó.
El detrás
El historiador y promotor cultural Fabián Chamorro dio una breve reseña acerca de los orígenes de esta bebida y por qué está tan arraigada en nuestras costumbres. “Una tradición cuyos orígenes se pierden en el tiempo, de ascendencia guaraní: “Agosto, vaka piru ha tuja (ĝuaiĝui) rerahaha”, que traducido es: “Agosto, el mes que se lleva a (mes en el que mueren) las vacas flacas y los ancianos”, inició.
“El 1 de agosto, los paraguayos tomamos carrulim, bebida hecha con caña, ruda y limón: ca (caña), ru (ruda) y lim (limón). Este tradicional preparado es el único que puede librarnos de todo lo malo, todo lo negativo de agosto”, continuó.
“Para reforzar el carrulim, nuestros antepasados acostumbraban consumir algunos tipos de pohâ ñana (plantas medicinales) a fin de “regular el fluido sanguíneo” que en agosto –según creencia popular– es más acelerado e intenso. Pero hay que seguir las reglas: solamente hay que beber 7 traguitos de carrulim. ¡No abusen!”, finalizó.