Marito desde el principio de la pandemia en marzo del 2020 –con pocos meses de excepción– decidió privilegiar la economía y dejar en un lugar bien abajo a la salud, al combate contra el covid-19. Y en ese privilegiar la economía puso en primer lugar la continuidad sin desfallecimiento de las obras públicas, cuyos proyectos y financiamientos están dentro del presupuesto fiscal. Por eso hoy fallece tanta gente y otra más sufre una calamidad.

Lo más grave es que el sistema de salud ha colapsado. Lo más grave de lo grave es que ha colapsado probablemente en el peor de los escenarios con la gente en agonía dolorosa –que no da ni siquiera para una muerte respetuosa, decorosa y con el mínimo de sufrimiento– y familiares desesperados, angustiados y casi muertos en vida en sus luchas por algo de ayudita sanitaria para no dejar de aferrarse a la fe y a la esperanza de que los milagros se darán.

Hay que ir probablemente hasta la guerra civil de 1947 –saltando el tiempo estronista por su extensión de casi 36 años y del cual ha mamado el Presidente– para encontrar tanto dolor, tanta indignación, tanta frustración y tanta traición como hoy, con un número de víctimas que se va acercando a los caídos 64 años atrás. Los muertos por covid-19 superando a los de 1947. ¡Terrible!

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Pero Marito no se conmueve ni inmuta, no se entristece, no llora, ni lagrimea, no sufre, no se acerca al pueblo a compartir de alguna manera el dolor, recorriendo aquí y allá, para exigir soluciones, en hospitales llenos, con pacientes en los corredores, con falta de medicamentos, insumos, como es el caso actual del oxígeno, viendo todas las necesidades de los familiares, sus deudas. Para Marito no existimos. Vive en otro mundo. Solo aparece muy de vez en cuando para inaugurar el tramo de una ruta o la construcción de un puente. ¡Que se muera la gente, total se reproduce! Pero el privilegio por la economía y su “regalo de lujo para el país: las obras públicas” vienen desde el principio de su administración cuando señaló con todo orgullo que construiría en su Gobierno de cinco años más que todo lo hecho por el dictador Stroessner en casi 36 años. Ni la pandemia lo detuvo. Lo material sobre lo espiritual.

El cemento y el asfalto –y la complicidad de las empresas constructoras– por encima del oxígeno que escasea. Marito quiere placas de recordación de inauguraciones de obras. Placas. No salvar vidas, mejorar el cuidado de los enfermos, abrazarse con cada mujer y hombre de “blanco” (doctores, doctoras, enfermeras, enfermeros, limpiadoras, personal de laboratorios, residentes) y agradecerles de corazón por el casi inhumano esfuerzo que todos realizan, dándoles ánimo, compartiendo por lo menos en el corazón el latir de tantos compatriotas que hoy se preguntan con tristeza y angustia, a la espera del salvataje oficial: ¿Dónde está nuestro Presidente?

Y cuando hablo de privilegiar la economía como decisión no la estoy criticando. Pero si la vas a privilegiar fortalece de manera extraordinaria el sistema de salud en el combate al covid-19. Marito abrió la economía, que para mí no está mal –excepto en casos de extrema urgencia–, pero abandonó la salud. Independientemente de lo que hizo en cuanto a salud, fue tan poco que el abandono es la realidad con el horrible sufrimiento de todos, muertos, pacientes, familiares y personal de salud. Ahora presenta un paquete de medidas económicas por un monto “inicial” de 365 millones de dólares (1% del PIB). Bien intencionado, pero totalmente insuficiente (264 millones de dólares son para salud, sumados programas sociales como Adultos Mayores y otros).

No rechazo el paquete, lo mido pequeño. Las deudas que por ley debe agarrar el Estado por enfermos del covid-19 con los sanatorios privados no están contempladas en el paquete. En conclusión: la realidad está mucho más dura en la vida diaria que en los papeles de los técnicos oficiales. Pero el problema real está en la falta de recursos y en la vacunación. En un futuro cercano algún gobierno pondrá en cada obra pública de Marito la placa con la lista de todos los fallecidos por el covid-19.

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