Todos sabemos que podemos sentirnos solos a pesar de estar acompañados de otras personas, rodeados de gente en un centro comercial o en la calle o incluso estando con nuestra propia familia. Y es que lo opuesto a la soledad no es la compañía, sino la pertenencia.
Pertenecer a un grupo es una necesidad instintiva en casi todos los seres humanos. Somos seres sociales que nos nutrimos de las relaciones que vamos estableciendo con el otro, comenzando con nuestra propia madre, que es el primer y gran vínculo. Vamos creciendo y se van multiplicando nuestras relaciones. Y es en la adultez cuando empezamos a pensar que no es tan necesario ser aceptado por todos y que puede incluso ser más atractivo ser diferente. Seguimos sintiendo la necesidad de pertenencia, pero quizás hacia un grupo más diferenciado y ya elegido por nosotros mismos.
Según el psicólogo social Gregory Walton, investigador de este fenómeno, la pertenencia es una palanca psicológica que tiene amplias consecuencias. Nuestros intereses, motivación, salud y bienestar están unidos de modo inextricable al sentimiento de que pertenecemos a una comunidad mayor que puede compartir intereses y aspiraciones comunes. Por el contrario, ser excluido puede atacar la función inmunitaria, el rendimiento intelectual y el autocontrol.
No a todos se nos da de maravilla eso de encajar y ser aceptados dentro de una sociedad con ideas muy frías y vacías de lo que es aceptable y de lo que no. Muchos venimos destinados a ser diferentes; ya sea por nuestra apariencia, ideología, preferencias y gustos sexuales o por nuestro estilo de vida… Hay infinidad de factores que nos convierten en "excéntricos" ante los ojos de la mayoría.
Hay personas que sólo esperan una oportunidad para mostrarse y darse a conocer en toda su belleza original, personas que al igual que vos buscan pertenecer a una comunidad donde puedan sentirse cómodas, comprendidas y validadas.
¿Te pusiste a pensar cuántas máscaras nos ponemos y cuántos personajes creamos para no ser desterrados al País del "no existís"?
Recientemente fueron presentados documentos y joyas que podrían pertenecer a los López. Sin embargo, aún no fueron autenticados pero se presume que son verdaderos. Foto: Gentileza.
Rubiani: “Los documentos podrían pertenecer a la época de la Guerra de la Triple Alianza”
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Una comitiva encabezada por el arquitecto Jorge Rubiani visitó días pasados al presidente Mario Abdo Benítez, a fin de presentarle unos documentos y joyas que se presumen pertenecieron a la época de la Guerra contra la Triple Alianza. Historiados y conocedores del acervo de la historia del Paraguay sentenciaron que tales documentos son apócrifos, a lo que Rubiani responde que aún no fueron autenticados pero se presume que son verdaderos.
“Es toda una colección de documentos que se presume son auténticos y si fueran auténticos son documentos extraordinariamente importantes porque se originan en los gabinetes de los tres hombres más importantes del siglo XIX y probablemente de toda la historia del Paraguay, tales como el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, Carlos Antonio López y Francisco Solano López”, indicó Rubiani en comunicación con 970 AM.
Agregó que muchos de esos documentos y joyas aún no se pueden divulgar antes de que se analicen y se demuestren si son auténticos o no pero que los que saben de historia como él, con las características podrían sospechar que los mismos son verdaderos. Entre los documentos se encuentran por ejemplo el financiamiento de las adquisiciones que realizaron los gobiernos de Carlos Antonio López en tiempos previos a la Guerra contra la Triple Alianza.
“Esas adquisiciones incluyeron la contratación de varios profesionales de nivel mundial para construir un Paraguay distinto al que en ese momento se pensaba. Cuando eso llevábamos casi cuarenta años de producirse la independencia nacional, después de miles de años de monarquías absolutas cambiar por algo que la gente no sabía, no tenía experiencia ni siquiera mirando el costado para ver si donde se habían instalado gobiernos alternativos a las monarquías absolutas”, explicó Rubiani.
Afirmó que la tendencia original y primaria de los patriotas de la independencia fueron replicar los modelos que acababan de dejar, incluso el mismo San Martín proponía para Perú un emperador y otros proponían dictaduras porque era imposible inducir al pueblo a adoptar actitudes que fueran extrañas a sus costumbres y a sus conocimientos.
“Hay que entender el contexto. Esas personas tuvieron que construir en Paraguay algo distinto y por supuesto que fueron tachados de autoritarios porque no había otra manera en ese momento porque el entorno de Paraguay se desangraba en anarquías tremendas con miles de muertos, cosa que en Paraguay se preservó y venían a buscar refugio en el país en tiempos de Francia y los López porque el resto del continente y fundamentalmente la región estaba ensangrentada por las luchas civiles”, añadió el arquitecto.
En ese sentido, sospechan de la autenticidad de los documentos ya que muchos de esos hechos él como historiador ya conocía, así como los miembros de la comitiva que participaron de la reunión con Abdo Benítez.
“Hay acciones concretas en estos documentos a esa situación. La gente puede decir, ni siquiera nosotros podemos afirmar que los documentos son auténticos hasta que se verifique pero nosotros tenemos los documentos. La gente que dice que son apócrifos jamás los vio. Esos documentos no fueron vistos jamás y el Dr. Jarolín cometió tal vez la imprudencia de poner en las redes algunos de esos documentos y a través de esos documentos la gente sentenció que eran apócrifos”, expuso.
Agregó que nadie puede inventar más de 5.000 papeles, todos ellos papeles antiguos, con tinta de la época ya borrosa, firmas de la época y que habría que contar con una legión de estafadores para concretar semejante falsificación. Asegura que se hablan de al menos de miles de papeles, objetos, reliquias, joyas y que existen, cosas muy evidentes como las botas del mariscal López.
“Tenemos una fotografía de Juan E. O’Leary, fotografiándose a lado de las botas del mariscal López que estaban en una vitrina en el Museo de la Historia Nacional de Río de Janeiro, esas botas están aquí ahora, son las mismas, con las mismas características, la misma leyenda en una rodillera agregada a las botas que se había comprado en París antes de la guerra”, señaló Rubiani.
El abogado José Rojas, defensor de Evandro Cabral imputado por el caso Samura, negó que su cliente sea integrante del grupo y rechazó que haya participado de la fuga del supuesto narcotraficante. Foto: Gentileza.
Abogado del imputado Evandro Cabral niega pertenecer al clan Samura
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El abogado José Rojas, defensor de Evandro Cabral, imputado por el caso Samura, negó que su cliente sea integrante del grupo de Teófilo Samudio y a su vez rechazó que haya participado en la fuga del supuesto narcotraficante.
Rojas manifestó que: “Debo mencionar que todo lo afirmado por el fiscal Marcelo Pecci en varios medios de comunicación sobre la supuesta participación de mi representado en la fuga de Samura son meras suposiciones sin asidero legal”.
Agregó: “Mi cliente sí realizó trabajos en el Chaco, pero no para el señor Samudio y mucho menos esos trabajos fueron ilícitos porque mi representado se dedica al negocio de compraventa de inmuebles rurales y prueba de ello radica en que existen litigios judiciales por problemas de tierras que el mismo está reclamando, pero nunca cometió ningún hecho punible”.
El profesional del derecho también indicó que la estancia Cristo Rey no pertenece a su cliente, sino que él fue contratado para realizar trabajos administrativos relativos a dicho inmueble, los cuales cuentan con respaldo probatorio documental.
Igualmente, sostiene el abogado que “quiero resaltar que en toda la carpeta fiscal no existen elementos probatorios que involucren a mi representado en los hechos imputados y solo se menciona meramente a supuestos trabajos de inteligencia y no existe ningún vínculo de mi defendido en el presente caso”.
Finalmente dijo que espera que el Ministerio Público actúe con base en el criterio de objetividad y no se base en rumores o conjeturas propiciados por las personas que tienen problema judicial de tierras con su representado.
Es probable que en la persona que ames haya un aspecto que vivas como una “mancha”. Y es humanamente probable que en el pasado te hayas peleado mucho con esa parte. Incluso, es posible que te sigas peleando con ella hasta hoy, y que de manera explícita o implícita, busques formas de:
Excluirla, simplemente no mirándola.
Maquillar con otros colores su verdadero color, como una manera de justificarla para luego tolerarla.
Exigirle a esa persona que la elimine como condición para el vínculo.
Guardar en lo más recóndito de tu corazón la fantasía de que llegará el día en que "eso" ya no esté.
Y aquí como coach planteo dos dimensiones a considerar.
La primera tiene que ver con lo que me pasa a mí respecto a esa "mancha". Y las opciones son muchas. Me recuerda a una mancha mía muy parecida que no acepto, me parece amenazante por experiencias previas, no condice con mis valores, no es parte de mi ideal, me niego a incluir "eso" porque pierdo el control, etc.
La segunda dimensión es que esa "mancha", independientemente de mis expectativas, es una partecita de la otra persona que simplemente está ahí ya sea porque es necesaria para ella, por le gusta o porque no sabe cómo trascenderla.
Cuando intentamos anular, excluir o cambiar algo en otro ser humano porque no calza con nuestro mapa de expectativas, somos violentos.
Una persona que sacrifica una parte de sí misma para acomodarse a las expectativas ajenas termina transando consigo misma. Se cercena, se mutila.
El gran reto en las relaciones que nos importan es que cada quien pueda estar completo ante los ojos del otro. Esto posibilita la construcción de vínculos reales y maduros.
Una vez leí algo que me impactó, que una pareja está constituida por tres: vos, yo y la pareja. Y cuando digo que me impactó me refiero a que me detuve, una vez más, a reflexionar sobre los vínculos que —para que sobreviva la pareja—, vos y yo tenemos que desdibujar, entrar en confluencia, dejar de ser “individualidades”.
Pareciera ser que el patrón es que nos encontramos con alguien para satisfacer nuestras expectativas, nuestros vacíos, para tomar del otro/a lo que yo no he aprendido a darme a mí mismo. Y “la pareja” es la excusa perfecta para establecer estas exigencias que para muchas personas son el fundamento de sus vivencias del “amor”.
Cuando en función de “la pareja” comienzo a utilizar un inodoro de dos plazas y “tengo que” coincidir en todo con vos, y se me hace difícil decirte que “no” por miedo a que te enojes, a que se sientas herida, a que dejes de quererme, he entrado en el juego psicológico de la confluencia. Estamos mezclados. No sabemos cuáles son los límites.
No hemos sido educados para reconocernos como individuos. Hemos sido adiestrados para cumplir las expectativas ajenas y para creer que el amor implica sacrificio. A muchos nos han enseñado a tener miedo de nosotros mismos. Incluso a fuerza de mucho dolor todo hemos hecho tranzas con la uniformidad, con las normas y axiomas, con el lavado de cerebro de la cultura dominante. Esto nos ha llevado inevitablemente a no saber cómo mirarnos, como contactar profunda y verdaderamente con nuestro interior.
Vivimos “hacia afuera”, hacia “el qué dirán”. No escuchamos las eternas verdades espirituales de nuestro corazón, porque nos adoctrinaron para no reconocernos. Y esto, a su vez, nos ha condenado a vivir nuestros vínculos desde el miedo a no ser perfectos o apropiados. Y a creer que podemos “tener” a la otra persona.
Por eso, en la medida en que “te tengo” me siento seguro, pero para eso necesito cortarte las alas, ponerte en una jaula de oro. Jamás se me ocurriría plantearme que el amor también implica dejarte ir de mi lado, volar, vivir tu vida sin mí.
Para poder convivir contigo necesito primero aprender a aceptarte como un legítimo otro/a y no como la persona que yo quiero que seas.