En esta técnica japonesa nacida hace 500 años aproxidamente, la raíz de la planta crece en una bola de musgo. Lo que permite que la planta pueda colgarse o simplemente, apoyarse en un platito. Elegantemente bella ha ido ganando adeptos en el interiorismo.

Por: Jazmín Gómez Fleitas

Los japoneses han destacado siempre por su deseo de reproducir escenas de la naturaleza para disfrutarlas en el hogar, de ahí que también hayan desarrollado esta técnica -hermana del bonsái e ikebana- práctica y estéticamente hermosa a la vez

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“Koke” significa musgo y “dama” pelota o bola, en su traducción loteral: bola de musgo. Su mantenimiento es muy sencillo y son bastante accesibles en precio -dependiendo del tipo de planta y tamaño-, con respecto a los bonsáis. Generalmente, no necesitan luz directa del sol, pero sí ubicarlas en ambientes bien iluminados.

La periodicidad del riego también depende de qué planta se trate, pero la buena noticia es que: no necesitan que sea todos los días ya que el musgo retiene hasta 20 veces su peso en agua. Su riego es muy particular: se realiza por inmersión. Debe prepararse un recipiente de agua, en el que se debe sumergir completamente la bola de musgo. Se la deja allí hasta que ya no haga burbujas. Se la deja escurrir y luego ya está lista para volver a su lugar habitual.

Son muy bellas y prácticas para colgar, como también para lucirlas sobre un plato decorativo. Y también cuentan con una gran variedad de plantas: orquídeas, helechos, calateas, begonias, tunas, tulipanes, palmeras de interior, suculentas, etc. Originales y prácticas, son ideales para el hogar, el toque cálido a la oficina, un regalo -ya que hay en diferentes tamaños- y sobre todo, para darse una oportunidad más de cuidar a las plantas.


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