El insomnio del siglo XXI tiene nombre y es el vamping: la acción de permanecer conectados a los dispositivos tecnológicos antes de dormir, afectando así la calidad de nuestro descanso y bajando nuestro rendimiento.

El vamping es considerado el ladrón del sueño. La palabra proviene del inglés vampire, que en español significa vampiro, y texting, que es el envío de mensajes. Pasar el rato en las redes sociales o navegando en internet hasta que conciliemos el sueño es una falsa creencia.

Varios estudios comprueban que este mal hábito nos hace perder la noción del tiempo y afecta nuestra salud mental y física. En el caso de niños y jóvenes perjudica significativamente el desarrollo académico de los mismos.

Uno de los estudios es la investigación realizada por profesionales de la Clínica Universidad de Navarra, España, desarrollada en el 2018, que incluye 625 ensayos médicos de sueño en donde se constata que los dispositivos tecnológicos como el celular y la tablet, producen efectos negativos por su uso excesivo.

Según estos ensayos clínicos, la luz de onda corta emitida por estos aparatos durante su uso antes de dormir hace que nuestro cerebro entienda que aún es de día y no segregue melatonina, la hormona que concilia el sueño dos horas antes de descansar, retrasándose el inicio del sueño y durmiendo menos horas.

Además, podemos desarrollar adicciones tecnológicas como la nomofobia, que es el miedo a estar sin el celular o a desconectarse de cualquier dispositivo con internet. Otras de las consecuencias es que debido a los cambios de hábito de sueño, tendemos a subir de peso, ya que la reducción de los niveles de melatonina producen alteraciones metabólicas que nos aumentan el apetito y las ganas de comer dulces y comidas chatarras.

También perdemos interés en las actividades físicas por la reducción del gasto calórico favoreciendo aún más el exceso de peso, y también el estrés. No dormir bien o no dormir lo suficiente, nos vuelve más irritables e inestables emocionalmente.

¿Cómo podemos evitar el vamping?

-Alejando los dispositivos electrónicos cuando nos disponemos a dormir, así evitaremos que su luz y sonido nos tienten a interactuar con ellos.

-Apagar el wifi para desconectarnos completamente del celular.

-Establecer actividades que no involucren el uso de aparatos tecnológicos, por ejemplo, leer un libro antes de dormir.

-Practicar el hábito de estar 10 minutos en la cama sin hacer nada, de modo a relajar nuestro cuerpo y cerebro.

-En el caso de niños y adolescentes instalar controles parentales para limitar el uso nocturno de los dispositivos.

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