El territorio afectado como zona de influen­cia del autodenomi­nado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) tiene a la ganadería como su activi­dad económica lícita prin­cipal y en los últimos años, también puso a los ganaderos como víctimas de las acciones de este grupo criminal.

Pedro Galli, flamante titu­lar de la Asociación Rural del Paraguay, organización gre­mial madre de la ganadería local y con fuerte lobby en la esfera política, habló con La Nación respecto al secuestro del ex vicepresidente Óscar Denis, la seguridad de la zona norte y su respaldo a las accio­nes que el Ejecutivo lleva ade­lante en este contexto.

–¿Están satisfechos con las acciones del Gobierno respecto al secuestro de Óscar Denis?

–Es temprano para hablar. Estamos contentos con la liberación de Adelio (Men­doza), esperamos que pronto sea liberado no solo Óscar (Denis), sino otras perso­nas privadas de su libertad. Pero seguiremos apoyando y exigiendo resultados al Gobierno. Son las autoridades legítimamente constituidas.

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–¿En qué sentido moral y económico es fundamental seguir instando al trabajo en la zona norte?

–Del trabajo del sector pri­vado, tanto del campo como de la ciudad, se generan los recursos (por vía de impues­tos) con los cuales el Estado puede cumplir sus funciones. El trabajo dignifica, el tra­bajo permite mantener a las familias. Y en estos tiempos de covid, se comprobó que los trabajos en el campo han permitido a muchas fami­lias sobrellevar estos duros momentos. En el campo está nuestro futuro. No nos queda otra, somos un país destinado al trabajo en el campo, de pequeños, medianos y gran­des productores.

–En conferencia de prensa se le escuchó tratando de transmitir tranquilidad. ¿Esto es en relación a las posibles acciones no ins­titucionales que puedan generarse desde otros pun­tos como reacción a la inse­guridad?

–Debemos mantener la calma y confiar en que el Gobierno hará lo que se tiene que hacer para solucionar este pro­blema. Siempre estaremos para apoyar acciones den­tro del marco de la Consti­tución y de las leyes. Solo el Estado tiene el monopolio para el uso de la fuerza. No podemos alentar acciones no institucionales.

–¿En otras ocasiones el problema del EPP ha afec­tado a la producción y el desarrollo del campo?

–Es de público conocimiento que este grupo criminal ha generado inconvenientes, con distintos hechos delic­tivos. Siempre afecta, es por ello nuestro llamado a todos los poderes del Estado a que trabajen juntos para llevar adelante políticas que trai­gan seguridad al Norte. Todos los sectores de la producción dependemos de ello para tra­bajar tranquilos, en paz.

–Ante tantos anteceden­tes, ¿podría decirse que son los ganaderos poten­ciales víctimas del EPP y qué acciones se requieren ante eso?

–Por su ideología de violencia necesitan encontrar “un ene­migo” al cual atacar y justifi­car sus acciones violentas. No tienen otro argumento. Hoy nomás tenemos a las FARC pidiendo “perdón” por toda la violencia, por todo el dolor que causó a Colombia ¿para qué repetir el mismo error? Creo que la ciudadanía sabrá apreciar y poner esto en pers­pectiva.

–¿Cómo valoraría el tra­bajo de la FTC en térmi­nos preventivos respecto a la seguridad de la zona, al cumplirse 7 años de su existencia?

–Creemos que la presencia de la FTC es necesaria en esta zona. Estamos mejor, los pro­ductores podemos apreciar mucho eso. Si bien no se tie­nen los resultados espera­dos, creemos que sigue siendo necesaria la presencia de los miembros de seguridad. No se puede dejar como zona liberada.

–¿Existe confianza en la forma en la que el Gobierno encara la situación?

–Apoyamos y seguiremos apoyando, bajo la condición que se den resultados. Siem­pre puede mejorarse.

–Se suele plantear que la gran necesidad social es tierra fértil para el surgi­miento del EPP ¿Cree que es así, que eso está vincu­lado a la necesidad? ¿Y qué debería hacer el Estado o la sociedad si esto fuera así?

–No es la causa principal del surgimiento de este tipo de grupos criminales. Paraguay tiene sus problemas. ¿Quién no los tiene? Pero hoy esta­mos mejor que antes. La eco­nomía paraguaya viene cre­ciendo sostenidamente de la mano del campo. El campo es fuente de trabajo, es fuente de riqueza para muchas familias paraguayas. La violencia no es la solución. El Estado debe darnos el marco institucio­nal, las leyes, la seguridad que nos permita trabajar en paz. La sociedad debe pedir más seguridad y oportunidades para que todos puedan tra­bajar y asegurar el sustento de sus familias.

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