Los restos del fiscal Marcelo Pecci fueron sepultados este domingo en el cementerio de la Recoleta, en Asunción, cinco días después de su crimen en Colombia. El agente fue homenajeado por familiares, colegas y allegados en una emotiva despedida que partió desde el Memorial de Mariscal López, pasó frente al club Guaraní, del cual era hincha, y fue recordado por la comunidad del colegio San José con una misa en la parroquia de la institución.
En el acto de entierro, Francisco Pecci, padre del fiscal, recordó los inicios de su hijo dentro del Ministerio Público y las diversas travesías que tuvo que enfrentar el agente a lo largo de su carrera con el fin de encabezar la Unidad Contra el Crimen Organizado. En la ocasión, los presentes destacaron los valores que fueron implementados por el hombre a lo largo de su vida privada y profesional.
“Él me dijo que no quería estar más nunca en el Poder Judicial, se encariñó con el Ministerio Público, con la tarea del agente fiscal que no era como en otra época. Él fue ascendiendo poco a poco con sus méritos, estuvo en una sección muy difícil en cuanto al riesgo que conlleva eso en la lucha contra la criminalidad que existe en diversos países y en forma concadenada trabaja para la desgracia de la humanidad”, manifestó durante el uso de la palabra para dar el último adiós al agente.
Don Pecci volvió a recordar las manifestaciones realizadas por el entonces papa Juan Pablo II, al sostener que “los narcotraficantes son mercaderes de la muerte”. Por otra parte, agregó que ante las dificultades que podría ocasionarle a Marcelo ejercer su trabajo, finalmente cumplió con su deber.
“Me dicen que mi hijo es un héroe, un patriota, un mártir, el pueblo en general, la gente entiende que a él lo mataron, desgraciadamente, porque molestaba por su honestidad a mucha gente, mataron a un hombre por cumplir con su trabajo, la mala gente, la corrupta. Todos ahora dicen justicia, está eso muy bien, aplausos, pero la vida a la víctima ya no le devuelve nadie, truncaron a los 45 años la vida de un hombre íntegro, decente, pero quiénes, la mafia”, manifestó.
“Me encanta mi trabajo”
Recordó también expresarle en varias ocasiones su preocupación a su hijo sobre la posibilidad de que puedan hacerle daño, al respecto puntualizó que le dijo que “nunca mataron a un fiscal y yo no quiero salir, me encanta mi trabajo”.
Añadió a la vez que su hijo “vivía estresado” ante los plazos ajustados que demandaba el proceso de sus investigaciones. “Siempre quería ir a la cancha, pero no podía. Me comentó una vez que si un día le matan será la voluntad de Dios y me cerró la puerta en ese sentido. Él se forjó y se hizo su carrera y, en fin, con ternura hoy le estoy despidiendo, nunca más estaremos juntos, me estoy recordando de muchas anécdotas tiernas, mi queridito Marcelo”, puntualizó.
Finalmente, comentó que la honestidad que implementó a lo largo de su vida servirá a su familia de consuelo para lograr la tranquilidad. “Siempre le vamos a extrañar, quedará su legado en la historia ya que mucha gente lo valorará. Él fue asesinado, no se suicidó o tuvo una enfermedad, fue peor, sicarios pagados por el malevo. Él decía en los programas televisivos que la logística que tiene esta gente es muy fuerte, entonces corroe el dinero, compra todo y es muy difícil”, mencionó.
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“Querido Marcelito”
Por otra parte, el presidente del club Guaraní, Emilio Daher, también expresó unas palabras recordando al agente fiscal. “Nunca hubiera imaginado que me tocaría como presidente de nuestro querido club Guaraní despedir a una persona tan cara a mis afectos y cercana a mi familia desde hace cerca de tres décadas, cuando era un novel estudiante de derecho”, declaró ante el padre de Pecci y demás concurrentes.
Finalmente Daher resaltó también las cualidades que destacaba a Pecci, tanto en su vida laboral como privada. “Inteligente, afable, un respetuoso, considerado y un compañero fiel eran solo algunos de los atributos del querido Marcelito, como yo le decía porque lo sentía como un hermano menor. Siempre con criterios y opiniones mesuradas y acertadas, tratando de colaborar en todo”.
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De 45 años, Marcelo Pecci era el hijo mayor del exmagistrado Francisco Pecci y de la exazafata Maricel Albertini. Tenía dos hermanos: Gabriela, una arquitecta de 42 años, y Francisco, un economista de 40. Se graduó con notas distinguidas en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional. Su carrera como fiscal comenzó en el 2000 y se especializó en el combate al narcotráfico y lavado de dinero.
El fiscal antimafia fue asesinado el pasado martes por pistoleros que llegaron en motos acuáticas hasta el sitio donde pasaba su luna de miel en el Caribe colombiano, cerca de Cartagena. Murió a causa de los dos disparos que recibió en la isla Barú, una zona turística y exclusiva del norte de Colombia, según la reconstrucción que hizo su esposa, la periodista Claudia Aguilera.