Los partidos orgánicos como la Asociación Nacional Republicana, con un incontrovertible programa fundacional, sus estatutos de derechos y obligaciones y un Código de Ética, siempre están un paso adelante en cualquier elección que se tenga a la vista, es decir, la más próxima.
La otra asociación política, la más antigua de nuestro país, el actual Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), que nació como Centro Democrático o Partido Liberal, actualmente pasa por una crisis de liderazgo.
Y, luego, están los partidos menores, sin mucha estructura ni organización, donde más bien reinan la anarquía y el desorden a la hora de construir consensos o concertaciones. Ya lo hemos vivido en los comicios generales de 2023, en los cuales volvió a ganar el candidato del Partido Colorado y, por cierto, por un respetable margen. Y ganó una vez más a pesar de la monstruosa injuria mediática armada y propagada por dos grandes corporaciones que apostaron a la oposición desde el momento en que perdió el candidato de Mario Abdo Benítez –su antiguo aliado comercial– en las internas republicanas de diciembre de 2022.
No nos queda la menor duda de que ese mismo contubernio se desplegará nuevamente si se repite el anterior escenario. Para estos medios ya no se trata de la verdad, sino de negocios y antagonismos mal curados. O frustraciones nunca superadas.
Para los oráculos sin remordimiento por sus pasados errores, de nuevo, las elecciones municipales serán el parámetro para medir la temperatura de cara al 2028. Sabemos que no es así. Tenemos ejemplos muy concretos para desmentir tan descabelladas presunciones.
Durante el manejo de la administración central por la oposición, específicamente en el gobierno de Fernando Lugo, un colorado accedió a la Municipalidad de Asunción y ganó la mayoría de los distritos comunales. Y, también, pasó al revés.
Mientras los colorados ejercían el Poder Ejecutivo, Asunción, Ciudad del Este y Encarnación, ciudades electoralmente emblemáticas, pasaron a manos de opositores. Pero eso no fue obstáculo para que el representante de la Asociación Nacional Republicana ganara las sucesivas elecciones presidenciales.
Y, como ha ocurrido, también, en los últimos años, están los prestidigitadores de la opinión pública. Los que con un juego de manos tratan de proyectar una realidad ficticia, inexistente, para engañar los ojos del público.
Ahora salen con el cuento de que Miguel Prieto, de la intervenida Municipalidad de Ciudad del Este, es el único que puede ganarle a los colorados y, por esta razón, argumentan una supuesta persecución en su contra.
Es decir, cuando son aliados, los hechos de corrupción denunciados y documentados no importan. La justicia selectiva endilgada a los colorados termina convirtiéndose en la viga en los ojos de la oposición. No obstante, muchas de estas opiniones carecen de credibilidad porque una de ellas había asegurado –con aristocrática infalibilidad– que “el colorado no vota dos veces a un candidato perdedor”, refiriéndose al actual mandatario, Santiago Peña. Así la política sigue siendo tan impredecible, a pesar de las predicciones con pretensiones de certidumbre.
En tanto en los partidos y movimientos de la oposición no se percibe una candidatura firme, los liberales ya anunciaron que no renunciarán a ser cabeza de proyecto (desbaratando cualquier hipotética alianza con Miguel Prieto liderando la lista); en la Asociación Nacional Republicana hace rato que aparecen candidatos con chances de presentarse en las internas de finales de 2027, a realizarse, probablemente, en el mes de diciembre, si nos atenemos a los últimos calendarios de celebración de tales comicios.
Dentro del movimiento Añetete, del expresidente Mario Abdo Benítez, el que tiene, aparentemente, el apoyo de la dirigencia y bases partidarias de la oposición interna, es Arnoldo Wiens, quien, precisamente, había perdido ante Peña en 2022.
Dentro del mismo sector, el exvicepresidente de la República del anterior periodo, Hugo Velázquez, renovó su ambición de presentarse nuevamente como precandidato a la Presidencia de la República. Y por el lado de Honor Colorado las cosas están más claras.
Tanto el titular de la Asociación Nacional Republicana como el jefe de Estado han declarado públicamente la intención de postular al actual vicepresidente de la República, Pedro Alliana, para sentarse en el sillón de López. Es la primera vez en toda la transición democrática, desde que se incorporó a la Constitución Nacional la figura del vicepresidente, que haya consenso sobre un proyecto presidencialista entre la Junta de Gobierno y el Poder Ejecutivo.
La oposición, antes que disparar discursos agresivos, descalificadores y vociferantes, como única estrategia electoral, debería analizar sus propias debilidades y evaluar la fuerza del oficialismo, para que en 2028 tengamos unos comicios donde el pueblo pueda sopesar las distintas propuestas y programas y, sobre estas bases, votar en consecuencia. Será un gran aporte a la ciudadanía