• Por Alan L. Redick.

Se ha hablado ya bastante de la “gripe española” o pandemia de 1918. Sabemos que la misma fue una pandemia verdaderamente seria que se cobró la vida de más de 50 millones de personas en una época cuando el mundo no estaba tan poblado. Hoy, somos casi 8 billones de habitantes en este planeta y el covid-19 se ha cobrado la vida de un poco más de 3 millones de habitantes. Pero la pregunta es ¿cómo en el siglo pasado, sin vacunas, lograron superar una de las pandemias más mortales?

Al efecto, pude preguntar a Rodrigo González (PhD), científico de la Universidad de Harvard y especialista en la ‘peste negra’, peste que fue sin duda la más mortal que sufrió la humanidad y afectó a Eurasia y África entre 1347 y 1353 y se estima que mató a casi el 60% de la población de Europa. La peste duró muchos años por tratarse de una zoonosis (se mantenía en el sistema nervioso de animales).

Para González tanto la pandemia medieval como la de 1918 terminaron principalmente por dos razones: En primer lugar, ya habían matado a los que habrían de matar; y, segundo, el patógeno fue mutando, debilitándose. Los patógenos no “quieren” matar al hospedador, sino vivir de él. Según González, “a nivel teórico, los microbiólogos suponen que luego de períodos largos de infecciones continuas, un patógeno (virus, bacterias o parásitos) cambia y aparece como una variante atenuada. Esto es porque los patógenos que causan mortalidad se transmiten con menos eficiencia y tienden a desaparecer. Los patógenos que causan menos mortalidad se transmiten con más eficiencia y prevalecen”.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Por su parte Howard Markel, MD, PhD, director del Centro de Historia Médica de la Universidad de Michigan, sostiene lo mismo que el Dr. González. En sus estudios de la pandemia de 1918 pudo notar que la primera epidemia de influenza se dio en 1918, pero luego hubo un segundo brote en enero (invierno) de 1919 y, finalmente, aunque ya más debilitado, un tercer brote en invierno de 1920. En aquella época no se contaba con intravenales ni existían antibióticos. Mucha gente que se recuperaba de la influenza moría después por neumonía.

Para Markel el factor que más ayudó en la pandemia de 1918 fue “el distanciamiento social”. Ese fue el mismo método que se utilizó en el brote de influenza en el 2009 y dio buen resultado, pero aclara el historiador que “esa es una forma de esconderse del virus, no es un tratamiento contra el virus”. En cuanto a la inmunidad de rebaño, Markel cree que no se conseguirán niveles del 60% al 90% como se aspira, además se pregunta “cuál es el punto de vivir en el Siglo XXI si vamos a depender de metodologías del siglo XIV”.

Hasta hoy, la peor pandemia que conocemos fue la peste negra, seguida de la gripe española. La pandemia del covid-19 no se compara a estas otras en muertes, pero su impacto social y económico será devastador.

¿Podemos aprender algo de la historia? Efectivamente los patógenos son diferentes, pero la constante es que las pandemias tienden a debilitarse y terminan desapareciendo. Sin vacunas, la pandemia de 1918 terminó después de 1920 con un oparei.

Dejanos tu comentario