En la comunidad indígena Macharety, del Pueblo Guaraní Occidental, departamento de Boquerón, se desarrolló una reunión informativa sobre la construcción de una Unidad de Salud de la Familia (USF) en el marco del Proyecto Ñamyasãi Salud y Familia, implementado por el Ministerio de Salud Pública, según informó la institución en su sitio web.
El encuentro se realizó como parte del proceso de relevamiento ambiental, social y la socialización del proyecto con los miembros de la comunidad donde se estuvo enfocando en dar a conocer las etapas de trabajo previo, las diversas gestiones a cumplir para la construcción de la USF y hacer la consulta, libre e informada, a cargo del Instituto Paraguayo del Indígena (Indi), para plasmar la aceptación de la comunidad de avanzar con el proyecto.
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La Unidad de Salud de la Familia Estándar es la que está prevista construirse en la comunidad y contará con todo el equipamiento médico, mobiliario y el recurso humano necesario para brindar una atención de salud primaria, de lunes a viernes de 7 a 15 horas, respetando las pautas culturales en cumplimiento con la Ley 5469/15 de Salud Indígena.
Con esta construcción se apunta a fortalecer la atención primaria de salud y se beneficiará directamente la comunidad Macharety, así como también a la comunidad Laguna Negra y sus aldeas: Canaán, Belén, Damasco, Emaús, Jerusalén, Ko´e Pyahu, Timoteo, Santa María, Nueva Estrella, Nueva Luna y Mbyja Ko´e.
La comitiva estuvo liderada por la Dra. Dalila Oviedo, directora de la Dirección Nacional de Salud de los Pueblos Indígenas (Dinasapi), quien estuvo acompañada por representantes de la XVI Región Sanitaria de Boquerón, la Dirección de Atención Primaria de Salud, el Indi, el Banco Mundial y la unidad ejecutora del proyecto Ñamyasãi Salud y Familia.
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Constructecnia desarrollará Expo Vivienda con soluciones y ofertas
En el marco de la nueva edición de Constructecnia se desarrollará la Expo Vivienda impulsada por el Ministerio del Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH), una oportunidad de dar a conocer todo lo concerniente al programa Che Róga Porã y todas las ofertas existentes en el mercado por parte de las desarrolladoras y constructoras que trabajan en las soluciones de vivienda.
Es lo que indicó a La Nación/Nación Media Edgar Robinson, director general del grupo Paraguay Eventos, quien agregó que la presencia del MUVH resulta importante en el evento porque estará presente durante los cinco días de la feria con asesores, quienes explicarán todos los alcances y posibilidades de adquirir una vivienda.
Asimismo, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) marcará presencia como ente del sector de la construcción mostrando todo el desarrollo de obras en los últimos 10 años. “Dos entidades que son tremendamente importantes van a estar presentes mostrando el trabajo hecho y las perspectivas para los siguientes años”, añadió.
Estas instituciones jugarán un papel fundamental porque expondrán todo lo necesario en torno a la vivienda y lo que las obras deparan en los siguientes años. “También sobre la reglamentación de los pavimentos de hormigón vamos a tener un panel debate con el viceministro de Obras, Hugo Arce, y los presidentes de la Cavialpa, Capaco, Centro de Ingenieros, la Asociación Paraguaya de Carreteras, la Capihe, entre otros”, sostuvo.
Robinson agregó que se contabilizan alrededor de 20 desarrolladoras con sus respectivos programas. “La gente va a tener la opción de conocerlas y obviamente están acompañados de entidades financieras que posibilitan esa armonía entre oferta y la forma de financiamiento”, apuntó.
La XXIV edición de la Feria Internacional de Equipamientos, Maquinarias y Materiales para la Construcción (Constructecnia) será del 22 al 26 de mayo en el Comité Olímpico Paraguayo (COP), de 10:00 a 21:00, con acceso libre y gratuito. La actividad fue declarada de interés institucional por el Ministerio de Industria y Comercio y de Interés Turístico Nacional por la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur.
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Ayudan a mujeres guaraní ñandéva a aprovechar el monte chaqueño
- Por Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos: Gentileza
Algarrobo, mistol, tunas varias, ají del monte, entre otros productos, agregan valor en un proyecto que involucra a indígenas del Chaco lejano. Harina, café y mermelada ya se comercializan en Asunción. Aquí el testimonio de quienes hacen posible esta necesaria integración de la alimentación primigenia a los tiempos modernos. Una oportunidad de visibilizar, aprender y apreciar sabores propios no tan acostumbrados.
“Algarrobo sí hubo, pero poco nomás”, se lamenta Hilda Cándida, de la comunidad guaraní ñandéva de Ñu Guasu, una de las lideresas de la ecorregión Médanos del Chaco, involucradas en un proyecto para aprovechar lo que el monte les da en esa zona difícil del país, casi en el límite con Bolivia, a unos 800 kilómetros de Asunción.
Caminando, recolectando como ancestralmente lo hiciera su pueblo, esta comunidad tiene ahora la oportunidad de elaborar harina de algarroba. “Hicimos 30 kilos nomás este año, la sequía nos afectó mucho”, comenta. “Demasiado lejos salimos a buscar para recoger las vainas de algarrobo, a veces hasta 25 kilómetros a la redonda, se hace difícil”, cuenta la mujer. También recogen ají del monte, una diversidad de tunas y el fruto del mistol, del que se hace café y buenas mermeladas. Apoyadas por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que les ayudó con un molino eléctrico y la construcción de una casa galpón para almacenar y conservar sus productos, son parte de un programa para vincular esas tareas con las mesas paraguayas.
Adeline Friesen Wiens, a través de su firma Tucos Factory, procesa lo que recogen las mujeres guaraní ñandéva y ya consiguió hacer llegar sus productos a supermercados de la capital. “Estamos muy contentas con este proyecto en el que en este momento se trabaja para hacer horticultura y mejorar la conectividad de ellos porque son pueblos muy alejados.
Imaginate que están a unos 300 kilómetros de mi casa en Filadelfia”, comenta Adeline. “Allí cerca no hay otras poblaciones para que tengan acceso a un mercado formal, tampoco hay telefonía para que tengan conectividad y puedan avisar cuándo tienen productos listos para llevar al mercado. En general ellas trabajan un poco en artesanía, pero venden poco, los hombres trabajan en estancias o cosas así, pero todavía el acopio de frutos tiene un impacto pequeño”, añade.
Friesen Wiens cuenta que “por un lado compramos las frutas silvestres, las vainas de algarrobo, frutas de cactus, frutos de mistol y el ají del monte, pero no solo es comprarles los productos, sino ir junto a ellos y enseñarles recetas para su autoconsumo, que puedan producir algo más elaborado, que es lo que se busca en el proyecto”, comentó.
Primer taller
Por ello, en la semana se realizó el primer taller de intercambio del que participaron Adeline y la chef Rosa López, especializada en alimentos tradicionales que estudia en Francia y es gran promotora de los ingredientes chaqueños. Del mismo participaron unas 30 mujeres guaraní ñandéva de las comunidades Ñu Guasu, Pycasu y Siracua, dándose un rico cruce de saberes.
Al respecto cuenta Rosa: “Las mujeres, hombres y niños de la comunidad nos recibieron con mucha energía, muy abiertos al intercambio y, por sobre todo, con ganas de hacer cosas juntos. Toda la experiencia fue participativa, de colaboración y de cooperación entre cada equipo de trabajo. Como tallerista yo me dejé guiar también por sus conocimientos, dándoles el protagonismo que se merecen porque ellos fueron, siguen y seguirán siendo los protectores del monte. Hay que entender que todos necesitamos de todos”.
Agrega que “dar estos primeros pasos abre la posibilidad de entender mejor y de reinterpretar nuestra cultura gastronómica tanto a nivel local como internacional”. Rosa mostró ante su curioso auditorio cómo hacer un tradicional mbeju con un toque de algarrobo y también trufas con chocolate y algarrobo en un rico intercambio con las cocineras indígenas.
En la actividad apoyada por el Consejo de Líderes Ñandéva de la Reserva de la Biósfera del Chaco Paraguayo hubo también espacio para que las mujeres de la comunidad hicieran un recorrido guiado por el monte para reconocer las especies que caracterizan la rica biodiversidad local.
Cuenta entonces Isabelino Bogado, representante del Consejo: “Están trabajando bien y esta capacitación fue muy importante. Nosotros siempre usamos estos frutos, lo que pasa es que ahora no llovió, fue grande la seca y no tuvimos mucho para recolectar”. Sigue comentando que “aquí aprendimos que el algarrobo tiene muchos minerales, por ejemplo, así que nosotros pedimos al Estado que nos ayude a aprovechar todo esto, porque estos proyectos terminan pronto y después a las comunidades les cuesta continuar”.
Para Adeline, es importante que se crezca en una conservación y procesamiento adecuados, desde el punto de vista de la salubridad, higiene, limpieza, con almacenamiento seguro y envasado de los productos. “En esta ocasión les enseñamos a hacer una jalea que se llama arrope y con el mistol les enseñamos a hacer café a través de un torrado simple y con un mortero para hacer polvo. El mistol es un sustituto de café que tiene muchas propiedades antioxidantes”, dice señalando que en el futuro tendrá más consumidores. La lideresa ñandéva Hilda Cándida cuenta que su comunidad, de unas 130 personas, necesita ampliar sus capacidades de almacenamiento para poder acceder a una nueva escala en el procesamiento de los productos locales. “Falta ampliación de casas, porque la que tenemos para conservar los frutos es chiquita y no alcanza.
Además, es importante que no gotee, que tenga buenos techos y que la construcción sea sólida para que los animales silvestres no quieran entrar”, concluye.
Ayuda en la comercialización
Cuenta Adeline Friesen Wiens que Tucos Factory es “una empresa pequeña” que le permite “comprarle a las comunidades y hacer más visibles los productos para que puedan crecer las actividades en torno a las frutos del monte chaqueño”, resume. “Trabajamos con mujeres indígenas urbanas de Filadelfia, que son las que elaboran las mermeladas, por ejemplo. También hacemos harinas de algarroba y procesamos el ají del monte. Si tenemos suerte este año estaremos elaborando entre 10.000 a 12.000 frascos de mermeladas”, contó. “Por el momento, la mayor venta es en Filadelfia, donde vendemos en pequeños locales desde 2020 y recién hace seis meses estamos en supermercados como Casa Rica o Los Jardines. Nos falta trabajar más en el marketing para que puedan conocer trabajos y productos que estamos elaborando y hacer saber que cada producto que vendemos mejora la calidad de vida de estas mujeres que integran un grupo con mucha vulnerabilidad”, apunta.
Árboles, sueños
Sombra de Árbol es una organización en permanente contacto con las comunidades a través de un trabajo de campo de años. Su referente, Verena Friesen, explica que este proyecto para ayudar a las guaraní ñandéva abre la puerta a nuevos desafío para estas comunidades. “Era difícil hacerles entender que en el Chaco las distancias son largas, los recursos escasos y trabajamos con las mujeres más aisladas en la zona de Pilcomayo y en Médanos, por lo que no se podía hacer una asociación como pretendían, así que sugerimos conformar una red y por suerte se dio”, indicó.
Según señala, “pudimos vincularla con Tucos Factory, una empresa de una mujer como Adeline que enfatiza lo exótico y lo saludable: ‘El monte es rico’, nos dice siempre”, agrega. Cuenta que las mujeres ancestralmente hacían harina de algarroba en el mortero y que recibieron con agrado el molino eléctrico que se les proveyó. A partir de allí se dieron algunas prácticas positivas como el mayor cuidado de sus algarrobales, “que tienen la particularidad de dar muy buenos frutos, es una especie que rinde mucho más que el que tenemos acá en Neuland”, comentó. “Da más cantidad de harina, el sabor es bueno y se podría forestar”, anticipó acotando que se están haciendo estudios botánicos sobre la especie.
También que muchos otros frutos del bosque se analizan por su contenido en minerales y vitaminas, y que están trabajando en varios. “El mistol abunda y fructifica durante cinco meses en la zona del río Pilcomayo; todas las cactáceas, a las que llamamos tunas en general, tienen buen color, un rojo lila muy atractivo para mermeladas y jugos. En fin, el desafío es trabajar, tenemos una pitaya silvestre que se podría vender fresco si se tiene un transporte, ahí vamos”, finaliza.
El proyecto
El proyecto “Mujeres chaqueñas productoras en red integrando a jóvenes para la defensa del territorio y sus recursos naturales” se inició a finales de 2020 con un primer proyecto, también apoyado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Los promotores definen que el objetivo es “fortalecer los medios de vida de las mujeres mediante el acondicionamiento de su infraestructura económica y tecnológica, el fortalecimiento de sus capacidades, las alianzas colaborativas, el trabajo en redes y la integración de jóvenes con herramientas digitales, desde una perspectiva de manejo racional del territorio, adaptación al cambio climático y equidad de género”.
La iniciativa es ejecutada por la Asociación Sombra de Árbol juntamente con el Grupo Monte Arte y la organización Taypey Kyrey, de la comunidad indígena Ñu Guasu del pueblo Guaraní Ñandéva, Mariscal Estigarribia, en el departamento de Boquerón. Se lleva adelante con apoyo del Programa de Pequeñas Donaciones/ PNUD Paraguay, del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, que cuenta con un Comité Directivo Nacional conformado por el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Instituto Forestal Nacional, la Red Pojoaju, la Redespi y la Federación por la Autodeterminación de los Pueblos Indígenas.
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María Estela, una mujer que construyó su carrera ladrillo a ladrillo
Hace más de 20 años María Estela Duarte trabaja en una de las profesiones más indispensables dentro de la sociedad: la albañilería. Y todo fue, según relató en exclusiva para La Nación/Nación Media, gracias a su padre.
Él la inició como su ayudante y ya con el paso del tiempo se volvió una hábil albañil destacándose por su perseverancia y responsabilidad en el trabajo, luego de cada obra concluida y entregada.
“Yo nací en Villarrica, ahí mi papá se desempeñaba como albañil, participó de muchas construcciones, entre ellas la del colegio de la ciudad, y detrás de él fui aprendiendo el oficio”, comenzó contando a LN/NM sobre sus inicios en el oficio.
“Se podría decir que somos constructores de toda la vida; yo ahora vivo en Caaguazú y sigo trabajando en esto, inclusive con toda mi familia”, comentó María Duarte al indicar que lo aprendido le sigue sirviendo para ganarse la vida de forma honesta.
Destacó que, por giros del destino, se casó con un hombre que también se dedica a la construcción y con él han proyectado una vida en torno a este oficio, al punto de que, inclusive, sus hijos, ahora ya egresados del colegio, se encuentran involucrados en el trabajo de la albañilería.
Explicó que sus hijos ahora se están desempeñando en diversas tareas con total habilidad, ya que han crecido viendo a sus padres trabajar de esta manera y realizar los trabajos que para ellos es ahora fuente de ingreso.
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“Muchas personas llegaron a criticar mi trabajo, en el sentido de que soy mujer y tenía mis responsabilidades, en especial cuando mis hijos eran pequeños, pero siempre me organicé, si debía quedarme más en la casa, lo hacía”, comentó esta mujer que, así como una casa, fue construyendo su vida ladrillo a ladrillo.
“Ahora, por ejemplo, mis hijos son todos mayores, ya trabajamos juntos. Cuando hay obras que son un poco más alejadas, nos organizamos para llevar todo lo necesario y yo me encargo de hacer toda la comida a la par del trabajo de cuidado de mi familia”, relató Duarte.
En la misma tesitura, María Estela reconoció que su labor como albañil también ha impactado de manera sumamente positiva en su desarrollo personal, ya que a lo largo de los años ha tenido muy presente la importancia de la familia y de inculcar valores a sus hijos.
Esto llegó al punto de que ellos mismos han elegido trabajar con ella y su esposo, logrando consolidar un equipo de trabajo familiar que logra sustentar con éxito el hogar.
“Nosotros trabajamos de manera familiar, tomamos trabajos particulares y vamos recibiendo los pedidos, conforme entregamos las obras. Mi esposo es el que organiza todo, y él confecciona los presupuestos, mientras que yo me encargo de la logística y dirijo a los chicos a la hora de movernos”, indicó.
Agregó que muchas veces “no aceptamos trabajos con otros grupos, justamente porque tenemos una referencia que cuidar y tratamos siempre de ser puntuales y cumplir con lo acordado”, relató María Estela.
Una mujer albañil
María Estela subrayó la importancia de que más mujeres, en especial las jóvenes, entiendan el valor del esfuerzo y el trabajo, asegurando que no hay nada más satisfactorio que disfrutar de los logros que una misma conquista.
“Trabajar como albañil para mí nunca significó explotación, sino todo lo contrario, trabajo siempre con cariño, es como cualquier trabajo, tenemos nuestros horarios de descanso de salida. Es un buen trabajo y más actualmente, que tenemos muchas herramientas que facilitan mucho el trabajo, es como ir al gimnasio y hacer actividades físicas”, comentó Duarte.
Ella ánimo a todas las mujeres a que persigan sus sueños y que se mantengan firmes siempre en sus creencias, respetando su integridad y por sobre todo buscando la manera de disfrutar de lo que hacen, sirviendo a los demás de manera humilde y responsable.
Datos clave
- Hace más de 20 años María Estela Duarte trabaja como albañil.
- Su padre era albañil y la inició en este mundo que ahora comparte con su esposo y sus hijos.
- María Estela, además de madre y ama de casa, es la coordinadora de las obras en las cuales trabaja.
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MUVH y EBY firmaron acuerdo para construir 100 viviendas en Pilar
Autoridades del Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH), Juan Carlos Baruja, y el director de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), Luis Benítez, firmaron este viernes un acuerdo para desarrollar la construcción de las viviendas que transformarán las vidas de 100 familias en la ciudad de Pilar, departamento de Ñeembucú.
Al respecto, el vicepresidente y presidente en ejercicio, Pedro Alliana destacó que con este acuerdo se busca garantizar un techo digno para las familias, como parte de un compromiso del Gobierno del presidente Santiago Peña.
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“La EBY va a entregar los recursos para el terreno donde se van a construir las primeras 100 viviendas de este Gobierno en Pilar. En una semana a quince días, vamos a iniciar la construcción”, anunció durante una jornada de gobierno.
La firma de este convenio permitirá concretar la construcción de las viviendas, con lo que el Gobierno apunta a mejorar sus condiciones de vida de las familias y generar oportunidades de empleo al sector que se dedica a la construcción en el departamento de Ñeembucú.
“Hoy firmamos este acuerdo con la Entidad Binacional Yacyretá, que va a adquirir la propiedad para arrancar inmediatamente las obras en Pilar”, indicó el ministro.
El vicepresidente de la República, Pedro Alliana, había anunciado a finales del año pasado el proyecto del Gobierno “de construir la mayor cantidad de viviendas para el departamento de Ñeembucú”.
Es de señalar que este acuerdo firmado contempla la construcción de viviendas populares en un predio adquirido por la EBY por un monto de G. 809.190.000. Se trata de 100 lotes ubicados en el Km. 5 de la ruta IV.
Entrega de Becas EBY
Por otra parte, el presidente en ejercicio, Pedro Alliana, y del director ejecutivo de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), Lic. Luis Benítez, entregaron el primer desembolso correspondiente a las becas universitarias en convenio con la Gobernación de Ñeembucú.
Un total de 708 jóvenes han llenado los requisitos para la renovación de este subsidio económico que financia la EBY, inversión que, en esta oportunidad, alcanza los ₲. 1.416.000.000. El cupo incluye a 46 estudiantes que cursan carreras en el nordeste argentino. El evento se realizó en el salón auditorio “Padre Domiciano Ramírez”, de la institución departamental.
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