El cardenal Adalberto Martínez Flores, arzobispo de Asunción, ofició ayer la misa de acción de gracias en honor a la Virgen del Pilar, en la ciudad de Pilar, departamento de Ñeembucú, con motivo de su festividad. En la oportunidad, el reverendísimo criticó duramente la corrupción y utilizó fragmentos de la obra “Mi patria soñada”, para describir la situación del país.

“El Paraguay de hoy tiene hijos desgraciados, porque lamentablemente existen también amos insaciables que usurpan sus bienes”, dijo Martínez, durante su homilía en la misa de clausura de los festejos patronales en Pilar. El mismo fue invitado por el cura párroco Gianluigi Arofo, de la Basílica Menor “Nuestra Señora del Pilar”, para oficiar la misa central del día de la patrona de la Capital de Ñeembucú.

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Martínez, ante una multitudinaria concurrencia de fieles pilarenses que celebraron ayer la solemnidad de su patrona, dijo: “La corrupción pública y privada no dejan de dañar nuestra confianza y malgastar los recursos destinados a mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo, en especial de los sectores más vulnerables”.

Según Martínez, el poeta escritor de la obra “Mi patria soñada” soñaba que el Paraguay tenga una sociedad más fraterna, más solidaria, donde haya niños alegres y madres felices, pero la condición es que hayan hombres sanos de alma y corazón, es decir, cristianos y ciudadanos de bien.

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El cardenal durante su homilía también habló de la familia, remarcando que es absolutamente necesario y urgente impulsar políticas públicas que favorezcan la estabilidad e integridad de las familias paraguayas: techo, trabajo digno, educación de calidad y acceso a la atención integral de la salud.

El prelado agregó que es necesario rehacer el tejido social y moral del país, para esto “será fundamental y necesaria independencia y actuación del Ministerio Público y el Poder Judicial, instituciones en las cuales también hay muchos bautizados.

Como mensaje a los fieles, expresó que “mientras exista impunidad, la corrupción seguirá usurpando los bienes del pueblo y el Paraguay tendrá hijos desgraciados”. El principal referente de la iglesia católica del Paraguay utilizó los versos del poeta pilarense Carlos Miguel Giménez, de su obra cumbre Mi Patria Soñada.

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