Por Carolina Vanni

carolina.vanni@nacionmedia.com

El siglo XXI nos invita a repensar la educación. Mientras algunos estudian en la comodidad y sin muchos aprietos, otros conviven una realidad cargada de múltiples carencias. Si hoy quienes firman los papeles se colocaran las gafas de realidad aumentada y pudieran ver las necesidades que nos rodean, podrían percibir que en las áreas más vulnerables del país hay niños, niñas y adolescentes (NNA) estudiando bajo árboles, otros armando aulas con madera terciada para tener un salón de clases. No, señores, eso no es en Angola ni otro país del África Subsahariana, es Paraguay que tiene el 5% de abandono escolar en este 2022 y más de 250.000 adolescentes y jóvenes fuera del sistema educativo.

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Como refería Cintia, una alumna del segundo curso del colegio Mujer Paraguaya de Caapucú, departamento de Paraguarí, hace falta una buena política de Estado con buen presupuesto para hacer frente a las carencias, pero también mentores y profesores comprometidos, porque sin dudas hoy en día los NNA se aburren fácilmente.

Para los estudiantes es urgente la necesidad de innovar en la metodología de enseñanza, así como también se debe ajustar la infraestructura edilicia para recibir a personas con capacidades diferentes y discapacidad motora. “Se debería mejorar la metodología de enseñanza, que las clases sean más dinámicas. Además, es necesario que las instituciones educativas cuenten con infraestructura adecuada para personas con discapacidad”, dijo Larissa, estudiante de Electrónica del Colegio Técnico Nacional (CTN).

La necesidad de contar con mentes brillantes que sean ejemplo de inspiración para las nuevas generaciones es algo que reflexiona Cintia. “Los cambios deben comenzar con un programa de mentores, enseñando a los alumnos los beneficios futuros de estudiar”, sostiene para La Nación/Nación Media, además de agregar que los caminos alternativos a la graduación son “crear un ambiente agradable en las aulas”.

Una de las formas de lograr la retención en el sistema educativo es combatir el aburrimiento. En ese sentido, la doctora Sofía Scheid, experta en educación, habló de la necesidad de innovar en el método de enseñanza, ya que la falta de motivación en aula es una de las principales causas de abandono y deserción escolar. “Muchos padres dicen: mi hijo luego ya no aprende nada, para qué le voy a estar mandando a la escuela, encima que gasto”, comentó para LN/NM.

Ella sugiere que se promueva el aprendizaje mediante el uso de las nuevas tecnologías en lo que se refiere a la pedagogía aplicada en aula para dinamizar la enseñanza. “Con la aplicación de tecnología se puede evitar la deserción. Se deben aplicar sistemas que puedan ayudar a determinar los posibles fracasos de los chicos y también motivar los nuevos aprendizajes. Hoy en día tenemos formas de aprender idiomas, hacer que las matemáticas sean más fáciles mediante la aplicación de la tecnología”, manifestó.

Para la estudiante Claudia, del tercer curso del colegio Juan Eudoro Cáceres, las clases deben ser más interesantes. “En historia, por ejemplo, es siempre lo mismo y no enseñan cosas nuevas. Solo se habla de las dos guerras y nada nuevo”, lamentó. Asimismo, sugirió que en las aulas también se hable de inclusión; por ejemplo, del autismo, así como también la universalización del inglés desde la EEB.

Además de la cuestión económica, para el presidente de Juntos por la Educación, Yan Speranza, el porcentaje de abandono es porque esa gente no encuentra sentido a seguir estudiando, una situación que está vinculada también al modo de enseñanza tradicional. “Abandonan sus estudios porque creen que, insertándose en el mundo laboral, podrán mejorar su condición de vida. Esto me parece un error”, indicó Speranza, uno de los paraguayos que tuvo la posibilidad de formarse en las mejores universidades del mundo. ¿Y si el Estado invirtiera en un Becal para niños? ¿No sería acaso eso maravilloso?

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La innovación en el aula pude ser una herramienta para evitar la deserción escolar, ya que las viejas prácticas de enseñanza, que siguen vigentes en las aulas, incide en el abandono escolar. Foto: Gentileza.

Alta tasa de deserción

Belén es una joven de 19 años que terminó la secundaria en plena pandemia. Ella es egresada del CTN, con énfasis en Electricidad y gracias a eso logró conseguir un trabajo para continuar su formación. Ahora, aspira a ser ingeniera en Energía. Ella forma parte del selecto 50% de su cohorte que en el 2008 se insertó al sistema educativo y en el 2020 pudo terminar el colegio.

Este alarmante dato demuestra que la educación paraguaya viene arrastrando una prolongada crisis, donde la deserción escolar no es novedad, pero que con la pandemia tuvo un incremento. Según los datos oficiales, entre el 2020-2021, el abandono escolar fue uno de los más altos: 5,2%. En plena pandemia, más de 64.000 alumnos no estuvieron en el sistema educativo.

En el periodo 2021-2022 se matricularon 1.543.125 alumnos, pero 61.189 no volvieron a las aulas, situando la tasa de deserción en 5%. El ciclo más afectado es el tercero de la Educación Escolar Básica (EEB) con 7,2% y la Educación Media (EM) con del 6,7%. En los primeros ciclos de la EEB fueron del 3,4%. “El tercer ciclo es uno de los que tienen mayor tasa de abandono, los adolescentes dejan las aulas para cuidar de sus hermanos o para trabajar”, dijo para La Nación/Nación Media la viceministra de Educación, Alcira Sosa.

Aunque las causas pueden ser muchas, autoridades, docentes y expertos coinciden en que la principal es la socioeconómica. “El abandono tiene variables y causas, pero las fundamentales son el contexto social en el cual viven nuestros compatriotas y la pedagógica. Los que dejan el colegio a temprana edad son los que trabajan o porque sus padres no tienen ni para el pasaje o ni siquiera lo más mínimo para que ellos puedan estudiar”, sostuvo para LN/NM la doctora Scheid.

Para algunos adolescentes, la dura realidad les da un balde de agua fría cuando al cumplir los 12 o 13 años, con o sin pandemia, deben dejar las aulas porque sus padres optan por no seguir “gastando” en educación y priorizan la alimentación, pidiéndoles que ayuden de alguna forma al sustento de la canasta familiar.

“Desde el nivel inicial hasta el sexto están insertados en el sistema educativo. El problema viene a partir del tercer ciclo de la EEB. Hay una mezcla de problemas culturales y económicos que llevan a las familias a sacar a sus hijos de la escuela. En el 2021 tuvimos 14 alumnos en el sexto y ahora en el séptimo solo quedan 9″, dijo Tomasa Villordo, directora de la escuela Cerro Costa, de las afueras de Santa María, del departamento de Misiones.

Para el presidente del Sindicato Nacional de Directores (Sinadi), Miguel Marecos, la imposibilidad de los padres de acompañar a sus hijos en la formación es un factor que incide y se da especialmente en las áreas más vulnerables. “¿Cómo vamos a pedirle a una familia de Cateura, o de una zona vulnerable, que le enseñe a sus hijos química, física, matemática, lengua y literatura?”, cuestionó.

A esto se suma el factor pedagógico del que habló la doctora Scheid, quien asegura que esta es una de las principales causas de abandono en adolescentes y jóvenes. “Los niños y adolescentes, cuando van hoy en día al colegio, se aburren. El sistema que se utiliza ahora ya no es el más óptimo para aprender. Hay que estar motivando para el aprendizaje continuo”, sostuvo.

Pero si las cifras del tercer ciclo de la EEB son alarmantes, las de la EM resultan mucho más preocupantes, pues en el 2022 solo 250.000 jóvenes están cursando la educación secundaria. Se estima, además, que alrededor de 240.000 adolescentes y jóvenes están fuera del sistema educativo; es decir, pasan a engrosar las cifras de los ni-ni, ‘ni estudian ni trabajan’”, dijo Speranza.

Otro factor, no solo en la EEB, sino también en la EM, es el gran número de madres jefas de hogar. Muchas mujeres viven alejadas de las escuelas, trabajan y no tienen quién lleve a clases a sus hijos. También hay casos de mamás que están en edad escolar (adolescentes y jóvenes) que no tienen con quién dejar a sus bebés y optan por abandonar las aulas o, en el mejor de los casos, posponer su regreso a clases.

“Muchísimas familias están sostenidas por mujeres. Y la demanda ya se inicia en el jardín, en la parte de guardería, porque la primera infancia se inicia en la guardería. Nosotros no tenemos guarderías. En los primeros años de la vida se forman los campeones”, dijo para LN/NM la doctora Scheid para alertar de este déficit en el país.

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Impacto en el desarrollo

No es nuevo que los países más desarrollados tienen los mejores sistemas educativos. Canadá, Finlandia, Singapur, encabezan la lista de países con los mejores sistemas educativos, lo que a su vez se refleja en el gran desarrollo que tiene cada uno de ellos. Entonces, no debe sorprender que la deserción escolar cause un impacto negativo en el desarrollo de nuestro país.

Esto se da principalmente porque la mayoría de las personas que abandonaron la educación tiene serios problemas de comprensión y eso quedó demostrado en la prueba del Sistema Nacional de Evaluación Educativa (SNEPE), cuyos resultados del 2018 arrojaron que la educación paraguaya está en serios problemas. Apenas el 25% de los egresados de colegios logró interpretar lo que leía, mientras que el fracaso fue total entre quienes abandonaron la educación, pues solo 1% logró superar la prueba.

La falta de capacidad de compresión lleva a su vez a tener problemas a la hora de buscar empleo y, sobre todo, una mejor remuneración. “Hay serias dificultades para tener un trabajo de mayor calidad o que sea más productivo, pero también serias dificultades para entender temas como la democracia, la equidad, la justicia, implica una capacidad mínima de compresión y capacidad crítica”, explicó Speranza para LN/NM.

Esta situación resulta en un problema muy serio, sostuvo, pues hace que aquellas personas que no concluyeron la educación secundaria tengan más dificultades para conseguir un mejor trabajo. “Hay evidencia de que aquellos que logran terminar el colegio tienen mejores ingresos que aquellos que abandonan”, explicó.

Para la doctora Scheid, solo con la educación se puede escalar socialmente y lograr el desarrollo del país. “Esas personas que abandonaron deben ser reinsertadas al sistema educativo para mejorar el capital humano, que junto con la infraestructura son fundamentales para el desarrollo de un país”, sostuvo.

Agregó, además, que lo ideal es lograr al menos 12 años de educación básica porque eso da habilidades para aprender más. “El 80% del ser humano está en el trabajo. Si no tenés trabajo, estás con problemas financieros para autosustentarte y mantener a tu familia. Hoy en día tenemos que permitir que el sistema educativo sea la escalera del ascenso social”, aseveró.

En Sudamérica, los datos indican que las personas que abandonan sus estudios en un 60% son más propensas de caer en la línea de pobreza; además, hay una relación muy estrecha entre la deserción escolar y la delincuencia. Para los grupos del crimen organizado es más fácil insertar como soldados en sus filas a personas con menos estudios.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de analfabetismo fue aumentando en los últimos años y en el 2019 se situó en 6,2%. El mayor número se da entre las mujeres. En tanto, el promedio de formación en las zonas vulnerables del área urbana es de 9 años y en la zona rural de 7 años, según la doctora Scheid.

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Las personas que abandonan la educación tienen menor posibilidad de conseguir un empleo digno y son más factibles de caer en la pobreza. Foto: Archivo.

Causas del abandono

La cuestión económica es una de las principales, pero cuando nos referimos a este factor no necesariamente es porque los padres piden a sus hijos que aporten a la canasta familiar trabajando o cuidando de sus hermanitos, sino porque no tienen la forma de seguir pagando lo que implica la educación: uniformes, mochilas, pasaje y en muchos casos merienda o comida.

“Muchos alumnos abandonan los colegios o escuelas debido a problemas económicos dentro de sus familias. Creo que una forma de ayudarles es que el almuerzo escolar llegue a todas las instituciones educativas y que los útiles escolares lleguen en tiempo y forma”, dijo Larissa, alumna del tercer curso de Electrónica del CTN.

Con la Reforma Educativa se fijó que la EEB tenga 9 grados, “obligatorios y gratuitos en las escuelas de gestión oficial, incluyendo el preescolar”. Con esta ley se sentaron las bases para la provisión de alimentos y útiles escolares a instituciones de gestión oficial y privadas subvencionadas.

Este año, el MEC entregó en una escuela de Itauguá 10 cuadernos, 2 sacapuntas, 1 borrador y 1 caja de lápices de colores como parte del kit escolar, pero los padres o encargados debieron comprar hojas, carpetas, plasticola, lápices de papel y otros. A esto se suman las mochilas y los uniformes: ropas y zapatos de gala diario y para educación física.

“La gratuidad está dada solo porque no se paga una cuota o matrícula en el colegio, y en algunos casos tienen los kits escolares y la alimentación, pero hay otros costos que no están estipulados como el transporte, la vestimenta”, explicó Speranza para LN/NM.

Si el colegio o escuela es del área rural, el gasto del uniforme puede ser superior a los G. 150.000. En la zona urbana la inversión anual puede llegar o superar G. 1.000.000, especialmente en los colegios técnicos, también se aporta para la adquisición de insumos de los laboratorios

“Este año, entre mochila, zapatos y uniformes, gasté más de G. 250.000. Y los gastos son semanales porque siempre faltan cosas en la escuela y somos los padres los que debemos aportar”, dijo la señora Marta, quien tiene a sus dos nietas en la escuela Vecinos Unidos, del territorio social Mbocayaty, de Itauguá.

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Alimentación y transporte

El presupuesto para el almuerzo escolar y la merienda está asignado a los gobiernos locales: municipalidad y gobernación. Pero el dinero no es suficiente y eso hace que la ayuda no llegue a todos. “El dinero no alcanza para todos. Allí también creo que debe intervenir el Estado porque ese es un programa universal”, indicó Speranza.

Por su parte, la doctora Scheid aseguró que muchos van a las instituciones educativas para comer. Sugiere que se garantice al menos una comida diaria, ya que este es un aspecto fundamental para el proceso de aprendizaje. “Los niños no aprenden porque tienen el estómago vacío. Entonces, se necesita de una política de Estado que permita el almuerzo escolar para todos, para que el alumno pueda aprender siempre que las condiciones pedagógicas estén dadas”, indicó.

Agregó además que los recursos para la alimentación deberían ser administrados por el Ministerio de Desarrollo Social, que debe ser el encargado de hacer llegar la comida a todas las instituciones de gestión oficial y privadas subvencionadas. “Se tiene que cambiar y que sea el Ministerio de Desarrollo el encargado de proveer de alimentos”, aseguró.

Doña Marta, abuela de dos niñas de la escuela Vecinos Unidos de Mbocayaty, Itauguá, lamentó que en la institución haya escasez de leche. “En nuestro asentamiento, los niños quieren tomar leche, pero ahora la profesora me dice que la municipalidad no está entregando y no abastece para todos”, lamentó.

Tanto en las áreas rurales como urbanas, las instituciones educativas no siempre están cerca, por lo que se debe usar algún tipo de transporte. En las grandes ciudades, los padres o encargados se trasladan en bus. En cambio, en la zona rural utilizan motocicleta, caballo, bicicleta y cuando la distancia es excesiva, buscan que sus hijos se queden en la casa de familiares o amigos.

Para los estudiantes de la EM está vigente el boleto estudiantil y para acceder a él, los alumnos deben estar inscritos en el Registro Único del Estudiante (RUE). Tras la vigencia del billetaje electrónico, se les entregó a los alumnos las tarjetas y con ella acceden al descuento automático en el pasaje.

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Muchos niños, niñas y adolescentes van a las instituciones para comer, por eso, uno de los principales factores para la retención escolar es la alimentación en las escuelas y colegios. La mayoría de los padres son trabajadores y para ellos es un gran apoyo que sus hijos se alimenten en las escuelas. Foto: Archivo.

¿Cómo evitar el abandono escolar?

Para Mauricio, de la escuela Básica 678 Coronel Paulino Alen, de Isla Valle, Areguá, una de las formas de evitar el abandono escolar es “que la educación sea gratis y cuando un niño no va, la profe indague el motivo de por qué dejó de ir, hacerle un seguimiento y encontrar solución al problema”.

Para el estudiante también es importante que “los profesores se capaciten y amen su profesión, que haya igualdad en la entrega de los útiles escolares, libros, meriendas y almuerzos, porque muchos dejan las aulas por el factor económico”, aseguró.

La doctora Scheid, por su parte, propone un innovador sistema para detectar precozmente la deserción. “Así como tenemos sistemas operativos para pagos, se puede introducir la base de datos con un modelo previsible que me va a avisar antes de que abandone porque me va a ir avisando cuántas veces fracasó y así activar la alarma. Ahora no tenemos un sistema en tiempo real que nos indique la situación de los alumnos”, comentó para LN/NM.

Para la magíster Nilda Bogado de Meza, directora de la escuela básica Santa Catalina, de Toledo Cañada, J. Augusto Saldívar, el abandono se da si no se toman los recaudos. “Cuando por cuatro o cinco días no viene un alumno y es una ausencia injustificada, nosotros ya nos ponemos en contacto con la familia y preguntamos qué pasa”, comentó al explicar el plan que aplican en la institución.

En esa misma línea habló la viceministra de Educación, quien aseguró que en la escuela se sabe quiénes no volvieron a las aulas. “Si el niño estaba en tercero y este no se matricula, entonces se aplica el sistema de alerta, se contacta con la familia y hay dos opciones, que te digan que no va a volver o que por ahí lo llevaron a otra escuela. Pero cuando toman la decisión de no volver, no podemos hacer nada”, indicó.

Sin embargo, para el presidente de Juntos por la Educación, la comunidad debería organizarse para apoyar a las familias que por cuestiones económicas hacen que sus hijos abandonen la educación. “Se debe encarar una campaña nacional para que ningún chico esté fuera de la escuela, pensar en una campaña para que se hagan esfuerzos para traer de vuelta a la escuela a esos NNA”, aseguró.

Para Speranza, aunque el sistema educativo tenga falencias, es mucho mejor que los NNA estén en él, donde hay convivencia, tienen ciertas reglas que cumplir y adquieren buenos hábitos. “Aunque tengamos problema de aprendizaje, que hay que encararlo, es muchísimo mejor que los NNA estén en la escuela/colegio que fuera. Por eso, tiene que ser como una campaña nacional que ningún chico esté fuera del sistema”, reiteró.

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Sistema de becas

A fin de lograr la retención de jóvenes y adolescentes, el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) otorga becas a los alumnos del tercer ciclo de la EEB y a estudiantes de la EM. El programa beneficia a más de 6.000 alumnos con la entrega anual a las familias de G. 1.300.000, además del kit escolar, para que el estudiante acuda regularmente a las clases y mantenga un promedio de calificación por encima del bueno.

Otro método de retención que utiliza el MEC es la educación abierta, pensada en adolescentes y jóvenes deportistas, artistas y quienes tienen horarios complicados para asistir a clases, y es empleada por los alumnos a partir de los 15 años y beneficia a 6.000 estudiantes, explicó la viceministra de Educación.

Asimismo, con apoyo de Qatar, el MEC viene aplicando un programa para NNA de la EEB que abandonaron las aulas. Para ello se contacta con la familia, se busca sensibilizar de la importancia de retornar al aula y se inicia un programa de apoyo para recuperar el aprendizaje perdido para luego reinsertarlos en el grupo que les corresponde.

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