Por: Viviana Orrego, periodista (viviana.orrego@gruponacion.com.py)

Acostar boca abajo a los pacientes con cuadros complicados de COVID-19 fue una recomendación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en marzo del 2020, cuando se declaraba estado de pandemia por el coronavirus, y a ese procedimiento se lo conoce como “pronación” o técnica del prono en ventilación mecánica dentro de la medicina en cuidados intensivos.

Desde entonces, este procedimiento se utiliza con pacientes con cuadros respiratorios complicados por el COVID-19 y ha salvado muchas vidas, según refirió la doctora Yolanda González, directora del Hospital Nacional de Itauguá, nosocomio que cuenta con más de 170 profesionales de medicina interna que se encargan de los 90 pacientes con COVID-19 en salas comunes y los 72 que se encuentran en estado grave en la unidad de terapia intensiva (UTI).

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En el Hospital Nacional de Itauguá hay un total de 72 pacientes en UTI, con cuadro complicado de COVID-19, así como 90 camas en salas comunes. Foto: Gentileza.

Totalmente dormidos

“Los pacientes son colocados boca para abajo y ese procedimiento se llama pronación, que se le realiza hasta que respire mejor, cuenta con profesionales kinesiólogos que se encuentran pendientes de ellos. Los que están en terapia siempre están sedados; es decir, totalmente dormidos. Para que una persona esté conectada a un respirador debe estar medicada con un relajante, un analgésico bien potente o anestesiada porque de lo contrario el paciente no va a soportar el tubo y menos estar en esas condiciones”, explicó la doctora González en comunicación con La Nación.

Estos 72 pacientes en cuidados intensivos permanecen dormidos y quietos en sus camas conectados a un respirador artificial, del cual depende sus vidas. Cada paciente cuenta con la atención de un enfermero, un kinesiólogo y un médico de cabecera; es decir, un paciente requiere de la atención médica de al menos tres a cuatro profesionales que estén pendientes de él y su respiración durante las 24 horas del día.

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“Tenemos que mantenerlos dormidos, por eso el boqueo constante de medicamentos y después ver cuando el respirador respira por el paciente y ver en qué porcentaje lo hace, y de acuerdo a eso se va bajando el parámetro del respirador según el paciente necesite o vaya recuperando su respiración normal. Si vemos que el 100% del respirador respira por el paciente significa que no se le puede retirar el respirador, pero después que el cuerpo del usuario empiece a reaccionar y respire solo o al menos 50% y 50%, vamos bajando los parámetros del respirador y viendo, y es ahí donde se empieza a despertar al paciente lentamente”, describe la profesional de salud.

Según González, cuando la respiración del paciente se torna normal o eficiente que gana al respirador en los parámetros, se va retirando paulatinamente el equipo al paciente. Mediante el uso de esta técnica en el Hospital Nacional de Itauguá hay un porcentaje muy alto de pacientes recuperados que estaban en terapia intensiva.

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Tres días después que se habilitaron ocho nuevas camas de terapia para adultos, el Hospital de Clínicas también se mantiene en estado de saturación. Foto: FCM-UNA.

Camas llenas

“La semana pasada tuvimos 45 altas de pacientes que estaban en UTI y en salas comunes recuperados del COVID-19. Contamos con un equipo médico muy bueno y realmente se nota en el porcentaje de recuperados. Tenemos menos fallecidos que recuperados acá, el saldo de la semana pasada fue 45 recuperados y 19 fallecidos. Estamos tratando a más de 150 pacientes con COVID-19 y estamos llenos, nunca alcanzamos estos niveles a quedarnos sin camas”, resaltó la doctora González.

Cabe destacar que se prevé equipar otras salas para montar otra unidad de terapia intensiva con 16 camas más, con los que buscan superar las 100 camas de UTI.

La profesional de blanco que lidera uno de los hospitales de referencia en el cuidado de pacientes respiratorios complicados por COVID-19, que es el HNI, volvió a llamar a la conciencia de la población a cuidarse, a cuidar de los suyos porque ya no hay lugar en las UTI y penosamente se empieza a elegir en los hospitales entre los pacientes quien tiene más posibilidades de sobrevivir para ser asistido.

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