Joel Santiago Trepowski Gamarra es un verdadero ejemplo de superación porque a su corta edad y a falta de oportunidades laborales, sale a la calle a vender chipas para costear su carrera de licenciatura en física en la UNA. Foto: Gentileza.
Joel Santiago Trepowski Gamarra tiene 24 años, se encuentra cursando el tercer año de la carrera de licenciatura en ciencias mención física en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Asunción (Facen-UNA), que costea con la venta de chipas, en su motocicleta, alrededor de su humilde barrio Bañado Tacumbú de Asunción.
Trepowski Gamarra es un verdadero ejemplo de superación, ya que a su corta edad y sin oportunidades laborales, ni del Estado, no se cruza los brazos ante las adversidades, sino que todo lo contrario, lucha por ganarse el pan diario de forma digna y superarse con sus estudios.
El joven universitario de la UNA vende chipas, en el Bañado Tacumbú, para costear sus estudios. Foto: Gentileza.
“Yo estudio licenciatura en física en la Facen-UNA. Estoy cursando el tercer año de carrera, dejé un año por lo complejo y dificultoso que fue el año pasado a raíz de la pandemia. Todo fue online y no niego que se me complicó todo, pero ahora ya estoy mejor, el tema es que con la virtualidad es totalmente diferente, tenés que aprender solo y mi carrera es prácticamente todo matemático”, señaló Trepowski Gamarra, al ser consultado sobre sus estudios universitarios.
El joven universitario es de escaso recurso económico, se gana la vida junto con su madre vendiendo chipas por las tardes desde hace unos años. En el barrio Bañado Tacumbú, Joel Santiago ya es conocido, querido y muy admirado por sus vecinos y vecinas que lo esperan en las tardes para comprar la merienda.
Anteriormente, iba a buscar las chipas en un canasto del Mercado Municipal Nº 4 y al retirarlas venía caminando y vendiendo desde la avenida Rodríguez de Francia hasta las calles Maestro Ursicino Velasco, que es la calle principal del barrio rivereño. Ahora, se compró para su motocicleta y la venta se hace más tranquila en días de mucho calor, mencionó.
Con la venta de chipas gana por día entre G. 80.000 y 100.000 que le sirven –además de alimentarse y vestirse– para costear el internet y comprar libros específicos para su formación universitaria, ya que pese a su buen perfil académico, nunca consiguió ninguna beca universitaria para desarrollar su carrera en la UNA.
“La carrera en sí es muy pesada por el contenido casi completo de matemáticas y a esto se suma ahora otra dificultad, que es online, porque en clases el profesor te puede explicar. En las horas de estudio es difícil estar conectado porque el internet no tiene buena calidad en el barrio y es bastante caro”, lamentó el joven al describir la precariedad en la que debe desarrollar las clases en tiempos de pandemia.
Trepowski Gamarra egresó del bachiller técnico en informática del Colegio Comercio Nº 2 de Asunción, por lo que otra de sus pasiones es la informática y justamente desarrolló este bachillerato para tener una salida laboral para costear sus estudios en la universidad. Sin embargo, no logró encontrar trabajo en este campo, por lo que apela a las empresas o entidades para darle un lugar de trabajo en el área de informática. Aquellos interesados en dar trabajo al joven, pueden comunicarse al (0971) 281-947.
"El mayor logro es que somos desde ahora ejemplo para muchos de nuestros hermanos indígenas", manifestó emocionada Anacleta Benítez Giménez. Foto: Gentileza.
Ejemplo de superación: docente indígena se recibió de Licenciada en Interculturalidad
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Anacleta Benítez Giménez tiene 32 años, pertenece a la comunidad indígena Itaguazú Paí Tavyterã, asentada en el departamento de Amambay, es docente de profesión y ahora egresó de la carrera de Licenciatura en Interculturalidad de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Concepción (UNC).
Junto con ella, otros 60 nativos egresaron de la misma carrera en el marco del programa Estado de Derecho que llevaron adelante el Instituto Desarrollo (ID) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Ella es Anacleta Benítez (32) flamante licenciada de la comunidad nativa de Amambay. Foto: Gentileza.
“Egresamos de la carrera de Licenciatura en Interculturalidad de la Universidad Nacional de Concepción (UNC). Mediante este gran paso, que es convertirnos en profesionales, damos paso a otros miembros de nuestras comunidades también a formarse, es nuestro deseo, que las oportunidades de formación también lleguen a las comunidades nativas, ahora muchos otros se animan a formarse como lo hicimos nosotros”, señaló Anacleta en contacto con La Nación.
La carrera escogida por nuestra entrevistada contó con una carga horaria de 3.305 horas que fueron distribuidas en 47 módulos habilitados a la enseñanza en las comunidades indígenas con el título de licenciados en Pluriculturalidad. Los estudiantes defendieron su tesis sobre la defensa y preservación de su cultura (historia, costumbre, idioma, alimentación, vestimenta, entre otros).
Mediante el programa de alianza estratégica se realizó la impresión y encuadernación de las tesis de grado. Además, se logró afianzar el apoyo de la Universidad Nacional de Concepción con el Instituto Desarrollo y se llevará adelante un proyecto de extensión universitaria denominado “Conocimiento y concientización sobre el acceso a la educación superior de pueblos originarios del Paraguay: estudio de caso de la Universidad Nacional de Concepción”.
“Fueron cuatro años de carrera más un año de investigación. Ahí supimos nuestros compañeros y yo que llevar una carrera universitaria no es cosa fácil, sorteamos todo tipo de obstáculos, pero llegamos a la meta, defendimos nuestra tesina y el mayor logro es que somos desde ahora ejemplo para muchos de nuestros hermanos indígenas. Ahora los jóvenes se van a animar porque ya vieron que hay oportunidad para nosotros los indígenas que luchamos”, dijo emocionada la docente.
Ejemplo de superación: busca trabajo para poder seguir estudiando y cumplir su sueño de ser periodista
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Una joven que estaba en tercer año de la carrera de ingeniería decidió poner en pausa esa faceta y hacer realidad su sueño de estudiar periodismo.
Con 24 años de edad, Jessica Fernández está terminando el primer año de ciencias de la comunicación en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) tras haber tomado la decisión de interrumpir la carrera que estaba cursando. La joven estaba estudiando ingeniería en la Facultad de Ingeniería de la UNA (FIUNA) y contó que su sueño siempre fue estudiar periodismo.
“En el 2019 me mudé y probé en Filo e ingresé. Ahora estoy siguiendo ciencias de la comunicación; ingeniería está en pausa, no sé todavía si voy a volver o no. Estaba trabajando superbién, pero en nada relacionado a la comunicación. Era entre administrativo y logística. Estaba en una consultora jurídica que se encarga de hacer cursos enfocados a abogados. Era como un comodín, estaba en la parte administrativa, era recepcionista, montaba la logística para los cursos y estaba ganando bastante bien, bastante más del sueldo mínimo”, expresó.
La joven durante sus años de estudio en FIUNA fue parte del centro de estudiantes. Foto: Gentileza.
La joven contó que llegó la pandemia y como la empresa tenía su plataforma virtual, explotaron la parte de cursos virtuales, pero bajaron el precio de sus cuotas, por lo que tenían menos ingresos.
“Con el home office me fui quedando sin responsabilidades y después ya cargaba asistencia nomás; como me pagaban por hora, se redujo mi salario a 300.000 guaraníes por mes y para mí ya era insostenible. Entonces hablé con mi jefa y quedamos que les ayudaría un mes. El 2 de diciembre del 2020 quedé desvinculada totalmente de la empresa, desde ese entonces busqué trabajo”, mencionó.
Comentó que se enfocó en buscar algo relacionado a comunicación, ya que hizo algunos cursos como de community manager, pero que por la situación misma de pandemia es difícil conseguir, sobre todo teniendo en cuenta que muchos buscan experiencia.
¡Ayuda twitter! Hace 4 meses estoy sin laburo y me urge conseguir uno de nuevo. Tengo experiencia en recepción, ATC, manejo de redes sociales, secretariado administrativo. Soy estudiante de Ciencias de la comunicación y algunos cursitos al respecto. Soy muy buena redactando y1/2
Intentando reforzar la búsqueda, publicó también en su cuenta de Twitter, mediante la cual llegó a tener hasta ahora 3 entrevistas, de las cuales una es la que prosperó más y de la cual está esperando tener noticias.
“Periodismo es una carrera que siempre me gustó, fue siempre mi sueño, pero como mi papá siempre quiso que estudie ingeniería, probé en FIUNA. Después estuve en la parte de prensa y comunicación del centro de estudiantes, como que nunca me alejé del todo de lo que realmente me gustaba. Tres años después, mi mamá se dio cuenta que ya me costaba ir a la facultad y me dijo que ella me apoyaba si quería empezar de cero y seguir periodismo”, indicó.
Fue así que Jessica no se dio por vencida en ir tras su sueño y ahora está contenta con la decisión que tomó. Espera una oportunidad laboral para incursionar en el mundo de la comunicación, que es una área que le apasiona, o algún otro sector que le permita continuar sus estudios.
Claudia está así, radiante, celebrando la vida y viviendo al máximo luego de tres años de haber ingresado a una sala de operaciones donde fue intervenida por un tumor en la cabeza. Foto: Gentileza.
Tras constantes mareos, dolores de cabeza y fatiga diaria, se enteró que tenía un tumor cerebral y que tenía que ser intervenida quirúrgicamente de inmediato para no apeligrar su joven vida. Se trata de Claudia Romina Elizabeth Cañete Penayo, una joven estudiante, de 23 años en ese entonces, quien al no tener otra alternativa que recurrir al sistema de salud privado, tuvo que organizar eventos sociales, rifas y pizzeadas para recaudar fondos en un tiempo récord para así poder operarse.
Este lunes último, Claudia volvió a viralizarse en las redes sociales, esta vez al conmemorar que pasaron tres años de su lucha. “Acá muchos me ‘conocieron’ por ser la chica que recaudaba dinero para operarse”, expresó en Twitter. “Hoy hace exactamente tres años que estoy libre de tumor y haberme operado a tiempo, fue gracias a la solidaridad de la gente. Hoy y siempre puedo decir ¡Gracias!”.
Claudia Cañete hoy, tres años después de aquella operación en la que depositó toda su confianza en las manos del neurocirujano, Dr. Carlos Feltes, cuenta a La Nación cómo fue su proceso de asimilación de su diagnóstico, cómo fue tomar la decisión de operarse en un corto lapso y cómo logró financiar su propia operación.
La joven, actualmente con 26 años de edad, licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional de Asunción (UNA), sobresale por sus ganas de vivir ya que a su corta edad no se dejó vencer por las adversidades sino que luchó por conseguir lo que quería: curarse.
“En Paraguay dependemos del que está a lado para poder costear el precio de medicamentos, algún tratamiento y todo lo que tenga que ver con la salud en general. A quién no le tocó ayudar o ser ayudado o tener algún conocido que te haga hacer rifas, polladas o hamburgueseadas, o lo que sea para recaudar para la salud. Mi primer evento fue una pizeada, por ejemplo, dependemos los unos de los otros finalmente”, señaló Cañete Penayo, en comunicación con La Nación.
Ella es una joven como todos, estudió, trabajó y hoy es una profesional con deseos de cumplir sus sueños y uno de ellos es viajar por el mundo con su cámara fotográfica, porque ama la fotografía y su deseo es hacer fotos urbanas por varios y distintos rincones del mundo.
Relató que en el 2017 empezaron a aparecer algunos síntomas que cada vez iban intensificándose y que ya no aguantaba, por lo que acudió al médico y le diagnosticaron migraña ligada a crisis de ansiedad, fue medicada pero, en la noche de Navidad de ese año, se presentó una convulsión que fue el detonante para que decida acudir a otros especialistas.
Claudia hace tres años atrás, luego de superar una difícil cirugía cerebral en un sanatorio privado de Asunción. Foto: Gentileza.
“La raíz de todos tus problemas”
“En Navidad del 2017, fue cuando yo tuve la primera convulsión, en realidad yo no sabía que era una convulsión y, había sido, durante el año yo había tenido pequeñas convulsiones parciales. Esa convulsión que tuve en Navidad del 2017 fue el detonante porque llegó el punto en el que la gente no comprendía o no me creía cuando yo decía que no me sentía bien y ese fue el detonante para que yo consulte con otro clínico que me mandó hacer una serie de estudios en los primeros días de enero de 2018 y entre ellos una resonancia magnética de cerebro”, relató Cañete Penayo.
El resultado de la resonancia magnética de cerebro indicaba su verdadero diagnóstico: meningioma. Se trata de un tumor que surge de las meninges, que son las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. Aunque técnicamente no es un tumor cerebral, se lo incluye en esta categoría porque puede comprimir o presionar el cerebro, los nervios y los vasos adyacentes.
“Me acuerdo que cuando recibí los resultados era un sábado 6 de enero -de 2018-. Yo ya vi que decía que algo estaba mal porque googleé lo técnico del análisis y ya sabía que tenía algo feo en el cerebro. Igual fui a consultar con el clínico el lunes, le muestro todos los estudios y la resonancia. Cuando el doctor ve los resultados se sorprendió más que yo y me dijo: “Ok, acá está la raíz de todos tus problemas” y me deriva con un neurocirujano no con un neurólogo porque la única solución era operarme”, recordó la joven.
Afirmó que hasta ese entonces, nunca antes tuvo que ser asistida medicamente en un hospital por nada, y que el susto y los miedos se apoderaron de ella. Entonces, su médico le recomendó consultar con el neurocirujano Carlos Feltes, con quien finalmente se operó. Consultó, además, con otros especialistas que de inmediato la medicaron con anticonvulsivos y corticoides por la inflamación de la zona afectada.
“Era muchísima plata”
Con todo el susto que se acababa de dar con su diagnóstico, Claudia averiguó cuánto de dinero le iba a costar la cirugía y le informaron que serían unos 30 a 50 millones de guaraníes. De inmediato empezó a organizar eventos para recaudar fondos porque era algo que solía hacer para familiares, amigos y conocidos que se encontraban con problemas de salud y no podían costear la asistencia.
“Ya había hecho antes varios eventos de recaudación para mis familiares, es decir, quien no. Todos conocemos a personas que tienen que pasar por esto, obviamente jamás imaginé que yo tenía que hacerlo para mí. En ese entonces, averigüé cuanto más o menos saldría la cirugía y eran entre 30 a 50 millones de guaraníes, era muchísima plata, no pensé tanto y empecé a hacer eventos de recaudación, como ya estaba acostumbrada más o menos a hacer por otras personas y me puse en campaña con mis amigos, mi familia y compañeros de trabajo”, recordó Cañete Penayo.
Cañete superó la meningioma y en el mismo año de su cirugía logró defender su tesina de grado que la convirtió en Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNA. Foto: Gentileza.
“Las redes sociales me ayudaron mucho”
Agregó que tuvo la colaboración de una amiga que era diseñadora y quien se encargaba de hacerle las invitaciones de los eventos que organizaba, llegó a hacer un festival musical en bares de Asunción, en Rockero y en Central Bar. A la par, también hizo campaña en redes sociales donde contaba su historia y la gente empezaba también a compartirle su experiencia de familiares o amigos que pasaban por lo mismo que ella.
“Las redes sociales me ayudaron mucho, había compartido mi número de celular para giros y una cuenta bancaria. Con eso empecé a recibir donaciones anónimas de muchas personas y era una locura porque todo pasó muy rápido. Yo me enteré de todo en enero y ya me operé el 22 de febrero de 2018 porque ya tenía que operarme, los medicamentos me hacían mucho daño, había ya engordado 15 kilos por el corticoides”, remarcó.
Uno de los Flyer que le preparaba su amiga para recaudar fondos para su recuperación. Foto: Gentileza.
La confianza
Entró en cirugía el 22 de febrero del 2018 en el sanatorio La Costa con el doctor Carlos Feltes y asegura que este médico fue uno de los que más le inspiraron confianza para poner en sus manos su vida entera.
“Influye mucho para que todo salga bien por la confianza que se deposite en el médico y él fue el que más confianza me generó porque obviamente yo tenía muchísimo miedo, pero trataba de no demostrar porque mi familia estaba más asustada que yo, en especial mi mamá. Era como que yo trataba de no pensar demasiado y me enfoqué en juntar el dinero, pero en realidad todo ese mes yo no pude dormir, dormía una o dos horas y me quedaba despierta durante las madrugadas cortando las adhesiones de las actividades”, explicó.
Agregó en que situaciones de salud complicadas como las que ella atravesó, ella se considera una privilegiada al contar con los medios, el apoyo y la oportunidad de recaudar dinero para su operación en un récord de tiempo, porque muchos otros en su lugar no lo logran y terminan empeorando en los hospitales.
“Siempre digo que soy una privilegiada, en el sentido de que no cualquiera puede juntar el dinero en tan poco tiempo. Es decir, tenés que tener medios para poder hacerlo y siempre pienso en las personas que no tienen ni siquiera la oportunidad de lograr lo que yo hice, de hacer eventos, usar redes sociales. En ese sentido, me considero una persona privilegiada de hecho por eso pude operarme en un hospital privado porque el sistema de salud público deja mucho que desear”, lamentó.
Experiencias que cambian la vida
Recordó que tuvo la posibilidad de ser intervenida en el Hospital de Clínicas de San Lorenzo de manera gratuita, pero sería en cuatro a cinco meses y ella ya no estaba dispuesta a aguantar todos los síntomas por ese largo tiempo.
“Todos tenemos alguna experiencia de vida que nos cambia, cada quien tiene su propia historia que contar y, en mi caso fue muy brusco, nomás el cambio que yo tuve. Yo ese año pensaba defender la tesis en marzo y no pude porque tenía que volver a aprender a caminar. Yo creo que -luego de algunas situaciones- tenés otra perspectiva de vida porque te fijas ciertas metas y la vida te muestra que no es lo que va pasar y hace que valores muchísimo a la gente que te rodea”, finalizó.