Hoy se recuerda el día mundial de los humedales. En este marco, se recuerda que el Pantanal es el humedal de agua dulce más grande del mundo, y comparte su extraordinaria riqueza de biodiversidad en tres países: Brasil, Bolivia y Paraguay en una superficie estimada de 340.500 kilómetros cuadrados.
Consciente de lo que representa para el país y la región, la organización ambiental WWF Paraguay advierte que este invaluable ecosistema y conjunto de recursos naturales están en peligro por los incendios, deforestación, sequía y malas prácticas humanas con el medio ambiente.
A modo de ejemplo, explican que en el Pantanal convergen tres grandes ecosistemas –cerrado, bosque seco chiquitano y chaco– que sustentan una de las más altas concentraciones de vida silvestre de América Latina.
Además de la riqueza de especies fauna y flora, reseñan que el Pantanal también ofrece servicios ambientales subvalorados adicionales como el mantenimiento y la purificación de las fuentes de agua, necesarias para múltiples necesidades humanas; la protección de los recursos del suelo; hábitat de plantas y animales de valor comercial; control biológico; la recarga de acuíferos y la regulación climática local. Sus habitantes agregan un tesoro adicional, que es la riqueza cultural de la zona.
Como muchos ecosistemas de agua dulce, el Pantanal constituye una unidad interdependiente que debe ser considerada en su conjunto y cualquier evento adverso probablemente afecta al resto de la ecorregión. Las principales actividades de la región son la ganadería y la pesca.
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El Pantanal amenazado
Bolivia, Brasil y Paraguay comparten las mismas amenazas en el Pantanal, muchas de ellas de origen humano, y otras como las alteraciones de los ecosistemas provocadas por el cambio climático.
Una de las principales amenazas son las quemas incontroladas. WWF expone que en el 2020 –según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil que genera los datos oficiales de incendios en el territorio–, se detectaron incendios en cantidades récord en el Pantanal: 22.000 focos, un aumento de 121% en relación al año del 2019.
A raíz de ello, más de 4 millones de hectáreas fueran quemadas, llegando a más de 26% del bioma. Fue el mayor número de incendios desde el inicio del monitoreo del INPE en 1998.
El territorio en Paraguay también se vio afectado por incendios masivos y de alta complejidad el año pasado, al igual que en el 2019. A esto se sumó la mayor sequía de los últimos 50 años y olas de calor extremas con temperaturas nunca registradas, llegando a los 43 grados por dos días consecutivos en casi todo el país.
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Agua y lluvias, elementos importantes
Entre octubre y marzo, temporada de lluvias, el bioma tuvo un volumen de lluvia del 40% menor que el promedio del mismo período en años anteriores, según datos de la Corporación Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa).
El río Paraguay es un elemento clave en el funcionamiento del Pantanal al inundar, en el periodo de crecida, vastas áreas del Pantanal, pero por la sequía esto no ocurrió, recordemos que el principal cauce hídrico de nuestro país registró el nivel más bajo de las últimas décadas.
Diversos estudios vinculan también la sequía en el Pantanal al aumento de la deforestación en la Amazonía, que en el 2019 aumentó en un 85 % y en el 2020 continuó en niveles alarmantes. Esto debido a que una parte de la humedad que recibe el Pantanal proviene del mayor bosque tropical del planeta a través de un fenómeno denominado “ríos voladores”. Se trata de masas de aire cargadas de vapor de agua que vienen del Océano Atlántico traídas por los vientos alisios y llegan a la Amazonía para después ir en dirección sur, pasando por el Pantanal.
Hace más de 20 años que WWF trabaja en la zona, trayendo herramientas de participación social, planeo territorial y sistemas productivo resilientes al cambio climático. Con el apoyo de la Unión Europea, en el proyecto PaSoS, más de 170 mil hectáreas fueran alcanzadas por programas de buenas prácticas ganaderas, más de 1.000 personas fueran entrenadas en maneo ambiental, hubo la creación y capacitación de más de seis brigadas de combate a incendios e a reactivación de ocho consejos de áreas protegidas.
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