El oficio de la herrería, que aprendió desde los 9 años, lo ha llevado a reencauzar no solamente su vida, sino la de otras personas que estaban camino al abismo. Foto: Gentileza.
Arnaldo forja la reinserción social trabajando y enseñando su oficio
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Si construir una nueva vida es algo difícil y requiere realizar enormes sacrificios, hacerlo con el peso de una condena de 25 años de privación de libertad encima se torna una tarea mucho más complicada. Es aquí cuando los proyectos de reinserción juegan un papel determinante que tienen que ir necesariamente acompañados de la voluntad de la persona que puede verse beneficiada.
Arnaldo (38) es una de esas personas privadas de libertad destacadas del Centro de Rehabilitación Social (Cereso) de Encarnación y lleva a cuestas una condena de 25 años. En la penitenciaría del sur del país construye su nueva vida, trabajando como herrero en un espacio que también aprovechó para capacitar en el oficio a otros diez compañeros, que gracias a eso aprendieron también a valerse por sí mismos.
Afortunadamente para estas personas, muchas de ellas adictas a las drogas o sin tener idea de qué hacer con su vida, apareció Arnaldo, quien les entrenó en la herrería.
“No importa lo mucho que parezca complicada la vida, todo puede cambiar y el método es valerse de uno mismo y planificar”, dijo el entrevistado, contento porque las personas a quienes enseñó egresaron del sistema penitenciario y ya no volvieron, pues se les abrieron otros horizontes.
Aprovechando el tiempo
Preparado para afrontar el futuro, él aguarda tener una revisión de sentencia por su conducta dentro de algún tiempo. Arnaldo aprovechó al máximo su tiempo en la penitenciaría, ya que concluyó sus estudios de bachiller a través del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), electricidad domiciliaria, operación de computadoras y refrigeración con el Sinafocal y administración de empresas, marketing y ventas, atención al cliente, planes de negocios y guaraní módulos 1 y 2 con el SNPP.
Con nostalgias que le asaltan pensando en su familia y la esperanza por reencontrarse con su madre, cuatro hijos y un nieto, confía que tendrá un gran negocio relacionado con la herrería y como todo ser humano buscar la felicidad con ellos cuando obtenga su libertad.
Arnaldo siempre estuvo vinculado a la herrería desde los 9 años. “Seguí los pasos de mi padrastro. Prácticamente nací viéndolo golpear el hierro al rojo vivo en su herrería Miguel de Capitán Miranda (Itapúa)”, sostuvo.
Recordó además que nunca conoció a su padre y vivió criado al amparo de su bisabuela. A sus 26 años, levantó la cortina de su propio negocio de herrería, donde tuvo una alta demanda.
El oficio de la herrería, que aprendió a los 9 años, lo llevó a reencauzar no solamente su vida, sino la de otras personas que estaban camino al abismo. Foto: Gentileza.
Cuando ingresó al penal en el 2011 por un tropiezo, permanecer 20 horas encerrado empezó a afectar su salud mental y se procuró su taller herrero. La única llave que abre su pequeña fábrica a las 7:00 de la mañana la tiene él y no ingresa nadie sin su autorización, porque trabajar con hierro en un penal posee inseguridades, confiesa.
Todo tipo de trabajo
En pocos minutos está recubierto de delantal, guantes de cuero, antiparras y careta para arrancar el día. “El pedido que más recibo es la fabricación de rejas, que me deja una ganancia entre 1.800.000 a 2.500.000 de guaraníes, aparte del costo del material”, afirmó Arnaldo con una sonrisa.
La variedad de sus productos en hierro es amplia, a veces combinada con vidrio o madera. Arnaldo es capaz de realizar o reparar portones fijos, automáticos y corredizos, puertas, escaleras, ventanas, rejas, pantográficas, cortinas metálicas, protectores de aberturas y balancines, estructura de tinglados y muebles para interior, quincho y jardín.
Él se encarga además del diseño y fabricación; la colocación queda en manos de un primo suyo. Sus clientes siguen siendo los mismos de afuera, algunos funcionarios del Cereso y gente de la visita. Para contratar sus servicios se puede contactar al celular (0985) 156-808, Coordinación de Reinserción del Cereso.
El secretario general de la Asociación Nacional Republicana (ANR), Eduardo González, indicó que la agrupación también apunta a mantener la intendencia capitalina.
Disputa en la oposición favorece a la ANR en CDE y Encarnación
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El secretario general de la Asociación Nacional Republicana (ANR), Eduardo González, sostuvo que la agrupación tradicional se encuentra bastante sólida para enfrentar a la oposición en las elecciones municipales de 2026.
Detalló que el objetivo es superar las 163 intendencias conquistadas en el 2021. “Nosotros esperamos superar la marca histórica que hemos obtenido en el 2021, donde llegamos a 163 municipios de 252. Yo creo que por el trabajo que se está realizando desde la Asociación Nacional Republicana y lo fragmentada que está la oposición tendremos resultados importantes”, refirió a la 1330 AM.
En el año 2021, los movimientos internos más grandes del Partido Colorado impulsaron el proyecto de concordia basado en la unidad y el diálogo, sin imposiciones de candidaturas tanto para las intendencias y concejalías. La aplicación de esta estrategia política ocasionó que el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), haya logrado solo 62 intendencias y los otros partidos y movimientos menores de la oposición solo 37 intendencias. “No vamos a perder de vista el factor importante que es mantener en el poder del Partido Colorado, la Municipalidad de Asunción, recuperar Ciudad del Este y Encarnación que son metas importantes en el análisis que se hace desde el Partido Colorado”, comentó.
INTERVENCIÓN
Asimismo, González acotó: “Nosotros creemos que tenemos la confianza de la ciudadanía frente a actores de la oposición que tiene una pésima gestión como es el caso del intendente de Ciudad del Este, Miguel Prieto. Esto nos da la confianza por ejemplo de que vamos a recuperar ese municipio, además ya tenemos un candidato de consenso y que es el segundo a nivel país, que es el exgobernador Roberto González”.
Siguió sosteniendo que “estamos viendo que también hay una gran desconfianza en la gestión del intendente Luis Yd, tiene muchos inconvenientes, incluso hay personas que fallecieron por su ineficacia, ineptitud”.
El secretario general de la Asociación Nacional Republicana (ANR), Eduardo González, indicó que la agrupación también apunta a mantener la intendencia capitalina. Foto: Archivo
Ineficacia y fragmentación opositora asegura a la ANR recuperar CDE y Encarnación, afirman
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El secretario general de la Asociación Nacional Republicana (ANR), Eduardo González, sostuvo que la agrupación tradicional se encuentra bastante sólida para enfrentar a la oposición en las elecciones municipales del 2026. Detalló que el objetivo es superar las 163 intendencias conquistadas en el 2021.
“Nosotros esperamos superar la marca histórica que hemos obtenido en el 2021, donde llegamos a 163 municipios de 252. Yo Creo que por el trabajo que se está realizando desde la Asociación Nacional Republicana y lo fragmentada que está la oposición tendremos resultados importantes”, refirió a la 1330 AM.
En el año 2021, los movimientos internos más grandes del Partido Colorado impulsaron el proyecto de concordia basado en la unidad y el diálogo, sin imposiciones de candidaturas tanto para las intendencias y concejalías.La aplicación de esta estrategia política ocasionó que el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), haya logrado solo 62 intendencias y los otros partidos y movimientos menores de la oposición solo 37 intendencias.
“No vamos a perder de vista el factor importante que es mantener en el poder del Partido Colorado la municipalidad de Asunción, recuperar Ciudad del Este y Encarnación que son metas importantes en el análisis que se hace desde el Partido Colorado”, comentó.
Asimismo, González acotó: “Nosotros creemos que tenemos la confianza de la ciudadanía frente a actores de la oposición que tiene una pésima gestión como es el caso del intendente de Ciudad del Este, Miguel Prieto. Esto nos da la confianza por ejemplo de que vamos a recuperar ese municipio, además ya tenemos un candidato de consenso y que es el segundo a nivel país, que es el exgobernador Roberto González”.
Siguió sosteniendo que “estamos viendo que también hay una gran desconfianza en la gestión del intendente Luis Yd, tiene muchos inconvenientes, incluso hay personas que fallecieron por su ineficacia, ineptitud”.
Encarnación renovó estación de tren con miras al Rally Mundial
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La empresa Ferrocarril Internacional Casimiro informó que la renovada estación de tren de Encarnación vuelve a operar en su ubicación original, situada sobre la calle Tupasy Rapé, desde el 14 de agosto pasado. La mejora, que incluye infraestructura, seguridad y operatividad, apunta a la próxima realización del WRC Rally del Paraguay, del 28 al 31 de agosto.
La nueva estación cuenta con 500 metros cuadrados de construcción y un andén de 350 metros cuadrados, lo que facilitará el ascenso y descenso de pasajeros en el tren Encarnación–Posadas. La obra forma parte de un programa de modernización que también incluye el recambio de 200 durmientes, nivelación y corrección de geometría de las vías, 650 metros de iluminación, nueva cartelería y mayor presencia policial y seguridad privada.
“El WRC ueno Rally del Paraguay es un punto clave y fundamental, pero estas mejoras forman parte de un plan que venimos desarrollando hace meses, luego de 20 años sin intervenciones de este tipo”, expresó el ingeniero Sebastián Samudio de la de Ferrocarriles del Paraguay S.A. (Fepasa), encargado de la vía férrea y de la infraestructura ferroviaria de Encarnación.
“Es un esfuerzo conjunto entre Fepasa, SOFSE y Casimiro Zbikoski S.A., con inversión propia y un enfoque total en la seguridad y operatividad del sistema ferroviario”, destacó. Las obras realizadas no solo responden a la demanda generada por el Rally del Paraguay, sino que quedarán como un recurso permanente para potenciar la movilidad y el desarrollo local en los próximos años.
“Este es un evento de gran magnitud que nos da la oportunidad de mostrar la capacidad organizativa del país; existe una predisposición absoluta, tanto de la organización como del Gobierno Nacional, para garantizar que estos avances se concreten de manera satisfactoria y que dejen un impacto positivo duradero en la región”, expresó César Marsal, director ejecutivo del WRC Rally del Paraguay.
Tomar el desayuno y correr al búnker en 90 segundos
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Cuando empiezan a sonar las sirenas de alerta sobre los cielos de Tel Aviv, la familia Weisman y millones como ellos buscan refugio de los misiles en camino y hoy continúan recogiendo los escombros de sus vidas.
Vera Lucía Papaterra, de origen dominicano, reportera del periódico estudiantil The Independent Florida Alligator (Gainesville, EE. UU.) busca ser una corresponsal internacional y fue invitada a Israel por la agencia de noticias del Medio Oriente para el mundo hispano parlante, Fuente Latina, para adentrarse a lo más profundo de un país que sigue en guerra pero que una vez más, da muestra de resiliencia, tras los ataques sufridos desde Irán, semanas atrás.
Una de sus entrevistadas fue una mujer israelí residente en Tel Aviv, Hadar Weisman, quien le relata como es la vida casi cotidiana bajo el sonar de las sirenas.
El decir por favor y gracias. Cómo usar cubiertos. Respetar a los mayores. A esa lista de lecciones básicas, la israelí Hadar Weisman añadió una que sus hijos repiten sin dudar: qué hacer en los 90 segundos después de que suenan las sirenas que indican que algún o varios misiles vienen en camino.
El 22 de junio de 2025 fue uno de esos días. En la llamada “Guerra de los doce días”, Israel y Estados Unidos habían atacado instalaciones nucleares iraníes e Irán había devuelto el fuego, lanzando decenas de misiles contra Israel. Varias zonas residenciales de Tel Aviv y en otras ciudades resultaron impactadas; 30 personas fallecieron y al menos 23 personas quedaron heridas. En Tel Aviv resultaron con daños severos varios edificios de Ramat Aviv,incluido el de Weisman. Fue una mañana de concreto roto y vidrios pulverizados que dejó a miles de israelíes sin casas, aunque con vida.
Hadar Weisman frente a lo que solía ser el panel de electricidad de su hogar. Foto: Gentileza
Misma sirena, diferente final
Aquella mañana, a las 7:23, tocaron a la puerta de Weisman. Eran los repartidores de un gavetero que había pedido una semana antes. Lo pusieron en el dormitorio. Apenas salieron, sonó la alerta. “Estamos muy acostumbrados a entrar al cuarto seguro”, cuenta Weisman. “Con los niños lo hacemos desde antes del 7 de octubre (del 2023 cuando terroristas de Hamás atacaron Israel)”.
Todos en casa de Weisman estaban ya vestidos y despiertos por el ruido de los obreros, así que caminaron con calma hacia la mamád, la habitación reforzada que muchos israelíes tienen en sus casas para protegerse de los misiles. El impacto llegó minutos después. El misil cayó entre los edificios de la cuadra. Ninguna estructura recibió un golpe directo, pero el golpe de la onda expansiva convirtió la casa en escombros. “Todo el edificio se sacudió y se cortó la luz”, recuerda Weisman, doctora en economía y profesora de microeconomía en la Universidad de Tel Aviv que vivía en ese apartamento desde 2019. “Nos quedamos 45 minutos en la oscuridad, sin saber qué habría cuando abriéramos la puerta”.
Los misiles iraníes golpearon todo lo que tenía el apartamento, reventando cristales y paredes. Foto: Gentileza
Sentados con una bolsa de caramelos
Dentro del cuarto seguro, un detalle dominguero: la tapa plástica del conducto del aire acondicionado salió volando y por ahí entraron polvo y residuos del edificio tras el impacto. Sentados en un colchón, con el teléfono en una mano y una bolsa de caramelos en la otra, los padres usaron el tiempo para hacer llamadas y tranquilizar a los niños. El mayor, de nueve años, lloró pensando en sus juguetes.
El impacto en el más pequeño, su hijo de tres años y medio, se mide más allá de una preocupación por sus cosas. En sí, el niño siempre pregunta la ubicación del cuarto seguro —como quien pregunta por el baño— cuando llega de visita a una casa desconocida. “Es una forma de vida y no debería serlo”, dice visiblemente emocionada Weisman. “No es manera de criar a nuestros hijos”.
Parte del techo del departamento, el cual fue mayormente impactado. Al salir del búnker, Weisman dijo que temía que el techo completo se cayera. Foto: Gentileza
Afuera, el grupo de WhatsApp del edificio se convirtió en un mapa humano. Vecinos reportaban quién estaba adentro y quién estaba en la calle para que los equipos de rescate no perdieran tiempo en búsquedas inútiles. Policías, bomberos y la unidad de rescate de la Fuerza de Defensa israelí subieron piso por piso. Forzaron la puerta acorazada del quinto piso, que quedó doblada, del apartamento de los Weisman. “Menos mal que esperamos”, dice. “Si hubiéramos intentado salir, el corredor estaba cubierto de muebles y cosas caídas. Nos habrían caído encima”.
Hay que mantener la rutina
El edificio de Weisman es uno de los más nuevos en el barrio y sus cimientos resistieron mejor que otros. Otros en la cuadra, no tanto. La familia pasó dos semanas en un hotel y luego consiguió un subarriendo en el mismo barrio para que los niños siguieran asistiendo a su misma escuela y su kínder. “Volveremos, dicen que para Pascua”, explica, con ese optimismo que nace de una rutina resistente. “Creo que será más tarde, quizá en julio”, añade con una sonrisa corta, como quien ya aprendió a negociar con la incertidumbre.
Uno de los baños de la casa, donde el impacto afuera derribó paredes y quebró cerámica.
El ataque del 22 de junio fue parte de una escalada de doce días que cruzó fronteras y agendas políticas. Para Weisman, sin embargo, la política se traduce en una caminata sabatina. Ella asiste cada sábado a las manifestaciones por la paz que se llevan a cabo en la avenida Begin de Tel Aviv, donde discurso tras discurso pide el fin de la guerra y el retorno de todos los rehenes. “Voy desde antes de octubre”, cuenta, refiriéndose al 7 de octubre del 2023. “Esto no puede seguir así. Incluso si alguien creyó que al principio había justificación, ya no se ve un final ni resultados positivos. Es la forma equivocada de hacer las cosas”.
Su crítica tiene varios destinatarios. A su gobierno, que a su juicio no ha ofrecido una salida real ni ha priorizado un acuerdo para los rehenes capturados en el ataque del 7 de octubre. A Hamás, “una organización terrible, mala para Israel y aún peor para los gazatíes”. Y a cualquiera que crea que “disparar es mejor que hablar”, o que la vida de alguien vale menos que “un pedazo de tierra”. “Es inexcusable porque es obra humana”, dice Weisman, y la frase le tiembla en la garganta.
El impacto de los misiles quebró el horno de Weisman. Foto: Gentileza
La confianza, admite, ya estaba dañada antes de octubre. “Siguen intentando cambiar el Estado de derecho en medio de la guerra”, señala Weisman sobre las modificaciones constitucionales que el gobierno trata de implantar para fortalecer los poderes ejecutivos y legislativos a expensa del judicial, algo que ha creado malestar en sectores de la sociedad israelí. Weisman escucha rumores sobre comicios, sospechas de fraude y un clima que erosiona las instituciones. Aun así, la decisión íntima no es simple. “Si nos paramos y decimos que esto es demasiado y nos vamos, ¿quién se queda? ¿Los que creen que esto está bien? Tampoco quiero que mi hijo cargue con esto”. Lo discuten en casa, una y otra vez.
Los vecinos de Weisman perdieron toda la estructura externa de su hogar. Según ella, la razón por la cual ella y su familia se salvaron de esta experiencia fue por la antigüedad de su hogar. Foto: Gentileza
Como casas de muñecas
Al volver a su apartamento en ruinas para recoger papeles y ropa, Weisman mira por la ventana y ve fachadas abiertas como casas de muñecas. Luego baja la mirada al pasillo, donde antes no se podía caminar sin tropezar, y recuerda la lección que repite a los niños: Hay una alarma. Se hace lo que toca. La vida va primero. “Estamos bien”, les dice. “La casa es solo cosas”.
La normalidad se despega a veces en pequeños gestos. Volver al subarriendo con mochilas y bolsas. Hacer la tarea de matemática. Preparar una cena sencilla. Y sí, repetir las reglas: por favor y gracias, respetar a los mayores, así se agarra un tenedor. Y esa otra, más urgente y aprendida a la fuerza, que suena como un juego pero enseña a sobrevivir: Sirenas en el aire. Un minuto y medio. Respira. Vete al búnker. Cierra su puerta reforzada. Espera. Vuelve a salir. Sigue adelante.