El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó este martes el Informe sobre Desarrollo Humano 2020 en un año especial por tratarse de la edición número 30 del reporte, en medio del inicio de una nueva era geológica, el Antropoceno, y de una pandemia que generó una crisis mundial sin precedentes. En el reporte se refiere que en este nuevo periodo, más que nunca, la situación ambiental estará vinculada a la calidad de vida que lleven los países. Mencionan que en América Latina se deben fortalecer las medidas de conservación de los bosques y concretar transformaciones de la sociedad hacia un desarrollo más sustentable y sostenible.

Al respecto, La Nación participó de la rueda de prensa virtual en la que se presentó dicho informe, que contó con las ponencias de Luis Felipe López-Calva, director regional del PNUD, y de Pedro Conceição, director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano.

López-Calva recordó que hace 30 años, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) creó una nueva forma de concebir y medir el progreso. En lugar de utilizar exclusivamente el Producto Interno Bruto (PIB) como medida del desarrollo, el PNUD clasificó los países del mundo según su nivel de desarrollo humano, examinando si las personas que viven en cada país tienen la libertad y la oportunidad de llevar la vida que desean.

“El Antropoceno es la nueva era geológica en la que el ser humano da forma a la naturaleza. No solo se trata de usar mejor los recursos humanos, sino de conceptualizar desarrollo entre integridad y sustentabilidad. El COVID-19 es un factor de cambio, también los temas energéticos, el uso de recursos naturales. Debemos cambiar la noción de bienestar, donde el bienestar comunitario está por encima del individual”, expresó López-Calva.

Pedro Conceição, director del Informe sobre Desarrollo Humano, explicó que los científicos señalan que se deben dar cambios esenciales pensando en la nueva época geológica, teniendo en cuenta los nuevos factores que entran a regir en la calidad del desarrollo de la humanidad. “El involucramiento de la naturaleza debe ser en frente del escenario, no tras bambalinas. Tras cada decisión que se tome se debe tener la presión que ejercemos sobre el planeta”, sostuvo.

En ese contexto, expresó que la inversión en los bosques será una de las principales vías de soporte a la naturaleza y que también cumple con el objetivo del Acuerdo de París, que es mitigar el cambio climático para mejorar la vida. “El desarrollo humano debe hacerse con base en la naturaleza”, dijo.

El Informe sobre Desarrollo Humano 2020 apoya la hipótesis de que la capacidad de actuación y el empoderamiento de las personas pueden impulsar las medidas necesarias para que vivamos en equilibrio con el planeta y en un mundo más justo.

Momento sin precedentes

El Informe pone de manifiesto que nos encontramos en un momento sin precedentes en la historia, en el que la actividad humana se ha convertido en una fuerza dominante que afecta a los procesos clave del planeta. Estos efectos interactúan con las desigualdades existentes y amenazan con revertir el desarrollo de manera significativa. Para cambiar esta trayectoria se requiere una gran transformación en nuestra forma de vivir, trabajar y cooperar. El Informe explora cómo ponerla en marcha, utilizando diferentes enfoques.

La crisis climática. El colapso de la biodiversidad. La acidificación de los océanos. La lista es larga y no deja de crecer. Tanto, que muchos científicos creen que, por primera vez, el planeta ya no influye en los seres humanos, sino a la inversa. Es lo que se conoce como Antropoceno –la Edad de los Seres Humanos–, una nueva época geológica.

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Virus amenaza desarrollo

Pese a que la humanidad ha logrado un progreso increíble, ha descuidado la Tierra, provocando una desestabilización de los sistemas de los que depende su supervivencia. El COVID-19, que casi con seguridad pasó de los animales al ser humano, nos permite atisbar nuestro futuro, en el que las tensiones que experimenta el planeta reflejan las que afrontan las sociedades. Al cabo de unos meses, este virus amenazaba con revertir el desarrollo humano y ponía en evidencia las debilidades de los sistemas sociales, económicos y políticos, según menciona textualmente la introducción del reporte.

Aunque los devastadores efectos del COVID-19 han atraído la atención del mundo, otras crisis superpuestas –desde el cambio climático hasta el aumento de las desigualdades– siguen pasando factura. El desequilibrio planetario y social plantea desafíos interrelacionados que interactúan en un círculo vicioso, agravándose mutuamente.

La Parte I del Informe consta de tres capítulos en los que se tratan de manera secuencial las perspectivas analíticas, empíricas y normativas de la relación entre el desarrollo humano y el Antropoceno. La Parte II analiza las implicaciones de todo ello para la acción, exponiendo tres impulsores clave del cambio: las normas sociales, los incentivos y el desarrollo humano basado en la naturaleza. La Parte III propone nuevos parámetros, incluido un ajuste del Índice de Desarrollo Humano para tener en cuenta las presiones planetarias.

Para acceder al reporte in extenso puede acceder al siguiente link.

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