Se desarrolló la misa a puertas cerradas en el marco de la celebración a la Virgen de Caacupé este viernes. La homilía estuvo a cargo de monseñor Amancio Benítez, obispo de Benjamín Aceval, en el séptimo día del novenario en honor a la Virgen de los Milagros de Caacupé. La celebración religiosa fue bajo el lema de “La celebración eucarística es acción de gracias de toda la Iglesia”.

El obispo señaló la participación activa de los fieles en las celebraciones eucarísticas. Indicó que el acto religioso a Dios no está en contraposición con la ayuda al prójimo, a los más necesitados. Indicó que se debe respetar lo que se señala en las misas e instó a una mayor participación de los fieles en los actos religiosos a través de las redes sociales.

“Si el cristiano no se alimenta a la actividad litúrgica, corre el peligro de adherirse a cualquier espiritualidad. Hay mucha oferta en redes sociales”, afirmó.

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Monseñor Benítez señaló que se siente un ambiente “triste y nostálgico” en la antesala de las fiestas de fin de año ante la pandemia por el COVID-19. “Aunque en la mente nos preparamos para las fiestas, la realidad se impone. Esa es nuestra situación, nuestra vida es como el misterio del Santo Rosario. Debemos asumir desde la fe momentos de gozo, momentos de dolor y momentos luminosos. También esperamos gozar del misterio de la resurrección, el misterio de gloria”, expresó.

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En otro momento, condenó a aquellas personas que cometen robos en nombre de los pobres para después demostrarse creyentes y fieles a Dios. “Si robar está mal, robar en el nombre del pobre o lo que es para el pobre es gravísimo. Desde hace tiempo que eso sucede, que con el pretexto de ayudar a los pobres algunos meten plata a su bolsillo y solo dan sobras. No nos debe dejar dormir nuestra conciencia si robamos”, manifestó monseñor Benítez.

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El obispo pidió a la feligresía vivir honestamente para la confianza y señaló como “Judas” a las personas que utilizan a los pobres para robar. Afirmó que el culto a Dios no está en contraposición con la ayuda a los más necesitados. “Con el pretexto de ayudar a los más pobres, algunos se alzan con lo que es de los pobres. Robar en el nombre del pobre es malísimo”, expresó el obispo.

Desde el inicio del novenario se establecieron medidas más rigurosas en el perímetro de 3 cuadras en torno al Templo de la Virgen de Caacupé. En la zona se mantienen cerrados los negocios, con excepción de locales gastronómicos y farmacias.

De la misma manera, las plazas en las cercanías serán afectadas y se prohíbe la presencia de niños menores de 12 años y mayores de 60 años. Igualmente, las misas serán a puertas cerradas desde el fin de semana.

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