El infectólogo Tomás Mateo Balmelli señaló este viernes que si no se toman los cuidados necesarios y no se dimensiona la realidad de la pandemia, el 2021 puede ser mucho peor. Destacó que la mejor vacuna contra el virus es la prevención.
“Que la agencia de medicamentos y productos sanitarios haya autorizado a la desarrolladora farmacéutica el uso de su vacuna (Pfizer) y que ellos comiencen a inmunizar a 20 millones de ingleses, eso va a llevar tres a seis meses”, dijo el profesional en comunicación con Universo 970 AM.
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Mateo Balmelli indicó que las vacunas que se están produciendo van a ser usadas en los países que requieren de forma urgente. Ante esta situación, Paraguay podría disponer de las dosis en el mes de marzo del 2021, pero se deberá optar por la que se adapte a la logística actual, como el almacenamiento, transporte, distribución y costo.
#Tempranísimo
— GEN (@SomosGEN) December 4, 2020
"La única vacuna sigue siendo el cuidado. El 2021 quizás sea peor que el 2020".
Dr. @tomasmateobal, médico infectólogo.
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Sostuvo que es importante restringir ciertas actividades nocturnas y hacer cumplir las disposiciones existentes a fin de contener la propagación masiva del COVID-19. Cordillera sigue con un incremento considerable y Caaguazú vuelve a preocupar por un rebrote.
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“No es que solamente la ciudadanía se relajó, todo el mundo se relajó. Desde el momento en que la ciudadanía pierde la credibilidad, ocurre el relajamiento social. No se fortaleció el sistema sanitario, se fortalecieron áreas de algunos hospitales. La única vacuna sigue siendo el cuidado, el 2021 quizás sea peor que el 2020”, agregó.
De acuerdo con el reporte del Ministerio de Salud del día jueves sobre el COVID-19, la cantidad de fallecidos llegó a 1.796. También hay 60.086 pacientes recuperados y la cifra total de contagio alcanza 85.477 desde el brote del virus en el país.
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Ingresaron G. 7,53 billones al fisco mediante el IVA durante el 2020
La recaudación mediante el Impuesto al Valor Agregado (IVA) durante el 2020 fue de un total de G. 7,53 billones. Se trata de la imposición más recaudada que registra el fisco, según el informe proporcionado por la Subsecretaria de Estado de Tributación (SET). No obstante, presenta una caída del 1,1% en comparación al periodo del 2019, cuando las cifras alcanzaron G. 7,61 billones.
El viceministro de Tributación, Óscar Orué, explicó que el confinamiento obligatorio registrado en los meses de marzo y abril del año pasado influyó, ya que se evitó el pago en ventanilla y se operó mediante los sistemas digitales ni bien fue emitida la Ley de Emergencia Sanitaria ante la pandemia del COVID-19.
Agregó que existe el registro de aproximadamente 700.000 contribuyentes dentro de lo que es el IVA, el impuesto con mayor cantidad de contribuyentes. “Mediante éste se financian muchas necesidades que el Estado cubre actualmente. La dificultad de recaudación por la pandemia impacta negativamente en todos los impuestos vigentes”, subrayó.
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Recaudación total 2020
La Subsecretaría de Estado de Tributación (SET) registró en el 2020 una recaudación de G. 14,35 billones, 5,4% menos con relación al 2019, cuando registró ingresos por G. 15,16 billones, según el informe emitido por la cartera tributaria.
La recaudación en efectivo durante el 2020 alcanzó la suma de G. 13, 96 billones (US$ 2.010 millones) con un incremento del 0,3% en comparación con lo recaudado durante el 2019, cuando fue de G. 13,92 billones.
El viceministro de Tributación detalló que en los últimos cuatro meses del año pasado las recaudaciones registradas ayudaron a disminuir la brecha de déficit que se tiene tras la caída del dinamismo de la economía por la pandemia del COVID-19.
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Más de G. 8 millones pagarán quienes no se realicen test de COVID-19 al volver al país
En caso de incumplir la norma de ingreso al territorio nacional, someterse a la prueba de COVID-19 en 24 horas, vacacionistas se exponen a una alta sanción económica advirtieron desde la Dirección de Vigilancia de la Salud de la cartera sanitaria.
Los responsables de la dependencia señalaron que desde la fecha se intensificarán los controles a viajeros que retornen al país, y en ese sentido, indicaron que aquellos que no se realicen la prueba de COVID-19 dentro de las 24 horas de retornar al país se exponen a una multa de 100 jornales, G. 8.434.000.
A partir de ahora, los nacionales y extranjeros residentes que ingresan al país sin el resultado de test RT-PCR correspondiente tendrán tiempo de realizarse el estudio en un plazo no mayor de 24 horas de su llegada al país; en caso contrario, serán sancionados con una multa económica.
Explicaron que de esta manera se da cumplimiento a lo establecido en la Ficha de declaración del viajero (Ficha de Salud) que completa toda persona al arribar a Paraguay.
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Una vez que el viajero se somete al Test RT-PCR debe guardar aislamiento hasta obtener el resultado. Aclararon que la realización del test será monitoreado y registrado mediante sistema informático. Así Vigilancia de la Salud verificará si se dio o no cumplimiento a la prueba.
En el caso de que la prueba resulte positiva, el viajero deberá permanecer aislado por un periodo de 10 días. En tanto que el viajero que no se realice la prueba de COVID-19 en el tiempo establecido (dentro de las 24 horas de su ingreso al territorio nacional) será pasible de sanción, su caso será remitido al Ministerio Público y será sancionado con una multa de 100 jornales, que equivale a G. 8.434.000.
Igualmente, mencionaron que los trabajos de control a viajeros se llevan a cabo de manera coordinada entre la Dirección de Vigilancia y Control de Fronteras, y la Dirección General de Migraciones.
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Innovación y desarrollo productivo: Lecciones del 2020 y desafíos del 2021
Gonzalo Rivas
Jefe de la División de Competitividad, Tecnología e Innovación en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
Para el Blog Mejorando vidas BID
¡Terminó el 2020! Antes de dejarlo atrás, ¿cuáles lecciones deberíamos llevarnos de lo vivido? ¿Qué desafíos nos esperan en este nuevo año que acaba de empezar? Desde el punto de vista de la ciencia, la tecnología y la innovación, reflexionamos aquí sobre lo que aprendimos y sobre los retos que tendremos que enfrentar en el 2021.
El inicio de la vacunación en muchos países es un signo alentador de que la pandemia podrá ser superada durante el 2021. Sin embargo, los efectos del COVID-19 nos seguirán acompañando por un buen tiempo. Y si bien estamos todos ansiosos por cerrar este capítulo, es importante reflexionar sobre el nuevo paisaje que nos dejó el 2020 así como entender bien los retos que tenemos por delante para poder superar esta crisis de la manera más rápida, efectiva y sustentable.
Lecciones de innovación y desarrollo productivo frente al COVID-19. Con el inesperado surgimiento y la vertiginosa expansión de la pandemia, quedó claramente confirmado que es crucial disponer de capacidades estratégicas locales. La velocidad y la efectividad de las respuestas ante la emergencia presentaron claras diferencias de acuerdo con el nivel de las capacidades científico-tecnológicas de cada país y con el nivel de desarrollo de sus ecosistemas de emprendimiento e innovación. Un aspecto interesante para destacar es la rapidez con que investigadores y emprendedores provenientes de diversas áreas de trabajo debieron enfocarse en los retos planteados por la urgencia sanitaria. El desarrollo de tests rápidos de detección del COVID-19, o el diseño y fabricación de ventiladores fueron algunos de los ejemplos destacables en la región. Una vez más se demuestra que disponer de talento es un activo enorme para los países.
La experiencia también mostró la relevancia del tejido institucional de cada país. En este sentido, las agencias de promoción de innovación y emprendimiento reaccionaron rápidamente, generando convocatorias y llamados para canalizar recursos hacia las áreas de necesidad definidas por la autoridad sanitaria. Más aún, estas entidades jugaron un rol crucial en la articulación de las demandas y las ofertas disponibles, al ayudar a identificar con precisión cuáles eran las necesidades más urgentes generadas a raíz de la pandemia y comunicarlas a los actores del ecosistema. Los países que disponen de un ecosistema de emprendimiento e innovación fuerte han podido movilizar las capacidades y talentos de sus ecosistemas para desarrollar respuestas rápidas a la crisis generada por la pandemia.
En un marco de fuerte restricción fiscal será un gran desafío para los países de América Latina y el Caribe invertir recursos para continuar desarrollando o incluso mantener estos ecosistemas. Más aún, si la ciencia, la innovación y en general el fomento al desarrollo productivo no han estado dentro de las prioridades continentales en años previos, ¿por qué habrían de estarlo ahora?
Sin embargo, contrariamente a lo que esperaríamos, ya varios gobiernos se han aproximado al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para solicitar apoyo técnico y financiero en estas áreas. Las razones que explican esta renovada demanda tienen que ver con el entendimiento de la naturaleza de los retos que plantea la recuperación de la actividad económica y el empleo en un contexto muy distinto al de antes de la pandemia.
Retos para el desarrollo productivo en la post-pandemia. El primer y más evidente reto es la transformación digital acelerada. Este es un proceso que ya venía en curso, pero que adquirió inusitada rapidez en el último año. Pero no es un proceso uniforme y el riesgo de acentuar las desigualdades ya prevalecientes es alto. No todas las empresas están preparadas para transitar hacia la transformación digital, lo cual es particularmente cierto para el caso de las MIPYMES. Este es un proceso que va mucho más allá de la adquisición de equipamiento y paquetes tecnológicos, que requiere asistencia técnica y apoyo experto para modificar los modelos de negocios.
También se ha hecho evidente que existe una dramática escasez de talento digital en la región. Ello presenta la urgente necesidad de establecer programas masivos de asistencia técnica y de formación acelerada de personal con competencias digitales, para ayudar a las empresas de América Latina a enfrentar el nuevo contexto económico-social creado por la pandemia.
Por otra parte, no todos los empleos perdidos se recuperarán en las firmas previamente existentes, pues muchas de ellas no se han adaptado a la nueva forma en que está funcionando la economía. Mientras más rápido se constituyan y progresen los emprendimientos que las van a sustituir, más rápido se recuperará el empleo. Este nuevo contexto genera destrucción, pero también abre oportunidades. Muchos países de la región tienen establecidos programas de apoyo a la innovación y al emprendimiento que han probado ser exitosos. No sostenerlos en este momento sería un error crucial, pues el impulso a emprendimientos con alto potencial de crecimiento será más relevante que nunca en los próximos años para lograr aumentar el empleo.
Cabe subrayar, que hablamos aquí de programas que buscan apoyar emprendimientos con potencial de crecimiento, es decir con un alto grado de selectividad. Los estudios disponibles muestran que ese tipo de programas pueden tener impactos positivos y significativos cuando están bien diseñados e implementados. No ocurre lo mismo con los programas masivos de fomento al emprendimiento que no usan mecanismos rigurosos de selección, en los cuales una y otra vez se comprueba que son un desperdicio de recursos públicos.
Finalmente, un tercer desafío que se avizora para la región es generar las condiciones para hacer realidad las oportunidades de atraer inversiones en virtud de la reconfiguración que está produciéndose en las cadenas globales de valor. Existe una abrumadora evidencia de que las firmas no relocalizan actividades de alto valor agregado si los lugares de destino no cuentan con una adecuada oferta de personal calificado y con posibilidades de desarrollar innovaciones. En consecuencia, los países de la región que quieran aprovechar las oportunidades abiertas por lo que se ha dado en llamar “nearshoring” tendrán que invertir en formar talento y en fortalecer las capacidades locales de I+D y de innovación.
En resumen, el 2020 fue un año muy difícil para todos. La pandemia del COVID-19 ha acelerado ciertas tendencias de desarrollo, como la digitalización, y puesto en evidencia la necesidad urgente de nuestra región en fortalecer las capacidades estratégicas científico-tecnológicas para responder a un mundo en constante evolución, donde cambios inesperados son la regla y no la excepción.