Devoción católica: San Judas Tadeo, el abogado de los casos difíciles
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El pasado 28 de octubre, los católicos celebraban la festividad de San Judas Tadeo, conocido como el abogado de los casos difíciles. Es uno de los santos más populares de la Iglesia Católica. Su popularidad creció por los grandes milagros que obró durante muchos años a los fieles.
El nombre Judas es una palabra hebrea, que significa: las alabanzas sean dadas a Dios. Tadeo es un término proveniente del idioma arameo, significa: el valiente, hombre de pecho robusto. También se le llamó “Lebbeo”, que significa hombre de corazón tierno.
La tradición en la Iglesia llama a este apóstol Judas Tadeo. Los Evangelistas San Mateo y San Marcos lo nombran simplemente “Tadeo” (Mateo 10, 3; Marcos 3, 18) y Lucas lo denomina “Judas de Santiago” (Lucas 6, 16; Hechos 1, 13).
Fue uno de los 12 discípulos de Jesús. En algunos textos evangélicos se lo menciona que era hermano de Jesús. Después de la muerte de Jesucristo, San Judas Tadeo llevó por toda Mesopotamia su mensaje. Un trabajo bastante importante que lo convirtió en un gran ejemplo de vida.
Su misión fue caracterizada por su fraternidad, solidaridad, humildad y sencillez. Junto con Simón el Cananeo, Judas Tadeo era uno de los apóstoles considerados como más judaizantes dentro del grupo de “los Doce”, explica Jorge Catalino González, conocedor de la devoción católica.
La tradición cuenta que Judas Tadeo fue hijo de Alfeo, uno de los hermanos de San José y de una hermana de la Virgen María, llamada también María. Fue primo de Jesucristo y además fue hermano del apóstol Santiago, el menor y junto con este último, convivieron desde que eran niños.
Judas Tadeo creció en Galilea y se dedicó en los trabajos del campo, hasta que su primo Jesús, le invitó a ser uno de los 12 apóstoles. En el momento en que Jesús eligió a sus discípulos, lo llamó Judas Tadeo, para diferenciarlo de Judas Iscariote, el traidor, comenta González.
Estuvo en los momentos más importantes de la vida de Jesús. Escuchó diariamente su predicación. Se admiró con sus milagros, compartió la ultima cena y sufrió la muerte en la cruz de su primo Jesús. Posteriormente, evangelizó en Mesopotamia. Sembró la fe en muchas personas.
Martirio y muerte
Durante las primeras persecuciones del imperio romano en contra de los cristianos, murieron casi todos los apóstoles martirizados. San Judas Tadeo fue atado y a una cruz y le lanzaron flechas. Luego fue golpeado brutalmente con un mazo o hacha, hasta que entregó su espíritu. Su vida fue la como semilla para nuevos cristianos.
Iconografía de la imagen
Llama en la cabeza: recuerda que el día de Pentecostés recibieron el fuego purificador del Espíritu Santo para predicar por todo el mundo las enseñanzas de Jesús.
Medallón en el pecho: se decía que era el único que poseía un retrato milagroso del rostro de Jesús o bien porque era su primo y tenía una similitud en el rostro de su maestro.
El garrote o bastón en la mano: recuerda que fue martirizado por un gran mazo. El bastón indica que recorrió grandes distancias, enseñando el evangelio y mensaje de Cristo.
El real origen de esta peculiar estampa religiosa de la Virgen de Caacupé es incierto y se pierde en la noche de los tiempos, constituyendo casi un enigma su concepción y diagramación, comenta el licenciado Agustín Talavera. Foto: Gentileza.
Historia de un peculiar cuadro de la Virgen de Caacupé
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El real origen de esta peculiar estampa religiosa de la Virgen de Caacupé es incierto y se pierde en la noche de los tiempos, constituyendo casi un enigma su concepción y diagramación, comenta el licenciado Agustín Talavera.
“Sabemos, por otras estampas publicadas en otros formatos unos años más tarde, que apunta a la casa de Librería y Papelería de la Casa Quell y Carrón que tenía su local sobre calle Palma y Alberdi y fue una de las primeras casas establecidas en el Paraguay para dicho rubro. Fue también casa editora de libros con incalculables beneficios que la cultura el país debe a esta librería”, aseveró.
Según se sabe, en la década de 1920, don Hipólito Carrón, Guillermo Quell y el sobrino de este don Agustín Nicolás Carrón Quell, quienes comenzaron a registrar la vida de la sociedad paraguaya de su tiempo fotografiando parte de la ciudad de Asunción e interior del país. Esta casa comercial con sus jóvenes directores se encargaron de editar estas fotos en postales que dejaron plasmados lugares, paisajes, edificios, indígenas y estampas religiosas de nuestro país. Uno de sus editores probablemente era el encargado de fotografiar los paisajes recorriendo los pueblos del interior del país y realizaba el trabajo de fotografiar los paisajes que más tarde eran impresos en Alemania, asegura.
“Es muy probable que así fue que llegaron hasta el pueblo de Caacupé; retrataron tres de los aspectos más importantes de este pueblo: la imagen de la Virgen, la Iglesia y el pozo de la Virgen. Todo esto ocurriría en 1905, terminada la revolución, pues bien se sabe que estas postales y estampas fueron distribuidas por toda la República recién en la década de 1920″, sostiene.
Estas estampas, por su peculiaridad, fueron vendidas en la misma casa editora y se puede afirmar que fue de muy limitada edición, ya que es muy raro encontrarlo como objeto de colección debido a su muy escasa distribución en el país.
Lo que más destaca es que esta estampa nunca fue publicada como publicidad alguna, ni en ninguna revista ni periódico conocido. Luego de 1935, esta librería dejó de funcionar y se cerró para siempre, abriendo la brecha a otras librerías que también fueron pioneras.
La dueña
Este antiguo cuadro de la Virgen de los Milagros de Caacupé, que perteneció a doña Chela de Vargas, quien cada año realizaba una verdadera función patronal en homenaje de su pequeña Virgen. Desde siempre este cuadro estaba resguardado por un nicho, también antiguo, donde se guardaban otras imágenes que eran de su pertenencia, según explica él.
“Este pequeño nicho ocupaba la amplia sala que era la parte principal de la casa donde este espacio hacía también de pequeño oratorio, y en donde junto a don Juan su esposo rezaba el Santo Rosario tanto a la mañana como al caer la tarde. Todos los sábados, religiosamente delante de la imagen, un ramo de rosas o crisantemos blancos era colocado al pie del sagrado nicho donde ella guardaba ‘su prenda’, como la llamaba cariñosamente”, comenta.
Agregó que la única encargada de realizar estos arreglos semanales era su nuera, la señora Marta Roa de Vargas, quien realizaba su tarea con el mayor amor, cariño y respeto, ya que este pequeño tesoro del cuadro constituía para la familia Vargas una venerable tradición que provenía de las generaciones de sus mayores y antepasados. “Es allí donde creo nació en ella también la gran devoción que hasta ahora le profesa a la Virgen”, asegura.
“Desde muy niño me llamaba la atención que cada 8 de diciembre eran explotados los petardos y el bomba pu, que se escuchaban al temprano amanecer del día festivo de la Virgen de Caacupé anunciando en el barrio el inicio del festejo familiar que se realizaba en casa de los Vargas”, comentó a La Nación.
Este antiguo cuadro de la Virgen de Caacupé trasunta enorme emoción, devoción, espiritualidad y religiosidad de la sencilla fe católica de nuestro querido pueblo paraguayo. Mirarla es sentir dulzura que permanece en el carácter contemplativo de quien posa sus ojos en ella.
La imagen de la Virgen representa a la advocación de la Inmaculada Concepción y posee los atributos que tienen las demás imágenes que se veneran a lo largo y ancho de toda Latinoamérica. Se la ve erguida sobre un globo terráqueo que representa al mundo, sus plantas pisan la serpiente que significa la supremacía de la Virgen María sobre el demonio o las fuerzas del mal. Una luna de plata en cuarto menguante determina el punto de apoyo de toda la figura escultórica, constituyendo así la base inferior de la sagrada imagen.
Realza sus sienes una gran corona imperial que nos habla de que María es reina del cielo, la tierra y de todo lo creado. Sostiene que su rostro es moreno y constituye el símbolo mestizo de la raza de nuestro pueblo que la venera desde antes de los albores de su independencia. “La modesta actitud de sus inefables ojos de miel la revisten de una hermosura admirable que mueve al silencio y al recogimiento”, indica.
Comenta que viste una túnica blanca, símbolo de su pureza, que está rematada por un sencillo cintillo que cae en dos pedazos sobre el vientre. “Este cintillo ajustado a la cintura denota su estado de gravidez y manifiesta su próxima señal de dar a luz”, aseguró.
Continúa explicando que del lado izquierdo del cintillo pende un pequeño medallón con la figura de la Santa Cruz, símbolo principal de nuestra redención. Un manto azul sobre sus hombros representa el cielo azul del paraíso celestial. “Está bordado en hilos de oro, símbolo de su reinado, y constelada pequeñas estrellas y arabescos de azucenas y rosas, símbolo de su linaje inmaculado y el amor que sus devotos le profesan”, explica.
“Nuestra Señora de los Milagros es una Virgen orante, que tiene en sus manos los deseos y las preocupaciones de los corazones de sus hijos. Sus labios son de silencio, que indican su actitud de oración, y sus manos, que están juntas, están en señal de recogimiento y profunda meditación”, aseguró.
Añade que su figura se alza imponente tras la fachada de la antigua Iglesia-Santuario que por muchos años albergó la imagen. Remata el cuadro inferior una imagen del antiguo pozo de la Virgen, símbolo de la fuente de gracia, símbolo de purificación, de limpieza de la gracia derramada por Dios, que es fuente de vida y símbolo de nuestro bautismo.
Nadie está preparado para recibir una mala noticia, mucho menos cuando se trata de una que pueda determinar el fin de nuestra propia existencia, sin importar que tan largo o corto pudiera ser el plazo para un desenlace. Esta situación tiene agravantes sentimentales, sobre todo cuando se trata de personas que comienzan su recorrido por la vida o como es el caso de Juan José, nuestro entrevistado, cuando está iniciando la plenitud y el futuro está lleno de proyectos y sueños.
En marzo de 2016, Juan José Alonso, el menor de cuatro hermanos, era estudiante de ingeniería Industrial de la Universidad Nacional de Asunción, quien como muchos otros, dedicaba gran parte de su tiempo a formarse en una profesión con mucho futuro, pero que al igual que otras, era de muy difícil acceso.
La familia, los amigos, una novia, una carrera en formación, un grupo de oración de la comunidad juvenil del Movimiento de Schoenstatt además de todas las actividades que un joven de 22 años pudiera tener, ocupaban la vida de Juan José. Su participación en el movimiento religioso cuyo nombre traducido del alemán significa “lugar hermoso”, está fuertemente vinculado a la figura de la Virgen María, a quien denominan como la Mater.
Un leve zumbido dio paso a mareos cada vez más constantes y frecuentes que se fueron sumando a la pérdida de la audición de manera gradual pero sostenida. A estas molestias, en poco tiempo se agregaron los dolores de cabeza, con fuertes puntadas que no le permitían manternerse en el mismo lado cuando intentaba dormir.
“Era mi último semestre, estaba terminando ya la facultad. Era una persona muy exigente conmigo mismo y no quería que nada impidiese que yo pudiera terminar la carrera en ese momento”, recuerda. Las molestias físicas lo llevaron a realizarse estudios para determinar qué los causaba.
Apenas estuvieron listos los resultados de sus estudios, tuvieron que darle la noticia, esa que nadie desea escuchar. “Me dijeron que tenía un tumor cerebral de 3,5 centímetros, pero lo peor no era solamente el tumor, sino la ubicación”, nos cuenta, con palabras entrecortadas porque parece revivir aquel doloroso momento.
Imagen del lugar donde estaba alojado el tumor cerebral en la cabeza de Juan José. Foto: Gentileza.
Sin tiempo que perder
Contactó con varios neurocirujanos y uno de ellos, muy cercano a la familia fue quien expresó que era algo urgente y que la cirugía tenía que realizarse lo antes posible. El problema es que tras recurrir a varios especialistas, todos se pusieron de acuerdo en algo, no era posible realizar esa cirugía en Paraguay, era demasiado complicado y se requería de tecnología avanzada para lograr un resultado satisfactorio.
Mientras tanto, los síntomas velozmente comenzaron a hacerse más y más intensos, incluso ya tenía síntomas de hidrocefalia porque el líquido que circula a través del sistema nervioso no lo hacía y era retenido en el cerebro. “Comenzaba a sentir mucha presión en la cabeza, además del mareo, el vomito, los dolores de cabeza y la pérdida de la audición y de la vista”, explica Juan José.
Gracias a los contactos que hicieron los doctores con quienes consultó, le consiguieron la posibilidad de ser intervenido quirúrgicamente en la ciudad de Sao Paulo, Brasil. “Me sentí muy mal, no lo acepté y lo primero que pensé fue ¿por qué todo esto? Era una cirugía que me tenían que hace de urgencia y no sabia si al salir de ella iba a seguir hablando, caminando o viviendo”, nos cuenta mientras se lo nota desanimado al recordar aquellos terribles momentos por los que atravesó.
“Le conté al Padre, quien era nuestro asesor espiritual en el grupo al cual asisto y estuvimos hablando mientras se hacía la unción a los enfermos”, explica. “Pero en ese momento él me dice, hoy vamos a hacer tu alianza de amor con la Mater”, en referencia a un rito muy especial, significativo e importante para todos aquellos que forman parte de esta tradicional comunidad mariana.
“Para mí, esa alianza que hice con la Mater fue un hito en mi vida y fue como que ella me entregaba su corazón en ese momento, aunque en realidad fue un intercambio de corazones. ‘Que sea la voluntad de ella’, dije mientras pensaba en las tres posibilidades que podrían suceder luego de la operación y que ya no siga en esta vida, significaba conocer más rápidamente a Dios, porque tengo fe que todos un día vamos a encontrarnos en el cielo”, siguió contando.
Agregó que pedió a Ella que lo protegiera y que intercediera tanto a su hijo por él y le ofrecía también sus oraciones por su madre y pensaba: “Ella también sentiría, como las dos son madres”, indicó. “Fue increíble la tranquilidad que sentí luego de haber hecho esa alianza, ya no me deprimí y al terminar la misa me entregaron dos Vírgenes Peregrinas y las llevé conmigo a Sao Paulo”, rememora.
Doce horas en el quirófano
Un día antes de la operación, él ya no podía caminar a causa del acelerado avance del invasor de su cerebro y lo llevaron en silla de ruedas hasta la capilla que está en el interior del hospital. Él estaba vestido con una remera de su movimiento. Al sacerdote que había oficiado la misa le explicaron cuál era su situación y él, al ver la inscripción en la remera, se marchó presuroso para regresar con una Virgen Peregrina, similar a la que le habían entregado el día de su alianza con la Mater.
“Para mi fue un momento increíble porque era un día antes de la difícil operación y ella de nuevo estuvo junto a mi, protegiéndome y dejándome muy tranquilo”, recuerda. Luego ya fue sedado y dormido se lo llevaron al quirófano para una operación que duró 12 horas. A pesar que salió todo bien, quedaron restos del tumor, que para no exponerlo a un mayor riesgo, no pudo ser completamente retirado.
Luego de su operación, el 4 de abril de 2016, comenzó el tratamiento con radioterapia. El 15 de mayo, junto a sus padres y su hermano, quien ese día cumplía años, salieron a pasear por Sao Paulo y llegaron hasta la iglesia de Nuestra Señora del Brasil.
“Era una iglesia muy hermosa y estaba llena de esculturas de santos y en una parte central del templo, todas las diversas Vírgenes que son guías de las congregaciones y nuevamente sobresaliendo entre todas ellas, una Virgen Peregrina”, una similar a la que lo había acompañado desde su salida desde Asunción hasta minutos antes de entrar al quirófano.
“Era el Día de la Madre y ella nuevamente se me presentaba, me alegró tanto verla. Ella estuvo en todo mi camino”. El tratamiento dio resultados y luego los restos del tumor desaparecieron completamente”, aseguró. Juan José recuerda que retomó de manera virtual las clases y se adaptó a las exigencias a pesar de la situación. Se había prometido a si mismo, terminar la carrera en ese mismo semestre.
Regresó varias veces a Sao Paulo a continuar el tratamiento y en cada visita, la presencia de la Virgen Peregrina de Schoenstatt se le manifestaba, ya sea en forma de mensajes para fortalecer el momento que vivía y que le eran entregados por personas desconocidas o simplemente la aparición de personas, que a pesar de parecer intimidantes, terminaban orando a su lado en algún lugar.
El premio a tanto sacrificio
El 29 de diciembre de 2016 era el último día en que Juan José podía presentar su tesis y logró entregarla al filo del plazo. Al año siguiente era la ceremonia y aunque sabía que era difícil por todo lo que pasó, soñaba con ser el mejor egresado, además de confiar en su promedio.
Pero para Juan José, lo verdaderamente importante era haber sanado y poder concluir en tiempo y forma su carrera, era un premio a su fe y a su sacrificio. “Todo eso fue un regalo que Ella me dio, porque además comprendí que nosotros no manejamos los designios, y por eso cuando le pedí, le dije que solo si era su voluntad y si Ella lo quería”, explica.
“Pasé por mucho sufrimiento y estaba muy feliz por ese logro, fue un regalo de Dios y de la Virgen María, porque yo había aceptado mi cruz. Hasta hoy la Mater es mi mamá y le doy cariño como hay que darle a todas las madres”, concluye.
Otra gran prueba
En mayo del 2017, Juan José fue para otro de los controles rutinarios a Sao Paulo, en donde tuvo una nueva difícil situación. El tumor había hecho metástasis en la columna. “Cuando recibí la noticia del doctor no podía creer y sentí mucha impotencia y tristeza. Me había indicado que era muy importante comenzar el tratamiento lo antes posible” menciona. A los 5 días de haber recibido la noticia, comenzó tratamientos de quimioterapia y radioterapia de todo el sistema nervioso.
“Fue muy difícil para mí lo que estaba pasando pero nuevamente la Virgen María me sostuvo y me obligó a aceptar la voluntad de Dios a través de una novena que llevé, en donde me preguntaba como respondía a Dios en ese difícil momento, y me llevó a dar nuevamente un sí a Dios así como ella lo hizo. Ella me enseñó que nuestro sufrimiento tiene un profundo significado y que aceptando nuestras cruces día a día, más nos podemos asemejar de alguna manera a su hijo Jesús”, recordó
En septiembre del 2017 culminaron los tratamientos desapareciendo todo resto de tumor dentro de su cabeza y columna. Actualmente sigue con controles rutinarios con una vida normal mencionando que en cada estudio lleva consigo a la Virgen peregrina. “María estuvo y sigue estando en todo momento conmigo. Así como le pedí en la Alianza, Ella me protegió, me educó, me guió y me transformó”.
Cada 22 de noviembre la iglesia católica celebra la festividad de Santa Cecilia, patrona de los músicos. Es una de las mártires más veneradas. Su vida tuvo como eje principal el amor a Cristo y la castidad en él. Cecilia proviene de la lengua latina y significa lirio del cielo, explica Jorge Catalino González.
Historia de vida
En los escritos llamado “Actas del martirio de Santa Cecilia” -que aparecieron a mediados del siglo V-, se menciona que Santa Cecilia provenía de una familia noble de Roma. A menudo ella realizaba ayunos y penitencias, además de que consagró su virginidad a Dios. Su padre, por ambición la obligó a contraer nupcias con un joven pagano de nombre Valeriano. En la noche de bodas, ella le hizo saber a su esposo que ella fue esta consagrada a Dios y que es fiel y casta a Él.
Santa Cecilia tuvo una singular forma de convertir a su esposo al cristianismo. Según la historia, le comunica a su esposa que hay un Ángel que vela por ella y le dice a su esposo que si la toca, el Ángel se enfurecerá y el sufrirá las consecuencias; en cambio, si le respeta, el ángel lee amará.
Al oír estas palabras, Valeriano, el esposo; extrañado dice que quiere ver al ángel, a lo que la Santa le responde que solo podrá hacerlo cuando se haya bautizado al cristianismo.
Valeriano fue en busca del Papa Urbano, quien lo instruyó en la fe y posteriormente, lo bautizó. Realizado el sacramento, el esposo vuelve para ver a su amada y observa lo siguiente: Un ángel de pie junto a Cecilia y el custodio celestial coloca una guirnalda de rosas sobre la cabeza de ambos.
Además, de convertirse Valeriano al cristianismo, lo hizo también su hermano Tibursio, según cuenta la historia. Cada noche, Cecilia cantaba a Dios y es por eso que ella es considerada la patrona de los músicos.