Hoy se recuerda el segundo aniversario de la beatificación de quien fuera una monja paraguaya católica de la Orden de los Carmelitas Descalzos.
Es una fecha para recordar a María Felicia Guggiari Echeverría, conocida como María Felicia de Jesús Sacramentado o Chiquitunga, quien nació en Villarrica el 12 de enero de 1925 y murió a los 34 años, el 28 de abril de 1959, a causa de una hepatitis.
A los 16 años se unió a la Acción Católica y trabajó en catequesis, tomando el hábito de carmelita descalza el 2 de febrero de 1955. Su proceso de beatificación se inició en 1997, con el arzobispo Felipe Santiago Benítez, y fue declarada “venerable” en el 2010 por el papa Benedicto XVI.
Unas 45.000 personas fueron parte de la fiesta de la beatificación en la Nueva Olla en el 2018. Foto: Archivo: Carlos Juri.
Teniendo en cuenta los antecedentes, el 1 de junio, una junta médica del Vaticano reconoció que “no hay explicación científica para un curación atribuida a su intercesión”. Se trata del caso de Ángel Ramón, del departamento de San Pedro, quien estuvo muerto durante 20 minutos al nacer, lejos de algún respirador artificial y, luego de que la enfermera le encomendara a la venerable recuperó sus signos vitales.
Luego de eso, la Comisión Teológica del Vaticano había aprobado la beatificación de María Felicia de Jesús Sacramentado, más conocida como Chiquitunga y fue beatificada el 23 de junio del 2018.
La fiesta de beatificación de Chiquitunga se llevó a cabo el sábado 23 de junio del 2018 en las instalaciones de La Nueva Olla de Cerro Porteño, en donde unas 45 mil personas acudieron a celebrar tan importante acto de la feligresía católica e inclusive el lugar quedó chico porque muchos fieles no pudieron ingresar. En la ocasión, el artista Koki Ruiz presentó el retablo de Chiquitunga hecho con rosarios que guardaban historias.
Desde el convento de las Carmelitas, ubicado en Nuestra Señora del Carmen 1141 casi San Rafael, anunciaron que hoy 23 de junio vuelven a habilitar la tienda de recuerdos para retirar pedidos.
Las personas interesadas lo pueden hacer de lunes a viernes de 8:30 a 12:00 y de 13:00 a 17:00, realizando pedidos al (0983) 581-580. Anunciaron que también habilitarán un buzón para que puedan depositar sus intenciones de misa para lo cual deberán traer las peticiones por escrito para evitar el menor contacto posible.
Con relación a la tienda de recuerdos Chiquitunga, indicaron que para la atención será obligatorio el uso de tapabocas y el lavado previo de manos. Además solicitan guardar distancia respetando las líneas de distanciamiento y evitar la aglomeración de personas. Manifestaron además que el ingreso al oratorio todavía no está permitido.
La misa en víspera del Día de la Virgen de Caacupé se desarrolló a puertas cerradas y la homilía estuvo a cargo del reverendo Osvaldo Duarte, quien recordó a la beata paraguaya Chiquitunga y solicitó unión a los paraguayos para enfrentar la corrupción.
El sacerdote señaló que las medidas restrictivas por la pandemia evidenciaron “la fragilidad humana”. Manifestó que se deben poner en práctica las enseñanzas de Jesús y evitar ser cómplices del mal. “Estamos invitados al estilo de Jesús a dar lo mejor de nosotros como ejercicio de nuestro sacerdocio bautismal. Así lo entendió nuestra querida beata María Felicia ‘Chiquitunga’”, afirmó.
Dijo que ella entregó su propia vida para que Jesús sea amado y conocido entre los paraguayos. Indicó que su propósito fue que “todas las personas tuviesen oportunidades como hijos de Dios”. “Por eso fue capaz de volcar su vida caminando incansablemente por su querida Villarrica y más tarde por los barrios de Asunción para asistir a los pobres y enfermos. Porque en ellos hallaba a Jesús y porque ella sabía que eran los preferidos de Dios”, expresó.
También explicó que todos los cristianos están llamados a tener como ejemplo a Chiquitunga. “Es también el servicio y la actitud que supo cultivar de manera permanente nuestra querida beata María Felicia al estilo de Jesús y repetirá hasta el cansancio ‘todo te ofrezco, señor’. A eso estamos llamados todos los cristianos, a que nuestra vida se vea reflejada en acciones concretas”, manifestó.
En otro momento expresó que todos los paraguayos tienen el derecho de llevar una vida digna y que por encima de los intereses personales debería de primar el bienestar del prójimo porque las personas fueron hechas a imagen y semejanza de Dios.
El religioso pidió mayor unión entre los ciudadanos para unir fuerzas y talento para combatir la corrupción que se encuentra en todos los estamentos de la sociedad. “Al mismo tiempo para combatir la pobreza y la indiferencia en pos del bienestar de la mayoría”, dijo Duarte.
En el año 2011, Alberto López de 47 años, fue diagnosticado de una miocardiopatía dilatada severa, con fracción disminuida al 15%. En otras palabras, tenía un corazón bastante dañado lo que no permitía que bombee con normalidad y como consecuencia, la sangre llegaba con mucha dificultad al resto del cuerpo. Durante varios años convivió con la enfermedad que lentamente lo fue postrando e impidiendo que pueda realizar sus actividades.
Si bien en principio las medicinas ayudaban a mitigar los efectos de la enfermedad, en el 2018 la situación se volvió insostenible. Necesitaba de un corazón nuevo, de lo contrario, no podía seguir.
La familia se sentía impotente ante tan terrible escenario. Los tiempos difíciles para Alberto y los suyos permitieron un acercamiento más intenso a Dios, a través de Jesús y sobre todo, mediante la intercesión de la Virgen María.
Aunque desde el inicio de los problemas cardiacos fue tratado por un excelente plantel de médicos que lo mantuvieron en magníficas condiciones, con el tiempo la situación se volvió más complicada, y sin dudas necesitaban de contención y un fuerte apoyo espiritual para enfrentar lo que se venía.
La ayuda vino de parte de una persona allegada, quien también atravesó por una gran prueba, pero mediante la intervención de la Virgen María, Jesús obró en ella el milagro de la sanidad. “Ella tenía cáncer de mama en grado 3, pero se curó. Para mí escuchar eso fue maravilloso, muy esperanzador”, aseguró y sostuvo que en ese momento nació en él la necesidad de acercarse a la Virgen, para que Ella lo ampare e interceda por él para que también pueda recibir el milagro, explicó Alberto, bastante emocionado al recordar ese momento.
Aseguró que ese fue el punto de partida para que junto a toda su familia acuda a las misas de sanación de las diferentes parroquias como San Pedro, Sagrados Corazones de Jesús y María, Medalla Milagrosa, San Rafael en la ciudad de Itá y otros.
Con la voz entrecortada, recordó que asistir a estas celebraciones hizo que se multiplicara su fe y se entregue cada vez más a la Madre Santísima y al Señor, pues las señales de que las cosas mejorarían se iban dando en pequeñas cosas que significaban mucho.
“Pedía con mucha devoción por mi sanidad física y espiritual. Y le decía que si eso no iba a poder ser, entonces que me regale un corazón que me llene de vida. Yo estaba convencido de que iba a llegar ese milagro” aseguró Alberto muy emocionado.
Además de ir a misa, él rezaba el rosario y hacía lectura de la Biblia, así como también de diversos materiales que le entregaban las personas que lo asistían espiritualmente. Todo esto acrecentó su creencia y lo acercó aún más a la Virgen, mediante la advocacación de la Rosa Mística.
Las dos imagen de la Virgen María, en las abvocaciones de Fátima y Schoenstatt que le acompañaron cuando estaba internado en el Hospital del Corazón. Foto: Gentileza.
Señales divinas
En las misas de sanaciones a la que acudía Alberto, siempre estaba acompañado de su esposa. Ella en más de una ocasión vio cosas que no tenían explicación científica, como por ejemplo, que durante una imposición de manos, un gran resplandor se posó sobre Alberto. “Para mí fue nuestra Madre Santísima diciéndome: Hijo mío, no te preocupes, vas a estar bien”, dijo el entrevistado.
En otra oportunidad, nuevamente su esposa tuvo una visión, esta vez, percibió a una persona vestida de marrón (similar a la vestimenta de los capuchinos) que estaba cerca de su marido. “Preguntamos quien podría ser y el sacerdote nos dijo que era el Padre Pío de Pieltrecina”, recuerda emocionado.
Pero las visiones no eran solo esas, pues en otra ocasión divisó que del cuerpo de su esposo salía “un corazón muy oscuro subiendo hacía arriba”, y esto fue interpretado por la familia como un preludio de lo que iba a pasar mas adelante. Nuestro entrevistado comentó que en otra celebración, nuevamente su esposa pudo contemplar algo místico, esta vez una gran paloma (el Espíritu Santo) sonriente, con las alas abiertas y en una de ellas reposaba Alberto.
La prueba final llegó cuando fue la beatificación de María Felicia de Jesús Sacramentado (Chiquitunga), pues a pesar de la delicada situación en que se encontraba, él quería asistir a la gran misa, pues estaba convencido que de allí saldría curado. Recordó que al finalizar el evento él se cayó y sufrió un paro cardiaco, pero que fue tan bendecido que lo asistieron rápidamente y sobrevivió al difícil momento. “Gracias a Chiquitunga y a la Virgen Santísima, sobreviví” puntualizó.
En busca de un corazón
Sin embargo, esta situación marcó el principio de un momento crítico y el inicio de una nueva vida, pues su corazón no daba más y comenzó a sufrir de arritmia, por lo que la cirugía de transplante se volvió un de suma urgencia. Era la única forma de seguir vivo. A partir de allí se inició la desesperada búsqueda de un donante porque había arrancado la cuenta regresiva.
Las oraciones de la familia y su entrega absoluta a la Madre finalmente fueron retribuidas, pues al poco tiempo de aquel trágico suceso en que su corazón comenzó con una falla sistemática, recibió la maravillosa noticia de que fue beneficiado con corazón.
“Un ángel donante me devolvió la vida. Volví a nacer. Tuve la cirugía, estuve muy poco tiempo en UTI y luego ya mi proceso de recuperación fue donde recibí la visita de la Virgen de Schoenstatt que me acompañó en todo ese tiempo”, recordó Alberto. No obstante, lo que más le llamó la atención cuando estuvo internado es el mensaje que nuevamente la Virgen le dio en la imagen de la Virgen peregrina, cuya inscripción era: “Hijo mío, estoy a tu lado”.
“Un hijo nunca desoye a su madre”, dice Alberto y asegura que Jesús le tiene adoración a su madre. En ese sentido, Alberto López dejó un mensaje para todos los católicos y es que confíen ciegamente en la Madre Santísima porque a través de ella se llega a Jesús.
“Un poquitito de fe nomás necesitamos, como un grano de mostaza. Si confiamos en Dios, la intervención de la Virgen va lograr grandes milagros, porque recuerden siempre: ‘Un hijo nunca desoye a su madre’ y la Virgen María siempre está pidiendo por nuestras intenciones a su amado hijo”, aseveró.
Asegura que hoy en día se siente muy bien, saludable, con un corazón que late fuerte. “Me siento lleno de vida. Todo gracias a la Madre Santísima y a las personas que puso en mi camino”, sostiene al tiempo de asegura que las oraciones llegaron al cielo y fueron escuchadas.
“¡Qué mejor regalo que tener una segunda oportunidad de vida! Es algo impagable, me regaló un corazón nuevo. La Virgen junto a su hijo obran grandes milagros siempre que nos entreguemos con mucha fe y devoción, por que ‘Un hijo nunca desoye a su madre’ y Jesús le tiene adoración a su madre María y fue ella quien intercedió por mi”, asegura.
El pequeño santuario que tiene en su habitación con la imagen de la Virgen Rosa Mítica, San Rafael, la Biblia y el rosario. Foto: Gentileza.
Una historia de vida con una fe que mueve montañas
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La semana pasada habíamos publicado un artículo contando un poco acerca de la historia de vida de doña Ida Cristina López, una señora de 76 años que desde hace 28 años emplea su tiempo en enseñar a rezar el santo rosario católico a niñas y jóvenes de su comunidad.
La publicación tuvo sus repercusiones y a consecuencia de ello hoy vamos a dar a conocer la vida y testimonio de María Concepción Alvarenga, de 32 años, quien de pequeña y por mucho tiempo fue alumna de doña Ida y que hasta la fecha es una creyente activa de la Iglesia Católica, el santo rosario y sus creencias.
Desde hace 9 años, María Concepción está casada con Ángel Fabián Goiris y como fruto de su matrimonio tuvo dos niñas, que ahora tienen 8 y 3 años. Estas a la vez fueron la inspiración para abrirse paso en un delicioso emprendimiento como lo es el de los helados gourmet, a los que bautizó como “Las Rubias”, en honor a sus pequeñas.
En esta actividad se inició en febrero del 2019 a raíz de que no lograba emplearse en su profesión de contadora pública, título que obtuvo en la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Inicialmente comenzó con tres sabores y con el tiempo se ha multiplicado teniendo así una variedad de oreo, nutella, frutilla, banana split, dulce de leche y sabor bombón.
Foto: Gentileza.
María Concepción, al igual que doña Ida, también es originaria de Yataity, una localidad ubicada a 160 km de la capital y a 17 km de Villarrica, capital del departamento del Guairá.
La joven relató que conoce a doña Ida desde muy pequeña y que a los 7 años, estando en el primer grado y una vez que aprendió a leer, empezó a participar de las clases de rezo, en las que permaneció hasta los 13 años aproximadamente.
En esa época eran alrededor de 18 alumnas. Las clases se llevaban a cabo los días sábado en horas de la tarde en las instalaciones de la iglesia Virgen del Rosario. Este grupo fue la cuarta generación de esta noble y original iniciativa.
Se estilaba que dicha agrupación asistiera a eventos sociales religiosos, además de continuar con la tradición de que niñas que rezan el santo rosario católico sean anfitrionas en el novenario de San Francisco de Asís, que se inicia el 26 de setiembre y culmina el 4 de octubre de cada año, así como también siguen siendo invitadas a otras festividades. Esta es una tradición que la trasmite a sus próximas generaciones, ya que ahora su hija también asiste a las clases de rezo.
María Concepción es devota de Chiquitunga. “Yo no la conocía, hasta que en el año 2008 me regalaron una estampa con su oración, por lo que acudí a ella debido a que se nos presentó un problema familiar muy grande y que milagrosamente a menos de una semana de rezarle a la santa se provocó el gran milagro y el problema fue resuelto", expresó.