Internos de la Penitenciaría Regional de Misiones elaboraron equipos de bioseguridad y tapabocas para prevenir el COVID-19. Parte de los insumos sanitarios fueron entregados a los profesionales de la salud que se desempeñan en la VIII Región Sanitaria para enfrentar potenciales casos positivos en la región.
Se trata de 13 personas privadas de libertad voluntarias que contribuyen con la producción de 103 batas de bioseguridad fabricadas en 5 máquinas de coser del taller penal insumos proporcionados por el Ministerio de Justicia, con telas proveídas por el Ministerio de Salud.
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Estos equipos pasan a engrosar otro volumen de equipos de bioseguridad médica confeccionados con anterioridad, como el de los 50.000 tapabocas, cuyo lote fue entregado a empresas privadas y diversos hospitales del país.
Los involucrados señalan que los trajes de aislamiento elaborados bajo patrones estándares son impermeables, con mangas largas, de cuello alto y cubren hasta el tercio medio de la pierna. Los internos buscan apoyar la lucha contra la crisis a causa del COVID-19 y acuden al taller a trabajar durante horas para poner manos a la obra con la confección de los insumos.
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Este miércoles, el viceministro de Política Criminal del Ministerio de Justicia, Rubén Maciel, señaló que Paraguay no registra ni un solo caso positivo de COVID-19 dentro de las penitenciarías. “Nosotros, felizmente, hasta el día de hoy no tenemos ni un caso positivo de COVID-19 dentro de nuestra población penitenciaria”, expresó Maciel en contacto con 1000 AM .
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Policía argentino condenado por hacer trabajar a presos en su boda
Cuatro presos en una pequeña localidad de Argentina vivieron una particular jornada en libertad cuando debieron cocinar, servir y limpiar el salón de fiestas de la boda del policía a cargo de la comisaría local, quien este lunes fue condenado por abuso de autoridad. En mayo del año pasado, el inspector Cristian Martín Galván celebró su casamiento a una cuadra de la comisaría de Lonquimay, a unos 600 km al oeste de Buenos Aires, y dispuso que cuatro presos trabajaran en el festejo.
Para cumplir la orden, los presos caminaron libremente los 100 metros que separaban ambos edificios, según El Diario de La Pampa. Allí, cocinaron, sirvieron a los invitados y, tras limpiar el lugar, volvieron caminando por su cuenta a su lugar de detención. “Uno de ellos hizo el asado, reconoció que estuvo encargado de asar el cordero”, contó al portal Infobae el fiscal de la causa, Guillermo Sancho.
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“Iban y venían caminando, algunos lo hicieron varias veces durante la jornada”, añadió. Por el hecho, Galván fue condenado a un año y tres meses de prisión en suspenso (libertad condicional) por abuso de autoridad. “Tuvo suerte de que ninguno se fugara”, dijo Sancho y consideró que “en cuanto a los presos, no cometieron delito alguno: cumplieron una orden, salieron caminando y regresaron de igual modo”.
La defensa había alegado que el policía se encontraba de licencia por matrimonio el día del hecho, por lo cual no ejercía autoridad, pero el argumento fue desechado por el juez. Durante las declaraciones, uno de los detenidos dijo que, como estudiante de veterinaria, el policía también le pedía que atendiera a su perro y a su caballo.
Fuente: AFP.
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Plantean penas de hasta 15 años contra cómplices de fugas masivas de reclusos
Con el fin de endurecer las penas contra quienes faciliten o colaboren en la fuga de reclusos, especialmente, cuando se trate de funcionarios públicos o personal penitenciario, y cuando las fugas sean colectivas, en la Cámara de Diputados se presentó el proyecto de ley que establece la modificación y ampliación del artículo 294 de la normativa 1160/97, Código Penal Paraguayo.
La iniciativa establece tres modificaciones principales: por un lado, mantiene la pena base de hasta 3 años o multa para quien libere, induzca o apoye la fuga de un interno. Por otro lado, aumenta la pena para los funcionarios públicos o el personal penitenciario obligados a evitar evasiones, elevándola de “hasta 7 años” (como contempla la ley actual) a un rango de “4 a 10 años” de privación de libertad.
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Por último, el proyecto de ley que se encuentra en su primer trámite constitucional, introduce un nuevo agravante para los casos de “fuga masiva”, estipulando una pena de entre 5 y 15 años cuando se libere a más de un interno.
Se estudia el 8 de abril
La iniciativa presentada por el diputado Yamil Esgaib figura entre los puntos más resaltantes que deben ser evaluados por la cámara en su sesión ordinaria del próximo martes 8 de abril. El documento ya fue girado para sus correspondientes dictámenes a las comisiones de Asuntos Constitucionales, de Asuntos Económicos y Financieros, de Legislación y Codificación, de Justicia, Trabajo y Previsión Social y de Reestructuración y Modernización del Estado, para sus dictámenes.
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Cuarentena por covid: hace 5 años se paralizó el país
- Por Sara Valenzuela.
El martes 10 de marzo del 2020, la forma de vida de todos los paraguayos sufriría una alteración imborrable, ya que solo tres días después de confirmarse el primer caso de covid en nuestro país, el Gobierno instauraba una inédita cuarentena sanitaria por un periodo inicial de 15 días.
El primer periodo de cuarentena se instauró por decreto presidencial y se estipuló la suspensión de todos los eventos públicos o privados de concurrencia masiva, así como conciertos, prácticas deportivas, reuniones religiosas o de carácter político, actividades en lugares cerrados que incluían a cines, teatros y convenciones. Esta medida también alcanzó a las instituciones educativas de todos los niveles.
Los primeros 15 días posteriormente fueron extendidos a semanas y meses. Luego, con la evolución de los contagios y el avance de la enfermedad en el mundo, fue sufriendo modificaciones, abriendo paso a la llamada “cuarentena inteligente” y luego a la “cuarentena por fases”, que se activaban según los territorios con mayor o menor afectación por el virus.
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Analizando en retrospectiva, el médico epidemiólogo Guillermo Sequera, quien en el momento de la pandemia se desempeñaba como titular de la Dirección de Vigilancia de la Salud, resaltó que haber tomado la medida de cuarentena de una manera casi inmediata a la confirmación de los casos en nuestro país le dio al sistema sanitario nacional una brecha para prepararse ante lo que se avecinaba.
“Cuando empezó la pandemia, nuestra capacidad de analizar muestras era de 16 o 17 por día, y así era imposible determinar si existía o no ya una circulación comunitaria, por lo que tras hablar con colegas que estábamos todos con este tema alrededor del mundo y viendo la situación de diferentes países, determinamos que la cuarentena era necesaria en Paraguay para frenar los brotes que posiblemente ya se habían iniciado”, recordó el doctor Sequera en conversación con La Nación/Nación Media.
El reconocido profesional aseguró que el solicitar a todo un país que frene sus actividades, las cuales necesariamente afectarían a la economía nacional, era un enorme desafío que finalmente se logró conquistar, dando tiempo a los médicos a analizar los siguientes pasos teniendo en cuenta que la situación ante el avance de la enfermedad era sumamente fluctuante.
“Nueva normalidad”
“Cuando empezó la pandemia, se creía que el virus iba a llegar a nuestro país proveniente de China, Europa o Estados Unidos y no fue así; los primeros contagiados viajaron y regresaron de países de la región en los que ni siquiera se había confirmado la presencia comunitaria del virus, entonces nosotros supimos que el camino correcto era extremar las medidas de salubridad y, sobre todo, llamar a la conciencia de la población”, indicó el doctor Sequera a LN.
La vida de los paraguayos había cambiado de la noche a la mañana; los planes que en muchos casos se habían hecho con meses de antelación ahora simplemente quedaban en pausa indefinida; las multitudinarias reuniones familiares que eran una actividad casi religiosa para muchos quedaron relegadas ante el encuentro a través de videollamadas o un saludo a metros de distancia; los encuentros recreativos y los bulliciosos quedaron coartados a las salas de estar, los balcones y ver repeticiones de eventos deportivos.
Si bien esa “nueva normalidad” golpeó con fuerza a todos los paraguayos, muy acostumbrados al roce social, los médicos también se enfrentaban a una realidad que los paralizaba, el aumento de los casos, los tratamientos que conforme se conocía a la enfermedad se iban implementando y la dura realidad de que nadie estaba preparado para lidiar con un nuevo virus.
Experiencia abrumadora
“Fue muy difícil; uno salía, iba, hablaba con los colegas y tratábamos de marcar un protocolo de atención, pero después debíamos de modificar eso y cambiar tratamientos conforme obteníamos la información, porque estábamos lidiando con un virus que no conocía nadie, que nadie sabía exactamente cómo tratar y, lo peor, que no sabíamos cómo evolucionaba para al menos tener un parámetro de tiempos”, expresó el epidemiólogo a La Nación.
En carácter personal, asumió que si bien se capacitó y estudió para este tipo de situaciones, son muy pocos los médicos que tienen la experiencia con epidemias o pandemias, ya que la aparición de este tipo de fenómenos a lo largo de la historia son distantes uno del otro, por lo que ciertamente los médicos y especialistas contaban con las herramientas teóricas, la práctica era abrumadora.
“Yo sabía lo que se tenía que hacer, y con los colegas a nivel internacional hablábamos de los planes de acción, pero uno muchas veces se veía sobrepasado por lo que ocurría, por el conteo de infectados y por sobre todo el de fallecidos; a esto había que sumarle el hecho de que nadie te enseña como comunicarte en estos casos. Yo tenía que salir a hablar y demostrar calma cuando en realidad la situación me dolía mucho”, recordó el doctor Sequera.
Fortalecimiento sanitario
Admitió, además, que esta crisis sanitaria por la que atravesó el mundo y, en particular, Paraguay, dejó en el sistema sanitario nacional precedentes importantes, como el hecho de la extensión de la capacidad de las unidades de terapia intensiva a nivel nacional, la provisión de oxígeno que ahora cada centro asistencial cuenta y las instalaciones y adecuaciones de infraestructura que se dieron en hospitales de referencia para hacer frente a la crisis.
A cinco años del inicio de la pandemia, recordar los contagios, la cuarentena, las medidas de seguridad y, por sobre todo, a los fallecidos a causa del covid, resulta aún difícil porque en la memoria quedaron impregnados momentos que generaciones enteras nunca habían imaginado siquiera vivir, la incertidumbre de contraer el virus, el miedo ante la enfermedad, la impotencia por la cantidad de vidas cobradas y la certeza de que nada volvería a ser igual.
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Uruguay: casi la mitad de los presos son analfabetos
En Uruguay, el 46 % de las personas privadas de libertad es incapaz de valerse de la lectura, la escritura y la aritmética para su desarrollo personal y social, según un informe oficial presentado el jueves. “El 46 % no cumplió con un nivel satisfactorio”, o sea, carecía de “las competencias que debe tener un egresado de educación primaria para socializar correctamente”, señaló a periodistas el director nacional de Educación, Gonzalo Baroni.
El estudio, realizado entre septiembre y diciembre de 2024 en 15 cárceles del país, mostró que, de los 1.803 participantes, 763 (42,3 %) eran analfabetos funcionales, y 66 (3,7 %), analfabetos absolutos. Baroni advirtió que la mera asistencia a clase no garantiza la plena alfabetización. “El analfabetismo funcional es cuando por falta de uso o de interés no se tienen las competencias que deberían haber adquirido por lo menos a nivel de primaria”, explicó.
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Y apuntó: “Muchos de ellos declararon que habían cursado parte de secundaria, e inclusive nivel terciario”. Más de seis de cada 10 personas que alcanzaron la educación primaria no lograron los desempeños mínimos esperados para la culminación del ciclo, concluyó el estudio. Baroni y el comisionado parlamentario para el sistema penitenciario, Juan Miguel Petit, subrayaron sin embargo un dato “alentador”: el 93,7 % de los participantes tiene interés en seguir estudiando.
“Muchos pueden quererlo para redimir pena, lo cual también es una señal positiva, pero después terminan involucrados fuertemente en una actividad educativa”, declaró Petit a la AFP, al subrayar la importancia de que el Estado amplíe la oferta de educación en las unidades penitenciarias.
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Del total de los participantes en el estudio, casi el 80 % eran hombres y el 46 % tenía entre 18 y 29 años. Entre el 2,7 % de extranjeros, la mayoría provenía de Argentina y Brasil, seguidos de Colombia, Paraguay y otros países como Chile, Francia, Italia, México y Venezuela. Con 3,4 millones de habitantes, Uruguay tiene tasa de analfabetismo del 1,7 % en mayores de 15 años.
Sin embargo, tiene una muy alta tasa de población carcelaria: cuatro de cada mil personas están presas en Uruguay, lo cual sitúa al país primero en Sudamérica y en el lugar 10 a nivel mundial, de acuerdo con estadísticas del World Prison Brief. A diciembre de 2024 había casi 16.000 personas privadas de libertad en todo el país, según cifras oficiales.
Fuente: AFP.