En el 2015, el Banco Central del Paraguay (BCP) puso en vigencia una nueva normativa que empezó a poner límite al interés que ofrecían financiar vía tarjetas de crédito, una tasa que antes incluso superaba los 50% y se redujo inicialmente al 11,4%. Esto provocó un recorte exponencial de clientes, especialmente de la base de las pirámides o gente con menores ingresos, que quedó sin contar con esta herramienta.

El negocio se vio muy afectado que recién después de casi 7 años vuelve a “levantar cabeza” y mostrar nuevamente números auspiciosos. Así señala el reporte presentado esta semana por la Cámara Paraguay de Medios de Pagos. El economista Manuel Ferreira, quien estuvo a cargo de la presentación del reporte de medios de pagos, recordó que cuando se bajó la tasa de interés, el negocio financiero se vio fuertemente golpeado.

Las cantidad de tarjetas también crecerá, tanto las de débito (TD) como las de crédito (TC), siguiendo su tendencia desde el 2020. Se estima que el volumen de TC aumente en 11%, con una cantidad de tarjetas vigentes de 1,28 billones. En tanto, la cantidad de TD subirá 5%, acumulando unos 2,70 billones de plásticos.

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“Las personas que tienen menores ingresos tienen mayores niveles de riesgo, por lo que la tasa de interés estaba vinculada a los niveles de riesgo. Cuando tienen un cliente de menores ingresos, les cobrarán una tasa más elevada. Lo que se veía en términos de tasa de las tarjetas era el promedio de tasa entre una persona de menor riesgo y con otra de mayor riesgo”, explicó.

En ese sentido, indicó que las entidades financieras, al no poder aguantar la situación, tuvieron que recortar el riesgo de las personas, por lo que no renovaron los plásticos y se achicó el parque de tarjetas. “Entonces, una herramienta que estaba abierta para todos se quedó concentrada a un grupo de personas con mayor nivel de ingreso y con menores riesgos. Para el resto de la gente no es que le mejoró su tasa de interés, sino que les empeoró, ya que se fueron al sistema informal”, manifestó.

Saldo contable

Si bien las tasas de interés aplicadas a las tarjetas aumentaron en los últimos meses, en línea con el endurecimiento de la política monetaria, al cierre del primer semestre del 2022 se verificó un incremento del uso de las mismas dentro del sistema bancario, tanto vía online como a través de dispositivos POS.

El saldo contable de las tarjetas de crédito cerró junio en G. 3,13 billones, la cifra más alta registrada hasta la fecha, aumentando más de 15% interanual y recuperando su dinamismo de prepandemia, donde las tarjetas eran una de las opciones de financiamiento preferidas por los agentes para mantener su nivel de consumo, de acuerdo a los datos del BCP.

Por su parte, la cantidad de plásticos activos en el mercado va ubicándose en números similares a los verificados previamente a la pandemia. Al cierre del mes pasado, las tarjetas de crédito activas totalizaron 871.982, el dato más alto desde setiembre del 2019. “Así, el saldo promedio por tarjeta alcanzó G. 3,59 millones, reflejando el contexto inflacionario, que haría que el mayor uso de este instrumento continúe”, agrega un análisis de la consultora Mentu.

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