El comportamiento de la economía nacional sigue siendo bueno y da señales de crecimiento en diversos sectores de la actividad productiva y comercial. En lo que va del año los indicadores económicos son altamente favorables y están señalando la excelente marcha de la producción y el comercio en la gestión de las empresas privadas. En el sector público, la reducción del déficit del fisco que está consiguiendo el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) es otro indicador para el aplauso que completa los elementos de una realidad que merece una positiva calificación. Por eso se puede asegurar que este será otro buen año económico, como han sido el 2024 y el 2023.
De acuerdo con las estadísticas del Banco Central del Paraguay (BCP), de enero a julio último las ventas han registrado un crecimiento del 6 %, dato que es una muestra elocuente de que el movimiento comercial está con onda positiva, como signo del comportamiento de otros sectores de la economía del país. Dicho incremento no es solo en lo que va de este año, pues en los últimos doce meses ha tenido una variación positiva del 6,2 %, de acuerdo con el Estimador de Cifras de Negocios (ECN) de la banca matriz.
El estudio consigna que el buen movimiento que se ha observado responde sobre todo al comportamiento favorable de las manufacturas, comercios y servicios, cosa que compensó la caída registrada en otros sectores.
En el área comercial fue muy notorio el desempeño favorable de varios renglones, como, por ejemplo, las ventas de combustibles derivados del petróleo, los alimentos, los vehículos, fármacos, artículos para el hogar, prendas de vestir y artículos tecnológicos, tanto en la comercialización mayorista como minorista. Lo negativo fue la caída de las ventas al por mayor de materias primas de origen agrícola, fertilizantes y agroquímicos.
Por otro lado, en el sector de servicios el aumento se pudo observar en los transportes, los servicios para los hogares, hoteles y restaurantes, servicios a las empresas, información, aparte del área de inmuebles.
Los analistas refieren que el aumento del movimiento económico en los primeros siete meses se ha visto impulsado sobre todo por el consumo y la recuperación de algunos sectores productivos.
Otro elemento que contribuye a resaltar la buena senda es que el Estado está recaudando más, para hacer que las finanzas públicas no se desmadren.
Uno de los puntos llamativos es que hasta fines de agosto el déficit fiscal alcanzó al 0,8 % del PIB, por debajo de meses anteriores. Esto fue posible mediante el alza de los ingresos acumulados hasta el octavo mes, ya que tuvo un aumento del 5,7 %. En términos interanuales, la recaudación de los impuestos internos registró un incremento del 19,3 %, en tanto que los externos crecieron en 5,6 %.
El total del gasto acumulado subió un 6,2 % y se canalizó principalmente hacia sectores prioritarios, como salud, educación y seguridad donde se destinó el 80 % de las erogaciones en salarios.
Uno de los aspectos que hay que resaltar es el destino que se ha dado a los gastos sociales asignados a áreas de gran importancia. Tal es el caso de la alimentación escolar a través de Hambre Cero, que tuvo un incremento del 391,1 %, la pensión destinada a los adultos mayores, con un aumento del 11,8 % y Tekoporã, que tuvo un 10,3 % más de erogaciones.
El Estado paraguayo está gastando gran cantidad de dinero mucho más que en años anteriores. Lo importante es que esos fondos no van para gastos superfluos e innecesarios y que no tienen mayor relevancia. Son recursos que se destinan para asuntos imprescindibles y muy necesarios, como sustentar a miles de educadores que anteriormente estaban mal pagados, a médicos y demás operadores de la salud pública que requieren estabilidad laboral y a agentes de seguridad, que son miembros de las fuerzas policiales que se dedican a brindar protección a la sociedad.
Haciendo un análisis estricto, se puede decir que esas erogaciones no son gastos comunes, en el sentido de que es dinero mal usado, sino inversiones, ya que se trata de financiar uno de los bienes más preciados de cualquier comunidad, que es la tranquilidad y la protección efectiva de las personas. Y el Estado lo está haciendo con la efectividad que merece la gente.