Los principales mercados de la carne bovina paraguaya continúan siendo Chile, Rusia y Taiwán. Las exportaciones de la proteína roja a estos destinos arrojaron fuertes incrementos en el acumulado entre enero y julio de este año, en comparación al 2020, según resalta en el informe de comercio exterior del Banco Central del Paraguay (BCP).
A Chile, que es el país que más volumen de carne adquiere de Paraguay, se exportaron a julio del 2021 unas 83.700 toneladas, por un valor de US$ 414,2 millones, observándose un aumento de 65,5% en volumen y de 95,1% en valores, en comparación con los registros del mismo lapso del 2020, cuando el envío total fue de 50.500 toneladas, por US$ 212,3 millones.
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Asimismo, Paraguay vendió 60.300 toneladas de carne vacuna al mercado ruso, por US$ 213,5 millones, cifras que superaron en 45,2% y 66,2% a los registros del año pasado, relacionados a las exportaciones a Rusia.
En tanto que los envíos a Taiwán repuntaron en 31,6% en volumen y 48,7% en valores durante los siete meses de este año. En esa lista de los países en donde las exportaciones de la proteína roja mostraron un fuerte aumento también están Brasil y Uruguay. (Ver gráfico).
El reporte de la banca matriz señala que de enero a julio del 2021 Paraguay llegó a vender 237.800 toneladas de carne vacuna al mundo, por un total de US$ 1.017,3 millones, superando en un 38,9% y 61,8% a los envíos computados durante el mismo periodo del 2020.
Fernando Serrati, presidente de la Asociación Paraguaya de Productores y Exportadores de Carne (Appec), explicó que uno de los factores que motivan ese repunte en las exportaciones es la recuperación económica a nivel mundial. En el caso puntual de Brasil y Uruguay, señaló que se debería a que estos países aumentaron sus envíos de carne bovina a China y estarían abasteciendo sus mercados locales con la proteína adquirida de Paraguay.
“China es el que está cambiando todo el tablero. En realidad es Asia en su conjunto, pero fundamentalmente es China”, dijo el titular de la Appec.
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Conocé el truco para que la sopa paraguaya salga húmeda y esponjosa
Sin lugar a dudas, cuando entramos a la cocina para preparar alimentos y más aún si se trata de nuestros platillos favoritos deseamos que todo nos salga perfecto y de esa manera sorprender a toda la familia, o simplemente para mimarnos nosotros mismos.
Si hablamos de nuestra comida favorita, más de uno coincidirá en que la sopa paraguaya es una de las guarniciones más deliciosas que tenemos en nuestro país y pertenece a una de las tantas comidas típicas con las que cuenta Paraguay.
Además es muy popular en todo el mundo, ya que la mayoría de los extranjeros que llegan a tierra guaraní desean probar la “sopa sólida” de la que todos hablan.
La sopa paraguaya, como bien sabemos, está hecha a base de harina de maíz, leche, grasa animal o vegetal (dependiendo del gusto de cada uno), sal, cebolla, huevos y una buena cantidad de queso Paraguay.
Sin embargo, no basta con mezclar todos estos ingredientes, ya que lo que se busca es que no quede muy seca y por sobre todo, que sea esponjosa. Para lograr esto, el consejo de los expertos es utilizar la cantidad justa de todos los productos.
Un buen batido y el toque secreto
Una vez que tengamos nuestra mezcla hecha, lo que recomiendan nuestras abuelas es batirla muy rápidamente y de ser posible con las manos (siempre con un buen lavado previo), ellas mencionan que este es el secreto para que una vez horneada la sopa logre la consistencia perfecta y quede en su punto.
Pero hay personas que utilizan un ingrediente más, que según ellas, hace que la sopa quede bien esponjosa, similar a un bizcochuelo y es un chorro de soda o una cucharadita de bicarbonato de sodio, obviamente esto ya es opcional. Lo cierto y lo concreto es que esta comida típica queda deliciosa en todas sus presentaciones.
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Dos hechos resaltantes que ratifican la dignidad y soberanía del Paraguay
Con apenas algunas horas de diferencia, en dos sucesos de calificación trascendental, la administración del presidente Santiago Peña ha devuelto al país su condición de Estado independiente, libre y soberano para asumir las decisiones que más convengan a su pueblo. Pero lo hace dentro de un contexto de relacionamiento entre iguales en dignidad y de recíproco respeto, más allá de las diferencias en cuanto a potencial económico, político y/o militar. Paraguay, una vez más, hizo honor a su tradición histórica de asumir con valentía y firmeza los desafíos de la integración, rechazando, al mismo tiempo, cualquier pretensión de avasallamiento o la imposición de arbitrarias exigencias. Para alcanzar sus objetivos, sin perjudicar los intereses de sus pares en la negociación –siempre en la búsqueda del justo equilibrio en estos casos– recurrió a la fuerza de los argumentos fundados en la razón y las convicciones centradas en una lógica irrebatible. El acuerdo alcanzado entre las Altas Partes de nuestro país y del Brasil sobre la tarifa de la represa hidroeléctrica Itaipú sorprendió a medios de comunicación y representantes de la oposición, así como a técnicos del sector energético, que han demostrado su abierta animosidad contra este gobierno. Quedaron, pues, anonadados, aunque rápidamente se repusieron en sus malquerencias, no solamente porque se alcanzó un monto (19,28 dólares) que arruinó sus expectativas, sino, esencialmente, porque eso significó una gran conquista del actual Poder Ejecutivo y su equipo técnico de alta graduación académica e intachable integridad profesional.
Se logró mejorar la anterior tarifa acordada por el expresidente de la República Mario Abdo Benítez, en 16,71. Paraguay accederá a 280 millones de dólares en concepto de royalties, 650 millones de ingreso adicional que serán destinados a inversión social, 265 millones por compensación de energía cedida y 53 millones en utilidad de capital. Y otro dato no menor: nuestro país podrá vender libremente al mercado brasileño toda la energía que le corresponde y que no es utilizada en Paraguay. Sin embargo, el gesto inicial de estupor e incredulidad, rápidamente fue suplantado por “expertos” de todos los pelajes que están tratando afanosamente de desacreditar esta doble conquista. Entre ellos, algunos mediocres amanuenses del exmandatario Abdo Benítez, quienes reproducen libretos mal intencionados y peor redactados buscando instalar confusión en la ciudadanía. Pero, conociendo sus escasas luces y su nula capacidad de reflexión, la sociedad pasa por alto sus mamotretos, exabruptos y libelos difamatorios.
Lo que ocurre es que este acuerdo patriótico es la cara opuesta del acta entreguista que estuvo a punto de firmar Abdo Benítez, rifando nuestra soberanía e hipotecando el futuro de nuestro pueblo. Y que no llegó a hacerlo porque se descubrió a tiempo su imborrable traición a la patria. Así que lo que digan sus secuaces carece de cualquier valor, así como las opiniones de los detractores del reciente acuerdo suscrito con el Brasil, porque a lo largo de cinco años fueron funcionales a aquel gobierno signado por el despilfarro y el latrocinio impúdico y escandaloso a las arcas públicas, como la pareja de dirigentes propietarios del Partido Democrático Progresista (PDP).
Esta tarifa fue posible mediante la gran capacidad técnica de los negociadores paraguayos y la predisposición de sus pares brasileños para comprender que el planteamiento de nuestro Gobierno no tenía otro objetivo que poner el fiel de la balanza en su exacto medio, donde cada uno obtendrá los beneficios que por derecho les corresponde. Así se construye la verdadera hermandad latinoamericana, más allá de la retórica y los discursos simplemente emotivos. La preocupación de la opinión pública –agrandada por los voceros del pesimismo y agoreros del fracaso– tendrá que ser honrada con una explicación clara y la utilización transparente de estos recursos que, así como ya lo señalaron las autoridades, servirán para fortalecer los servicios y atenciones a los sectores más vulnerables y a las familias más carenciadas y desprotegidas de la sociedad.
El otro punto de reafirmación de nuestra soberanía fue la posición asumida por el presidente Peña con respecto al Reglamento 2023/1115 de la Unión Europea, que los productores nacionales consideran que se trata de un sistema de importación unilateralmente impuesto. El jefe de Estado, durante una reunión que tuvo lugar en Colonia Obligado, departamento de Itaipúa, sostuvo que “Europa se va a dar una gran sorpresa el día que tenga problemas de abastecimiento de alimentos, porque esto que están haciendo (sus países miembros) es una locura”. Y agregó que “nuestra determinación es inquebrantable, sea Unión Europea, sea China o quien sea, nadie nos va a venir a atropellar, nadie. Yo estoy decidido a eso y tengo ministros que están decididos a esto”. Seguidamente, aseguró a los productores que “el camino para el progreso no conoce de atajos; vamos a entregar más títulos, más financiamientos; vamos a acceder a más mercados”, garantizando un desarrollo inédito para el Paraguay, a diferencia de aquellos que “quieren seguir con su locura de imponer restricciones y precio a los alimentos”.
Peña obtuvo el inmediato respaldo de la Asociación Rural del Paraguay, subrayando explícitamente que no admitirá ningún tipo de injerencia dentro del marco legal nacional y que “ponga en riesgo la soberanía del país”. Dejando, igualmente, abierta la posibilidad de una cooperación técnica con participación de la Unión Europea, sin que ello implique aceptar sus imposiciones. Estamos ante dos hechos que son mensajes indubitables enviados a la comunidad internacional: Paraguay ha recuperado su soberanía, una soberanía subastada en el periodo anterior, y que el actual gobierno está dispuesto a presentar batalla para defenderla y preservarla.
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Paraguay, país bendito
- Por Emilio Daniel Agüero Esgaib
- Pastor
La Biblia dice que Dios hace todas las cosas según el puro afecto de su voluntad y, en esa soberana voluntad, a algunos nos hizo nacer en esta tierra y a otros los trajo, ya sea para echar raíces y establecerse o para estar por un tiempo cumpliendo una misión y enriqueciéndose con lo que esta nación, pueblo y cultura les puede ofrecer.
La riqueza de este país no solo radica en su cultura, música e idioma, sino que en su tierra, en su fauna y en su flora, a más de una ubicación geográfica estratégica en la región, que nos hace una tierra apetecible para extranjeros y de gran oportunidad para los que vivimos en este lugar.
Las fronteras del Paraguay están limitadas, en su gran mayoría, por el producto más deseado y valorado del mundo, el agua. Los ríos Paraguay, Paraná, Apa y Pilcomayo no solo son ricos en sí mismos, sino que albergan una cantidad impresionante de peces y plantas. Las tierras que bajan desde el departamento de Canindeyú, Alto Paraná, Itapuá, Misiones y Ñeembucú bordeando el río Paraná y entrando hasta 200 kilómetros hacia territorio nacional, constituyen una de las porciones de tierra más fértiles del mundo.
La tradición judía dice que Dios formó a Adán de la tierra roja, Edón, de ahí la palabra Edén. Esa tierra roja, llena de vida, que cuando se la aprieta parece salir sangre de ella es la misma tierra fértil y viva que cubre nuestro suelo y tan solo es necesario arrojar una semilla para que crezca una planta. Esa es la tierra que Dios nos dio como su heredad y en la cual nos plantó para que la bendigamos con nuestro trabajo y esfuerzo.
Personalmente, intento siempre que mis hijos amen este suelo y su cultura haciéndoles escuchar música nativa, dándoles de comer sus comidas típicas, hablándoles de su rica y sufrida historia e instándoles a que se preparen, que se esfuercen, que colaboren y que sean agentes de cambio para bien en esta bendita nación, que tanto necesita de hombres y mujeres fieles para quitarla adelante.
Cuando Israel tomó posesión de la Tierra Prometida, luego de una diáspora de casi 2.000 años, en el año 1848, surgieron muchas interrogantes acerca de quiénes eran los que deberían de llevar la ciudadanía de la restablecida nación de Israel. Algunos propusieron que tuvieran nacionalidad israelí todos los que habían nacido en esa tierra, sin importar su raza, religión u origen. Otros propusieron que fueran israelitas solo aquellos que tenían sangre judía y ancestros viviendo en esa tierra. Otros proponían que fueran israelitas todos los judíos del mundo, sin importan dónde vivieran. Así continuó el debate hasta que a alguien se le ocurrió preguntar al carismático e influyente líder judío David Ben Gurion, quien luego fuera primer ministro israelí, qué opinaba al respecto. Ben Gurion, que hasta ese momento estaba escuchando callada y atentamente este debate, abrió su Biblia y dijo: “Me gustaría que los que lleven la ciudadanía israelí tengan los requisitos que el Salmo 15 pide a todos los que habrían de habitar la Tierra Prometida”, y leyó: “¿Quién, Señor, puede habitar en tu santuario?¿Quién puede vivir en tu santo monte? Solo el de conducta intachable, que practica la “justicia y de corazón dice la verdad” ; que no calumnia con la lengua, que no le hace mal a su prójimo ni le acarrea desgracias a su vecino; que desprecia al que Dios reprueba, pero honra al que teme al Señor; que cumple lo prometido aunque salga perjudicado; que presta dinero sin ánimo de lucro, y no acepta sobornos que afecten al inocente. El que así actúa no caerá jamás”.
Su respuesta fue tan impactante y tan elevada que, así como aquel líder, yo también deseo que los ciudadanos de esta nación, el Paraguay, la mayoría llenen, de ser posible, los requisitos propuestos por este Salmo.
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Las expediciones de viajeros europeos en el Paraguay del siglo XIX - (Parte II)
La presencia de personalidades francesas en el Paraguay gobernado por José Gaspar Rodríguez de Francia dio lugar a una serie de episodios que influyeron en las relaciones con el país europeo.
- Por María Victoria Benítez Martínez *
- Fotos: Gentileza
Al igual que Londres, París estaba decidida a aprovechar todas las oportunidades que se presentaran para extender su influencia en el continente sudamericano.
Tres franceses han ilustrado la política francesa a través de sus protagonistas. Fueron el comerciante Richard Grandsire, el viajero Pierre Saguier y el botánico Aimé Bonpland. Se conocieron entre l817-1818 en Buenos Aires, donde se habían instalado Saguier y Bonpland. Esta situación, que dio lugar a varios episodios, tuvo consecuencias desafortunadas e influyó negativamente en las relaciones del dictador con Francia.
Las primeras impresiones del Dr. Francia sobre Francia y sus ciudadanos datan de la captura de Bonpland, a finales de noviembre de 1821, y la nota enviada al delegado de las Misiones, Norberto Ortellado, encargado de la operación, brindan ideas preconcebidas sobre los franceses en general.
JEAN-BAPTISTE RICHARD GRANDSIRE
Grandsire, un modesto comerciante de Calais, se había convertido en un agente comercial con vocación política. Llegó a Buenos Aires a mediados de agosto de 1817 con una carta de presentación de Bernardino Rivadavia: “El portador de esta correspondencia, encontrándose en posesión de algún capital, ha resuelto partir en busca de una nueva patria en el nuevo mundo, y con este fin ha comprado un barco (La Celeste) que lo llevará a Buenos Aires, no como simple comerciante, sino para hacer fortuna allí”.
En un segundo viaje a Buenos Aires, Grandsire, portador de una carta del Instituto de Francia solicitando la liberación del botánico Bonpland y habiendo tenido la oportunidad de vivir en Itapúa durante algunas semanas, llegó el 17 de agosto de 1824 y describió Paraguay en una carta a Humboldt:
“Es muy probable que comparta la suerte del pobre Bonpland, pero debo decir francamente que, por todo lo que veo aquí, los habitantes del Paraguay disfrutan de una paz perfecta desde hace veintidós años, bajo una buena administración. El contraste con los países que he recorrido hasta ahora es bastante sorprendente. En Paraguay, la gente viaja desarmada, las puertas de las casas apenas se cierran, porque cualquier robo se castiga con la muerte, e incluso los propietarios de la casa o de la comuna donde se cometió el robo están obligados a pagar una indemnización. Apenas hay mendigos, todos trabajan”.
El Dr. Francia supuso que Grandsire había viajado a bordo de uno de los buques de la escuadra francesa que acababa de llegar al Atlántico Sur y preguntó falsamente qué hacía tal armada en la región, agregando irónicamente que “en las actuales circunstancias, nadie puede suponer que tal escuadra en los mares de América favorecerá a los americanos en la protección de su independencia”.
Devolvió el pasaporte a Grandsire y lo expulsó del territorio paraguayo, afirmando que “espera que este caballero tenga ahora más consideración con el pueblo paraguayo, porque sabemos valorar nuestra independencia, y por eso no vivimos despreocupados ni nos abandonamos”.
En 1824, un periódico de Buenos Aires afirmó que Grandsire era un espía al servicio de Francia y Brasil. Grandsire elogió la variedad y riqueza del comercio paraguayo, afirmando que era posible, desde la Guayana Francesa, remontar el Amazonas y sus afluentes y encontrar la confluencia que uniría este sistema fluvial con Paraguay y Paraná. Grandsire desapareció en la selva amazónica en 1827 en un intento de demostrar su hipótesis.
PIERRE SAGUIER
El francés Pierre Saguier, exoficial de los cazadores a caballo de la Guardia Imperial, se reunió con el Dr. Francia en agosto de 1819 y le dijo que viajaba de incógnito, pero esto no fue suficiente para convencerlo a pesar de las promesas de vínculos comerciales que significarían un reconocimiento de facto al Paraguay. Saguier no tenía mandato oficial ni extraoficial de Francia.
El dictador esperaba que, si Francia quería entrar en contacto con su régimen, debía hacerlo oficialmente, porque eso era lo que necesitaba Paraguay para romper su aislamiento.
Una carta de Grandsire en posesión de Saguier, incautada por oficiales paraguayos, revela su verdadera misión. Grandsire afirmaba que Francia podía aprovechar la independencia de las colonias españolas y desarrollar la marina francesa en la región: “Bonpland fue como naturalista al territorio de las antiguas Misiones del Paraná. Quiero señalar a mi amigo Saguier que no se trata de una simple operación comercial, sino de una operación a gran escala que será beneficiosa para el futuro, porque Paraguay tiene una gran riqueza de productos que ofrecer. El comercio británico sufrirá un golpe terrible”.
Evidentemente, una vez en posesión de esta carta, el dictador no podía sino desconfiar de los objetivos de la misión inicialmente anunciada por Saguier.
Un año después de su misión en Paraguay, Saguier no dudó en seguir difundiendo la falsa idea de que los franceses estaban mejor considerados por el dictador que los británicos. Una vez más, el Dr. Francia demostró ser perspicaz, ya que Saguier resultó ser un aventurero. En cuanto a Grandsire, el dictador no tuvo problemas en demostrar que era fácil dudar de las razones aducidas en la carta en poder de Saguier.
Tras la detención de Bonpland, el Dr. Francia dijo a uno de sus comandantes: “A los europeos, sea cual sea su nación, nunca hay que creerles ni confiar en ellos”. Esta opinión es similar en el caso de los suizos Johann Rudolf Rengger y Marcelin Longchamp, a quienes el Dr. Francia califica de “malvados ateos suizos europeos”, “bribones desalmados que difunden una sarta de mentiras y tonterías en otros países”.
AIMÉ BONPLAND
Cuando, a fines de 1820, Bonpland llegó a Corrientes procedente de Buenos Aires para preparar su traslado a las Misiones, en la margen sur del Paraná, donde pretendía fundar una colonia agrícola, el doctor Francia se alertó de inmediato. Por un lado, parecía corroborar el mensaje de Grandsire que anunciaba su llegada a la región como naturalista, dando a entender que estaría allí para ocuparse de otros asuntos.
El proyecto de Bonpland fue impulsado por un acuerdo dado por Francisco Ramírez, vencedor de José Gervasio Artigas y nuevo caudillo de Entre Ríos, quien reclamaba las misiones entre Paraná y Uruguay, y amenazaba con invadir Paraguay. La presencia de Bonpland en las Misiones era un problema, por no decir un peligro, para el Dr. Francia. El dictador no quería competencia, especialmente en lo que consideraba territorio paraguayo.
Tras la muerte del caudillo Francisco Ramírez, el Dr. Francia intentó reocupar Candelaria, que era un vínculo esencial entre las misiones de Brasil y de Paraguay. El primer paso de este plan fue atacar y destruir el establecimiento del botánico Bonpland y secuestrarlo a finales de 1821. Un año después, pidió al delegado de Itapúa que le cediera un terreno, pero con cautela: “Este francés que también ha venido como espía de los porteños a reconocer las fronteras del Paraguay, que instale la chacra, pero en un lugar donde no pueda escapar”.
A partir de entonces, el Dr. Francia ya no se hizo ilusiones sobre Francia. El contraalmirante Ducampe Rosamel, de la marina francesa, escribió al dictador desde Montevideo para obtener la liberación de Bonpland y el cónsul británico, Woodbine Parish, hizo lo mismo.
EL ASILO DE ARTIGAS
La retórica del Dr. Francia, aunque a veces excesiva, reflejaba la situación y la tensión política de la época. José Gervasio Artigas representaba una seria amenaza. Paralizó el comercio fluvial, alejó a los paraguayos de las Misiones y estableció contactos con los opositores políticos del dictador.
En el discurso del Dr. Francia, Artigas aparece bajo dos aspectos muy diferentes. La primera lo presenta como un salteador de caminos, un intruso, y la segunda como un refugiado en Paraguay. Estas dos imágenes, aunque contradictorias, no son sorprendentes. En cuanto cruzó el río Paraná para refugiarse en Paraguay, dejando así de representar un peligro para la estabilidad de la dictadura, el doctor Francia cambió su discurso hacia él, como si ya no fuera necesario convencer a nadie de la nocividad del caudillo oriental.
En setiembre de 1820, el pedido de asilo del general Artigas le dio al Dr. Francia la oportunidad de reafirmar sus principios al respecto. “Reducido su suerte definitiva, Artigas vino como fugitivo al Paso de Itapúa, y me dijo que yo le permitiera terminar sus días en algún lugar de la República. Era un acto no solo de humanidad, sino hasta de honor para la República, conceder asilo a un desgraciado caudillo que se había entregado. Hice que lo llevaran a vivir a San Isidro del Curuguaty por ser el lugar más apartado y menos comunicado con el resto de la República”.
LA PATRIA Y EL PATRIOTISMO
Para el Dr. Francia, un patriota es alguien que ama a su país y está dispuesto a sacrificarse por él. “Prefiero morir antes que ver a mi país oprimido y esclavizado”, había señalado exhortando así a apoyar la causa de la patria. Patriotismo significa solidarizarse con los conciudadanos necesitados que viven cerca o en el otro extremo del país simplemente porque así lo exige el sentimiento de pertenecer a una misma comunidad que comparte un mismo destino.
El Dr. Francia suscribe plenamente este principio, según el cual cada individuo se dedica, según sus cualidades y su función, a cumplir su deber por el bien de todos. El interés general prevalece sobre los intereses individuales. En cualquier caso, este es el ideal al que aspira el dictador para su país y que sus conciudadanos se conviertan en patriotas movidos por la misma ambición que la suya. Transmitir conocimientos es también una forma de patriotismo.
El Dr. Francia parecía haber renunciado a presionar a Francia y Gran Bretaña para que impidieran que Buenos Aires obstaculizara el comercio paraguayo y reconocieran y respetaran la independencia de Paraguay. Sin embargo, no cerró la puerta a un posible acuerdo con Francia que beneficiara al país y su comercio. Mucho más tarde, en 1853, se firmó con Francia el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, y el reconocimiento de la independencia de Paraguay.
*Ph. D. en Historia y Civilizaciones - Université Paris Cité – Francia. Máster en Relaciones Internacionales, máster en Letras y licenciatura en Letras Modernas, Sorbonne Université. Comercio Internacional – Droit des Affaires – Conservatoire National des Arts et Métiers