“No somos una rana en agua hirviendo. Somos una nación de leones. Tras este ataque masivo y directo contra Israel el mundo entero, no solo Israel, no pueden quedarse de brazos cruzados”, ha remachado el embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan. Foto: AFP
El embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan, ha denunciado este domingo ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el “ataque de épicas proporciones” lanzado en la noche del sábado al domingo por Irán contra Israel y ha pedido tomar medidas inmediatas para parar a Teherán.
El mundo “debe dejar de ignorar los crímenes de Irán y actuar”. “La máscara de Irán ha caído y también debe caer la complacencia del mundo. La máscara cae y hay que ponerse los guantes”, ha declarado Erdan, que defiende “imponer todas las sanciones posibles a Irán antes de que sea demasiado tarde”.
“Necesitamos un mundo liderado por Churchills, no por Chamberlains”, ha espetado en referencia a los primeros ministros británicos Neville Chamberlain, denunciado por el apaciguamiento del régimen nazi, y Winston Churchill, que dirigió Reino Unido en la guerra contra la Alemania de Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.
“Basta de alfombras rojas aquí en la ONU. Basta de apaciguamiento. Hoy el Consejo debe actuar, condenar a Irán por su terror, activar el mecanismo de marcha atrás y recuperar las sanciones incapacitantes”, ha añadido. Esta respuesta “no es por Israel, ni por la región, sino por el mundo”. “Parad a Irán hoy”, ha espetado Erdan.
Para el representante iraní “la única opción es condenar a Irán y recurrir a todos los medios necesarios para que paguen un alto precio por sus horrendos crímenes”. “Irán y su eje de seguidores deben ver que el mundo civilizado ya no está paralizado”, ha emplazado.
Erdan ha recordado que Irán ha lanzado 170 drones, 120 misiles balísticos y 30 misiles de crucero que portaban en total 60 toneladas de explosivo. “Irán ha demostrado otra vez que no le importan nada el islam ni los musulmanes. El ataque iraní hirió gravemente a una niña beduina de siete años, Amina al Jasuni”, ha apuntado.
Además, ha mostrado un vídeo de los sistemas antiaéreos israelíes “interceptando proyectiles iraníes sobre el Monte del Templo y la Mezquita de Al Aqsa”. “Para Irán es más importante la aniquilación de Israel e incendiar la región que los lugares sagrados islámicos. El régimen de los ayatolás quiere imponer la hegemonía chií global a través de sus filiales”, los “tentáculos del pulpo chií”, ha resaltado.
Erdan ha denunciado así el “plan del régimen de los ayatolás”, que aspira a “dominar el mundo exportando su revolución radical chií”. “El régimen islámico de hoy no es distinto del Tercer Reich y el ayatolá (Alí) Jamenei no es distinto de Adolf Hitler”, ha asegurado.
Este régimen es el que “está acercándose a la capacidad nuclear”, “un estado terrorista responsable de terrorismo global”. “El plazo para la producción de un arsenal de armas nucleares es ahora de semanas, apenas semanas”, se ha lamentado.
Erdan ha advertido en cualquier caso que Israel se reserva el derecho legal a responder. “No somos una rana en agua hirviendo. Somos una nación de leones. Tras este ataque masivo y directo contra Israel el mundo entero, no solo Israel, no pueden quedarse de brazos cruzados”, ha remachado.
Tomar el desayuno y correr al búnker en 90 segundos
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Cuando empiezan a sonar las sirenas de alerta sobre los cielos de Tel Aviv, la familia Weisman y millones como ellos buscan refugio de los misiles en camino y hoy continúan recogiendo los escombros de sus vidas.
Vera Lucía Papaterra, de origen dominicano, reportera del periódico estudiantil The Independent Florida Alligator (Gainesville, EE. UU.) busca ser una corresponsal internacional y fue invitada a Israel por la agencia de noticias del Medio Oriente para el mundo hispano parlante, Fuente Latina, para adentrarse a lo más profundo de un país que sigue en guerra pero que una vez más, da muestra de resiliencia, tras los ataques sufridos desde Irán, semanas atrás.
Una de sus entrevistadas fue una mujer israelí residente en Tel Aviv, Hadar Weisman, quien le relata como es la vida casi cotidiana bajo el sonar de las sirenas.
El decir por favor y gracias. Cómo usar cubiertos. Respetar a los mayores. A esa lista de lecciones básicas, la israelí Hadar Weisman añadió una que sus hijos repiten sin dudar: qué hacer en los 90 segundos después de que suenan las sirenas que indican que algún o varios misiles vienen en camino.
El 22 de junio de 2025 fue uno de esos días. En la llamada “Guerra de los doce días”, Israel y Estados Unidos habían atacado instalaciones nucleares iraníes e Irán había devuelto el fuego, lanzando decenas de misiles contra Israel. Varias zonas residenciales de Tel Aviv y en otras ciudades resultaron impactadas; 30 personas fallecieron y al menos 23 personas quedaron heridas. En Tel Aviv resultaron con daños severos varios edificios de Ramat Aviv,incluido el de Weisman. Fue una mañana de concreto roto y vidrios pulverizados que dejó a miles de israelíes sin casas, aunque con vida.
Hadar Weisman frente a lo que solía ser el panel de electricidad de su hogar. Foto: Gentileza
Misma sirena, diferente final
Aquella mañana, a las 7:23, tocaron a la puerta de Weisman. Eran los repartidores de un gavetero que había pedido una semana antes. Lo pusieron en el dormitorio. Apenas salieron, sonó la alerta. “Estamos muy acostumbrados a entrar al cuarto seguro”, cuenta Weisman. “Con los niños lo hacemos desde antes del 7 de octubre (del 2023 cuando terroristas de Hamás atacaron Israel)”.
Todos en casa de Weisman estaban ya vestidos y despiertos por el ruido de los obreros, así que caminaron con calma hacia la mamád, la habitación reforzada que muchos israelíes tienen en sus casas para protegerse de los misiles. El impacto llegó minutos después. El misil cayó entre los edificios de la cuadra. Ninguna estructura recibió un golpe directo, pero el golpe de la onda expansiva convirtió la casa en escombros. “Todo el edificio se sacudió y se cortó la luz”, recuerda Weisman, doctora en economía y profesora de microeconomía en la Universidad de Tel Aviv que vivía en ese apartamento desde 2019. “Nos quedamos 45 minutos en la oscuridad, sin saber qué habría cuando abriéramos la puerta”.
Los misiles iraníes golpearon todo lo que tenía el apartamento, reventando cristales y paredes. Foto: Gentileza
Sentados con una bolsa de caramelos
Dentro del cuarto seguro, un detalle dominguero: la tapa plástica del conducto del aire acondicionado salió volando y por ahí entraron polvo y residuos del edificio tras el impacto. Sentados en un colchón, con el teléfono en una mano y una bolsa de caramelos en la otra, los padres usaron el tiempo para hacer llamadas y tranquilizar a los niños. El mayor, de nueve años, lloró pensando en sus juguetes.
El impacto en el más pequeño, su hijo de tres años y medio, se mide más allá de una preocupación por sus cosas. En sí, el niño siempre pregunta la ubicación del cuarto seguro —como quien pregunta por el baño— cuando llega de visita a una casa desconocida. “Es una forma de vida y no debería serlo”, dice visiblemente emocionada Weisman. “No es manera de criar a nuestros hijos”.
Parte del techo del departamento, el cual fue mayormente impactado. Al salir del búnker, Weisman dijo que temía que el techo completo se cayera. Foto: Gentileza
Afuera, el grupo de WhatsApp del edificio se convirtió en un mapa humano. Vecinos reportaban quién estaba adentro y quién estaba en la calle para que los equipos de rescate no perdieran tiempo en búsquedas inútiles. Policías, bomberos y la unidad de rescate de la Fuerza de Defensa israelí subieron piso por piso. Forzaron la puerta acorazada del quinto piso, que quedó doblada, del apartamento de los Weisman. “Menos mal que esperamos”, dice. “Si hubiéramos intentado salir, el corredor estaba cubierto de muebles y cosas caídas. Nos habrían caído encima”.
Hay que mantener la rutina
El edificio de Weisman es uno de los más nuevos en el barrio y sus cimientos resistieron mejor que otros. Otros en la cuadra, no tanto. La familia pasó dos semanas en un hotel y luego consiguió un subarriendo en el mismo barrio para que los niños siguieran asistiendo a su misma escuela y su kínder. “Volveremos, dicen que para Pascua”, explica, con ese optimismo que nace de una rutina resistente. “Creo que será más tarde, quizá en julio”, añade con una sonrisa corta, como quien ya aprendió a negociar con la incertidumbre.
Uno de los baños de la casa, donde el impacto afuera derribó paredes y quebró cerámica.
El ataque del 22 de junio fue parte de una escalada de doce días que cruzó fronteras y agendas políticas. Para Weisman, sin embargo, la política se traduce en una caminata sabatina. Ella asiste cada sábado a las manifestaciones por la paz que se llevan a cabo en la avenida Begin de Tel Aviv, donde discurso tras discurso pide el fin de la guerra y el retorno de todos los rehenes. “Voy desde antes de octubre”, cuenta, refiriéndose al 7 de octubre del 2023. “Esto no puede seguir así. Incluso si alguien creyó que al principio había justificación, ya no se ve un final ni resultados positivos. Es la forma equivocada de hacer las cosas”.
Su crítica tiene varios destinatarios. A su gobierno, que a su juicio no ha ofrecido una salida real ni ha priorizado un acuerdo para los rehenes capturados en el ataque del 7 de octubre. A Hamás, “una organización terrible, mala para Israel y aún peor para los gazatíes”. Y a cualquiera que crea que “disparar es mejor que hablar”, o que la vida de alguien vale menos que “un pedazo de tierra”. “Es inexcusable porque es obra humana”, dice Weisman, y la frase le tiembla en la garganta.
El impacto de los misiles quebró el horno de Weisman. Foto: Gentileza
La confianza, admite, ya estaba dañada antes de octubre. “Siguen intentando cambiar el Estado de derecho en medio de la guerra”, señala Weisman sobre las modificaciones constitucionales que el gobierno trata de implantar para fortalecer los poderes ejecutivos y legislativos a expensa del judicial, algo que ha creado malestar en sectores de la sociedad israelí. Weisman escucha rumores sobre comicios, sospechas de fraude y un clima que erosiona las instituciones. Aun así, la decisión íntima no es simple. “Si nos paramos y decimos que esto es demasiado y nos vamos, ¿quién se queda? ¿Los que creen que esto está bien? Tampoco quiero que mi hijo cargue con esto”. Lo discuten en casa, una y otra vez.
Los vecinos de Weisman perdieron toda la estructura externa de su hogar. Según ella, la razón por la cual ella y su familia se salvaron de esta experiencia fue por la antigüedad de su hogar. Foto: Gentileza
Como casas de muñecas
Al volver a su apartamento en ruinas para recoger papeles y ropa, Weisman mira por la ventana y ve fachadas abiertas como casas de muñecas. Luego baja la mirada al pasillo, donde antes no se podía caminar sin tropezar, y recuerda la lección que repite a los niños: Hay una alarma. Se hace lo que toca. La vida va primero. “Estamos bien”, les dice. “La casa es solo cosas”.
La normalidad se despega a veces en pequeños gestos. Volver al subarriendo con mochilas y bolsas. Hacer la tarea de matemática. Preparar una cena sencilla. Y sí, repetir las reglas: por favor y gracias, respetar a los mayores, así se agarra un tenedor. Y esa otra, más urgente y aprendida a la fuerza, que suena como un juego pero enseña a sobrevivir: Sirenas en el aire. Un minuto y medio. Respira. Vete al búnker. Cierra su puerta reforzada. Espera. Vuelve a salir. Sigue adelante.
Netanyahu defiende su nuevo plan para “terminar la guerra” en Gaza
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El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó el domingo que su nuevo plan militar para Gaza “es la mejor forma de terminar la guerra” contra Hamás, a pesar de los llamamientos para poner fin a los combates en el devastado territorio. En Nueva York, el Consejo de Seguridad de la ONU inició una reunión urgente sobre el conflicto, durante la cual un alto cargo de esta organización advirtió que el plan israelí “probablemente desencadenará otra calamidad”.
Después de 22 meses de guerra, Netanyahu enfrenta una fuerte presión en Israel por el destino de los 49 rehenes todavía en manos del movimiento islamista palestino Hamás. También recibe presiones del extranjero para que termine con la guerra en la devastada Franja de Gaza, donde más de dos millones de palestinos están amenazados de una “hambruna generalizada” según la ONU.
“Hemos completado gran parte del trabajo. Tenemos entre el 70% y el 75% de Gaza bajo control militar israelí”, declaró el dirigente durante una rueda de prensa en Jerusalén. “Pero nos quedan todavía dos bastiones: son Ciudad de Gaza y los campos” del centro de la Franja de Gaza, agregó.
Este plan “no tiene como objetivo ocupar Gaza, sino desmilitarizar Gaza”, repitió Netanyahu. “Esta es la mejor forma de terminar la guerra y la mejor forma de terminarla rápido”. “En primer lugar, desarmar a Hamás. En segundo lugar, liberar a todos los rehenes. En tercer lugar, desmilitarizar Gaza. En cuarto lugar, Israel ejercerá un control de seguridad preponderante. En quinto lugar, una administración civil pacífica no israelí”, resumió.
Netanyahu afirmó que permitirán a la población civil “abandonar con toda seguridad las zonas de combate para ir a zonas seguras designadas” y que se le entregará víveres “en abundancia”. También prometió “corredores protegidos” para la distribución de ayuda y “aumentar el número de puntos de distribución de ayuda de la GHF”, la fundación privada apoyada por Estados Unidos e Israel.
“Hablamos en términos de plazos bastante cortos porque queremos poner fin a la guerra. (...) Vamos a ganar la guerra con o sin el apoyo de otros”, aseguró, tras las críticas a su plan por parte de la comunidad internacional. España y otros siete países europeos condenaron en un comunicado conjunto el plan israelí, asegurando que podría ocasionar “una cifra inaceptablemente elevada de víctimas mortales” y “comprometer aún más la vida de los rehenes”.
El anuncio del plann suscitó el horror de las familias de los cautivos secuestrados durante el sangriento ataque de Hamás en Israel el 7 de octubre de 2023, quienes lo ven como una condena a muerte de sus seres queridos. Hamás advirtió que la nueva ofensiva terminaría con su “sacrificio”.
El sábado por la noche, decenas de miles de personas volvieron a salir a las calles de Tel Aviv, exigiendo un acuerdo que garantice el regreso de todos los rehenes -incluidos los cuerpos de los 27 declarados muertos por el ejército israelí- a cambio del fin de las hostilidades.
Al mismo tiempo, la ultraderecha, que integra la coalición gubernamental, expresó su desacuerdo. “El primer ministro y el gabinete se han rendido a los débiles”, criticó el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich. “Quiero toda la Franja de Gaza, la transferencia (de su población, NDLR) y la colonización”, añadió el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, otra figura de la ultraderecha.
El líder de la oposición, Yair Lapid, también estimó que el plan de Netanyahu es una “catástrofe”. “Van a movilizar a última hora a 430.000 reservistas (...) Están desmantelando el país desde dentro”, insistió el domingo en los medios. “El gabinete decidió el destino de los rehenes: los vivos serán asesinados y los muertos desaparecerán para siempre”, acusó por su parte Einav Zangauker, madre de uno de ellos y figura de la movilización de las familias.
Algunos padres de rehenes llamaron a una huelga general el próximo domingo. En la radio del ejército, el especialista en asuntos militares Doron Kadosh estimó que “el plan podría no comenzar hasta octubre”. Hasta entonces, “la pelota está en el lado de los mediadores”, cuya última tentativa de resolución fracasó en julio, subraya el diario Ma’ariv.
En en terreno, la Defensa Civil de Gaza afirmó que el ejército israelí mató a 27 personas este domingo, entre ellas 11 por disparos cuando esperaban la distribución de comida. El ataque del 7 de octubre, que desencadenó la guerra en Gaza, causó la muerte de 1.219 personas en el lado israelí, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP realizado a partir de datos oficiales. La operación israelí en Gaza ya ha causado 61.430 muertos, en su mayoría civiles, según los datos del Ministerio de Salud del territorio -gobernado por Hamás-, considerados fiables por la ONU.
Un adolescente armado de 17 años abrió fuego e hirió a tres personas este sábado en Times Square, en Nueva York, indicó la policía de la ciudad. El incidente tuvo lugar alrededor de la 01:20 local (05:20 GMT) tras una disputa, informó a AFP un portavoz de la policía.
Una mujer de 18 años sufrió un rasguño en el cuello, mientras que un hombre de 19 años y otro de 65 años resultaron heridos en las extremidades inferiores.
Las tres víctimas fueron trasladadas al Hospital Bellevue de Nueva York, donde se determinó que se encontraban en estado estable. “El autor fue detenido por la policía y se recuperó un arma de fuego”, añadió el portavoz.
El sospechoso no ha sido acusado formalmente. Imágenes difundidas en redes sociales muestran a una multitud presa del pánico, aunque AFP no pudo confirmar inmediatamente su autenticidad.
Hay que señalar que finales del mes pasado, un hombre armado disparó a cuatro personas y luego se suicidó en un rascacielos de Manhattan.