En Clorinda, Argentina, los pobladores viven con un gran temor debido a las continuas explosiones que se registran en los depósitos clandestinos de gasoil. También denuncian que las estaciones de servicio no venden combustible a particulares, solo a contrabandistas que llegan con tanques sin ninguna reglamentación.

La actividad clandestina está desatando desgracias en la frontera con Paraguay. Semanas atrás, en la localidad argentina Clorinda (Formosa), en el límite con Nanawa (Presidente Hayes), un incendio voraz arrasó con tres casas que fueron consumidas por las llamas debido a la explosión de siete tanques de combustibles que se usan para el contrabando, incluyendo a vehículos que estaban en el depósito y un tanque cisterna.

El momento del estallido fue viralizado a través de un video que muestra la desesperación de los lugareños al huir de la gran llamarada. Según los testigos, el fuego alcanzó los 20 metros de altura y no hubo víctimas fatales ni heridos, a diferencia de ocasiones anteriores cuando se reportó el deceso de dos personas.

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Este siniestro es solo uno de los tantos que se registraron en los últimos meses por la acumulación clandestina y posterior contrabando de combustible desde Argentina al exterior. La situación es preocupante para los habitantes, quienes además denuncian que algunas estaciones de servicio ya solo se dedican a la venta de combustible para contrabandistas.

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El combustible llega a través de mangueras a Paraguay

Sin embargo, en la zona men­cionada no existe control y el comercio irregular sigue su curso sin mayor inconveniente. De acuerdo al reportaje del canal de televisión Telenoche del vecino país, cada tanto en la localidad se hacen operativos de gendarmería, pero a las pocas horas todo vuelve a “la normalidad”, incluso los vecinos protestan por el pago permanente de coimas a las autoridades.

En el material periodístico, los pobladores también mencionan que los bomberos locales no cuentan con las herramientas requeridas para apagar un incendio producido por combustible. Por lo tanto, solo intentan evitar que las llamas se propaguen por toda la ciudad y esperar a que el fuego se consuma, ya que no pueden apagarlo.

“Hay muchos depósitos de combustible clandestinos alrededor de la ciudad y hay pasos fronterizos donde no está la Aduana, Migraciones, Gendarmería ni Prefectura”, manifestó al medio de televisión argentino, Alejandra Olmedo, una vecina que estaba a seis cuadras del lugar donde se produjeron las explosiones.

“Una bomba de tiempo”

Mencionó además que en los últimos tiempos, el combustible va directamente a la frontera. Desde cisternas salen mangueras que cruzan el río y llegan a nuestro país, donde descargan el combustible para posteriormente revenderlo. “Del lado argentino, la nafta también se almacena en tanques de plástico horizontales de más de 1.000 litros y en depósitos de combustible enclavados por toda la frontera en medio de la urbanización”, detalló.

Olmedo, explicó que el motivo principal de la existencia de depósitos clandestinos es la diferencia de costos. “La nafta Super en Paraguay valdría alrededor de $ 525 el litro y en Argentina se vende a $ 267 el litro, lo que equivale a casi $ 260 de diferencia. El Diesel normal en Paraguay cuesta $ 585 el litro aproximadamente, mientras que acá está a $ 360″, dijo.

Por otra parte, una vecina de la zona que se dedica al contrabando de gasoil, expresó que los tanques de combustibles están a la vista porque es el trabajo de la gente, la forma en que se ganan el pan de cada día para llevar a sus hogares, ya que no cuentan con otra forma de ganarse la vida. “Tengo miedo de que nos pase algo, esto es una bomba de tiempo, las manos se me lastiman por manipular todo el día los combustibles, pero no nos queda otra”, expresó resignada.

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