Un total de 457 personas fueron detenidas y 441 policías y gendarmes resultaron heridos el jueves en Francia en la novena jornada de protestas contra la reforma de las pensiones promovida por el presidente Emmanuel Macron, indicó este viernes el ministro del Interior, Gerald Darmanin. El ministro, que habló para el canal CNews, dijo también que hubo 903 incendios de mobiliario urbano o de basuras en París durante las protestas.

Darmanin denunció la “radicalización” de ciertos manifestantes, y arremetió contra la violencia de la “extrema izquierda”, lo que según él requiere un “mensaje colectivo de condena”. “El país debe despertar y condenar a la extrema izquierda y a los facciosos. Son pocos, pero extremadamente violentos”, insistió el ministro, que dio parte de alrededor de un millar de policías y gendarmes heridos desde el inicio de las protestas contra la reforma de las pensiones, impuesta por decreto.

El ministro afirmó que en las protestas del jueves en París había unos 1.500 “vándalos”, muchos de ellos “gente de buena familia”, según él. La decisión de Macron de imponer por decreto el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 recrudeció hace una semana la contestación, que entró en una nueva fase con protestas espontáneas cada noche.

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El ministro del Interior, Gérald Darmanin, anunció el jueves por la noche 123 agentes heridos y 80 detenciones, mientras los disturbios continuaban y se propagaban por el centro de París. “La responsabilidad de la situación explosiva no recae sobre las organizaciones sindicales, sino sobre el gobierno”, advirtieron los sindicatos, que convocaron a nuevas movilizaciones el próximo martes. Los sindicatos ya habían alertado por carta a Macron de la explosiva situación del país.

El líder de la central gremial CGT, Philippe Martinez, acusó el jueves al mandatario de “echar un bidón de gasolina al fuego” con su polémica entrevista de la víspera. El mandatario dijo en esa ocasión asumir la “impopularidad” de una reforma que quiere en vigor “para finales de año” por el “interés general” y cargó contra sindicatos, oposición y contra los manifestantes más radicales, a los que comparó con “sediciosos”.

Las pancartas contra la reforma de las primeras marchas dieron paso a las críticas contra el presidente. “¿Macron has perdido la cabeza?”, preguntaba un cartel en París, acompañado del dibujo de una guillotina. El jefe de la central sindical CFDT, Laurent Berger, había pedido “acciones no violentas” para no perder el apoyo de la opinión pública. No obstante, un 70% de los franceses responsabiliza al gobierno de la violencia, según un sondeo realizado este jueves por el instituto Odoxa.

“Manifestar y expresar desacuerdos es un derecho. La violencia y los daños que hemos visto hoy son inaceptables”, tuiteó la primera ministra Élisabeth Borne, quien expresó su “reconocimiento a las fuerzas de seguridad” movilizadas.

Abanico de acciones

El gobierno, inflexible y ansioso por dejar atrás rápidamente el conflicto social, se esfuerza en mantenerse firme ante una oposición --política, sindical y popular-- dispuesta a endurecer el pulso. El gobierno se encuentra bajo presión al adoptar su reforma sin el voto del Parlamento, al temer perder la votación, y en contra de la opinión de todos los sindicatos y de dos de cada tres franceses, según los sondeos.

Las marchas de este jueves se anunciaban cruciales para saber si los sindicatos serían capaces de mantener viva la movilización contra una reforma, que ahora espera el visto bueno final del Consejo Constitucional. Las centrales son la punta de lanza desde enero de la contestación y el 7 de marzo movilizaron 1,28 millones de personas, según la policía, y 3,5 millones, según la CGT, en las protestas más grandes contra una reforma social en tres décadas.

Este jueves, entre 1,089 y 3,5 millones, según el ministerio del Interior y la CGT respectivamente, participaron en las protestas, que registraron un récord en París con entre 119.000 y 800.000 manifestantes, según las mismas fuentes. Con esta reforma, Macron enfrenta la mayor crisis de su segundo mandato y se juega poder aplicar su programa reformista, después de un primer mandato marcado por las crisis: protesta social de los ‘chalecos amarillos’, pandemia, guerra en Ucrania.

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El gobierno espera que la movilización “decaiga” y todo vuelva a la normalidad “el fin de semana”, pero los sindicatos ya llamaron a nuevas marchas de “proximidad” el sábado y el domingo y antes de la movilización del martes. Las huelgas provocaron también fuertes perturbaciones este jueves en el transporte público de París, la anulación de la mitad de trenes de alta velocidad, el cierre de escuelas, el bloqueo de liceos y universidades y el cierre incluso de la Torre Eiffel.

Ante los bloqueos desde hace días de depósitos y refinerías, el gobierno ordenó la vuelta al trabajo de algunos huelguistas para paliar la falta de combustible en el 15% de gasolineras y la “crítica” situación del suministro de queroseno en los aeropuertos de París. París sigue con miles de toneladas de basura acumuladas en las calles, los cortes puntuales de carreteras y el bloqueo de puertos se propagan, entre otras acciones.

Visita de Carlos III

El rey británico Carlos III viaja el domingo a París en su primera visita de Estado desde que subió al trono, pero su viaje puede verse trastocado por la ola de protestas contra la reforma del sistema de jubilación en Francia. “No tengo conocimiento de ningún cambio de planes”, dijo un portavoz del primer ministro británico, Rishi Sunak.

El Palacio de Buckingham, silencioso al respecto, sigue de cerca la situación en Francia, donde toneladas de basura se acumulan en las calles y un sindicato de trabajadores ferroviarios afirmó que la visita real, ciudadosamente preparada durante meses, está “en su punto de mira”.

Carlos III prevé estar en Francia hasta el próximo miércoles. Después, junto a la reina consorte Camila, realizará una visita de Estado a Alemania hasta el 31 de marzo. Estos viajes al extranjero, antes incluso de su ceremonia oficial de coronación el 6 de mayo en Londres, son los primeros desde que Carlos, de 74 años, se convirtió en rey el 8 de septiembre a la muerte de su madre, Isabel II.

Buscan celebrar una Historia compartida, pero también “mirar al futuro mostrando las muchas formas en que el Reino Unido trabaja en colaboración con Francia y Alemania”, dijo el Palacio de Buckingham, citando “la lucha contra el cambio climático y la respuesta al conflicto en Ucrania”.

Mejora de relaciones

El rey británico viaja a Francia pocas semanas después de que lo hiciera Sunak, lo que muestra una “mejora de relaciones entre los dos países tras un periodo difícil”, declaró a la AFP el exembajador británico en Francia Peter Ricketts.

“Las cosas fueron mal en los años posteriores al Brexit (...) no había confianza en París en Boris Johnson”, dice sobre el controvertido ex primer ministro. “La llegada de Rishi Sunak, mucho más compatible con el presidente [francés Emmanuel] Macron, ha cambiado mucho las cosas”, agrega.

El programa anunciado por el Palacio de Buckingham prevé una ofrenda floral en el Arco del Triunfo junto a Macron y su esposa Brigitte y un discurso del monarca ante los diputados y senadores franceses. También se anunció un banquete en el palacio de Versalles, cerca de París.

El día 28, Carlos III tiene previsto realizar en Burdeos, en el suroeste, una escala centrada en la ecología, que incluye la visita a un innovador viñedo orgánico y un viaje al escenario de los incendios forestales del pasado verano. Los temas medioambientales han sido su pasión durante más de 50 años y ocupan un lugar especial en este viaje.

Al igual que su madre, que realizó cinco visitas de Estado a Francia, el rey llega a un terreno conocido: como príncipe heredero efectuó 34 visitas oficiales a Francia desde los años 1970 y se ha reunido en varias ocasiones con el presidente Macron, especialmente durante la conferencia climática COP26 en noviembre de 2021 en la ciudad escocesa de Glasgow.

Esta es la primera visita oficial a Francia de Camila, de 75 años, y la oportunidad para ella de dar sus primeros pasos como reina consorte en la escena internacional. “Mi esposa y yo sentimos el mayor afecto posible por Francia y su pueblo”, dijo Carlos en junio de 2020 cuando Macron viajó a Londres. El viaje vuelve a poner a la pareja real en el punto de mira, tras semanas de titulares sobre la polémica autobiografía del hijo menor de Carlos, el príncipe Enrique, y una docuserie igualmente crítica con la familia real británica en Netflix.

Mucho menos popular que su madre, Carlos III ha sido abucheado por un puñado de antimonárquicos en viajes recientes en el Reino Unido. “Espero que este sea para ellos [el rey y Macron] un momento de relajación en sus ajetreadas y difíciles vidas, un momento para pensar en lo positivo”, comenta Ricketts.

Fuente: AFP.

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