Tres años después de la aparición del covid-19, los debates sobre el origen de la enfermedad vuelven a emerger. Un estudio reciente refuerza la hipótesis mayoritaria de una transmisión desde un animal, pero los partidarios de una fuga de laboratorio en China no lanzan la toalla.

No podemos decir categóricamente cómo comenzó la pandemia”, declaró recientemente Maria Van Kerkhove, epidemióloga estadounidense en la Organización Mundial de la Salud (OMS), en medio de un nuevo debate sobre la cuestión.

El mundo científico estima mayoritariamente que la pandemia comenzó a principios de 2020 porque un animal salvaje había transmitido meses antes el virus al ser humano, probablemente en el mercado de Huanan, en la ciudad china de Wuhan. Sin embargo, algunos investigadores defienden la hipótesis de una fuga del laboratorio de un instituto científico en esa misma ciudad.

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China rechaza con firmeza esta teoría, pero también niega que el mercado de Huanan acogiera animales susceptibles de transmitir el virus. El debate se reavivió en febrero después de que el responsable del FBI asegurara que esta teoría de la fuga de laboratorio es “muy probable”.

Aunque causaron gran revuelo mediático, las declaraciones no impactaron demasiado en la opinión científica mayoritaria. “Estas propuestas no parecen basarse en nuevos elementos y [la teoría de la fuga] sigue siendo la menos convincente de las dos hipótesis”, estimó la científica británica Alice Hughes, especialista en biodiversidad, al organismo Science Media Center.

El perro mapache

Semanas después, los defensores de la transmisión natural retomaron la ventaja mediática tras un estudio que analizaba las muestras recogidas a principios de 2020 en el mercado de Wuhan. Varios medios estadounidenses, en particular el diario The New York Times, informaron de este trabajo incluso antes de que se hubiera publicado en línea y lo presentaron como un gran avance para sostener esta tesis.

Después de cerrar el mercado de Huanan a principios de 2020, las autoridades chinas tomaron numerosas muestras en el lugar. En base a estos datos trabajaron los científicos liderados por la francesa Florence Débarre. En ellos encontraron el ADN y el ARN de numerosos mamíferos salvajes, lo que permite certificar su presencia en el mercado antes de su cierre.

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Destaca el caso del perro mapache. Este animal, que pertenece a la familia canina, pero tiene aspecto de mapache, podría haberse infectado de coronavirus y, potencialmente, servir como enlace del contagio entre el murciélago y el ser humano.

Sin embargo, este trabajo, que no se ha publicado en una revista científica, no sirve para demostrar que el perro mapache está en el origen de la pandemia y tampoco permite afirmar categóricamente que estos animales estuvieran infectados porque no se tomaron muestras directamente de ellos.

Datos inaccesibles

Sin embargo, esta teoría parece plausible dado que en algunos lugares del mercado el ADN de estos animales estaba muy presente junto al del virus y, en cambio, apenas se encontraron indicios del genoma humano. Sin embargo, incluso si se admite su infección, es imposible determinar si contagiaron el virus a un humano o si la transmisión fue al revés.

Este estudio constituye “una nueva pieza del rompecabezas que sustenta un vínculo entre el mercado de animales de Wuhan y el origen de la pandemia”, pero “no es una prueba irrefutable”, afirmó en la web The Conversation el virólogo Connor Bamford, de la Universidad Queen’s de Belfast.

Para él, sería necesario disponer de muestras más antiguas, de finales de 2019 cuando el covid emergía sin hacer ruido, y tomadas directamente de estos animales. Pero este es un gran obstáculo en la investigación del origen del covid: es casi imposible acceder a los datos originales. Ni siquiera se puede acceder ya a los datos con los que trabajó el equipo de Débarre.

En un inicio estaban disponibles en una plataforma para investigadores, Gisaid, pero fueron retirados a petición de los científicos chinos que los habían publicado en línea. “Tenemos datos absolutamente cruciales que permiten esclarecer el inicio de la pandemia, pero no podemos compartirlos porque no son nuestros”, lamenta esta investigadora a la AFP. “Cuantas más personas los estudien, más información conseguiremos extraer”, señala.

Fuente: AFP.

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