Al menos 24 personas murieron en deslizamientos de tierra e inundaciones en el centro y el sur de Filipinas, indicaron las autoridades hoy lunes, después de que una tormenta dejara fuertes lluvias e interrumpiera los viajes antes de las vacaciones de Pascua.
Más de 13.000 personas tuvieron que refugiarse en centros de emergencia cuando una tormenta tropical azotó el país el domingo, indicó la agencia nacional de desastres, inundando casas y campos y provocando cortes de carreteras y del suministro eléctrico.
La provincia de Leyte (centro) fue la más afectada y los deslizamientos de tierra dejaron 21 muertos en cuatro localidades, dijo a la AFP Rhyse Austero, un funcionario de la ciudad de Baybay. Otras tres personas murieron en la isla de Mindanao, en el sur, indicó la agencia nacional de desastres.
Fotos publicadas en Facebook y verificadas por la AFP muestran varias casas enterradas en el barro hasta el techo en Bunga, una de las localidades afectadas de la provincia de Leyte.
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Advierten que recortes de ayuda de EE. UU. causarían la muerte de más de 14 millones de personas
Más de 14 millones de personas en situación de vulnerabilidad en todo el mundo, un tercio de ellas niños pequeños, podrían morir debido al desmantelamiento de la ayuda exterior estadounidense por parte del gobierno Trump, según una investigación publicada el martes en la revista Lancet.
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“Para muchos países de ingresos bajos y medios, el impacto resultante sería comparable en escalada a una pandemia global o a un conflicto armado importante”, dijo en un comunicado Davide Rasella, coautor del estudio e investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona.
La divulgación del estudio coincide con una conferencia de la ONU en Sevilla (España) esta semana dedicada a la ayuda internacional.
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) proporcionó más del 40 % del financiamiento humanitario mundial hasta que Donald Trump regresó a la Casa Blanca en enero.
Dos semanas después, el entonces asesor cercano de Trump, y el hombre más rico del mundo, Elon Musk, se jactó de haber sido sometido a la agencia a una “trituradora”.
Musk lideró las críticas, compartidas desde hacía años por líderes republicanos y conservadores, de que USAID había derrochado el dinero público con programas dedicados a la diversidad sexual o en estudios cuestionables sobre el impacto del cambio climático.
Mirando hacia atrás en los datos de 133 países, el equipo de investigadores internacionales estimó que la financiación de USAID había prevenido 91 millones de muertes en naciones de ingresos bajos y medios entre 2001 y 2021.
También utilizaron modelos para proyectar cómo recortes del 83 % en la financiación, la cifra que anunció el gobierno de Estados Unidos a principios de este año, podría afectar las tasas de mortalidad.
Los recortes podrían llevar a más de 14 millones de muertes adicionales para 2030, siempre según esas proyecciones.
Ese número incluía más de 4,5 millones de niños menores de cinco años, o alrededor de 700.000 muertes infantiles adicionales por año.
Los programas apoyados por USAID estaban vinculados a una disminución del 15 % en las muertes por todas las causas, según los investigadores.
Para los niños menores de cinco años, la caída en las muertes fue el doble de pronunciada en un 32 %.
La financiación de USAID fue particularmente efectiva para prevenir muertes evitables por enfermedades.
Hubo un 65 % menos de muertes por VIH/SIDA en países que recibieron un alto nivel de apoyo en comparación con aquellos con poca o ninguna financiación de USAID, encontró el estudio.
Las muertes por enfermedades tropicales desatendidas se redujeron de manera similar a la mitad.
Fuente: AFP
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China: fuertes inundaciones dejan seis muertos y 80.000 evacuados
- Pekín, China. AFP.
Seis personas murieron por las inundaciones en la provincia china de Guizhou, donde más de 80.000 pobladores debieron abandonar sus casas esta semana, informó el jueves la prensa estatal. Inundaciones en Guizhou (suroeste) llevaron a las autoridades a activar el nivel máximo de respuesta de emergencia, incluyendo la evacuación de 80.900 pobladores.
La televisión estatal CCTV informó que “inundaciones excepcionalmente grandes” arrasan desde el martes el condado de Ronjiang en esta provincia. “Hasta las 11:00 del jueves (3:00 GMT) seis personas lamentablemente han perdido la vida”, según CCTV, citando a las autoridades de rescate. “Varias áreas bajas en el condado se inundaron y la infraestructura de algunos pueblos quedó seriamente dañada, resultando en bloqueos de tráfico, cortes de comunicaciones y algunas personas atrapadas”, agregó la televisión.
Indicó que el nivel del agua comenzó a bajar en algunos sitios y hay operaciones en marcha para rescatar personas atrapadas y reconstruir áreas dañadas. China vive este año un verano de clima extremo. Las autoridades emitieron esta semana la segunda alerta más alta de calor para la capital Pekín, que enfrentó uno de los días más calurosos del año. Además, decenas de miles de personas fueron evacuadas de la provincia de Hunan, vecina de Guizhou, debido a las fuertes lluvias.
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Más de 80.000 evacuados
Fuertes inundaciones en el suroeste de China obligaron a más de 80.000 personas a abandonar sus casas, dijo el miércoles la prensa estatal, y provocaron el colapso de un puente del que quedó colgado un camión. El gigante asiático atraviesa un inicio de verano marcado por una meteorología extrema, con sofocantes de calor en Pekín y lluvias torrenciales en el centro y el sur del país.
Las graves inundaciones en la provincia de Guizhou habían forzado el martes por la noche la evacuación de unas 80.900 personas, informó la agencia estatal de noticias Xinhua. “Es muy grave esta vez”, dijo a AFP Xiong Xin, un miembro de los equipos de rescate desplegado en el condado de Rongjiang, uno de los más afectados.
Este tipo de inundación se produce “una vez cada 50 años”, aseguró. Las imágenes compartidas por este socorrista con AFP muestran toda una hilera de tiendas en la primera planta de un edificio, con los residentes asomándose por las ventanas del segundo piso. En ese condado, una cancha de fútbol quedó “sumergida bajo tres metros de agua”, según Xinhua.
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“El agua subió muy rápidamente”, afirmó un habitante de la zona, Long Tian, a ese medio. “Me quedé en el tercer piso esperando el rescate. Para la tarde me habían trasladado a un sitio seguro”, contó. En las imágenes de Xinhua se observan a los rescatistas empujando botes en el agua lodosa que les llega a las rodillas y niños que aguardan en un jardín de infancia la llegada del personal de socorro.
La cadena estatal CCTV enseñó varios pueblos inundados y un puente colapsado en una zona montañosa de la provincia. En un video divulgado por medios locales, el camionero You Gouchun relató su angustioso rescate luego de quedar colgado sobre el borde de un puente colapsado. “El puente colapsó enteramente al frente mío”, contó. “Yo estaba aterrorizado”.
El principal órgano de planificación económica del país anunció que iba a destinar 100 millones de yuanes (casi 14 millones de dólares) a tareas de socorro y reconstrucción en Guizhou, apuntó la agencia Xinhua. Las inundaciones también golpearon la provincia vecina de Guangxi, según la prensa estatal. El cambio climático, que los científicos vinculan a las emisiones de gases de efecto invernadero, hace que estos fenómenos extremos sean más frecuentes e intensos.
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Es preciso detener la marcha del Reloj del Apocalipsis
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
Las guerras –tantas veces repudiadas en el devenir de la historia universal– una vez más parece estar a la vuelta de la esquina. No es una sorpresa ni mucho menos algo inesperado.
La aldea global cambia. La tertulia invernal en esta tan fría noche en Mar del Plata –unos 1.450 kilómetros al sur de mi querida Asunción– posibilita que emerjan dudas, interrogantes, convicciones y, por qué no decirlo, preocupaciones. Amigos, amigas y debates cruzados. Mi vieja mecedora junto a los leños crepitantes y los copones cargados con un Gran Enemigo, cabernet franc de 2020, añaden calidez a ese “cónclave para pocos… y pocas”, como propuso alguien en tono de broma en “la previa”.
Las guerras ganan preponderancia en el espacio dialógico. El destrato violatorio de los derechos humanos de más de 125 millones de personas desplazadas, según los reportes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), agrega angustia.
“El propósito globalizador amplio que algunos estadistas a izquierda, derecha y centro impulsaron en décadas recientes parece decaer o, por lo menos, perder impulso”, lanza JJT, académico y catedrático. Lector con voluntad inquebrantable de conocimiento, agrega a ello su sorprendente memoria. Alguien coincide y asegura tener la misma percepción.
“Es así a partir del acceso al poder de nuevos líderes y lideresas que en algunos casos –por sus decires, sentires y acciones concretas– parecen dar señales de tener bajos coeficientes intelectuales para lo que se supone y demanda –justamente– a líderes y lideresas”, sentencia DEG, con años de formación en universidades asiáticas, europeas y en Oriente cercano.
Aquí, allá y acullá, conflictos en desarrollo. Terrorismos amenazantes y novedosas prácticas horrorosas. Armados con letales armas de diseño –incluso on demand– algunos gobiernos y corporaciones por debajo de la mesa privatizan las guerras e intervienen en ellas con mercenarios que asesinan a pedido del mejor postor.
SICARIATO A GRAN ESCALA
“¡El estadio superior del sicariato a gran escala!”, enfatiza AS, analista transnacional amateur. Con el pensamiento puesto en todos aquellos fuegos y nuestro propio fuego, entrecierro los ojos. Percibo que nuestros teléfonos inteligentes vibran.
“A los refugios. Suenan las alarmas”, reporta @bettapique –colega periodista galardonada y con larga trayectoria profesional en conflictos y guerras– desde su cuenta en X. “Israel e Irán intercambiaron disparos nuevamente (…) en su enfrentamiento más intenso de la historia, alimentando los temores de un conflicto prolongado que podría abarcar a Medio Oriente”, agrega la agencia francesa de noticias AFP.
Enmudecimos. Las y los integrantes de este grupo tenemos afectos y recuerdos valiosos en ese lugar del planeta. Tal vez, en silencio, propusimos un brindis por la paz que, también sin expresarlo en alta voz, lo aceptamos. Alguien levantó su copón. “¡Por la paz!”.
El ruego colectivo, sin embargo, no alcanza para dejar atrás los pensamientos. “El mejor camino para olvidar es no pensar”, le hizo decir alguna vez el viejo Ray Collins (92)
–tal vez el más grande escritor de historietas vivo en nuestra región después de la partida del admirado Robin Wood el 17 de octubre de 2021, en Encarnación– al teniente Zero Galván, del imaginario precinto 56 en NYC. “Pero, también, es el más largo”, remató aquel duro héroe latino (migrante) de ficción, aunque no tanto.
Ucrania arde. Gaza agoniza. Israel, aterrorizada. Irán, atormentada. República Democrática del Congo, ensangrentada. Sudán, Yemen, Nigeria, Afganistán, Siria, horrorizadas. Profesionalmente trashumé esos paisajes que millones –a través de milenios– llamamos Tierra Santa y algunos creemos que lo es.
Los grupos de poder que con el correr de los tiempos y la emergencia de conflictos múltiples se crearon para que líderes y lideresas resuelvan entre ellos y ellas los conflictos que se desploman sobre millones de inocentes devienen en púlpitos inadecuados, inútiles, para que los unos y las otras –tal vez– se escuchen entre ellos y ellas.
ALARIDOS
¿Quieren oírse? Los tremendos alaridos desgarradores de las y los desesperanzados no parecen conmoverlos. Millones huyen. Atrás quedan niñas y niños arrancados de sus familias para convertirlos en soldados. Los preparan para que sepan cómo ser eficientes para asesinar en masa.
Las y los adultos despojados de esos afectos entrañables, amenazados por lo que creen peor, se lanzan en busca de refugios incansablemente hasta que intuyen, perciben, sienten que –en verdad– van hacia lo peor. Miles sucumben cuando lo intentan.
Ningún lugar queda lejos para las y los desplazados forzados que, en cientos de casos, comprenden que escapar no siempre es llegar al lugar deseado. Al que creen más adecuado o al que, después de la huida, podría ser el nuevo y fértil campo de arraigo para sembrarlo de sueños. ¡Corramos, las balas pican cerca!
Sin embargo, algunas veces es tan aciago llegar que hasta aquel atrás peligroso que indujo la fuga parece perder sentido cuando –en cada playa a la que se arriba, luego de cada frontera que se cruza o muro que se sortea– se hace el recuento de quienes lo consiguieron entre las y los que partieron unidos en la desesperanzada esperanza.
Nunca fueron pocos ni pocas. Ni cuando las llamadas “invasiones bárbaras”, desde el siglo III de nuestra era, ni cuando finalizaba el siglo XIX y comenzaba el XX, en el “período de migraciones”. Sin embargo, por estos tiempos, los desplazados son muchos más. Quienes mueren en los intentos, también.
DESAPARECIDOS
En 2023, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) reportó que, desde 2014, “más de 28 mil personas han desparecido” cuando intentaban llegar desde África a Europa. Lampedusa, esa muy pequeña isla italiana, es uno de los tantos puntos de llegada. Se multiplican allí los campamentos solo asistidos por voluntarios de múltiples organizaciones no gubernamentales (ONG) y programas de organismos multilaterales cada día menos dotados de fondos asistenciales.
El Mediterráneo es la ruta inevitable y, a la vez, un riesgoso desafío. A tal punto que a ese bellísimo mar al que los mapas del Imperio romano señalaban y mencionaban como Mare Nostrum, el papa Francisco unos pocos meses atrás lo describió como “un enorme cementerio”. El simbólico averno también pueden ser las olas gigantescas.
¿Y cuando llegan? “Solo la idea, la sensación y la convicción de ser sobrevivientes nos hace sentir bien, afortunados… pero dura poco.
El recuerdo de las y los ausentes pesa, lastima, hiere. Nos persiguen sin descanso”, me dijo mientras miraba fijamente aquel piso arenoso un desplazado con el que pude conversar periodísticamente.
Por breves momentos, sus ojos se perdían en el estrecho de Gibraltar. Miedos. Fantasmas, pensé y la certeza de estar siempre bajo sospecha. Muy cerca está la tan lujosa como deslumbrante Tanger tachonada de residencias ostentosas de ricos y famosos. El jet set no se fija en gastos.
“Solo, voy con mi pena / Sola va mi condena / Correr es mi destino / Para burlar la ley…”. Manu Chao (francés, español, vasco y gallego), como en aquel tiempo, vuelve a sonar en mis oídos. Ayer, hoy y mañana. Espero que no. “Perdido en el corazón / De la grande Babylon / Me dicen El Clandestino / Por no llevar papel (…) Mi vida va prohibida / Dice la autoridad”.
ARRAIGO Y DESARRAIGO
Algunas y algunos lo consiguen. Pero… arraigo y desarraigo suelen ser asignaturas pendientes, para siempre. “No soy de aquí, ni soy de allá, / no tengo edad, ni porvenir / y ser feliz, es mi color de identidad…”, canta desde 1970 el querido Facundo Cabral (1937-2011), siempre en mi corazón, que un frío sábado 9 de julio se fue desde Guatemala luego de cantar junto con miles en, de, desde, por y para la paz.
Una tormenta de violencia se abatió sobre él a las 5:20 de aquel día. El 8 de abril de 2016 la Justicia condenó a medio siglo de cárcel a quienes lo asesinaron. El narco Alejandro Jiménez, el Palidejo, y sus cómplices lo hicieron. Nunca nadie explicó, sin embargo, qué pasó. Mucho menos… por qué sucedió. ¿Por qué a él?, pregunté alguna vez en Guatemala a un magistrado. “¿Por qué no a él?”, fue su respuesta.
Ucrania arde. Gaza agoniza. Israel, aterrorizada. Irán, atormentada. República Democrática del Congo, ensangrentada. Sudán, Yemen, Nigeria, Afganistán, Siria, horrorizadas. La construcción de muros supera ampliamente al tendido de puentes. Asilamientos. Nacionalismos. Terrorismos. Crimen organizado transnacional de alta complejidad.
Algunas expresiones se repiten una y otra vez. Datos, hechos y supuestos se cruzan y entrecruzan. Incertidumbre y dolor. Las guerras –tantas veces repudiadas en el devenir de la historia universal– una vez más parece estar a la vuelta de la esquina. No es una sorpresa ni mucho menos algo inesperado.
EL RELOJ DEL APOCALIPSIS
Cuando finalizaba enero, el Reloj del Apocalipsis –así llamada esa herramienta científica creada por los más relevantes expertos nucleares en 1947– marcó que, en el año que recién se iniciaba, este 2025, faltan 89 segundos para la medianoche nuclear. Horroriza –más que nunca por estos días– ingresar en https://thebulletin.org/ doomsday-clock/. JJT lo hizo desde su celu. “Adelantamos el Reloj del Juicio Final (así también llamado) de 90 (en el inicio de 2024) a 89 segundos para la medianoche”.
¿Es posible? Los sucesores de Albert Einstein y Roberto Oppenheimer nucleados dos años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial –cuando Hiroshima y Nagasaki ya estaban incineradas– en el ámbito de la Universidad de Chicago son claros en el uso de la palabra. Son concientes de la gravedad del anuncio que realizan. Eligen puntillosamente cada vocablo para consignar que las agujas del Reloj del Apocalipsis precisan que – este 2025– es “lo más cerca que jamás hemos estado de la catástrofe” nuclear.
“El mundo ya está peligrosamente cerca del precipicio, un movimiento de incluso un solo segundo debe tomarse como una indicación de peligro extremo y una advertencia inequívoca de que cada segundo de retraso en revertir el curso aumenta la probabilidad de un desastre global”, puntualizan después.
Como una suerte de crónica del futuro que –como toda proyección histórica hacia atrás o hacia adelante se formula desde el presente, con lo que se sabe y se tiene hoy para medir y analizar– los analistas sostienen que “en cuanto al riesgo nuclear, la guerra en Ucrania, que ya lleva tres años, se cierne sobre el mundo”.
Agrega el breve texto que “el conflicto podría descontrolarse en cualquier momento debido a una decisión precipitada, un accidente o un error de cálculo”. Pero no se queda allí. “El conflicto en Oriente Medio amenaza con descontrolarse y convertirse en una guerra más amplia sin previo aviso”.
ARSENALES
Escalofriante. Revela luego que “los países poseedores de armas nucleares están aumentando el tamaño y la importancia de sus arsenales, invirtiendo cientos de miles de millones de dólares en armas que pueden destruir la civilización”.
Lamentan y hacen público aquel día que “el proceso de control de armas nucleares se está desmoronando, y los contactos de alto nivel entre las potencias nucleares son totalmente insuficientes dado el peligro inminente”.
Con amargo asombro – tal vez tentados por la desazón– aseguran que “resulta alarmante que ya no sea inusual que países sin armas nucleares consideren desarrollar sus propios arsenales” y, aunque no señalan a país alguno en esa condición, aseguran que esos desarrollos “socavarían los esfuerzos de no proliferación (de armas de destrucción masiva) de larga data y aumentarían las posibilidades de que estalle una guerra nuclear”.
EL FIN DE LA CIVILIZACIÓN
El párrafo final –que JJT lee en alta voz– suena (y resuena) aún en mis oídos. “Continuar ciegamente por el camino actual es una forma de locura. Estados Unidos, China y Rusia tienen el poder colectivo de destruir la civilización. Estos tres países tienen la responsabilidad primordial de salvar al mundo del abismo, y pueden hacerlo si sus líderes inician conversaciones serias y de buena fe sobre las amenazas globales aquí descritas. A pesar de sus profundos desacuerdos, deberían dar ese primer paso sin demora. El mundo depende de una acción inmediata”.
Siento que las agujas de ese Reloj del Juicio Final no se aceleran ni acelerarán por quienes ejercen el derecho humano “a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”; o “a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país”, como lo consignan los artículos 13 y 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1945.
No y solo no. El abismo está delante de un puñado de poderosas y poderosos. Solo ellas y ellos tienen la potestad de dar o no dar ese último paso al frente para detener el reloj o acelerarlo para siempre. ¿Qué es lo que no se entiende?
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Venezuela encabeza la lista de refugiados, reporta ACNUR
- Ginebra, Suiza. AFP.
El número de desplazados a la fuerza en todo el mundo bajó ligeramente desde su máximo histórico, pero sigue siendo “insosteniblemente alto”, con Venezuela encabezando la lista mundial de refugiados y personas necesitadas de protección internacional, alertó la ONU. El número de desplazados por la guerra, la violencia y la persecución alcanzó la cifra récord de 123,2 millones a finales de 2024, pero se redujo a 122,1 millones a finales de abril de este año.
En su informe anual, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, destaca que esta ligera baja se debió a que casi dos millones de sirios pudieron regresar a sus hogares tras el derrocamiento en diciembre del presidente Bashar al Asad y más de una década de guerra. Este factor en Siria, unido a una caída del número de refugiados afganos, convierte a Venezuela en el país con mayor número sumado de refugiados y personas necesitadas de protección internacional, con 370.200 y 5,9 millones respectivamente a fines de 2024 según ACNUR. El dato es un 2 % superior al de 2023.
La mayoría de estos venezolanos se encuentran en América Latina, empezando por Colombia (que con 2,8 millones de personas es el tercer país del mundo con mayor población refugiada), siguiendo por Perú (1,1 millones), Brasil (605.700), Chile (523.800) y Ecuador (441.600). En Estados Unidos la mayoría de las solicitudes de refugio fueron de venezolanos (116.700).
El gobierno del presidente Nicolás Maduro rechazó el reporte que aseguró contiene “cifras manipuladas” y “confirma la degradación total de esta agencia de la ONU”. “Sus informes se han convertido en instrumentos de propaganda para justificar agresiones, captar fondo y atacar a naciones soberanas como Venezuela”, indicó la cancillería en un comunicado.
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Una crisis global
“El número de desplazados triplica actualmente la cifra de 2011, y demuestra una crisis global profunda” en torno a “la protección de los civiles”, alertó Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés), una destacada organización humanitaria presente en unos 40 países.
Egeland aprovechó para alertar de la situación de los refugiados en todo el mundo, haciendo una alusión velada a Estados Unidos y la restrictiva política migratoria del presidente Donald Trump, que ha desatado protestas en California y otros puntos del país.
“Estamos viendo a muchos países volverse hacia sí mismos y recortar drásticamente la financiación humanitaria (...) Hay gobiernos gastando dinero en armas, que debería emplearse con los refugiados y en proteger a los más vulnerables”, expuso Egeland.
ACNUR advirtió que la evolución de los grandes conflictos en todo el mundo determinará si la cifra global vuelve a aumentar. Según la agencia, el número de personas desplazadas a la fuerza es “insosteniblemente alto”, sobre todo en una época en la que está desapareciendo la financiación humanitaria.
“Vivimos un periodo de gran volatilidad en las relaciones internacionales, en el que la guerra moderna está creando un paisaje frágil y desgarrador marcado por un agudo sufrimiento humano”, afirma Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
“Debemos redoblar nuestros esfuerzos para buscar la paz y encontrar soluciones duraderas para los refugiados y otras personas obligadas a huir de sus hogares”, añade, en un contexto en el que la financiación se reduce drásticamente, y no sólo por la retirada de la ayuda humanitaria por parte de Estados Unidos.
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Venezolanos y colombianos piden asilo
ACNUR destacó que los venezolanos fueron la segunda nacionalidad en formular más solicitudes de asilo el año pasado, 268.100. Los colombianos fueron la cuarta nacionalidad más numerosa en hacerlo (149.500), dentro de una lista encabezada por sudaneses (441.400). Estados Unidos recibió en el primer semestre del año 2024 (últimas cifras disponibles) un total de 729.100 solicitudes de asilo. La mayor parte vinieron de países de América Latina y el Caribe, principalmente venezolanos (116.700), colombianos (79.300), mexicanos (54.000) y haitianos (46.600).
Las principales causas de los desplazamientos forzados siguen siendo los grandes conflictos: Sudán, Birmania, Ucrania... ACNUR actualizó las cifras de refugiados ucranianos en Europa, que eran más de 5 millones a finales de 2024. El mayor número se encuentra en Alemania: 1,2 millones, un 10 % más. Según ACNUR, de aquí a finales de 2025, serán hasta 1,5 millones de sirios procedentes del extranjero y dos millones de desplazados internos los que podrían haber vuelto a sus casas.
A fines de 2024, había 6 millones de refugiados sirios en el mundo, y 5,8 millones de afganos. Sumando los desplazados internos, Sudán tiene la mayor crisis del mundo en este momento, por la guerra civil que causa estragos desde abril de 2023. El país africano tenía un total de 14,3 millones de desplazados forzados, la gran mayoría de ellos dentro de su territorio, y algo más de dos millones en países vecinos.