El periodista holandés Peter R. De Vries, quien murió tras recibir varios disparos en Ámsterdam el 6 de julio, era un sólido defensor de la justicia que se hizo famoso por sus reportajes sobre el secuestro del ‘barón de la cerveza’, Freddy Heineken, en la década de 1980.

Su familia informó este jueves que murió tras estar entre la vida y la muerte en un hospital, luego de recibir varios disparos, uno de ellos en la cabeza, en una céntrica calle. Dos sospechosos comparecieron brevemente el viernes ante la justicia.

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De Vries, de 64 años, fue criado en una familia religiosa de Amstelveen, en los suburbios de La Haya y se hizo una gran reputación como reportero de informaciones policiales en el popular diario De Telegraaf, para el que cubrió el rapto de Heineken, una noticia que dio la vuelta al mundo.

Entonces, “logró romper el círculo íntimo de dos de los secuestradores, Cor van Hout y Willem Holleeder”, según el diario belga Nieuwsblad. En 1987, escribió “El secuestro de Alfred Heineken”, una obra en la que narró el plagio desde la perspectiva de Van Hout. Basado en entrevistas a los dos captores, el libro se convirtió en un ‘best-seller’ en Holanda.

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Pero, para De Vries el caso no había terminado y en 1994 encontró en Paraguay a un tercer secuestrador, Frans Meijer, extraditado a Holanda en 2002. El célebre periodista se dedicó después a la televisión, en la que condujo su propio programa consagrado a casos criminales, titulado “Peter R. de Vries, Reportero del Crimen”.

Su trabajo llevó en particular a la liberación en 2002 de dos cuñados que habían sido condenados por la violación y asesinato de una aeromoza. Finalmente, la policía detuvo a un nuevo sospechoso en 2008, quien fue sentenciado a 15 años de prisión.

“Héroe nacional”

De Vries obtuvo fama internacional en 2008 cuando le concedieron un premio Emmy por su informe sobre la desaparición de la estadounidense Natalee Holloway en Aruba. El periodista tenía una especial predilección por casos no resueltos, “cold-case”, que incluyeron en particular el asesinato de Nicky Verstappen, un niño de 11 años, que había desaparecido de un campamento juvenil en 1998, y antes de ser asesinado fue agredido sexualmente.

Se convirtió en portavoz de la familia de la víctima cuando, en 2018, el caso tomó un nuevo giro, lo que llevó a condenar a un sospechoso. Tras el ataque de que fue víctima, la alcaldesa de Ámsterdam, Femke Halsema, describió a Peter de Vries como un “héroe nacional”, un “periodista valiente”, “incansable en la búsqueda de justicia, por completo independiente y con un espíritu libre”.

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Desde hacía años, De Vries comparecía frecuentemente como testigo ante los tribunales como consecuencia de su experiencia en varios casos, que incluyeron al juicio contra Willem Holleeder por el asesinato de Cor Van Hout (secuestradores de Heineken), en 2003. De acuerdo con observadores, ese rol lo convirtió en objetivo del mundo criminal. Durante una audiencia particularmente caldeada, Holleeder no dudó en calificarlo como “sucio delincuente”.

Desde el año pasado, De Vries había actuado como consejero y confidente del principal testigo de cargo en el caso contra Riduan Taghi, señalado antes de su detención en 2019 en Dubái como el criminal más buscado en Holanda, quien lideraba de acuerdo a la fiscalía, una red comparable a una máquina de matar bien aceitada. En 2019, destacó en un tuit que, según información policial, se encontraba en una lista de gente a la cual Riduan Taghi pretendía asesinar.

Fuente: AFP.

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