El Papa Francisco está enfermo. Debido a una “leve indisposición”, en la fecha se excusó por no acudir a la basílica de San Juan de Letrán para celebrar la misa que estaba prevista con religiosos de la ciudad de Roma, sin embargo mantuvo una audiencia con los miembros del Movimiento Católico Global para el Clima.

Pero la preocupación aumenta luego de que ayer, miércoles de Ceniza, al Santo Padre se lo viera tosiendo y sonándose la nariz. Y a pesar de que desde el Vaticano algunas fuentes y medios afirman que Bergoglio solo tiene un resfriado, el órgano oficial no emite una información contundente que desmienta el rumor de que esté incubando el coronavirus.

En medio de la psicosis, cuando en Italia suman aproximadamente 400 los contagiados por el COVID-19 y el número de fallecidos llega a 17, el Papa se había solidarizado con los enfermos de ese mal.

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“Quisiera expresar una vez más mi cercanía a los enfermos por el coronavirus y al personal sanitario que los atienden, así como a las autoridades civiles que participan en la asistencia y contención del contagio”, expresó ayer ante cientos de creyentes.

El temor no es irreal si se tiene en cuenta que justamente hoy se difundió la noticia de que el ex embajador de Irán, Hadi Khosroshahi, se sumó a la lista de víctimas mortales luego de contraer la enfermedad.

La más alta figura de la cristiandad siempre se expone a algún tipo de contagio puesto que es su costumbre besar a las personas, especialmente a los niños. Por eso, desde diferentes partes del mundo, los cristianos instan a orar por el Papa, una de las características de este sucesor de San Pedro, quien en cada ocasión repite el mismo pedido: “Oren por mí”.

Según el director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, decidieron suspender algunas actividades en lugares cerrados con presencia de público para evitar la propagación de la enfermedad, que se instaló en Italia.

Etiquetas: #Papa Francisco

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