“¡Ama tu vida! Disfruta lo que haces, come rico, toma fotos, viaja, baila canta, dile a los tuyos que los quieres, conoce nuevas personas, haz algo que te dé miedo hacer. Que ya no te importe lo que digan los demás, un día nos iremos de este mundo y solo quedarán las vivencias. Así que vive como quieras, no jodas a nadie, y no desperdicies tu oportunidad de vivir. Esta es tu vida. Vívela y sé siempre agradecido”.
Esto fue lo que escribió Malala Olitte en la tarde de ayer en su perfil de Instagram, donde al mismo tiempo compartió un video del cual es protagonista y donde se la ve en momentos significativos, mediante una recopilación de imágenes. De esta manera, una vez más la modelo, locutora y conductora de televisión invitó a todos sus seguidores a amar, disfrutar y vivir la vida; ya que no es la primera vez que comparte este tipo de reflexiones.
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En este contexto, hay que recordar que días atrás Malala celebró sus 40 años a pura fiesta, con un espectacular festejo con paseo en el barco Cuñataí, donde se dejó ver rodeada del cariño de su entorno más cercano y se mostró agradecida por considerarse una “privilegiada”.
En la ocasión “La Olitte” lució espléndida con look veraniego, que dejó ver su esbelta figura; además de un espectacular makeup de fantasía; alcanzando las cuatro décadas estando en el mejor momento de su vida, cosechando éxitos.
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María Laura Olitte, más conocida como Malala Olitte es hija del recordado actor y humorista José Olitte y hermana de la actriz y humorista Maricha Olitte, y es conocida por conducir el programa de televisión Tercer Tiempo junto a Dani Da Rosa y Enrique Pavón. También es conductora del programa radial llamado “Mala Mía”, transmitido por la 93.9 Tropicalia FM.
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Un llamado a los afectos
- Por Marcelo Pedroza
- Psicólogo y Magíster en Educación.
- mpedroza20@hotmail.com
La declaración de afecto construye vínculos. Es una sintonía esencial para convivir. El mundo necesita afecto, no hostilidad. Karen Horney (1885-1952), psicóloga y psicoanalista alemana naturalizada estadounidense, debido a su propia experiencia en su niñez, abordó el estudio de los efectos de la hostilidad en los niños.
Al reprimir lo que sienten, lo que quisieran manifestar con lo que ven de los adultos, y ante la necesidad de ser atendidos, desplazan esos sentimientos hostiles en contra de su propio yo. Las consecuencias son inevitables, no solo en esa edad bella de la vida, también lo serán en las distintas etapas de su existir.
Cuando el niño no puede exponer su enojo, su dolor, para evitar ser ignorado, reprendido o sujeto a cualquier situación desagradable, ese niño, y lo más triste es que no lo puede saber en ese momento, siembra inconscientemente su propia angustia. Sufre. En vez de ser un niño feliz es un niño infeliz. Duro.Triste.
En una niña, todas las niñas. En un niño, todos los niños. Es la niñez una etapa maravillosa para crecer. Entonces, aquella niña llamada Karen supo lo que es el dolor. Las circunstancias particulares que vivió en el seno de su familia las pudo contar, las compartió y de aquel tiempo hizo un mejor devenir, se transformó en una referente en el abordaje del desarrollo de la personalidad, su teoría la practicó e hizo del universo personal de quienes fueron sus pacientes, un posible testimonio de superación.
“Los malos tratos y la traición abundan por la misma razón por la que en nuestra civilización es tan raro que el amor sea un afecto genuino”, escribió Horney. Dando lugar a lo que consideró la angustia básica, la que describió como una sensación de ser pequeño, insignificante, indefenso, abandonado, puesto en peligro en un mundo de abuso, engaño, ataque, humillación, traición y envidia.
La identificación de ese ambiente hostil era frecuente, aunque no era inevitable ni universal, expresaba Horney; por lo tanto, hay en esa manifestación un ápice de esperanza, un llamado a la responsabilidad de los padres y una ferviente vocación de defensa de los derechos de la niñez.
Entonces ante un mundo hostil, un niño se esfuerza en tratar de entender, de callar, y ante la rigidez de ese actuar, ante esa necesidad de aproximación a la vida misma, nacen las necesidades neuróticas, y en vez de vivir, sobrevive.
La profesora Horney sostuvo que la personalidad neurótica es regida por una o más de diez tendencias neuróticas, constituyéndose estas en estrategias asociadas para satisfacerlas, entre ellas se encuentran: la necesidad neurótica de poder, de controlar y de una fachada de omnipotencia, la necesidad neurótica de explotar a los demás y obtener lo mejor de ellos, la necesidad neurótica de admiración personal, que implica una imagen exagerada del yo o una necesidad de ser admirado, generada por el yo imaginado; la ambición neurótica de logro personal y la necesidad neurótica de perfección e invulnerabilidad, creando sentimientos de superioridad sobre los otros.
En una sociedad hostil, hay tantas preguntas vinculadas con lo expuesto, hay tantas respuestas; las voces, las miradas, las interpretaciones convocan a dar lo mejor de cada uno, para que desde la enorme diversidad de presentes, se produzcan conexiones orientadas hacia el bienestar del ser humano.
Es que lo social fluye desde lo singular. Es uno el que desde su más profundo andar puede transformar una sensación de hostilidad en una acción repleta de compasión.
Es tan delicado vivir, el cuidado debe ser intenso, tanto como el que debe darse a un bebé, a un niño o a una anciana. Cada uno puede construir ambientes impregnados de afecto, ese es un viable legado existencial.
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Sale a la luz la última entrevista concedida por el papa Francisco
El papa Francisco se caracterizó por su apertura, tanto con el pueblo como con los medios de comunicación. En este caso, en su última entrevista, la cual solicitó se publicara tras su muerte, recordó momentos clave como su elección como sumo pontífice y reflexionó sobre temas como la salud mental y los asuntos que lo afligían.
La entrevista realizada por Nelson Castro al papa Francisco fue publicada por el medio El Trece, revelando declaraciones inéditas de Francisco, donde él mismo dio detalles sobre cómo vivió su proceso de selección y sus sentimientos al verse ante su nuevo cargo, demostrando una vez más la sencillez que lo caracteriza.
Recordó que salió elegido en la segunda votación de la tarde, dándose cuenta de que algo pasaba después de las dos primeras votaciones de la mañana, donde algunos venían a hablar con él y le hacían varias preguntas durante el almuerzo.
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“Yo pasé rezando el rosario tranquilo, en paz; me ayudó. Terminando la tercera votación de la tarde, en donde ya era evidente que podía pasar… El que tenía al lado, que era el cardenal Hummes, me dijo: “No te preocupes, el Espíritu Santo actúa así”, y después, apenas salí, aplaudían y siguió el escrutinio, y Hummes se me acercó y me dijo: “No te olvides de los pobres”, y me quedé ahí pensando en los pobres, y se me vino San Francisco”, comentó el papa.
El mismo expresó que, si bien sueña, lo hace en muy pocas ocasiones y que, si lo hace, son cosas lindas y recuerdos, nunca cosas que lo torturen. Resaltó además que tenía hábitos de sueño muy precisos, ya que dormía siempre a la misma hora y se levantaba antes de que sonara su despertador.
El dolor ajeno
Tras la consulta sobre qué era lo que le afligía, el santo padre respondió de manera tajante: “El dolor ajeno. Pensemos en los niños, en los niños que están muriendo de hambre, en países que podrían solucionar sus problemas, en los niños soldados. Mira, el problema de los niños me conmueve mucho, y el problema de los ancianos también, los ancianos abandonados”.
El papa Francisco comentó que, si bien nunca necesitó psicoanálisis, sí, en un momento de su servicio provincial durante la dictadura, existieron ciertas cosas que no sabía cómo manejar, por lo que acudió a una psiquiatra, quien lo ayudó con consejos y explicaciones durante aproximadamente seis meses.
“En ese punto, yo creo que todo sacerdote debe saber algo de psicología humana; a veces algunos lo saben por sabiduría natural, o porque son sabios, pero estudiar psicología hoy día es necesario para la pastoral”, aseguró.
Ante la consulta de si alguna vez se sintió deprimido o triste, el papa Francisco reconoció que ha sufrido mucha tristeza, tanto por dolores humanos, como la muerte de sus padres, como por preocupaciones en momentos históricos difíciles que le tocó vivir.
“A veces me manejaron ellos; es cuestión de tiempo antes de que se vayan. El dolor, usted sabe cómo es… El dolor, si uno es auténtico con el sufrimiento, tiene que decir: Bueno, estoy sufriendo, pero el sufrimiento en sí no se va”, remarcó el papa.
Nuevamente, con estas respuestas, el padre delimitó temas centrales como la paz que se puede encontrar en la oración, la importancia de la residencia y, sobre todo, el valor de enfrentar las dificultades de la mano de Dios.
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Jueves Santo de la eucaristía: “Día del amor fraterno, el perdón y la reconciliación”
Según la liturgia católica, hoy Jueves Santo comienzan los momentos más intensos de la Semana Santa con el triduo pascual que se extienden durante el Viernes Santo y la vigilia pascual. Hoy jueves es el único día que se pueden usar las flores porque es el día de la eucaristía, la última cena de Jesús con sus discípulos.
“Ese día se pueden poner flores, en toda la cuaresma no se canta gloria. Ese día sí porque es día de la eucaristía. Cuando Jesucristo dice tomad y comed, este es mi cuerpo; y tomad y bebed, esta es mi sangre”, explicó en contacto con La Nación el padre Antonio Rafael, de la iglesia San Pío.
Así también, destacó que es el Día de los Sacerdotes porque ese mismo día Jesús les pidió que repliquen la última cena, que es la eucaristía en las misas. “Les dio un mandato a sus discípulos: ‘Hagan esto en conmemoración mía. Esto es la eucaristía que repetimos en las misas todos los domingos’”, refirió.
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Se debe perdonar
El padre señaló que el Jueves Santo también es día del amor fraterno. Si no se puede ir a misa, se puede reflexionar en las casas y se debe perdonar incluso a los enemigos. “Es un día muy importante porque es el día del amor fraterno. Este día de nuestro corazón si tenemos enemistad con alguien o rencor hay que perdonar. Es el día del amor, esto lo indica el lavatorio de los pies que es la reconciliación”, apuntó.
Todo esto lo convierte en un día importantísimo como lo es el día de la eucaristía cuando se hace la primera misa con presencia de Jesús, el día del sacerdocio porque encomienda replicar este acto a los apóstoles y día del amor fraterno.
El triduo pascual
Por su parte, el padre Marcelo Caballero resalta que el Triduo Pascual arranca este jueves por la tarde y se trata de una de las celebraciones más importantes para la fe cristiana. “En este contexto de la pandemia muchos de nuestros hermanos se encuentran imposibilitados de participar en la celebración de la Iglesia porque tenemos números reducidos de personas y estas misas no se pueden hacer varias en el día como comúnmente lo hacemos”, señaló.
Resaltó que esta misa se desarrolla en cierta hora para lograr que el ambiente sea el mismo que en aquellos tiempos. Por esta razón, no se puede hacer en varios horarios. “Se vive más fuertemente ese misterio en la hora aproximada en que fueron sucediendo”.
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Un Dios de amor
- Emilio Agüero Esgaib
- Pastor
La Biblia nos dice que Jesús, a más de salvarnos, nos vino a mostrar quién es el Padre: “…¡Los que me han visto a mí han visto al Padre! Entonces, ¿cómo me pides que les muestre al Padre?... Las palabras que yo digo no son mías, sino que mi Padre, quien vive en mí, hace su obra por medio de mí” (Jn. 14.7-10). Conocemos quién es realmente Dios al conocer a Cristo.
Muchas de las parábolas que Jesús enseñó tenían como fin mostrarnos el carácter del Padre. Una de las más famosas, la del Hijo pródigo, nos habla de un Padre cobertor, respetuoso de nuestras decisiones, proveedor, reconciliador, pero, a más de esto, misericordioso y lleno de gracia.
Quien no conoce a Dios como Padre, aún no lo conoce en esencia. Digo esto porque muchos ven a Dios más como juez, jefe, inalcanzable, y hasta tirano, pero Él es, básicamente, un Padre.
Esta parábola, la del Hijo pródigo, está precedida por dos anteriores que nos hablan de la “oveja perdida” (capítulo 15.1-7 de Lucas ) y la “moneda perdida” (Lc.15.8-10), para luego concluir con la del “Hijo pródigo”. Están relatadas a los publicanos y pecadores, personas despreciadas por los religiosos como los fariseos y escribas, que se creían mejores que los demás y juzgaban a Jesús como un hombre que se juntaba con la escoria de la sociedad. Estaban llenos de autosuficiencia y falsa moral, propias de los que profesan una religión sin realmente practicarla ni conocer a Dios.
Jesús, al relatar estas parábolas, estaba diciéndole, por un lado, a los pecadores, que, si se arrepienten y regresan a Dios, este les recibiría con los brazos abiertos y les perdonaría y restauraría y, por otro lado, a los fariseos, que les mostraría la verdadera actitud de un cristiano y la de Dios Padre, que es la de ser perdonador y amoroso, dispuesto a recibir al pecador arrepentido y tener compasión de Él.
Jesús relata en estas tres parábolas que, cuando uno se arrepiente, Dios no le recibe con una lista de reclamos sino que le perdona y hay “gran gozo” en encontrar al perdido.
En la parábola del “Hijo pródigo” nos habla de un hijo rebelde que dejó la casa del Padre para vivir como a Él se le antojaba. Por supuesto que eso obedecía a una profunda rebeldía e ingratitud hacia su amoroso y protector padre. Pero como casi siempre ocurre, una vez que ese hijo rebelde empieza a ver los efectos de su pecado y a pagar las consecuencias, “vuelve en sí” y regresa al lugar de donde nunca debió haber salido, a la casa del Padre.
Él ya no se creía digno de ser llamado hijo, pero el padre, con su gran amor, no vio las cosas así sino que lo recibió en amor y lo restauró a lo que era, un hijo. Le dio un anillo, símbolo de autoridad, una túnica, símbolo de cobertura, una sandalia, símbolo de testimonio y mató un cordero para festejar con él haciendo fiesta. El cordero simboliza a Cristo, quien pagó por nuestros pecados como el mayor símbolo de amor y restauración de Dios hacia un mundo rebelde (Juan 3.16).
Esta parábola no es más que la historia de todos los seres humanos que se han alejado de Dios, pero que siempre tendrán un Padre amoroso esperándoles para restaurarlos, si se acercan a Él arrepentidos, a través de su único mediador, Jesucristo: “Jesús le contestó: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí. (Juan 14.6).