El dirigente efrainista Stiben Patron, fue condenado a tres años de prisión por el delito de perturbación de la paz pública, mientras sigue procesado por el caso de producción de bombas molotov en la sede del PLRA. Foto: Archivo.
Tras ser condenado a tres años de cárcel por perturbación de la paz pública, Stiben Patron fue tapa de un medio impreso capitalino, que recogió sus declaraciones sobre la quema del Congreso el 31 de marzo del 2017, bastante contradictorias por cierto, teniendo en cuenta los antecedentes del joven dirigente liberal, cercano a Efraín Alegre, presidente del PLRA.
Parte de lo expresado por Patron, según lo publicado, dice que “nadie investiga quien quemó el Congreso”, además de criticar el actuar de la Justicia y acusó también de “venal comprobado” al fiscal de la causa.
Los liberales, con Stiben Patron a la cabeza (der.), atracaron el Congreso la noche del 31 de marzo del 2017. Luego se refugiaron en el PLRA. Foto: Archivo.
“Lo volveremos a hacer”
“Se va a quemar todo lo que se tenga que quemar. No le tenemos miedo (a Horacio Cartes), vamos a quemar lo que tengamos que quemar y si tenemos que volver a entrar al Congreso y hacer todo el quilombo (sic) que hicimos en ese momento, lo vamos a volver a hacer”, mencionó a un programa radial en agosto del 2018, admitiendo su participación en los violentos hechos de fines de marzo del 2017.
Agresión contra uniformado
En agosto del 2019, Stiben Patron y otros dirigentes liberales fueron denunciados por el entonces ministro del Interior, Juan Ernesto Villamayor, por agresión a un personal policial.
En un video viralizado en redes sociales se observó cuando el dirigente agredió física y verbalmente a un uniformado durante la marcha del PLRA, a favor del juicio político, mientras Efraín Alegre encaraba al agente policial de manera autoritaria.
Secuencia de la agresión protagonizada por Stiben Patron contra el agente del orden. Foto: Captura de pantalla.
“Hubiésemos quemado tu casa”
En febrero de este año el dirigente efrainista respondió en redes sociales a la senadora, también liberal, Zulma Gómez, un mensaje dirigido presuntamente a él.
“Hubiésemos quemado tu casa, vieja delincuente!!!”, respondió Patron en su cuenta de Twitter como respuesta al mensaje de la senadora Gómez, quien a su vez publicó: “Todo empezó cuando aplaudían mientras quemaban el Congreso, simple y sencillo”.
Stiben Patrón atacó a la senadora a través de las redes sociales. Foto: captura de pantalla.
“Me di cuenta dónde estaba”
La senadora liberal expresó en su momento que no dudaba de las amenazas vertidas por el violento activista cercano a Efraín Alegre. “Si con tanta facilidad quemaron el Congreso, ¿por qué no quemarían mi casa?”, expresó.
Patron estuvo preso en la cárcel de Emboscada y en una entrevista otorgada al portal digital Paraguay.com, recordó que vio cuando un interno fue asesinado cerca del lugar donde se encontraba. “Eso fue lo que me hizo dar cuenta de dónde estaba”, confesó durante la entrevista.
Los liberales, con Stiben Patron a la cabeza (der.), atracaron el Congreso la noche del 31 de marzo del 2017. Luego se refugiaron en el PLRA. Foto: Archivo.
Violento con sus correligionarios
Una de las más recientes participaciones de Stiben Patron en situaciones de violencia se produjo el 23 de febrero de este año, en la sede del PLRA, cuando Efraín Alegre se opuso a la integración del Tribunal Electoral Independiente (TEI).
Patrón no solo prohibió el ingreso a varios afiliados liberales a la sede del PLRA, sino que actuó de manera violenta en contra de las apoderadas del PLRA, Basilisa Vázquez y Valeria del Puerto, según denunciaron.
Un Tribunal de Sentencia condenó a tres años de cárcel a Patrón, Nelly Carlota Cortesi y Roberto Rojas tras ser encontrados culpables por el delito de perturbación de la paz pública por la quema del Congreso, hecho ocurrido el 31 de marzo del 2017.
El policía de la foto del Ycuá Bolaños: “Lo recuerdo como si hubiera sido ayer”
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Ciudad del Este. Agencia Regional.
A 21 años de la tragedia del Ycua Bolaños, la imagen de un policía con un niño en brazos, a quien rescataba, trataba de auxiliar, sigue impactando como un eco de aquella dolorosa mañana. El uniformado, uno de los protagonistas de esta histórica foto, aún recuerda el hecho como si hubiera ocurrido ayer. Y es que en el incendio de ese supermercado fallecieron cerca de 400 personas.
La Nación/Nación Media habló con el comisario principal Juan Duarte Ferreira, quien es el policía que hizo una técnica de primeros auxilios para una ventilación artificial al niño que llevaba en sus brazos.
Hoy, el uniformado es padre de dos hijos, un hombre de 26 años y una niña de 7. Cumple funciones en la Comisaría 11 de Juan E. O´Leary como jefe policial y, en tal sentido, de nuevo se encuentra cuidando a niños en esta mañana del 1 de agosto, al hacer la cobertura de la Escuela Las Residentas, del citado municipio.
Imagen muy divulgada en el extinto Noticias el Diario, captada por el reportero gráfico Sebastián Cáceres. Gentileza
Periódicamente, desde su función en una aparente tranquila ciudad del interior del país, el comisario Duarte Ferreira lidia con víctimas de asaltos, robos, violencia familiar, desapariciones, homicidios, accidentados, en índices mucho menores que las zonas de gran movimiento, pero asegura que, especialmente, cada 1 de agosto, la memoria le hace volver a aquel primer domingo de agosto del 2004.
“Lo recuerdo como si hubiera ocurrido ayer, cada gesto, cada acto, cada situación que nos tocó aquella mañana y en siguientes jornadas; no se debe olvidar para que no vuelva a ocurrir”, expresó el comisario Duarte. Remarcó que fue “lamentable ver tantas muertes en época de paz”.
Asimismo, dijo que la imagen divulgada de su intervención en el hecho le valió que hasta un tiempo después, existieran personas que lo reconocían en el transporte público, y, por ejemplo, le agradecían por haber salvado a un familiar. Dijo que fue un policía en servicio, así como otros cientos de uniformados, bomberos voluntarios y un sin fin de personas que ayudaron.
El oficial recorrió varias unidades policiales a lo largo de estos 21 años hasta quedar en Alto Paraná. Después del siniestro, cumplió funciones en Accidentología Vial del Departamento de Criminología, donde le tocó intervenir en muchos accidentes.
“Estuve de nuevo en muchas situaciones terribles, especialmente cuando encontré a niños como víctimas de esas tragedias en rutas, pero sabemos que eso corresponde a nuestra función”, sostuvo el comisario Duarte.
El oficial de policía no fue solo el agente que ayudó en el incendio, sino familiar de una víctima y, en tal sentido, refiere que conoce muy bien la lucha encausada en busca de Justicia y reparación. Un sobrino de 20 años, Nelson Damián Duarte, trabajaba en el supermercado y fue una de las víctimas.
“Una larga lucha, juicios interminables, muchas familias sin asistencia, es lo que nos dejó también ese día tan triste; mucha fuerza a los que no fueron atendidos como corresponde”, dijo el policía.
¿A quién rescató?
Inicialmente, se creyó que el niño salvado por el policía y retratado en la emblemática foto del reportero Sebastián Cáceres, para el Diario Noticias (extinto), se trató de Enzo Bobadilla.
Sin embargo, cabe recordar que hasta hace unos años, Verónica Bécker, madre de una niña, aclaraba que fue su hija, Annete Nicole Gaus Bécker, de cuatro meses, la que está en la emblemática imagen y lamentó que se haya cometido ese error, tratándose de la identidad de una hija que perdió.
El policía Juan Duarte informó que mantuvo contactos con la familia del citado niño hasta que llegó a la edad de 7 u 8 años, aproximadamente. Luego, él se trasladó a otras zonas del país a cumplir funciones y dejó de tener vinculación con dicha familia, aunque había estado acompañando el crecimiento del niño.
Congreso destinará fondo del obelisco a la reparación de sus ascensores
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El presidente del Congreso Nacional, el senador Basilio Núñez, informó este viernes que tomó la decisión de reprogramar los recursos económicos destinados para la construcción de monumentos históricos a la renovación total del sistema de ascensores del Legislativo.
Entre las obras históricas que se deseaban impulsar con un fondo total de G. 4.280 millones figuraban la construcción de un obelisco y estatuas conmemorativas de la Guerra del Chaco en las inmediacionesdel puente Héroes del Chaco, que conecta Asunción con Nueva Asunción, sobre el río Paraguay.
La propuesta para la construcción del obelisco fue presentada por la Comisión Nacional de Puesta en Valor y Recuperación del Patrimonio Tangible de la Historia del Paraguay del Senado, que preside el senador Colym Soroka, con el objetivo de rendir homenaje a los fallecidos en la contienda chaqueña. El monumento, cuya construcción finalmente no prosperará, iba a tener una altura de 40 metros y estatuas de figuras como el soldado desconocido o las enfermeras que asistieron a los combatientes.
La decisión anunciada por Núñez en sus redes sociales fue dada a conocer tras el incidente registrado ayer jueves en la Cámara de Diputados, donde cuatro funcionarios quedaron atrapados en el elevador en el segundo piso del edificio parlamentario, por aproximadamente una hora. El personal de enfermería y policial logró rescatar a tres mujeres mayores de edad, que padecen de hipertensión, y a un hombre.
El pasado 28 de julio, el Poder Ejecutivo vía Decreto n.º 4309 había oficializado la ampliación presupuestaria para el Congreso Nacional por un monto total de G. 4.280 millones. En este paquete se incluía un fondo de G. 1.880.000.000 para el Centro Cultural de la República El Cabildo, que se destinaría a una obra ubicada en el terreno colindante a la Casa Bicentenario de la Música “Agustín Pío Barrios”, en la calle Cerro Corá entre Tacuary y Estados Unidos, actualmente utilizado como estacionamiento, que se planteaba para la sala de ensayos de la Orquesta Sinfónica de la Orquesta del Congreso de la Nación - OSIC.
Ycuá Bolaños: una tragedia que se vive, se recuerda y se lucha por sanar
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Cada 1 de agosto el pueblo paraguayo recuerda uno de los días más terribles y luctuosos de su historia: el incendio del supermercado Ycuá Bolaños. Aquel domingo soleado del 2004 se vio teñido por el fuego, las cenizas y las lágrimas de casi 400 paraguayos fallecidos. Han pasado 21 años, pero la herida sigue sangrando, sigue doliendo.
El sol quedó cubierto por el negro humo que cubrió la ciudad, que se volvió gris y doliente por el terrible suceso que marcó para siempre al barrio Trinidad, donde en cada cuadra había al menos una víctima.
Las llamas habrían iniciado cerca del mediodía en la cocina del patio de comidas del super, el cual, debido al día y el horario, estaba lleno de familias que estaban compartiendo en el lugar o iban a retirar el almuerzo para compartirlo en sus casas.
Los múltiples testimonios refieren que segundos después de escucharse una explosión, el sitio estaba rodeado de llamas, las cuales se extendieron de manera voraz, generando pánico, miedo y un descontrol entre todos los que estaban en el lugar y que, al intentar huir del sitio, se encontraron con los portones y las salidas de emergencias cerradas, quedando atrapados en el infierno que, tras 21 años, permanece en la memoria de todo un pueblo.
La historia de cientos de sobrevivientes ha sido contada año tras año, con la esperanza de que aquella tragedia nunca sea olvidada. Rocío Melgarejo es una madre que casi pierde a su hija aquel domingo. Ese día la siguió por años, ya que su hija no solo sobrevivió milagrosamente, sino que debió luchar por recuperarse y sanar.
“Mi hija Luna tenía 4 añitos apenas, pero ella cada domingo iba a la iglesia con mi hermano Nelson y su novia María Luisa. Ese domingo no fue la excepción, pero al salir del encuentro fueron hasta el super para almorzar; ellos estaban en el estacionamiento cuando el fuego los atrapó”, relató Rocío a La Nación/Nación Media.
Continúo recordando que, en medio de la densa humareda y las llamas que tomaban el lugar, casi por un milagro un pastor amigo de la familia apareció para ayudar a su hermano a rescatar a la pequeña Luna y su cuñada María Luisa, quienes lograron salir de las llamas al igual que su hermano Nelson, pero con graves secuelas.
Los múltiples testimonios refieren que segundos después de escucharse una explosión, el sitio estaba rodeado de llamas. Foto: Archivo
“Ese día yo no entendía lo que pasaba, porque a mi hermano lo derivaron a un hospital, a mi cuñada a otro y a Luna al IPS; ahí me dijeron que estaban y fui a buscarla, desesperada. Cuando llegó una de las doctoras, me mostró unos aritos, muy peculiares, cuadraditos; eran los de Luna”, comentó Rocío.
Destacó que en los minutos posteriores a la tragedia, y en medio de la búsqueda y el hallazgo de su hija, no podía dimensionar todo lo que había pasado, pero al llegar a ver a su hija, quedó completamente paralizada, ya que si bien no podía creer el estado en el que se encontraba, sabía que era su retoña.
“Yo entré a la habitación y vi a Luna, estaba en una camilla, y tenía toda la cara colorada, hinchada, con respiradores y soporte médico; no podía creer que era mi hija. Miré sus piecitos, me detuve a mirar sus pies y sabía que era ella, me convencí de que era ella. Ella sufrió un paro respiratorio, estaba muerta al momento en que la rescataron; después volvió a la vida, pero no se sabía cuánto tiempo estuvo sin respirar”, indicó Rocío.
El 1 de agosto del 2004, el incendio del supermercado Ykua Bolaños se cobró la vida de 364 personas. Foto: Archivo
Entre las explicaciones médicas sobre el estado de Luna, surgían posibilidades terribles, como el hecho de que su capacidad del habla y desarrollo se hayan visto comprometidas debido a la falta de oxígeno sufrida, eso sin contar las quemaduras que habían sufrido.
“Luna sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en un 20 % de su cuerpo, pero si bien esa cifra suena poco, ella era muy pequeña y esto hacía que la situación fuera muy grave según los médicos, y que la agravante era la zona de las quemaduras, ya que le afectaba la cara, parte de la cabeza, el cuello y las manos; además, pasamos por infecciones y otras dificultades”, explicó la madre de Luna.
Una vez fuera de terapia intensiva y con la capacidad de ser trasladada, la pequeña Luna inició su camino en una nueva vida, una vida donde debía aprender a lidiar con el dolor de las heridas, los tratamientos por quemaduras y los cuidados para la cicatrización.
Luna permaneció meses recibiendo tratamiento en Chile. Foto: Gentileza
La búsqueda de la recuperación total de Luna la llevó hasta Chile, hasta la Caoniquem, que es una corporación que se dedica a la rehabilitación de niños, niñas y adolescentes con quemaduras y otras cicatrices, donde por meses recibió atención médica especializada; debió quedar internada e inclusive permanecer en un albergue junto a su madre.
Rocío recuerda con resiliencia y fortaleza los procesos médicos a los que debió acompañar a Luna, incluyendo las cirugías de injerto y los procesos de confección de sus ropas compresivas que debía utilizar la pequeña para garantizar una rápida y buena recuperación.
“Ella usaba su máscara y ropas de compresión todo el tiempo, siempre; no se las sacaba porque se quería curar. Los primeros años de la escuela las usaba ahí y, si bien nunca me contó que haya pasado mal, sé como mamá y mujer que en algún momento se sentía incómoda por la forma en que nos miraban o hablaban, pero todo lo fuimos superando”, destacó Rocío.
Con una larga lucha, y algunas marcas tanto en la piel como en la memoria, hoy Luna tiene 25 años, trabaja, estudia y se destaca como una persona sumamente afín al arte, ya que baila, canta y pinta, logrando expresarse completamente a través de estas plataformas que la apasionan.
Hoy Rocío relata como un milagro que su hija y su hermano hayan sobrevivido, y recuerda con amor y cariño a su cuñada María Luisa, quien debido a la inhalación de humo y el paro que sufrió no logró sobrevivir. Hoy, a pesar de 21 años de perspectiva, Rocío nunca olvida aquel domingo que marcó la vida de su familia.
Esta madre es el fiel ejemplo de miles de familiares que perdieron a alguien aquel trágico 1 de agosto, pero que también lograron abrazar a un ser querido que fue arrebatado de las llamas aquella mañana, una madre que comprende que el milagro puede nacer en medio de una tragedia y que no existe nada que el tiempo, el amor y la dedicación no curen.
El 1 de agosto del 2004, el incendio del supermercado Ykua Bolaños se cobró la vida de 364 personas y resultaron con heridas graves más de 200, hombres y mujeres. Las familias de todos ellos nunca olvidarán la pérdida, el miedo y la injusticia vivida aquel día, en especial porque si las puertas no hubieran sido cerradas, quizá aún podrían abrazar a quienes aman.