Miles de millones de guaraníes adjudicados al margen de la Ley de Contrataciones y sin documentos que respalden cumplimiento cabal de contraprestaciones.
- Por Rossana Escobar M.
- rossana.escobar@nacionmedia.com
El sonado caso de Tía Chela, el pequeño autoservice al que Miguel Prieto adjudicó G. 2.949 millones con un proceso de compra fraguado y que terminó generando un daño patrimonial de unos G. 1.800 millones, fue apenas la punta del ovillo de la serie de amaños que aplicó el intendente de Ciudad del Este, mediante una red de firmas de maletín que al margen de la Ley de Contrataciones fueron beneficiadas con miles de millones.
Jugueterías, tiendas de minicargas, de frazadas, toallas y otras mercerías manejadas por leales y parientes de la exnovia de Prieto fungieron ser grandes contratistas de obras en los documentos beneficiándose con contratos millonarios, en la mayoría de los casos de manera directa y por vía de la excepción. (ver infografía).
La discrecionalidad con la que operó el intendente Prieto, maniobrando licitaciones en una perversa repartija a los amigos, no solo frustró procesos transparentes, competitivos que reditúen en mejor calidad y precios a la municipalidad, sino impidió un control fiable de las contraprestaciones recibidas.
Hoy resulta imposible asegurar que verdaderamente se proveyeron los cientos de equipos de protección, máquinas de limpieza, insecticidas y fertilizantes, grandes electrodomésticos adquiridos de una tienda de minicargas o las bolsas de cemento, arena y demás materiales de construcción y ferretería comprados de una mercería para la navidad sustentable, cuyo proyecto se adjudicó a una comisión vecinal, pero fue planeado dentro de la misma municipalidad y los trabajos fueron realizados por funcionarios.