Desde la Asociación de Bodegas del Paraguay (ABP), agrupación que une a las mayores cadenas de capital y área central, realizan un nuevo planteamiento de liberación del horario de ventas de alcohol. El próximo martes 9 de febrero harán la propuesta de manera oficial ante el ministro de Salud, Julio Mazzoleni.

Damián Fernández, miembro de la Asociación de Bodegas del Paraguay (ABP), comentó a HOY que en estos momentos el sector está experimentando una “caída continúa y alarmante” en sus ingresos, debido principalmente a los efectos económicos de la pandemia y la restricción de horario de venta de alcohol.

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“El horario en el cual obligan a cerrar los locales sigue siendo un horario de altas ventas, perjudicándonos no solo de manera directa, cortándonos la posibilidad de seguir operando y aportando a la estructura económica, sino también que la falta de control de la medida restando competitividad a quienes sí acatamos las normas del Gobierno”, sostuvo.

Esta situación llevó al sector a “penosas” medidas de reducción de costos, tales como las compras a proveedores, inversiones en infraestructura, reducciones de recursos humanos, e inclusive en el caso de algunos socios de la asociación, el cierre definitivo de sucursales.

Ante estos inconvenientes, el próximo 9 de febrero se prevé una reunión entre representantes del sector y el ministro de Salud, Julio Mazzoleni. Al respecto, el planteamiento inicial era la liberación del horario de venta del alcohol; sin embargo, ante el incremento de contagios registrado en las últimas semanas, solicitan la extensión del horario de las 22:00 hasta las 00:00.

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En caso de sufrir una negativa de la propuesta, anuncian que seguirán insistiendo en la ampliación del horario, debido a que la postergación prolongada del tratamiento de la medida de restricción les obligaría a seguir reduciendo costos, disminución del aporte al fisco e incluso llegar al extremo de cerrar sus negocios.

Desde el sector estiman que las ventas se redujeron aproximadamente un 50%, dejando utilidades prácticamente nulas (o hasta negativas) con el fin de resguardar las estructuras de costos. Sin embargo, el prolongado declive de las mismas no permite la operación del rubro, afectándose así toda una cadena de proveedores, familias, comerciantes, así como también los consumidores que ven reducida la calidad y variedad del servicio.

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