El estadio General Andrés Rodríguez, casa del malogrado Cerro Corá de Campo Grande, donde otrora dieron sus primeros pasos grandes glorias del fútbol paraguayo, está en venta.
Cerro Corá fue, en sus años de esplendor, gran animador de torneos de Primera División. Además, fue participante de Copa Libertadores y Copa Conmebol, brillando con luz propia.
Una desgraciada espiral de situaciones dejó al orgullo rubro-negro en la lona, víctima de la desidia de propios y extraños, sin predio ni plantel. El predio fue adquirido en un principio por el empresario Omar Torres, pero luego se le perdió totalmente la pista.
Lea más: Test en el Ineram con agendamiento: “No le hemos ganado absolutamente nada al virus”
Dicho drama, signado por deudas impagas a lo largo de los años y fondos malversados, acabó con toda estabilidad del club, que en sus mejores épocas se codeó con Olimpia y Cerro Porteño. Hoy día corre en las redes sociales la oferta de la empresa que gestiona la venta de las casi dos hectáreas del predio.
El Potro rubro negro descendió en el año 2001 y en el 2010 fue la última vez que estuvo cerca de volver a la élite, cuando en el 2009 conseguía el ascenso a Intermedia. En abril del 2018 perdió la licencia de clubes y fue desafiliado del sistema de ligas de la Asociación Paraguaya de Fútbol.
Figuras de la talla de Raúl Vicente Amarilla, Antony Silva, Julio César Romero, Derlis González, Eumelio Ramón Palacios, entre otros, fueron icónicos baluartes de la entidad que uniera a las familias del populoso barrio de Campo Grande.
Lea también: Infectólogos brindan recomendaciones a padres sobre el coronavirus
Dejanos tu comentario
José Gervasio Artigas, un líder independentista que influyó en toda la región
Por Lourdes Torres
lourdes.torres@nacionmedia.com
En las últimas semanas el nombre de José Gervasio Artigas ha vuelto a tomar notoriedad en el país desde que llegaron las noticias desde el Uruguay el pasado 15 de marzo, cuando un grupo de unos veinte jinetes uruguayos partieron de la Plaza Independencia de Montevideo -sitio donde reposan en un mausoleo los restos del prócer uruguayo- rumbo a la ciudad de Asunción, Paraguay.
Esta travesía de más de 1.000 kilómetros la emprendieron con el objetivo de celebrar el centenario de la Escuela Artigas de Asunción este domingo 28 de abril. La institución educativa fue construida en honor al prócer libertario uruguayo que eligió estas tierras para la última etapa de su vida, que empezó con un asilo político.
Le puede interesar: “Artigas se sentía un ciudadano paraguayo”
Esta escuela, ubicada al lado de la entrada principal del Jardín Botánico y Zoológico de la capital paraguaya (avenida Primer Presidente y Artigas), comparte el sistema educativo uruguayo y fue construida en homenaje al prócer José Gervasio Artigas, más de medio siglo después de su muerte.
Para conocer un poco más sobre este militar uruguayo que vivió tres décadas en Paraguay hasta su muerte en 1850, La Nación/Nación Media conversó con dos historiadores, quienes describieron al militar uruguayo, su liderazgo y el impacto de sus ideas políticas en la región.
Un líder independentista
El historiador y docente Herib Caballero Campos indicó que José Gervasio Artigas fue un líder independentista uruguayo que fundó la Liga de los Pueblos Libres y encabezó los procesos de lucha por la independencia de su país, ya que varios años después de comenzar el proceso de independencia en el continente, Uruguay seguía bajo la corona española.
Señaló que Artigas no vio independizarse a su país, ya que por persecución política solicitó asilo a la incipiente República del Paraguay en 1820, bajo la dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia. “José Gervasio Artigas se convierte en uno de los líderes semilleros de ese proceso de independencia, para la República Oriental del Uruguay”, afirmó.
Explicó que “si bien, controló una parte del territorio, no logró controlar todo el país. En ese tiempo vino la invasión portuguesa, que convirtió en provincia y recién la independencia plena del Uruguay se consiguió a finales de la década de 1820, pero ya con Artigas retirado de la actividad política”.
El historiador sostuvo que Artigas en un principio estuvo alojado en el convento de La Merced, luego fue confinado a la Villa San Isidro de Curuguaty, a 250 kilómetros de Asunción, y vivió ahí hasta la muerte de José Gaspar Rodríguez de Francia.
Tras la muerte del dictador, los cónsules Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonzo le habían dado a Artigas la libertad de volver a Uruguay, teniendo esa potestad en mano, el ya anciano oriental rechaza una comitiva enviada por el gobierno uruguayo, diciendo que si fuera conveniente a la República (Paraguay) saldría, pero que no volvería a Uruguay, sino se quedaría en Corrientes.
“Artigas de edad avanzada, hizo ya toda su vida en el Paraguay, entonces no regresó a su país y fallece el 23 de setiembre de 1850 en Asunción, a la edad de 86 años. De hecho, formó familia con una mujer de apellido Gómez, y hay varios descendientes de Artigas en la zona de Limpio. En 1855 fueron repatriados sus restos a Montevideo”, acotó.
Influyó toda la región
El historiador Claudio Velázquez mencionó que José Gervasio Artigas es uno de los próceres más importantes de la gesta independentista del Uruguay, pero no solo en este país, si no también de varias zonas del Río de la Plata. Indicó que en la Argentina misma se lo considera también un prócer, entre los años 1810 a 1820, cuando se retira de la actividad política. “Fue una persona que peleó contra los portugueses, que peleó contra los porteños, por decir una forma, y que peleó también contra la corona española en el marco de la independencia de su país”, precisó.
Dijo que, así como tenía seguidores, también se hizo de un importante número de enemigos y tras graves derrotas a principio de 1820, es cuando toma ruta hacia el Paraguay. En ese proceso, Artigas que tenía un pensamiento político basado en ideas de pacto federal, decide formar parte de la Liga Federal, que era una unión de pueblos de Corrientes, Entre Ríos, Misiones, contra La Unión, que eran los porteños, y básicamente se embanderaban con un sistema unionista, más que un sistema federal.
“Allí es que sufre una segunda importante derrota, que es la batalla de las Tunas que, sumado a la anterior derrota en Tacuarembó, Uruguay; estas dos derrotas significaron una proscripción de Artigas y es en ese sentido que aplica esa figura de asilo político en la incipiente República del Paraguay que en ese momento estaba bajo la dictadura perpetua de Rodríguez de Francia”, indicó.
Velázquez resaltó que como muestra de libertario, una de sus anécdotas es que compró a un esclavo negro, Joaquín Lencina, más conocido como Ansina o negro Ansina, que inmediatamente le otorga la libertad al hombre, éste se vuelve su compañero de vida y amigo personal, que lo acompañó a Paraguay, incluso hasta el día de su muerte, ya como hombre libre, y falleció diez años después a los 90 años.
“En su lucha por la integración él siempre se embanderaba con la necesidad de que los pueblos se integren y trabajen por esa integración. También hay que destacar de Artigas que se embanderaba por la causa popular de los pueblos, que lo llevó a ser un caudillo importante, que acarreaba a su pueblo”, acotó.
Destacó que todas estas acciones han sido importantes para su figura, que incluso impactó en Paraguay, impresionando al dictador Francia, quien le permitió el asilo en el país. “El impacto de sus pensamientos no solo fue en su país, sino a nivel regional, de ahí que tiene tanto impacto en el Paraguay”, concluyó.
Le puede interesar: Recuerdan a la beata Chiquitunga con misas, procesión y testimonios
Dejanos tu comentario
“Las cuatro naciones sufrieron retrocesos institucionales y sociales debido a la lucha fratricida”
- Por Jorge Coronel Prosman
En esta segunda y última parte de la entrevista al profesor e historiador ítalo-brasileño Mario Maestri, autor de importantes libros y publicaciones académicas sobre la historia paraguaya, abordamos el contexto socioeconómico de los países involucrados en la guerra contra la Triple Alianza, en especial el Paraguay, que sufrió de manera más directa y dramática los efectos de la contienda.
La perspectiva de Maestri pone énfasis en relatar la historia desde la perspectiva de los pueblos que pelearon y sufrieron la guerra, por lo que rechaza la visión de que los países vencedores resultaron beneficiados con el conflicto y, por el contrario, afirma que todas las naciones sufrieron retrocesos con secuelas que llegan hasta nuestros días.
–Después de tantos años de estudio sobre la Guerra Grande, ¿qué opinión le merecen las vertientes historiográficas más actuales, la corriente restauradora patriótica del discurso decimonónico y el neorrevisionismo que trata de introducir la visión de los pueblos sobre dicho conflicto.
–Con mis alumnos de maestría y doctorado cuestionamos los principales mitos historiográficos, ofrecemos nuevas explicaciones para el conflicto, planteamos problemas y avanzamos en una lectura popular supranacional de la guerra. Sin embargo, esta lectura ha sido poco discutida por el mundo académico, que comúnmente continuó presentando una restauración historiográfica de las narrativas patriótica con raíces en el siglo XIX. El ejemplo excelente de esta realidad es el libro hoy sacralizado de Francisco Doratiotto, quien escribió sobre la Guerra Grande prácticamente sin el estudio detallado, usando comúnmente “guaraní” como sinónimo de paraguayo. Lo mismo podría decirse de una historiografía paraguaya que navega en el actual pantano neolegionario, proponiendo literalmente que las naciones involucradas en el conflicto, todas, tuvieron logros y avances con la hecatombe de 1864-70.
EL PASADO DESDE EL PRESENTE Y EL FUTURO
–¿A qué atribuye usted esta situación?
–La historiografía es una de las ciencias sociales más politizadas, que habla del pasado, con los pies en el presente y ojos en el futuro, bajo la influencia de las clases sociales en lucha. La legitimación historiográfica de las interpretaciones que desvelan el pasado dependen en gran medida de las clases subordinadas que buscan interpretar. El avanzar o retroceder de las clases populares iluminan u oscurecen sus representaciones diversas. En Paraguay, Argentina y Uruguay, gobiernos más progresistas permitieron una apertura para las lecturas críticas sobre la Guerra Grande. En Brasil jamás hubo tales facilidades. La “guerra del Paraguay” es el mito fundador central del Ejército brasileño, eje conservador permanente en la historia del país. La Guerra Grande continúa siendo vigilada por Itamaraty y, sobre todo, por el Ejército de tierra.
–Entre los hechos que la historiografía tradicional dejó en el olvido está la relación entre el uruguayo Venancio Flores y el Imperio del Brasil con la masacre de la heroica Paysandú.
–La guerra comenzó con el apoyo del Gobierno paraguayo al uruguayo debido a que (Bartolomé) Mitre estaba financiando la invasión de Uruguay (19 de abril de 1863) por Flores para derribar al Gobierno oriental blanco. El Gobierno paraguayo declaró que la independencia uruguaya de hecho era esencial a los intereses paraguayos. Lo que era correcto en cuanto a los intereses mercantiles. Buenos Aires estaba en manos del unitarismo argentino y, si sucediera lo mismo con Montevideo, Argentina podría bloquear el comercio internacional paraguayo como en los días de (Juan Manuel de) Rosas.
La interrupción del comercio internacional disolvería la base social mercantil-exportadora de apoyo del lopismo, que favoreció el renacimiento de las fuerzas proporteñas, dependientes del comercio con el Plata. En 1863, Solano López y el Gobierno paraguayo se preparaban para una guerra con Argentina. Había posibilidades de ganar teniendo como aliados a los federalistas argentinos y al Gobierno oriental.
–Y luego la trama de alianzas sufre cambios importantes...
–Las tropas imperiales invadieron el Uruguay (10 de agosto de 1864) sin declaración de guerra. En respuesta, el Paraguay entró en guerra con el Imperio y la Argentina unitaria, con muy limitada posibilidad de vencer. Las tropas paraguayas avanzaron sobre el Mato Grosso, Corrientes, el Río Grande do Sul. Y no fueron enviadas como apoyo las tropas orientales, masacradas en Paysandú (2 de enero de 1865) por las tropas de Venancio Flores, de los hacendados del Río Grande del Sur, por el Imperio, con el vergonzoso asesinato de oficiales orientales rendidos.
EL LOPISMO
–¿Cómo observa la valoración de la imagen de Francisco Solano López en la época que se desempeñó como presidente paraguayo?
–La afirmación de que el lopismo, la valorización extremadamente positiva de la acción de López durante laguerra, fue una invención interesada de Juan Emiliano O’Leary es una mitología. Al concluir la fracasada campaña ofensiva, posiblemente el prestigio del mariscal era bajo, con las tropas paraguayas luchando mal, con la rendición en Uruguayana sin resistencia (18 de setiembre de 1865). Los soldados y las clases populares no se motivaron con la expedición al exterior, desinteresados en las cuestiones del Plata. Cuando las tropas paraguayas se retiraron a los territorios nacionales, las clases populares comprendieran que se trataba entonces de defender el Estado nacional y todo lo que habían conquistado: chacras, animales, autonomía. Lucharán, entonces, como leones, dando un carácter campesino a la resistencia, con la deserción de las clases dominantes incluida a la familia del mariscal.
–¿Cómo evalúa el papel de López como conductor militar?
–López permaneció irreductible en la dirección de la resistencia en una forma no muy hábil hasta su dramático asesinato, ya herido mortalmente, en Cerro Corá el 1 de marzo de 1870, lo que no lo transformó en general del pueblo, como (José Gervasio) Artigas, (Emiliano) Zapata y (Pancho) Villa. López luchó por la defensa del orden de la oligarquía mercantil-exportadora y antipopular inaugurada por su padre. Preparaba a su hijo Juan Francisco López para ser su sucesor. Intentó legar inmensos territorios a su compañera y herederos, pero no legalizó la posesión de tierras ni siquiera de los campesinos que lucharan bajo su comando. López y los campesinos paraguayos pelearon en la misma guerra con objetivos diferentes.
NARRATIVAS
–¿Por qué la resistencia del pueblo paraguayo fue tan tenaz?
–Las clases populares resistieron, hasta el último aliento, oponiéndose a la destrucción de los fundamentos del Estado surgido de la revolución francista. Luego de la derrota, los exoficiales lopistas, al integrarse a la política y gestión del Estado, aceptaron reivindicar, como mucho, la heroicidad de las tropas paraguayas y abrazar la anatematización del mariscal, las narrativas aliancistas y el nuevo Estado oligárquico, antipopular, antinacional, corrupto, en el contexto de la privatización de propiedades estatales, pobreza popular, expatriación de campesinos en busca de trabajo, etc.
–En un país devastado y ocupado, ¿cómo se fue construyendo la narrativa propia sobre la guerra?
–Incluso antes del fin de la resistencia, fue materialmente imposible producir narrativas defendiendo las razones nacional-populares sobre el conflicto. Las clases populares jamás aceptaron las narrativas legionarias, imperiales y argentinas sobre la guerra. Ellas emprendieron la producción y canonización defensiva de un mariscal demonizado, sustituyendo la heroicidad de la resistencia popular, por una visión de un mariscal semimesiánico, en producciones sobre todo orales, más registradas en cartas, canciones, poesías, dibujos y pinturas rústicas y cuadros de Solano López, etc., que aún no fue objeto de un estudio sistemático. Estanislao Zeballos, de visita en Paraguay relató asombrado la producción popular que se oponía a las interpretaciones de los aliancistas y de los legionarios, construyendo una visión romántica y heroica del mariscal, dando así vida al lopismo.
CONSECUENCIA PARA LAS NACIONES
–¿Cuáles fueron las principales repercusiones de la guerra en el Brasil?
–En el Imperio de Brasil, contrariamente a lo que tantos historiadores proponen, la victoria militar sobre Paraguay y Uruguay fortaleció la Casa y el Estado imperial. Don Pedro se fue en viaje de placer, dejando tranquilamente la regencia en manos de la princesa Isabel, educada y tratada por el padre y por el marido como una tonta. La guerra alivió la presión abolicionista. Después del fin del conflicto, el Estado imperial impulsó una reforma que mantuvo la esclavitud por casi vente años. Sectores populares murieron como moscas en el Paraguay y el Imperio nunca pagó realmente lo que prometió a los veteranos y mutilados. Jamás hubo apoyo popular al conflicto. A los capturados para ir luchar en el Paraguay, se les llamaba “voluntarios de palos y cuerdas”. Por el Brasil se gritaba “¡Dios es grande, la floresta es más grande!”, a la que se escapaban para los quilombos. La única preocupación del soldado imperial era retornar vivo.
–¿Para la Argentina?
La Guerra Grande atrasó la república y la industrialización al consolidar el carácter antipopular, oligárquico y esclavista del Estado imperial. En Argentina se consolidaron el unitarismo autoritario y elitista y los intereses de los grandes terratenientes, exportadores del comercio inglés, mientras que las provincias del litoral y del interior se hundieron en un atraso que no superan hasta hoy. Fueron aplastadas las fuerzas federalista y democráticas. El latifundio oligárquico se mantiene fuerte hasta hoy.
–¿Y para el Uruguay?
–Con la derrota del Gobierno constitucional y la imposición de la dictadura de Flores, la República de Uruguay permaneció, durante largas décadas, como un Estado dependiente del Imperio y luego de la República de Brasil, y bajo la presión de siempre de Buenos Aires. También fueran aplastadas las fuerzas democráticas y autonomistas, consolidándose el latifundio oligárquico en el país.
–¿Y para el Paraguay?
–Sobre todo el Paraguay sufrió las secuelas del conflicto. El país no conoció una reconstrucción de lo que fuera destruido más allá de la construcción de un Estado nuevo, antinacional y antipopular, con relaciones sociales refundidas por la destrucción humana, en la guerra, y la desorganización socioeconómica, después del conflicto, de su mayor riqueza: la clase campesina. Más allá de los intereses no nacionales de las clases dominantes, podemos decir que, en grado y formas diversas, con destaque para el Paraguay, las cuatro naciones involucradas en la guerra sufrieron retrocesos institucionales y sociales debido a la lucha fratricida de 1864-70 con secuelas que llegan hasta nuestros días.
Dejanos tu comentario
Villarrica, la capital de Guairá y de la cultura: ¡Un destino que no se debe postergar!
Villarrica del Espíritu Santo es considerada una de las ciudades más importantes del país por su rica historia, su estilo y su cultura arquitectónica, sus costumbres que perduran, así también sus numerosas casonas coloniales.
Se encuentra a 152 kilómetros de Asunción y es un destino turístico que todo paraguayo extranjero debe alistar. Así lo expresó a La Nación/Nación Media, Nadia Barreto, titular de la Secretaría de Turismo de la Municipalidad de Villarrica.
La misma contó que durante el año tienen diversas actividades que mueven a la economía local, donde se benefician desde el micro emprendedor hasta las cadenas de hoteles más importantes de la localidad, pero que los eventos principales se encuentran en mayo por el mes patrio y por el aniversario de la ciudad, además de octubre por el Día de la Raza. La temporada alta en verano se da entre enero y febrero por el tradicional carnaval guaireño.
“La inyección económica aquí dentro de la ciudad de Villarrica es amplia y extensa, porque nos beneficiamos todos, desde el pequeño emprendedor hasta los grandes empresarios, entonces la inyección económica es amplia por los eventos culturales que tenemos dentro de nuestra ciudad”, precisó Barreto a LN.
Otra de las festividades típicas de Villarrica es la fiesta patronal en honor al Espíritu Santo, en la que realizan una procesión religiosa en las principales calles de esta ciudad y un atractivo show de fuegos artificiales. En la Catedral de la ciudad, se lleva a cabo el tradicional novenario, que cuenta con la masiva participación de los feligreses.
Además festejan la comilona de Pentecostés, con la misa central para culminar con la tradicional procesión de la imagen del Espíritu Santo. En la explanada de la Catedral organizan una degustación de platos salados y dulces.
Turismo
Entre los puntos turísticos que resaltó, se encuentran Los Jazmines de Chiquitunga en honor a la beata María Felicia de Jesús Sacramentado. Se trata de un circuito en el que se visitan varios lugares históricos referentes a la vida de María Felicia.
Igualmente, destacó el city tour donde se lleva a cabo un recorrido por el municipio, el teatro local, un museo, parques y plazas. Finalmente señaló que uno de los atractivos interesantes es el paseo de los murales, donde se puede apreciar las imágenes ilustradas de Manuel Ortíz Guerrero, Chiquitunga, entre otros retratos.
Población y geografía
Villarrica se divide en un total de 37 barrios: 23 en la zona rural y 14 en la zona urbana. Tiene una población de 76.320 habitantes aproximadamente según el censo 2022 del Instituto Nacional de Estadística (INE). El 70% de su población vive en la zona urbana.
Cultura
En esta ciudad nació el primer poeta y periodista paraguayo, Natalicio De María Talavera, y otros artistas como de Manuel Ortiz Guerrero, Natalicio González, Delfín Chamorro, Ramón Indalecio Cardozo y su hijo Efraín, Leopoldo Ramos Giménez, Ramiro Domínguez y Muchas otras figuras destacadas, como Alejandro Encina Marín, Helio Vera, Luis Alfonso Resck, Caio Scavone, entre otros.
Dejanos tu comentario
Besos para todos...
El beso es una práctica transversal que trasciende la historia universal y, en general, como seres humanos marca hitos vitales. Etapas. Éxitos, fracasos. Inicios, finales. Llegadas, partidas. Recuerdos, de los que alguien se quiere acordar y de los que otros u otras se quieren olvidar.
- Por Ricardo Rivas
- Periodista X: @RtrivasRivas
- Fotos Gentileza
La historia de la humanidad está cruzada por el beso. Por los besos. En todo tiempo y lugar siempre –y desde siempre– hubo, hay y seguramente habrá y se contará la historia de algún beso. José Alves de Moura, portugués nacionalizado brasileño, es conocido en el mundo como el Besuquero. Su afición no conoció de límites ni de medidas de seguridad efectivas para evitar que besara a quien quisiera y deseara besar. El Beijoqueiro se mantiene en el podio como el más exitoso de todos los tiempos. Porque, hay que decirlo, los hubo antes que él, seguramente, los habrá después de él y, en el mientras tanto, algunos otros y otras lo intentarán.
Dicen que nació en 1940. A poco de cumplir 20 años, como polizón, escapó de su país para evitar el servicio militar. Sabía que sería enviado para cumplirlo en Angola. “No tenía ningún interés en que me mandaran allí para matar negros pobres como yo”, declaró alguna vez ante la prensa. Y lo consiguió. No mató a nadie. Sesentista convencido el hombre y, a su manera, claramente prefería hacer el amor y no la guerra.
En su afán, se cuenta que besó 17 veces los pies del papa Juan Pablo II –récord absoluto– cuando el líder universal de los católicos visitó Brasil en 1980. La hazaña fue en Manaus antes de que el Pontífice abordara el vuelo que lo llevara de regreso al Vaticano. Se sabe que trabajó como vendedor de flores, de billetes para la lotería, de taxista, de lustrabotas. Pero lo de él es besar. Pelé, Radamel Falcao, Garrincha, Zico, Roberto Carlos. Hasta Frank Sinatra, mientras ofrecía un concierto en Río, fue besado por José en la mejilla izquierda.
No supieron nunca cómo detenerlo para que no besara a los famosos, algunos de los cuales, aunque no en forma directa, lo denunciaron ante la Justicia sin ningún éxito. El juez Mayrino da Costa lo absolvió. “Besar no es un delito, qué bueno sería que los delincuentes que hay en Brasil reemplazasen sus armas con besos”. Fue claro y contundente. De Moura, sin embargo, no pudo con el presidente argentino Raúl Alfonsín (1983-1989). El intento lo obligó a dormir dos noches en un calabozo en Buenos Aires. Tampoco con Xuxa, ya que sus guardaespaldas lo molieron a golpes. Ni con Ayrton Sena, por mencionar solo tres. Pero, pese a esos episodios, es invencible.
PRÁCTICA TRANSVERSAL
El beso, besar, besemos, besémonos. Desde siempre esa práctica está presente. Y hay personas que lo estudian científicamente. Los filematólogos se dedican a ello. Sí, aunque usted no pueda creerlo. La Real Academia Española de la Lengua (RAE) explica que filematología es el “estudio del beso y de las reacciones que desencadena en las personas, tanto físicas como mentales”. Apunta después que philématos significa “del beso” y da cuenta de que esa palabra deriva de “filéo (amar, querer)”.
El 13 de abril de cada año – ayer– desde 2011 es el Día Internacional del Beso. La efeméride celebra que un hombre y una mujer, en Tailandia, el Día de San Valentín se besaron durante 46 horas, 24 minutos y 9 segundos. Los triunfadores, Ekkachai y Laksana Tiranarat, en 2013 también triunfaron y superaron el récord anterior. Se besaron durante 58 horas, 35 minutos y 58 segundos. ¡Campeones!
Damas y caballeros, señoras y señores, amigos y amigas, todos y todas, lectoras y lectores, el beso es una práctica transversal que trasciende la historia universal y, en general, como seres humanos marca hitos vitales. Etapas. Éxitos, fracasos. Inicios, finales. Llegadas, partidas. Recuerdos, de los que alguien se quiere acordar y de los que otros u otras se quieren olvidar. El cine y la tele han anotado besos trascendentes desde sus inicios. La historia –reciente o lejana– también.
ÍCONOS
La alegría por el fin de la Segunda Guerra Mundial tal vez para muchos y muchas haya sido el momento en que el marinero George Mendonsa –inmediatamente después de saber de la rendición de Japón, el 14 de agosto de 1945– lo celebró cuando en Times Square besó a la enfermera Edith Shain, tan desconocida como él. O, quizás, el que, en junio de 1979, cuando el 30.º aniversario de la creación de la ya desaparecida República Democrática Alemana, se dieron Leonidas Brezhnec y Erich Hönecker, líderes de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y de la RDA, respectivamente. Siempre – siempre– hubo, hay y habrá un beso para comentar. O para cantar, tararear, silbar.
Con mi amigo-hermano Hamurabi Noufouri, arquitecto, doctor en Historia del Arte y Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, aprendo. Me enriquece en cada una de nuestras conversaciones y gano en sabiduría cuando lo leo en deliciosos textos que construye con dedicación extrema. Su pluma parece emerger con potencia inusitada –a veces creo que desde el 1600 hasta nuestros días– por su estilo barroco. Es un don. Y creo que justamente esos textos deliciosos son para mí esa agua en la que abrevo para saciar mi sed de conocimiento.
Mucho más cuando me conduce por los senderos culturales del andalusí (Al-Ándalus) con el que aprendí y descubrí en algunas regiones de la península ibérica. Por el habibi Hamurabi, Granada me puede. Imaginar que alguna vez habré de recorrer sin tiempos ni apuros la Alhambra, sus palacios, sus fortalezas, sus aromáticos jardines –irremediablemente– me produce “taquicardia sinusal”, como llama a las palpitaciones Pablo M., el médico de familia al que recurrimos desde casi tres décadas.
Producir sentido es una de las acciones colaterales del besar. El Café de Rick nunca existió. Sin embargo, algún anochecer en Casablanca – creo recordar que en 2012– bebí con alguien hasta casi el amanecer de un nuevo día un poco más de lo recomendable. Pasaban las horas, pero –aunque no lo crean– era imposible darse cuenta. Estábamos detenidos en alguna dimensión en la que el tiempo desobedecía a la flecha a la que hacen referencia con insistencia los físicos.
ILUSIÓN
Albert Einstein, el padre de la teoría de la relatividad, fue claro y preciso: “El pasado, el presente y el futuro son solo una ilusión”. Seguramente, así es todo lo increíble. Mis ojos viajaban de un lado a otro en ese local casi mágico. Hacían foco en las paredes, en la barra, en las columnas que cerraban en arcadas que la imaginación vinculaba con “Las mil y una noches”. Vi a los camareros vestidos con gabardinas beige y con el ala de sus sombreros Fedora o Borsalino que caen levemente sobre sus ojos. Inolvidable.
Me entregué a las sensaciones en aquella primera vez en el interior de una película de culto como es “Casablanca” desde 1942. Sé que Hamurabi en otro momento estuvo allí. Recuerdo cada una de sus palabras cuando –mientras fumábamos narguile con tabacos aromatizados con manzanas y frutillas en el desaparecido restó Damasco de Buenos Aires– comenzó a describir sus percepciones en aquel lugar en el que, muchos años después, me encontraba.
“Fresco como la brisa marina cruzada entre dos mares. Decadente y romántico por la belle époque a la que corresponde su versión orientalista de la arquitectura vernácula (...) y en el aire percibí claramente un aroma a la mezcla de especies marroquí en la que predomina el comino y el cilantro”.
Seguramente por mi expresión demandante agregó que el Café de Rick se ilumina “con luces de lámparas art noveau ideales para compartir intrigas y secretos”. Su relato parecía tan interminable como aquellos con los que Sherezade –una de las dos hijas del visir– procuraba que el rey Shariar no la desposara para luego matarla cuando el amanecer.
En ese contexto, entre sincronizadas volutas de humo, Hamurabi contó que “las notas del kamun, el laud y la flauta gemela se sumaron entonces al repiqueteo del derbakke para anunciar el tan esperado momento en que entró la odalisca con sus movimientos ondulantes”. Entrecerró sus ojos en silencio. Antes, frotó sus manos con el gajo de un limón. Tal vez procuraba descanso. El recuerdo quedó atrás.
UNA CANCIÓN
Una vez más recorrí cada rincón del lugar y debo confesar que creí ver a Rick (Humphrey Bogart) en todas partes. Pero, especialmente, vestido con su smoking blanco y moño negro acercándose por sobre el hombro derecho al pianista Sam (Dooley Wilson) que, con voz aguardentosa, comienza a entonar “As time goes by” (A medida que pasa el tiempo), mientras acaricia con sus dedos las 38 teclas del viejo piano. Menos de un minuto antes Ilsa (Ingrid Bergman) –con una expresión que nunca dijo– le pidió que interpretara como lo hacía algunos años antes en París ese mismísimo tema.
Del profe Carlos Vallina, allá por 1996 del siglo pasado, aprendí que “el cine tiene cosas visibles, cosas invisibles y cosas que solo cada persona puede ver”. En Marruecos –aquella larga noche– comprendí. Estaba en el Café de Rick, que nunca existió hasta que, en 2004, en el 248 del boulevard Sour Jdid, de Casablanca, abrió sus puertas la economista norteamericana Kathy Kriger, que nunca llegó hasta Marruecos para abrir un bar. Cuando en ese lugar mágico vi el Yamaha de 84 teclas en el que una y otra vez sonaba “As times goes by”, supe también que aquel piano en el que Sam la tocó de nuevo como lo pidió Ilsa tampoco existía, aunque para mí y para millones, sí.
Producción de sentido. Con las primeras horas de la luz del día dejamos la mesa que por mucho tiempo fue el centro de la vida que compartimos con recuerdos, historias, percepciones, sentires y decires.
Partí convencido de que Rick e Ilsa se habían besado en la capital de Francia. Los percibí marcados por aquel momento que deseaban, pero sentían que no debían. Mi marcha era lenta. Inesperadamente descubrí que con mis manos en los bolsillos y andar cansino por momentos canturreaba –cuando recordaba la letra– y en otros silbaba aquella bella canción que por su título en español conocí como “Según pasan los años”. ¡Misterios en Marruecos! En especial, cuando amanece.
Unos siete minutos habían pasado desde que los relojes marcaron las 6 AM. Aún canturreaba. La noche no termina cuando se intenta soltar el pensamiento. “Debes recordar esto / un beso sigue siendo un beso / un suspiro es solo un suspiro / Las cosas fundamentales se aplican / como pasa el tiempo / Y cuando dos amantes cortejan / todavía dicen te amo / En eso puedes confiar / No importa lo que traiga el futuro / Como pasa el tiempo...”. El pasado que vuelve deja de ser. Es presente. Descubro que en esta noche de viernes aquella música lejana que siento tan cerca de mí vuelve a sonar. “You must remember this / A kiss is still a kiss / A sigh is just a sigh / the fundamental things apply / As time goes by...”.
TRASCENDENCIA
A música y letra se le añaden las reflexiones, los interrogantes. ¿Cuál es la trascendencia de los besos? No me animo a responder. Procuro certezas. Juan Carlos Turnes, amigo que además es médico y psiquiatra, acerca su palabra. “Besar es una forma de apertura al mundo”. Pero advierte que “no” puede “dejar de pensar en la oralidad, en ese estadio freudiano”. Explica que “es por la boca que el bebé explora, conoce y degusta el mundo/madre, […] a veces es bueno y satisface el hambre y las ganas de ser amado, pero también a veces frustra y dan ganas de morderlo y destruirlo”.
Juan avanza. “Hay un momento en que el niño se da cuenta de que lo bueno y lo malo está mezclado en una misma persona”. Desde esa perspectiva se pregunta: “¿Todo esto [que también es el beso] se reedita cada vez que besamos?”. Voy por más. “Todo tu ser, y no solo los labios, se te van en un beso”, dice Víctor Manuel Fernández en 1995. Argumenta luego que “el beso es un encuentro de los dos en un momento en que no existe nada más que ellos, y ninguna otra cosa vale la pena”.
Describe que a su juicio “es el amor hecho carne, es el punto donde se unen todas las características del amor humano: ternura, pasión, gozo, admiración, delicadeza, fuerza, descanso, alivio, entrega, comunicación” y que “por eso […] es la expresión más maravillosa del amor”.
Desde esa perspectiva, Víctor Manuel, que también es cardenal de la Iglesia católica, sostiene que “si el cuerpo se alimenta con comida, el intelecto con libros y clases, y la voluntad con el esfuerzo, el amor se alimenta con los besos”. ¿Es tan difícil de entender? ¡¡¡Besos para todos...!!!