Por Jimmi Peralta, jimmi.peralta@nacionmedia.com

La contienda entre Paraguay y Bolivia (1932-1935) tuvo presente en el campo a grandes figuras de la música paraguaya, como Herminio Giménez y Emiliano R. Fernández. Sobre el papel de los artistas y sus obras habla Mario Rubén Álvarez.

“Estigarribia era un estratega bastante completo. Por eso, en el plano emocional, espiritual, consideró que a su modo y desde su naturaleza –nombrar y emocionar– la música, incluso el teatro, debían cumplir el rol de alentar, de estimular a los combatientes. Omoakãrakuva’erã chupekuéra. Las balas bolivianas apuntaban al cuerpo de los soldados. Las canciones, a su ser más íntimo, a su hekotee, su identidad, su memoria colectiva”, comenta el periodista, investigador y escritor Mario Rubén Álvarez, un erudito en el área de la música tradicional paraguaya.

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La primera mitad del siglo XX paraguayo estuvo marcada por un permanente conflicto político interno, en ese sentido la Guerra del Chaco (1932-1935) se encargó en cierto modo de rectificar esas diferencias políticas en procuras de una causa patriótica. El auge de creadores también se hizo presente, y grandes obras del cancionero paraguayo se crearon en el mismo campo de batalla.

“Estigarribia tuvo la fortuna de encontrar en el frente a Herminio Giménez (1905-1991). Le nombró el director de música del Comanchaco. A Herminio le llamaron a su juego. En vez de combatir con un fusil, iba a combatir con el arma de la música”, comenta Álvarez.

La presencia de los músicos en el campo tenía la función de alentar, de animar, de mantener alta la moral de los soldados y sus jefes. “La guerra ijetu’u. La muerte silbaba por todos lados. Hatiãimba. Y las polcas alejaban al menos por un rato el asedio insistente de la Parca”, comenta el investigador.

Emiliano R. Fernández, el más grande poeta épico del Paraguay.

EMILIANO Y HERMINIO

“Emiliano R. Fernández (1894-1949) es el mayor poeta épico de nuestro país. En la guerra del Chaco empuñó su fusil con bayoneta calada, pero empuñó también el arma de la poesía para cantar las victorias e insuflar emoción y esperanza a los combatientes”, explica Mario Rubén.

Sin dudas uno de los versos más recordados de Emiliano es " Regimiento 13 Tujutî”, con música de Ramón Vargas Colmán. Esa letra suya tiene otra melodía que pertenece a César Medina.

En los albores de la contienda, entre 1927 y 28, el llamado Tirteo Verdeolivo ya había escrito “Rojas Silva rekávo”, “Tte. Rojas Silva” y “Che la Reina”, cuyo título original fue “Aháma che China”.

“‘Obras de Herminio Giménez sobre y desde la guerra son ‘Fortín Boquerón’, ‘Fortín Nanawa’, ‘Portiju’, ‘Retazos de gloria’, ‘Paraguay rembiapokue’, ‘Año 34′ y ‘Moketon voli’, retitulada por él en Buenos Aires como ‘Malvita’, en homenaje a una señora que aliviaba sus dolencias con té de malva”, explica Álvarez.

Otras obras de Emiliano musicalizadas por diversos autores son “Che reténpepyhare”, “Bolivia, no te ilusiones”, “Trinchérape che yvoty”, “Clarinete púpe”, dedicado a Manuel Irala Fernández, el mítico Jakare valija, entre otras creaciones.

INSPIRADAS EN EL CHACO

La Guerra marcó a los combatientes y a la sociedad misma. “El Chaco” se siguió viviendo en el interior de cada habitante del país por muchos años, por sus tragedias y por sus hazañas

“Reservista purahéi”, de Félix Fernández y Agustín Barboza; “Tupãsy Caacupépe”, con música de Diosnel Chase; “Nanawa”, de Carlos Miguel Jiménez y Julián Alarcón; “Soldado del Chaco”, de Reinaldo Sosa con música de Mauricio Cardozo Ocampo; y “Chaco Boreal”, de Gerardo Fernández Moreno y Remberto Giménez, son algunas de las obras emblemáticas que con los ojos en la contienda, marcaron con la pluma una parte de la historia sensible de los paraguayos.

Epopeya, un trabajo inspirado en la Guerra del Chaco. Fundamental para acercarse a otra mirada de la contienda.

LOS BOLIVIANOS

Los bolivianos también tuvieron su música de trinchera. Eran boleros de caballería, cuecas y otros ritmos.

“Herminio Giménez contaba que estaban en Pozo Favorito tocando una noche para el Regimiento Pitiantuta. En una pausa de la música escuchan que en la trinchera boliviana empiezan a tocar y a cantar también. Pausa. Turno de los paraguayos. Pausa. Turno de los bolivianos...y así iban. Los cañones dejaron de sonar, las metrallas descansaron un rato y la guadaña de la muerte se recostó en un árbol para oir lo que truncaba momentáneamente su tarea implacable. La música había declarado una tregua informal, aunque muy grata en aquel infierno de pólvora y espinas”, finalizó.

“El impacto de una historieta es diferente a la de un libro de texto”

Roberto Goiriz, escritor, dibujante y diseñador, habla sobre su trabajo inspirado en la Guerra del Chaco, desde el cómic.

Roberto Goiriz.

El conflicto bélico ocurrido entre 1932 y 1935 sigue reverberando en la conciencia colectiva. Los últimos abuelos están vigentes en la memoria, las narraciones en primera persona renacen y es el arte también un disparado, desde el hoy. Entre las formas contemporáneas de expresión, sin dudas el cómic es una de las más eficaces a la hora de penetrar en los más jóvenes. En este trabajo se encaminó un grupo de dibujantes a mediados de la década pasada: La Guerra del Chaco en historietas, así nación Epopeya. Roberto Goiriz, uno de sus artífices, habla ahora sobre la experiencia, sobre el trabajo y la inspiración tomada desde un hecho tan importante que marcó al país. En este proyecto también formaron parte Enzo Pertile, Javier Viveros, Kike Olmedo y Juan Moreno

– ¿Cómo se dio la investigación para tratar de acercarte históricamente a contexto visual (arte) que requerían los relatos?

– En realidad, depende mucho del pedido que me hagan. En esta ocasión, me pidieron solo los dibujos, por lo que la historia ya estaba aportada por el guionista. Quedaba investigar todo tipo de referencias visuales asociadas con el relato. La Guerra del Chaco sí tuvo bastantes registros fotográficos, no como otros proyectos en los que la búsqueda se hizo muy difícil por la carencia de material visual de archivo. La búsqueda fue un poco más fácil y también el guionista aportó lo que tenía. En la investigación todos los recursos son válidos, desde internet hasta los libros e imágenes de época. La búsqueda también puede ser lateral; es decir, si no existen referencias en tu país, quizá existan fotografías de otros países en la misma época, lo cual daría una idea, siquiera aproximada, del objetivo.

– ¿Tenés algún familiar que fue excombatientes? ¿Te aportó algo eso a la hora de inspirarte en tu trabajo?

– Sí. Mi tío Ramón Escudero fue a la guerra con 18 años, peleó y trabajó durante toda la contienda. Volvió después de terminada la guerra con las manos destrozadas y una pierna inútil. Era carpintero y fusilero, realizaba ambas funciones en los regimientos en que estuvo. Su odisea está plasmada en una historieta escrita y dibujada por mí, “Un carpintero en la Guerra del Chaco”. Muchas familias paraguayas quedaron marcadas para siempre por esa terrible conflagración.

– ¿Qué aporta el cómic, según ves, a las narraciones inspiradas en hechos históricos tan significativos para el país, como lo es la Guerra del Chaco?

– El cómic nació como entretenimiento y se convirtió rápidamente en un arte, pero también en un medio único con el que comunicar experiencias, en una poderosa herramienta para la transmisión de conocimientos, y en una forma efectiva, y relativamente barata, de llegar a un amplio público. El impacto producido por una historieta es diferente a la de un libro de texto, su combinación de elementos visuales y textuales, su lenguaje de secuencias, las onomatopeyas, el hecho de poder leer y releer, o fijar la mirada en alguna ilustración que haya llamado la atención, introduce el componente de lo lúdico, con que se aprende mucho más y se fijan fuertemente las emociones.

– En Epopeya hay una mirada también compartida con los artistas bolivianos, ¿qué aporta ese planteamiento al proyecto?

– Es algo que ya se había hecho en proyectos anteriores; por ejemplo, el caso de la Guerra contra la Triple Alianza, en que autores argentinos, uruguayos y brasileños han colaborado. Fue una muy buena idea incorporar la mirada de los hermanos bolivianos, el resultado produce una mayor riqueza y diversidad en el contenido.

– ¿Tenés alguna obra o artista inspirado en la guerra que te haya llamado la atención o marcado?

– Los paraguayos tenemos al Cabichuí, el periódico de guerra producido en el frente de batalla, una obra colectiva que inauguró muchos aspectos del periodismo y la ilustración en el Paraguay, y al que le hicimos homenaje con la edición de “El Cabichuí perdido” y al que recordamos todos los años el 13 de mayo, fecha establecida como el Día del Dibujante en Paraguay. Recordar que el 13 de mayo de 1867 se publicó por primera vez este asombroso periódico.

Las historietas acercan el tema a las nuevas generaciones con un lenguaje accesible y efectivo.


Mario Rubén Álvarez.
Herminio Giménez, el maestro se inspiró en la Guerra del Chaco en varias composiciones.
Otra de las historietas que relatan hechos heroicos de la guerra.

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